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Enamórame por Fullbuster

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Gray Fullbuster POV


 


Me quedé llorando en el suelo de la cocina. Mis manos estaban rojas por la sangre de los cortes y aunque dolían, sé que no eran profundos, a Lyon lo que menos le interesaba ahora era tener que llevarme de nuevo al hospital, ya tenía lo que quería, que todos pensasen que me lesionaba yo mismo, que pensasen que estaba loco, que tenía cambios de humor, que estaba esquizofrénico perdido ¡puede ser que tuviera algo de razón! Porque Lyon me estaba volviendo loco.


Intenté levantarme, pero mi cuerpo no respondía, era como si mi cuerpo se hubiera relajado hasta tal punto, que era incapaz de hacer caso a mi mente pidiendo que se levantase. ¿Por qué me sentía tan débil? ¿Por qué no podía enfrentar a Lyon? ¿Por qué sólo podía llorar? Me sentía tal y como me sentí hace años, cuando Lyon convenció a todo el mundo de que estaba loco y me encerró en aquel psiquiátrico durante unos meses, me sentía de la misma forma que cuando me daban aquellas sedantes para calmarme. ¿Me estaba sedando? No podía ser, Lyon ni siquiera debería tener pastillas para sedarme, las que me daban en aquel lugar eran restringidas sólo para los enfermeros, Lyon no podía tener acceso a ellas.


Lloré, no quería volver a un sitio como aquel, bastante tuve con ir una vez, justo cuando Lyon quemó aquella fábrica y me culpó a mí ¡Casi mató a uno de los trabajadores! Pero claro… la culpa me vino directamente a mí y fui yo, el que estuvo internado en aquel centro, diciendo una y otra vez que yo no estaba enfermo, que yo no estaba loco y lo máximo que conseguía, era que siguieran sedándome a cuanto más nervioso me ponía ¡nadie me creía!


Lyon cada vez me da más miedo y su odio hacia mí crecía cada día más, así que cada vez, sentía más y más miedo de estar cerca de él. ¡Sólo quería irme! Quería volver a mi país aunque no tuviera a nadie, quería irme de aquí, alejarme de Lyon todo lo que pudiera, alejarme del dolor que me estaba provocando hacerle esto a Natsu, del dolor que aún faltaba por venir, porque Lyon haría que me odiase, haría que me despreciara, que me ignorase ¡Lyon siempre acababa saliéndose con la suya!


Escuché el ruido de los interruptores de las luces apagándose y supe, que Lyon ya se había marchado a dormir. Yo seguí allí tirado en el suelo de la cocina, sentía mis músculos cada vez más relajados, tanto… que llegó un momento en que ni los sentía, ni siquiera recuerdo cuando mis párpados se cerraron.


Noté como tocaban mi mejilla y abrí los ojos… ¡Era de día! Y veía la cara de Lyon sonriendo. Me alejé de él dándome cuenta de que se me había pasado la parálisis del cuerpo que sufrí anoche. Fruncí el rostro en una mueca de dolor, me dolían los cortes y observé que había sangre en el suelo donde me había dejado Lyon toda la noche.


~ Habrías dormido mejor en mi cama, Gray – me dijo Lyon riéndose.


~ No voy a entrar en tu cama Lyon – le comenté.


~ Eso lo veremos, sólo tienes que tocar a Natsu y serás todo mío. Venga, sé que lo estás deseando, nos lo pasaremos en grande tú y yo. Por cierto… antes de marcharte limpia el suelo, no me gusta que esté manchado con la sangre de un mugroso chucho.


Mi hermano desapareció por el pasillo y volvió trayendo un trapo para lanzármelo de mala forma. Lo cogí entre mis manos y me di cuenta al mover los brazos de que me dolían demasiado, pero tampoco me dio tiempo a pensar cuando Lyon se abalanzó sobre mí besándome, haciendo que mi cabeza se golpease contra el mueble de detrás sin dejarme apartarme más. Por suerte, se alejó rápido de mí, supongo que por el ruido de la puerta. ¡Era Natsu!


Me alegré de que fuera él, me alegré de que viniera y aunque sonreí al verle entrar, Natsu me ignoró completamente y se puso a hablar con Lyon. Me estaba empezando a odiar desde lo de ayer y esto, iría a peor. Me dolió verle así conmigo, ¿Pero qué esperaba después de lo que le había hecho? Y me encantaría poder decírselo, pero no podía, Lyon era mi tutor legal, tenía que vivir con él hasta los 21 años ¿Qué haría  Natsu? No podía hacer nada para ayudarme. Mi única solución era intentar no enfadar a Lyon demasiado, dejar que me golpease un par de veces y que se cansase, porque enfadarle sería aún peor.


No podía ahora evitar mirar a Natsu, parecía haberme olvidado por completo, hablaba con Lyon, sonreía con lo que le decía y se besaban, a mí me estaba destrozando verlos así. Dejé de mirar hacia Natsu y terminé de limpiar el suelo como Lyon me había pedido para luego levantarme a prepararme el desayuno. ¡no quería ni mirar hacia ellos! Pero me sorprendió cuando Natsu me llamó y me giré hacia él contento por dentro porque se dirigiera a mí.


~ Gray – me llamó – acuérdate de tomarte la medicación.


Aquello me cayó como un balde de agua helado encima ¡yo no estaba enfermo! Todo se lo había inventado Lyon y él se lo estaba creyendo. Había pasado un fin de semana entero conmigo, sabía como era y aún así, había creído antes a Lyon que a mí. Me enfadé, me tomé el vaso de leche de golpe y cogí mi mochila para irme a la facultad. Cuando pasé por su lado, le hablé antes de salir.


~ Tómatela tú – le dije enfadado y pude ver a Lyon sonriendo ¡Estaba consiguiendo lo que quería, que Natsu me viera como un enfermo mental, que me odiase!


 Salí a la calle más enfadado aún. Pensaba en lo que había pasado ahí dentro ¡Jamás se me había ocurrido insultar a Natsu! Pero no pude evitar contestarle mal, pero es que me había enfado mucho su forma de decirlo, tratándome como si fuera un enfermo, como si no le importara nada de mí excepto mantenerme cuerdo con una pastilla. ¡Pues si querían ver lo desequilibrado que estaba, lo verían! A partir de ahora iban a descubrir al Gray que estaban esperando. Sabía que mi hermano intentaría cualquier cosa para que me vieran como un desequilibrado, así que por lo menos, ya que iban a meterme en líos, podía yo también meter a los demás en problemas. ¡Si tanto quería Natsu ver al Gray rebelde, lo tendría!


Llegué a la facultad y busqué en primer lugar a Sting entre la gente y en cuanto le encontré, le cogí del brazo y lo llevé a parte para que nadie nos viera. Sting se sorprendió de que hoy viniera tan brusco pero luego se fijó en la venda en la parte superior de mi brazo que cubría los puntos que me habían puesto ayer.


~ ¿Qué te ha pasado? – me preguntó.


~ No preguntes – le dije – necesito que me ayudes


~ ¿A qué puedo ayudarte yo?


~ Quiero que me enseñes a defenderme.


~ ¿Defenderte? ¿Quieres que te enseñe a boxear? – me preguntó.


~ Sí – le dije – tu padre era boxeador me dijiste y a ti te he visto defenderte, enséñame.


~ Gray… no es que no quiera enseñarte… pero el boxeo no es para ti, créeme.


~ ¿Por qué?


~ Porque no quiero que te metas en ningún problema y hoy vienes muy raro, es como si buscases problemas. ¿Estás buscando problemas?


~ Qué más te da – le dije y me intenté marchar, pero Sting me cogió del brazo deteniéndome.


~ ¿Qué te pasa? – me preguntó - ¿Te ha hecho algo tú hermano? ¿Te ha hecho lo del brazo?


~ Que más da – le dije – Mi hermano siempre acaba saliéndose con la suya y ahora está arrastrando a Natsu con él.


~ Así que ya ha salido el motivo – me dijo sonriendo – estas enfadado con Natsu ¿Qué te ha hecho?


~ Pasa de mí – le dije


~ Entonces esta fase rebelde tuya… ¿es por llamar su atención?


Basicamente sí, era como pegarle un grito de socorro en grande, meterme en líos quería decir que tenía que venir por narices a sacarme del problema y más… con lo sobre protector que era Natsu. Necesitaba que me mirase, necesitaba aunque tuviera que enfadarme con él gritarle que estaba aquí, justo delante de él, que dejase de ignorarme.


Sting me revolvió el pelo antes de sonreír y empezar a caminar hacia la facultad ¿Eso era todo lo que iba a decirme? ¿No me iba a enseñar? Yo quería aprender, quería poder defenderme, quería demostrarle a esos dos lo que era meterse en líos ¡Quizá así se daba cuenta Natsu de que necesitaba ayuda! Porque me era imposible contárselo sin que Lyon se enterase de que se lo había dicho. ¡Si Natsu se enteraba por mí, sería mucho peor la convivencia con Lyon!


~ Si lo que quieres es meterte en líos… a eso puedo enseñarte – me dijo Sting de golpe – soy experto en buscarme problemas, pero créeme… el boxeo no es para ti. Si quieres llamar la atención de Natsu, creo que buscando problemas lo tienes arreglado.


Entré en la facultad y di mi clase normal ¡o lo más normal que pude! Seguía sin entender al profesor cuando hablaba y me pasé la clase pensando en Natsu y como se había comportado conmigo esta mañana. Miraba por la ventana y pensaba en eso. ¿ya no le importaba a Natsu? ¿No le importaba a nadie? Supongo que no ¿por qué tendría que importarle a alguien cuando ni siquiera mis padres me quisieron? Todos me abandonaban.


Cuando salí de clase, me crucé con Zancrow y desde luego, no me apetecía tener que verle… y menos en este momento que iba cabreado. Me detuvo cuando pasé y me empotró contra la pared, aunque esta vez no me quejé ni lloré, le pegué un puñetazo del cual empezó a sangrarle la nariz, yo me quejé de dolor ¡me acababa de destrozar la mano! Era la primera vez que le pegaba a alguien ¡El profesor que pasaba por allí al verme, fue el que me colocó la sanción disciplinaria!


El que vino, no fue mi hermano porque estaba trabajando, vino Natsu y venía enfadado ¡pero yo tampoco estaba para aguantarle!


~ ¿Qué narices te pasa a ti? – me preguntó - ¿Ahora vas metiéndote en peleas?


~ Sí, debe ser que no me he tomado la medicación y me altera los nervios – le dije cabreado


~ Gray a mí no te atrevas a hablarme en ese tono.


~ Claro… yo no puedo hablarte en este tono, pero tú puedes pasar de mí desde que alguien te ha soltado que estoy loco ¿Verdad? ¿Crees que soy un chico conflictivo? – le pregunté - ¿Enserio? Pues no te preocupes que si tanto lo deseas lo tendrás.


~ Desde luego estás para que te encierren


Aquellas palabras me dolieron y creo que Natsu se dio cuenta de lo que había dicho después de decirlas, pero ya era tarde, las había soltado y las había escuchado claramente.


~ Hazlo – le dije empezando a llorar – enciérrame Natsu, sí así te quedas más tranquilo hazlo. Total… sólo soy el chico conflictivo sin padres que salió de la calle. No le importo a nadie.


~ No seas injusto Gray, eso no es cierto, sabes que me importas.


~ No es verdad Natsu, déjame en paz, sois todos iguales, no sé porque confié en ti, eres como mi hermano, sólo queréis encerrarme en ese sitio para libraros de mí.


Me largué corriendo de allí ¡No quería ver a Natsu en este momento! Mi hermano estaba ganando otra vez, lo podía ver en los ojos de Natsu, ya no era el Gray de aquel fin de semana, me veía tal y como quería Lyon que me viera.


Detuve mi carrera cuando llegué al invernadero y me senté en uno de los bancos junto a las plantas mirando ahora mi mano. ¡Me dolía como mil demonios! Que cabeza más dura tenía ese tío, no sé si me la había roto. ¡Para una vez que le pego a alguien y me defiendo, voy y me rompo la mano!


 


 


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