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EN MI SILENCIO por lyra

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Se vistió con ayuda de su madre cuando una enfermera le quitó la vía y le dijo que ya se podría ir a casa. Era ya por la tarde, había pasado la hora de la comida pero no pudo probar nada. Sentía el estómago revuelto y la garganta dolorida., imposible de poder pasar algo por ella sin sentir como si se la abrieran en dos.

Se sentó en la cama al sentir que se la iba la cabeza, aún bajo los efectos de la anestesia. Dejó que su padre le atara las playeras y se puso suspirando la bufanda que había llevado, abrigando bien su dolorida garganta.

-Estos son los papeles del alta-anunció el doctor Kauffman entrando-En cuanto los firmes te podrás ir a casa.

Jörg se encargó de firmarlos, mientras que su ex mujer ayudaba a levantarse a su hijo pequeño y le ponía la cazadora.

-Yo me encargo se la bolsa-se ofreció Tom cogiéndola de inmediato.

Se la colgó del hombro y esperó en silencio mientras el médico le repetía que debía estar en silencio una semana, o mejor 10 días para asegurar una pronta recuperación.

-Gracias por todo-dijo Simone a modo de despedida-Le llamaremos si tenemos alguna duda.

Bill le sonrió con esfuerzo y poniéndose sus gafas oscuras para tapar sus adormecidos ojos dejó que le llevaran a casa casi en volandas. Su padre se quedó hasta la noche, mientras que él descansaba en su cama, en donde se tumbó nada más llegar.

Sentía todo el cuerpo dolorido, como si alguien le hubiera dado una paliza y él no se hubiera enterado. Cerró los ojos nada más que su cabeza se posó en la almohada y cayó en un profundo sueño.

No sentía nada, ni siquiera que su hermano entraba a ver que tal estaba a la media hora exacta, hasta que su madre le llamó la atención y le pidió que le dejara descansar.

Se despertó a eso de las 9, sintiéndose algo mejor incluso hambriento. No había puesto un pie en el suelo cuando la puerta se abrió y entro su hermano de nuevo.

-Dormilón, te has pasado todo el día en la cama-bromeó Tom nada más verlo.

Quiso reír también, pero una dolorosa punzada se lo impidió. Se llevó la mano a la garganta y escuchó la maldición de su hermano.

-Joder, lo siento-se disculpó de inmediato-Olvidé que me han prohibido hablarte.

Nada más escuchar sus palabras, comenzó a negar con la cabeza al mismo tiempo que sus manos cogían la libreta que ya dejara sobre la mesilla preparada junto con un lapicero y escribía en ella con rapidez.

-“Nunca me dejes de hablar”

-Es solo hasta que estés mejor-dijo Tom tras leerlo.

-“Sin ti, estos días se me harían eternos. Prométeme que nunca te irás de mi lado”

-Siempre estaré a tu lado-susurró con firmeza.

Logró esbozar una sonrisa. Esa era la promesa que siempre anheló escuchar salir de sus labios, claro que en su mente le estaba abrazando y le besaba tras hacerla, pero…tampoco podía pedir demasiado…

Dejó la libreta en la mesilla suspirando resignado y bajó a la cocina acompañado de su hermano,

-Cariño, ya te has levantado. ¿Te preparo algo? ¿Una tortilla blandita?-preguntó Simone nada más verle.

Asintió y se sentó al lado de su padre, que le miraba con gesto preocupado.

-Se te ve mala cara-dijo Jörg poniendo una mano en su frente.

Se dejó hacer, llevándose una mano a los labios. Se los notaba hinchados y se preguntaba si era normal. De hecho, tenía una extraña sensación en la boca, sobre todo en el paladar.

-Eso es porque te intubaron para operar-le explicó Gordon al verle el gesto-Mañana se habrá pasado todo, el doctor Kauffman ya nos dijo que pasarías el día algo molesto.

-Al menos no tiene fiebre-dijo Jörg asintiendo.

-Pues venga, a comer y así te recuperas antes-intervino Simone poniendo un plato delante de su hijo pequeño.

Suspiró y cogió el tenedor resignado. Cortó un pequeño pedazo que tras masticar bien tragó con dificultad. Le costaba, sentía muy hinchada y dolorida la garganta. Solo pudo comerse la mitad y beber algo de agua, hasta que negando con la cabeza retiró el plato y se cruzó de brazos.

-Paciencia-susurró Simone apretándole el brazo.

-Si no estás cansado, podíamos ver la tele un rato-le ofreció Tom sonriendo.

Suspiró de nuevo y asintió. Como le había dicho cuando despertó, llevaba todo el día metido en la cama y sentía el cuerpo dolorido. Se levantó y le siguió al salón, donde se sentaron bien juntos mientras veían en la televisión una película.

Su padre se les unió mientras que su madre y Gordon fregaban y hablaban en voz baja. Durante una pausa publicitaria, Tom cambió de canal y encontró uno de noticias, donde salía una imagen de archivo de su hermano. Hablaban de ellos, más bien de su operación. La locutora decía que ya había tenido lugar y que en esos momentos miles de fans rezaban para que se recuperara y volviera a cantar tan bien como antes.

-David redactara una nota de prensa mañana con más detalles de tu estado-le explicó Jörg.

-Eso hará mucha ilusión a las fans, solo quieren que alguien les confirme que estás realmente bien-dijo Tom sonriendo.

Le devolvió la sonrisa. Sabía a lo que se refería. Nadie, ni siquiera su familia dormiría tranquila hasta que les demostrara que ya estaba recuperado del todo. Ni siquiera él mismo….



Su padre se quedó una hora más, hasta que los ojos se le cerraban solos y su madre lo advirtió. Enseguida apagó la tele y le mandó acostarse. Se levantó con pereza del sofá, donde tan cómodo estaba recostado contra su hermano y se despidió con un abrazo de su padre.

-Mañana llamo para ver que tal has pasado la noche-le dijo Jörg tras soltarle.

Asintió y bostezando por el camino subió a su habitación seguido de su hermano, que le pisaba los talones con un gesto preocupado. Entraron y mientras que él se desnudaba y ponía un pijama, Tom le preparaba un vaso de agua y un calmante para que pasar bien la noche.

Se metió en la cama y se lo tomó tragando con esfuerzo. Se recostó en las almohadas, echándose de costado y poniendo una mano bajo la mejilla suspirando.

-Esta noche tienes que descansar, así que mejor te dejo solo-dijo Tom comenzando a levantarse.

Pero Bill le cogió de la mano y negando con la cabeza le hizo volver a sentarse a su lado. Le pidió la libreta por señas y con cansada letra le escribió un mensaje.

-“Prometiste estar siempre a mi lado”

Tom lo leyó y sonrió suspirando. Asintió y se levantó dispuesto a desnudarse, momento en que su madre entró en la habitación.

-Ya se ha tomado el calmante y me iba a acostar yo también-le explicó Tom soltándose el pelo.

-No sé si dejarle solo esta noche…-comenzó a decir Simone.

-“Está Tom”-se apresuró a escribir Bill.

-Claro, te llamaré si veo que tiene fiebre-dijo Tom con firmeza.

Simone se tuvo que dar por vencida. Sus hijos estaban acostumbrados a cuidar el uno del otro, desde que se metieron en el grupo y tuvieron que viajar miles de kilómetros lejos de ella.

Se inclinó y tras arropar mejor a su hijo pequeño le besó en la mejilla y le dio las buenas noches, repitiendo el gesto con su otro hijo.

Una vez a solas, Tom se quedó solo en boxers y se metió en la cama donde su hermano ya dormitaba. Le daba la espalda, pero no le importó. Se le acercó y le abrazó por la espalda, acomodando la cabeza en la curva de su hombro.

-Dulces sueños-murmuró dejando un beso en su cuello.

Le sintió ponerse tenso, incluso él mismo se extrañó de su impulsivo gesto. No sabía como explicarlo, pero fue echarse a su lado y hacerlo como si fuera algo habitual en ellos, como si siempre hubieran estado unidos…de esa íntima manera….

¿O era ese solo su dulce sueño?
Notas finales: Se sentía mal por lo ocurrido, aprovecharse de que su hermano estaba profundamente dormido para subirle la camiseta y pasar una mano por su suave espalda. No pudo contenerse, le vio tumbado boca abajo a su lado y sus dedos se movieron como si tuvieran vida propia.

Levantaron el borde de su camiseta y lentamente dibujaron un corazón en su espalda, hasta que le sintió estremecer y maldiciéndose por lo bajo huyó de su contacto.

-¿Estás bien?-preguntó Simone al ver que no le contestaba, con la mirada perdida en la pared de enfrente.

Temiéndose que hubiera caído enfermo también, se apresuró a ponerle una mano en la frente negando con la cabeza.

-No tienes fiebre, pensé que al dormir con tu hermano te hubiera contagiado algo-dijo retirándola.

No pudo evitar reír por lo bajo, lo único que le podía haber contagiado su hermano, era su amor, en el caso de que fuera correspondido…

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