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Suplicando tu amor por Fullbuster

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Deidara Uzumaki POV


 


Me desperté sobresaltado en la cama y es que no podía quitarme de la cabeza aquel suceso, aún podía sentir el peso de Itachi sobre mí., podía sentir sus besos, sus caricias. Creo que había gritado porque la puerta de mi habitación se abrió de golpe dejándome ver a Naruto asustado.


- ¿Estás bien? – me preguntó.


- Sí – le dije intentando colocar una sonrisa.


- Has gritado – me dijo.


- Lo siento, sólo ha sido una pesadilla – le comenté.


- ¿Quieres que me quede contigo un rato? – me preguntó.


- No hace falta, ve a descansar – le comenté.


- Prefiero quedarme contigo – me dijo acercándose y subiendo a la cama junto a mí.


Creí que estaría bien, que no pasaba nada, pero realmente sí me ocurrió algo, no soportaba tampoco que Naruto, mi propio hermano me tocase. Temblé cuando me pasó el brazo por encima y no supe porque me pasaba eso incluso con él.


- ¿Seguro que estás bien? – me preguntó Naruto.


- Sí – le comenté – pero podrías no pasarme el brazo, me da un poco de calor – le mentí para disimular mi temblor de que estuviera allí junto a mí.


Cuando volví a despertarme, Naruto se había marchado y casi me alegré de ello, porque últimamente no podía dejar que nadie me tocase. Para aumentar mi problema, Sasori me trajo el desayuno en una bolsa y ni siquiera pude darle un beso, no podía hacer esto, me daba miedo incluso con mi novio.


Sasori me miró extrañado cuando le giré la cara y acabó besándome en la mejilla, pero hasta eso me daba asco y no entendía cómo era posible que sintiera asco de mi novio por culpa del Uchiha. En realidad no sé si era asco o miedo, no estaba segura, pero no quería que me tocase nadie.


Desayunamos juntos, aunque esta vez en vez de sentarme en mi silla habitual a su lado, me senté en la silla de enfrente y es que cuanto más alejado mejor. Sasori me seguía mirando extrañado, como si me pasara algo y es que me pasaba. Supongo que debería disimular mejor pero no podía, bastante hacía ya en la casa del Uchiha intentando enfrentarme a mis miedos.


Me miré en el espejo del baño tras desayunar y me di cuenta de la herida de la frente, ahora parecía estar mejor. Sasori entró por el baño para preguntarme si necesitaba ayuda, pero le dije que no, no necesitaba que me tocasen.


- ¿Deidara, estás bien? – me preguntó Sasori – Déjame echar un vistazo a eso… ¿Cómo te lo hiciste?


- Me caí a la piscina – le comenté – tranquilo, estoy bien.


- Llevas raro un par de días.


- No es cierto – le dije sonriendo – estoy perfectamente, me voy a trabajar – le comenté.


- ¿No tienes ni un par de minutos para mí? – me preguntó sonriendo y en otras ocasiones le habría dicho encantado que sí, pero hoy… no quería contarle lo que me pasaba, no quería contarle lo de Itachi.


- Lo siento, llego tarde hoy.


- Pero si aún te queda un buen rato para entrar a trabajar.


- Hoy tengo muchas cosas que hacer, de verdad, lo siento.


Salí de casa cogiendo mis cosas y es que… no quería hacer esto, pero no podía estar a su lado en este momento. Caminé hasta uno de los parques cercanos a la familia Uchiha y me senté allí un rato en uno de los columpios a los que venía con Naruto cuando era pequeño y lloré. No podía parar de llorar y aunque alguna persona me miró… a mí me dio igual, sólo quería llorar, estar a solas. Me sentía demasiado mal con Sasori, no se merecía esto.


Estaba allí sentado llorando cuando sentí una mano en mi hombro y me tensé, me tensé tanto que aparté con brusquedad la mano y me levanté del columpio alejándome. Cuando me giré a ver quién era, me sorprendió ver a Itachi allí y eso me asustaba aún más.


- ¿Qué haces aquí a estas horas? – me preguntó Itachi


- Ir a trabajar – le contesté – y me voy ya.


- Ey Deidara – me llamó e intentó cogerme la mano para que me detuviera, pero aparté la mano de la suya antes de que pudiera cogerme.


- No me toques – casi le grité y se sorprendió.


- Lo siento – me dijo - ¿Estás bien?


- Perfectamente.


- No lo pareces – me dijo.


- ¿No me digas? – le dije enfadado – me voy a trabajar, nos vemos en otro momento.


- ¿Está así por mi culpa? – me preguntó cuando ya había caminado un par de pasos y me detuve de golpe – Creía que me habías perdonado.


- Una cosa es perdonarte Itachi, porque trabajo para ti y no puedo enfadarme si quiero mantener el trabajo y otra muy distinta, es que olvide lo que me hiciste. No puedo olvidarlo, no quiero que me toques.


- Te prometí no volver a tocarte hasta que me lo pidieses


- No voy a pedírtelo ¿No lo entiendes? No puedo dormir sin tener pesadillas contigo, no puedo tocar a mi novio y no he podido dejar ni siquiera que mi hermano me abrace. ¿Cómo quieres que te lo vaya a pedir a ti? Lárgate con tu novia Uchiha, porque no soporto verte.


- Eso es mentira, hiciste pucheros al verme en la fiesta.


- Más quisieras – le comenté - ¿Te paraste a pensar que no eres el único en la fiesta? Sasuke estaba detrás de ti y se estaba aburriendo, por eso le puse pucheros, para que sonriera un rato ¿Por qué siempre crees que todo gira en torno a ti? Déjame en paz, ya me has destrozado bastante la vida.


Empecé a caminar alejándome de Itachi porque bastante tenía que fingir que todo estaba bien cuando trabajaba dentro de su casa, no podía fingir también fuera, le odiaba con todo mi ser y sin embargo, algo muy pero muy en el fondo, seguía recordando sus primeros besos dulces y pausados, aquellos que me habían llegado a confundir con mis sentimientos, pero recordar la violación, me hacía volver a mi realidad, sólo era eso, un niño rico que creía poder tener todo lo que se proponía aunque fuera a la fuerza, le daba igual destrozar a la gente, sus sentimientos o sus vidas siempre que él… consiguiera lo que quería.


Llegué a la mansión Uchiha y prácticamente todo estaba desierto, porque aunque hoy era sábado, a mí me tocaba trabajar y al cabeza de familia también. Como Itachi no estaba, supuse que Sasuke estaría durmiendo aún en su habitación.


Leí la lista de las tareas y como siempre, tardé demasiado tiempo en leer todo, tanto, que Sasuke me pilló cuando bajó, preparando aún los desayunos y es que hoy, quise hacerle tortitas para desayunar. A Sasuke le encantaban. Cuando me vio preparándolas, se sentó en uno de los taburetes de la cocina y esperó con una sonrisa a que le sirviera.


- Toma Sasuke – le dije colocándole el plato delante.


- Dei… ¿Puedo hacerte una pregunta personal? – me preguntó.


- Sí claro


- ¿Cómo supiste que eras gay? – aquello me pilló de sorpresa.


- No lo sé, supongo que sólo ocurrió. Conocí a Sasori y nos hicimos amigos enseguida. Él estudiaba y trabajaba, yo sólo podía trabajar, pero cuando podíamos siempre quedábamos a tomar algo y no sé… supongo que una cosa llevó a la otra.


- ¿Te enamoraste de él?


Aquella pregunta si me sorprendió aún más, porque realmente… no sé lo que era estar enamorado, cuando era más joven creía que sí, pero tras aquel confuso beso con Itachi, ahora lo dudaba, así que no sabía exactamente lo que era amor.


- No lo sé – le respondí con sinceridad.


- ¿Qué es para ti un riesgo? – me preguntó ahora


- ¿A qué vienen todas estas preguntas? – le sonreí


- En clase me han mandado un trabajo, tengo que redactar que es para mí un riesgo.


- ¿Un riesgo? – pensé en Itachi, pensé en la vida, porque desde luego la mía era un riesgo de por sí – Un riesgo es aquello que implica una posibilidad de peligro o un cambio radical de tu actual vida, algo para lo que tienes que sopesar las posibilidades de éxito y tienes que asumirlo sólo cuando tienes un cierto control sobre el resultado – le dije.


- ¿Has tenido algún riesgo? – me preguntó ahora.


- Sí, alguno – le comenté


- ¿Cómo cuales?


- Riesgo de perder la casa si perdía el trabajo, riesgo cuando tienes que cuidar de tu hermano tan pequeño, riesgo de la gente que se aprovecha de ti, no sé Sasuke, hay muchos riesgos, seguro que tienes alguno para poner.


- Riesgo a ser rechazado – me dijo – tengo riesgo con mi equipo de baloncesto constantemente, porque ellos implican peligro para mí y sopesé muy bien mis posibilidades, estando solo no puedo controlar la situación, así que es un riesgo que no puedo asumir.


- ¿Vas a poner eso en el trabajo?


- No – me dijo – no quiero que todo el mundo se entere de esto, me intentaré algo – me sonrió.


Mientras él desayunaba, me puse a leer de nuevo la lista para saber qué más cosas tenía que hacer, creo que Sasuke se dio cuenta de mi problema, porque él era muy listo, no se le escapaba nada.


Puedo enseñarte a leer – me dijo – no quiero decir que no sepas, está claro que sabes leer, pero lo haces lento y te quedas trabado, yo puedo enseñarte a leer fluido en vez de cómo un niño de siete años y te prometo que nadie se enterará – me comentó comiendo un bocado de su tortita.


- ¿Enserio me ayudarías?


- Sí, pásate cuando acabes las tareas por mi cuarto y te ayudo.


- ¿No te supondrá un problema?


- Para nada, además, quiero ser profesor, me vendrá genial practicar – me dijo sonriendo – te aseguro que si puedo enseñar al cazurro de tu hermano, puedo enseñarte a ti a leer. No será tan complicado, lo complicado es intentar enseñar a Naruto la biología y el resto de asignaturas, es estresante y agobiante.


Sonreí porque es verdad que mi hermano era un caso perdido para estudiar, le costaba mucho aprender las cosas y no era precisamente el que mejor notas sacaba, iba aprobando por los pelos siempre, aunque me sorprendí cuando me enteré de que Sasuke le estaba ayudando. Creo que estos dos acabarían llevándose muy bien, eran buenos amigos aunque estuvieran siempre quejándose el uno del otro.


 


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