Alec es gay y está enamorado de su mejor amigo, hermano adoptivo y compañero de batalla, Jace. La única que sabe su secreto es Isabelle, su hermana, y ahora también Clary, la extraña mundana de la que Jace se ha encaprichado y que parece echárselo en cara al tiempo que le llama cobarde. Quizá por ese motivo Alec fue mucho más imprudente que de costumbre, y quizá por ese motivo ahora se muere, destrozado por el ataque de un demonio mayor, y con su veneno corriendo por las venas.

La aparición del brujo, Magnus Bane, puede dar un giro a la situación. No solo puede salvarle la vida sino que amenaza con trasformársela, por completo.

Tristan es frío. Ha hecho del autocontrol su forma de vida y esconde sus sentimientos tras una muralla de hielo. Para el sistema, es un oficial de Seguridad Interorbital, el hermano del dirigente de la Casa Grande de Sparta y quien controla la estación espacial de las Termópilas.

Tristan tiene otra identidad, una que reúne ejércitos en las sombras y elabora planes para derrocar gobiernos. Alistair es la mano derecha de esa identidad, la persona con la que traza los planes para controlar el mundo y que, sin proponérselo, ya controla su corazón y amenaza con derretir su muro de hielo.