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ME CUESTA TANTO OLVIDARTE por lyra

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¿Cómo le pedía que olvidara el pasado? Le debía una disculpa, ya no por haberle pegado sino por haber hecho esas acusaciones. Estaba a punto de decir algo cuando su hermano le miró fijamente y negó con la cabeza. No quería que se enfrentara a su padrastro.

-Vamos a ver a mamá-dijo Bill con firmeza.

Asintió y dirigiendo una mirada a su padrastro desapareció por la puerta tras la cual estaba su madre, dándoles la intimidad necesaria para hablar.

-Bill-le llamó Gordon una vez a solas-Déjame hablar con tu madre, le contaré lo ocurrido y que te pegué sin motivo.

-No hace falta molestarla con esto, solo darle nuestro apoyo-dijo Bill negando con la cabeza-Y tenías un buen motivo para pegarme, no debía hablaros en ese tono cuando me contasteis la buena noticia. No debí enfadarme contigo por una infantil ilusión.

-La culpa fue mía, no debí tratarte de esa manera-confesó Gordon aceptando su parte de culpa-Debí sentarme a hablar contigo, y no gritarte en mitad de la cocina.

-Le diré a mamá que ayer salí a emborracharme y metí en una pelea-dijo Bill tocándose el labio con cuidado.

-Vamos Bill, no se lo va a creer. Simone sabe perfectamente que nunca harías ninguna de las dos cosas-dijo Gordon suspirando.

Se quedaron mirando en silencio, hasta que Gordon dio el primer paso y abrazó con fuerza a su hijastro pequeño, quien cerró los ojos y se recostó contra su pecho.

-Por cierto, ¿dónde fuiste?-preguntó Gordon de repente,

-Necesitaba desahogarme-contestó Bill en un susurro.

Se separó con esfuerzo, dándole la espalda mientras se frotaba los ojos con una mano.

-Vamos a ver a tu madre-dijo Gordon señalando la puerta por la que desapareció su otro hijastro.

Bill asintió y no pudo evitar caminar deprisa, llegando incluso a correr hasta la habitación en la que se encontraba su madre, ahogando un sollozo al verla. Se paró en la puerta sin saber que hacer, pensando que su madre a lo mejor no le había perdonado por haberla hecho perder el bebé.

Pero Simone abrió los brazos en cuanto ve a su hijo pequeño y le sonrió con dulzura. Rompiendo a llorar emocionado, Bill corrió a su lado y la abrazó con fuerza, susurrando entre sollozos lo mucho que lo sentía y que nunca más iba volver a hacerla daño.

Simone solo pudo consolar a su hijo pequeño, acunándolo contra su pecho mientras le besaba el pelo.

-Prométeme que nunca más lo volverás a hacer-dijo Simone a punto de llorar también.

-Lo prometo-susurró Bill con firmeza.

“Nunca más volveré a besar a quien no debo, ni siquiera a mi propio hermano…aunque lo esté deseando…”



Se quedaron toda la mañana haciendo compañía a su madre, quien a pesar de ver el labio hinchado de su hijo pequeño no preguntó nada al ver la mirada que su marido le dirigió mientras negaba con la cabeza.

Tampoco le preguntó donde se había metido la noche anterior, en el estado en el que estaba su hijo no podía decir nada ese día, pero más adelante tendría una charla con él. Le debía una explicación, ya no solo por lo ocurrido, si no por su comportamiento anterior.

-La madre de Andreas nos ha invitado a comer, pero nos podemos quedar-explicó Tom a su madre.

-Se os ve muy cansados y aquí estoy en buenas manos-dijo Simone con una sonrisa-Aceptad la invitación y darle las gracias de mi parte. Descansad un poco y luego venís a cenad conmigo.

-No quiero dejarte-susurró Bill abrazando de nuevo a su madre.

-Bill, mamá tiene que descansar-dijo Tom frotándole la espalda.

Intercambió una mirada con su madre y asintió. Cuidaría bien de su hermano pequeño, porque era el único que tenía. Se inclinó y besándola en la mejilla se despidió de ella hasta la noche.

Bill le imitó y antes de salir logró sonreír a su padrastro. Llamaron a otro taxi y 1 hora después estaban disfrutando de la buena comida de la madre de su mejor amigo.

-No he querido molestar a vuestra madre, pero darla mis recuerdos y decidla que cuando esté en casa el haré una visita-dijo la madre de Andreas a los hermanos.

-Puede que mañana le den el alta-explicó Tom por los dos-Luego iremos a casa a ordenarla, y limpiarla….su habitación…

Nadie le pregunta el porque, solo él había visto la sangre que permanecía aún en las sábanas impresa, ni había dejado que su hermano se acercara a la habitación de sus padres.

Tras la comida pasaron al salón a descansar un rato tal y como les había ordenado su madre. Sentado en silencio en el sofá, Bill se recostó mejor para que su hermano descansara más cómodamente sobre él. Se quedó dormido a los pocos minutos, exhausto tras haber pasado la noche en vela por su culpa.

Viendo que su madre estaba ocupada en la cocina, Andreas se acercó y se arrodilló en el suelo para quedar a la altura del hermano pequeño.

-¿Le has contado lo que pasó?-susurró señalando con la cabeza a su dormido amigo.

Bill le miró fijamente y asintió con la cabeza.

-¿Y qué ha dicho?-preguntó Andreas con miedo.

-No pasó nada entre nosotros, tampoco había mucho que contar-contestó Bill en voz baja-Solo le dije que me diste el consuelo que necesitaba en esos momentos.

-Si….porque eso fue lo que pasó-murmuró Andreas incorporándose.

Había tenido toda la noche para pensar y tomar una decisión. La próxima vez que se le entregara, le haría suyo sin pensárselo. Se había dado cuenta de que no se conformaba con simples besos robados, que lo suyo iba muy en serio. Se había dado cuenta de que le amaba con todo su corazón…y que cuando estaban separados le echaba mucho de menos…

-Andreas, lo siento-se disculpó Bill al ver su expresión-Jamás debí aprovecharme de ti.

-¿Aprovecharte?-repitió Andreas sin entender.

-Si-admitió con dolor-En esos momentos me sentía mal, muy falto de cariño y tú estabas cerca. Te utilicé, buscaba en ti los abrazos que necesitaba, los besos que me eran negados…

-Entonces, entre tú y yo…-comenzó a decir tragando con esfuerzo.

-No puede haber nada porque nunca lo hubo-sentenció Bill con firmeza.

-Si…lo entiendo…-dijo Andreas dándose por vencido.

Se acercó a la ventana y se cruzó de brazos, mirando por ella la casa de frente, más en concreto la ventana del dormitorio de su antiguo amor. No podía creer que le estuviera pasando eso a él. Enamorarse de su mejor amigo de la infancia cuando menos se lo esperaba, y ser rechazado a las 24 horas porque estaba siendo utilizado.

¿Cómo poder olvidar los buenos momentos pasados? ¿Todos esos besos robados?





Regresaron a su casa cuando el mayor de los hermanos despertó al cabo de unos minutos. Mientras que el pequeño se encarga de lavar los platos del desayuno y lo que quedó de la cena de la noche anterior, el otro entró en la habitación de sus padres y se quedó en la puerta viendo el trabajo que tenía por delante.

Negó con la cabeza y se puso a quitar las sábanas viejas y poner unas limpias tratando de no pensar en lo pasado. Las hizo una bola y bajó con ellas en los brazos para meterlas en la lavadora sin que su hermano se enterara, no quería que viera la sangre seca y volviera a echarse la culpa de lo sucedido.

Atravesó la cocina como un rayo y las metió en la lavadora mientras que su hermano seguía fregando de espaldas sin inmutarse, tal vez perdido en sus pensamientos.

Sin decir nada, se puso a su lado y cogiendo un paño fue secando los platos ya lavados. Cogió los que su hermano le pasaba, hasta que al coger uno notó que no lo soltaba. Se volvió extrañado, viendo la rara expresión que lucía su hermano en la cara.

-¿Qué?-preguntó sin comprender.

-Todo comenzó así-murmuró Bill dando un paso atrás-Creí ver algo que no era y me precipité.

-Conmigo no será así-logró decir sin apartar los ojos de su hermano.

-No lo sé….ya no me fío de mis sentimientos-dijo negando con la cabeza.

-Puedes confiar en mi, tus sentimientos son los mismos que los míos-susurró Tom acercándose más.

Dejó a un lado el plato que aún tenía cogido y sin darle tiempo a reaccionar estrechó en sus brazos a su hermano y le volvió a besar.

Ahogando cualquier protesta contra los labios de su hermano, Bill se dejó besar sin poderlo impedir. Sintió como una lengua hacía presión hasta que separó los labios por la fuerza y le dejó entrar.

Subió las manos y las puso en el pecho de su hermano empujando con las pocas fuerzas que tenía, cansado de las emociones vividas y sin aliento para defenderse de un beso….un dulce y tierno beso…

Cogiendo con más fuerza a su hermano, Tom hizo más profundo el beso sin importarle sus sentimientos. Sabia que estaba confuso, pero él le haría cambiar de opinión, que viera que amarse no era malo, sino que estaban predestinado.

Le siguió besando hasta que oyó el sollozo que se escapó a su hermano. Le sintió temblar entre sus brazos y como su respiración se volvía más agitada. Dio el beso por finalizado y separando los labios le miró con ojos preocupados.

-¿Bill?-le llamó en voz baja.

-Suéltame, por favor-susurró Bill sin atreverse a mirarle.

Le obedeció de inmediato y retrocedió un paso, metiéndose las manos en los bolsillos para que viera que no se la iba a jugar de nuevo y estuviera más tranquilo.

-Bill, lo siento-se disculpó Tom en voz baja de nuevo.

-Te pedí que no me volvieras a besar-le recordó Bill entre lágrimas-Que de esa manera te perdería a ti también, y no quiero hacerlo.

-Nunca me perderás, te lo prom….

-No, sé que te perderé-le cortó Bill con firmeza-Nos besaremos, nos gustaremos y luego… ¿qué? ¿Lo haremos?

Prefirió no contestar su pregunta, pues su respuesta sería un rotundo si. Sabía que le preocupaba las consecuencias, que pensaba en ellas y no como él, que solo le besaba y disfrutaba del momento.

Entendió que su hermano tenía mucho miedo. Asintió con la cabeza y retrocedió un paso de nuevo bajando la mirada al suelo.

-Nunca más te volveré a besar-dijo Tom con esfuerzo.

Dio media vuelta y salió de la cocina, subiendo corriendo las escaleras y encerrándose a llorar en su habitación. No lo entendía, si se querían ¿por qué no podían estar juntos a pesar del que dijeran?




Vio marchar a su hermano y respiró aliviado. Sentía una opresión en el pecho, se llevó una mano a él cogiendo aire profundamente, pero no sentía alivio alguno. Pensaba que en el fondo se lo merecía, por jugar con los sentimientos de las personas que le querían.

En una tarde había roto dos corazones. Pero… ¿es que nadie veía que el suyo estaba en estado lamentable? ¿Qué ya se rompió una vez en mil pedazos y tenía miedo que volviera a pasar de nuevo?
Notas finales: Y en el próximo....y al fin último capítulo:




-¿Te has fijado en mamá y Gordon?-preguntó Tom pasando por alto la actitud de su hermano.

Negó con la cabeza, no sabía de qué le estaba hablando su hermano.

-Están como nosotros-le explicó Tom-No se miran, y si se hablan lo hacen con dureza. Ha pasado algo entre ellos y…

-Y ha sido culpa mía-terminó Bill por él la frase.

Se llevó una mano al herido labio y lo entendió de inmediato. Por mucho que le pidió a su padrastro que no dijera nada de lo que había pasado, al final se lo había contado y su madre se había disgustado.

Por su culpa estaban en ese estado, tenía que hacer algo para arreglar las cosas y que todo volviera a ser como antes.

-Tengo que solucionarlo-murmuró pasando al lado de su hermano.

-Bill-le llamó Tom antes de que abriera la puerta.

Se paró dándole la espalda, conteniendo el aliento hasta que de nuevo hablara.

-¿Lo nuestro no tiene solución?-preguntó con un hilo de voz.

-Por favor….no insistas-le pidió cerrando los ojos-Mira el daño que he hecho, ¿quieres darle a mamá otro disgusto?

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