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Suplicando tu amor por Fullbuster

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Sasuke Uchiha POV


 


Miré a mi padre fijamente mientras movía las llaves de casa en mi mano intentando calmarme, porque el simple hecho de que mi padre estuviera allí, no significaba nada bueno y menos si encima… decía mi nombre ¿Se habría enterado? Era muy posible, porque jugaba al golf con el padre de Hidan y Sakura.


Intenté disculparme al verle que caminaba hacia mí pero ni tiempo me dio cuando recibí la bofetada. Los gritos que dio preguntándome como había sido capaz de hacerle algo así a nuestra familia debieron escucharse por toda la casa, porque bajó mi hermano en pijama a ver qué es lo que ocurría, claro que no sé si era muy bueno que él bajase, porque la bronca ahora… la compartimos ambos.


- ¿Creéis que podéis jugar conmigo o qué? Sois unos desagradecidos, con todo lo que he hecho por esta familia ¿Os ha faltado algo alguna vez? – nos preguntó.


- No – dijo mi hermano muy seguro


- Que estuvieras más en casa y fueras algo más cariñoso – le dije llevándome otra bofetada y no me llevé la segunda porque mi hermano le paró el brazo.


- Déjalo ya – le pidió Itachi


- Si estabas enfermo podías habérmelo dicho – se quejó mi padre y me cabreé cuando entendí de qué iba todo esto.


- Yo no estoy enfermo, soy así – le dije


- ¿Cómo vas a ser maricón? – me preguntó enfadado – ahora mismo cogeré vez con un psiquiatra para que remedie esto.


- ¿Te crees que esto se remedia? ¿Qué puedes simplemente decir que no quieres un hijo maricón y salirte con la tuya? – le pregunté – lo siento mucho por ti papá, pero soy así, esto es lo que quiero y soy feliz tal y como estoy ahora mismo.


- No seas idiota Sasuke – me dijo – En la familia Uchiha no hay maricones, así que sube ahora mismo a tu cuarto a cambiarte, no quiero imaginarme ni de dónde vienes con esa pinta.


- De un concierto – le dije – pero lo sabrías si pasarás algo de tiempo en casa con tus hijos, aunque discúlpame… no tienes hijos, tienes negocios. ¿Por qué no te casas tú con Konan si tanto te interesa? – le pregunté y por poco me estrangula mi padre.


Menos mal que Itachi le sostuvo para que no viniera a por mí, porque hasta veía la vena de su cuello a punto de estallar de la rabia que tenía en ese momento. Itachi me pidió varias veces que me callase, pero es que si él estaba enfadado, yo más, al fin y al cabo, él era quien pasaba de nosotros siempre, el que pensaba que por vestirnos y darnos de comer teníamos la obligación de hacer lo que él quisiera, pensaba que todo se arreglaba con dinero y yo sólo quería que estuviera en casa, que fuera un padre normal, que jugase con nosotros, que entendiera que me gustaba un chico, que se diera cuenta… de que mi felicidad era Naruto.


- Encima tengo que enterarme por uno de mis socios – me recriminó - ¿Sabes la vergüenza que me has hecho pasar?


- Yo no tengo la culpa de la familia Haruno sean una panda de cotillas, deberían primero mirar lo que tienen dentro de su familia antes que venir a cuchichear sobre mí.


- Niño malcriado – me insultó – Te prohíbo que veas a ese chico – me amenazó.


- No puedes prohibírmelo, es mi novio y lo veré cuando me dé la gana.


- ¿Ese pobretón tu novio? – Se cachondeó – no me hagas reír Sasuke, sabes perfectamente que Sakura era la chica perfecta para ti.


- Y para medio instituto – le dije – es la mayor golfa de todas, se ha acostado con más de la mitad del instituto


- No hables así de ella jovencito – me ordenó – es una chica respetable, no como tú que a saber que habrás hecho ya con ese pobretón. ¿No te habrás dejado verdad? – me preguntó – a un Uchiha nadie se la mete ¿Te ha quedado claro?


- ¿Qué? ¿Ahora tengo que contarte mi vida privada? – le pregunté sin poder creérmelo.


- ¿Te la ha metido? – Me preguntó atónito mientras mi hermano pedía que nos calmásemos – ¿Has dejado que un chico como ese te folle? eres la vergüenza de esta familia, sabes muy bien que un Uchiha siempre es el que domina, no puedo creerme que te hayas dejado… A partir de ahora se acabaron tus salidas, vete a tu cuarto porque no quiero que vuelvas a salir de allí a excepción de ir al psiquiatra ¿Te queda claro?


Fui a contestar pero al ver a Itachi hacerme un gesto de que me callase por el momento y obedeciera, así lo hice largándome a la habitación. Mi hermano se quedó un rato allí abajo intentando calmar a mi padre mientras yo daba vueltas a la habitación, de verdad que me desesperaba mi padre y encima se había enterado por culpa de esa golfa que no podía mantener la boca cerrada. Sakura me conocía demasiado bien como para saber dónde golpearme y mi gran debilidad era mi padre y su mente cerrada, necesitaba a los hijos perfectos.


Supongo que no era todo esto lo que más me fastidiaba, era la idea de que hubiera soltado tan tranquilo aquello de que no podía dejar que me dieran a mí ¿Por qué tenía que ser yo quien penetrara a alguien y no al contrario? ¿Y si me gustaba más cuando Naruto dominaba? Eso no parecía importarle mucho a mi padre, lo único que le importaba… “es que a un Uchiha jamás le daban” claro… ahora era yo la oveja negra de la familia, sería el primero que disfrutaba siendo penetrado en vez de ser a la inversa.


Itachi entró por mi cuarto y por la cara que traía, significaba que no venía con buenas noticias. Cerró la puerta tras él y esperó unos segundos como si buscara las palabras adecuadas.


- Seré muy claro Sasuke, está muy enfadado con todo esto, quiere llevarte fuera del país.


- ¿Qué? – le pregunté incrédulo.


- Piensa que has deshonrado el apellido Uchiha dejándote…


- ¿Dejándome dar por culo? – le pregunté muy bruto.


-  Sasuke por dios… cuida el lenguaje – me dijo – Nos han dado una educación, no digas esas burradas, pareces… eso ha sido muy burdo – me dijo como si no encontrara las palabras adecuadas - pero sí, a eso me refería y la verdad… a mí también me cuesta un poco hacerme a la idea, no me lo repitas – me aclaró – me cuesta ver a mi hermanito… así.


- Eres igual que papá con ese tema.


- No, a mí no me compares con él, yo sólo he dicho que me cuesta ver eso, creía que tú eras… Dios Sasuke eres un mandón, creía que eras tú quien se la metería a él, no que dejarías… Da igual déjalo, no quiero tener que imaginarme eso. Enserio Sasuke, papá está cabreadísimo, para él ahora mismo te has pasado cincuenta pueblos.


- No puede mandarme al extranjero por esto.


- Créeme que está mirando vuelos ya. De momento te ha concertado una cita con el psiquiatra – me dijo – para esta tarde.


- ¿Va enserio? ¿Se cree que puede “curar” lo que soy? – le pregunté – tú lo sabes tan bien como yo, te gusta un chico, me lo dijiste, esto no se cura, lo que siento por él es real.


- Lo sé, pero ya conoces a papá, no acepta tonalidades grises, es o blanco o negro, y tú has pasado del hijo perfecto… a la oveja negra en unos segundos – me dijo muy claro.


- Soy feliz con él, dejaría que me la metiera siempre que quisiera – le dije muy convencido.


- Vale, deja de decir eso – me dijo – me cuesta ver a mi hermano pequeño así y en este momento sería capaz de partirle la cara al desgraciado ese y me estoy conteniendo por ti, porque sé que me odiarías si lo hiciera – me dijo muy serio y aunque quería enfadarme con él por sus palabras, no podía, porque era mi hermano y sé que sólo quería protegerme, en realidad hasta me resultaba tierno que dijera aquello, porque se preocupaba por mí.


Me lancé a abrazarle y es que no podía evitarlo, me encantaba mi hermano, había vuelto a ser el Itachi que yo recordaba cuando era pequeño, el que siempre estaba a mi lado, el que siempre me apoyaba y ayudaba, el que se preocupaba por mí. Itachi se quedó paralizado unos segundos sin saber muy bien por qué le estaba abrazando, pero acabó correspondiendo el abrazo.


- Te quiero Itachi – le dije – pero no dejes que me lleven fuera, por favor.


- Yo también te quiero Sasuke, y créeme que lo estoy intentando, pero has soltado muchas cosas ahí fuera. Si te hubieras callado quizá el castigo sería el psiquiatra y estar encerrado en tu cuarto en vez de mandarte fuera.


Aquella tarde me tocó ir al psiquiatra que mi padre eligió, porque encima era un viejo amigo suyo, es decir… que era igualito que mi padre, igual de cabezón en que estaba enfermo y no estaba enfermo, era gay, no había otra explicación, me gustaba un chico y me gustaba hacerlo con Naruto ¿Era eso un crimen? ¿Tanto le costaba a mi padre aceptar que deseaba y era feliz al lado de Naruto? A mí me daba igual si era pobre o no, le quería a él y sólo a él.


Me senté en el sofá frente al psiquiatra y mi padre le soltó todas las cosas que sabía, hasta como había dejado que Naruto me penetrase. Ambos ponían caras extrañas y el psiquiatra no paraba de escribir en su libreta, aunque yo no había abierto aún la boca.


- Bueno Sasuke… Cuéntame ¿Por qué dejaste que hiciera eso contigo? – preguntó como si no quisiera decir exactamente que había dejado que me penetrasen.


- ¿Usted se ha enamorado alguna vez? – le pregunté al psiquiatra y él afirmó.


- ¿Pero enamorarse de verdad? ¿De esos amores por los que harías cualquier cosa? – él psiquiatra me miró esperando – yo si, por él haría lo que fuera y no me arrepiento de nada, fue el mejor sexo de mi vida – claro que era el mejor de mi vida… fue mi primera vez, no tenía nada con qué comparar, pero ellos eso no lo sabían, así que me marqué el farol.


- Ve lo que le digo doctor – dijo mi padre – está descontrolado


- Sasuke… ¿No ves que eso está mal? – me preguntó.


- ¿Está mal? ¿El qué? ¿Disfrutar del sexo? ¿No disfruta usted del sexo? Porque entonces me da algo de lástima, quizá debería probar lo mismo que hago yo – le dije sonriendo y mi padre me miró mal, supongo que porque me estaba comportando como un crío burdo de barrio, tal y como intentó decirme Itachi antes. ¿Sabe lo que le ocurre a mi padre? No acepta que sea pobre, porque si fuera rico, ya habría planeado mi boca con él para ganar dinero a mi costa, pero claro… no puede permitir que un chico pobre me la meta, aunque sí me vendería a uno rico y dejaría que me la metiera tantas veces quisiera.


Mi padre me miró sorprendido, pero ambos sabíamos que tenía razón, si Naruto hubiera sido beneficioso para sus intereses, mi padre sería el primero en hacer un negocio con él, como si hubiera tenido que aguantarme él mismo para que me la metiera más fácil, pero claro… era pobre y estaba deshonrando a su hijo ¡Esto parecía un circo! Pero a mí me seguía preocupando que quisiera llevarme fuera, porque no quería separarme de Naruto.


 


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