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Suplicando tu amor por Fullbuster

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Konan POV


 


Itachi últimamente estaba muy raro, ya casi no salía con nosotros y cuando lo hacía… se sentaba y mantenía su tenso silencio como si no estuviera de acuerdo en la mayoría de cosas de las que hablábamos. También es verdad, que su relación con su hermano había cambiado mucho y a mí no me convenía nada, porque Sasuke tenía una mentalidad completamente opuesta a la nuestra y no quería que mi novio pudiera verse influenciado por esas ideas del pequeño.


Una de las cosas que más llamó mi atención, fue cuando Itachi se lanzó a la piscina al rescate de aquel criado ¡Como si no hubiera más gente en la fiesta para rescatarle! ¿Por qué narices fue él quien se lanzó a la piscina! Pero no contento con eso, es que hasta le salvó de la humillación que le habíamos programado, queríamos que leyese en público y se quedase atragantado allí arriba del escenario, pero no, tuvo que ir mi “bondadoso” novio a ayudarle ¿Desde cuándo se comportaba como el buen samaritano? Él era como yo, siempre saliéndonos con la nuestra ¿Por qué cambiaba ahora? No entendía nada.


Iba hacia su casa, ya estaba casi en la puerta principal cuando me fijé que Itachi estaba sentado en las escaleras principales al otro lado del jardín y parecía esperar a alguien ¡Y claro que esperaba a alguien! Al criado que llegaba en ese momento y por el cual, se levantó rapidísimo saludándole, aunque el criado parecía no querer estar muy cerca de él.


¿Desde cuándo Itachi hablaba con los criados? Mejor dicho… ¿Desde cuándo esperaba a los criados para hablar de algo? Aquí ocurría algo y tenía claro, que ese pobretón del criado intentaba arrebatarme a mi novio, seguramente para hacerse con su fortuna mientras el imbécil de mi novio no se daba cuenta de sus intenciones.


Entré por la puerta de fuera y crucé el jardín de camino hacia mi novio. Pasé al lado del criado golpeándole el hombro con fuerza mientras me acercaba a mi novio para besarle con pasión. La verdad es que fue divertido ver caer al criado dentro del recinto de las petunias, aunque claro, no dijo nada. Se levantó del suelo sacudiéndose la tierra y entró por la puerta para empezar con sus labores ¡Creo que no me miró muy bien cuando entró! Pero no me diría nada, al menos mientras quisiera conservar su trabajo.


- ¿Por qué has hecho eso? – me preguntó Itachi.


- Lo siento, fue un accidente, tendré más cuidado la próxima vez, lo prometo – le dije colocando mi cara de niña buena.


Entré por la casa y me encontré al criado ese leyendo la lista de los quehaceres de la casa para ponerse a hacer cosas, claro que yo no estaba dispuesta a hacerle el trabajo fácil hoy. Iba a comprobar hasta que punto… ese criado estaba interesado en mi novio.


- Oye tú – le llamé, porque ni siquiera me acordaba de su nombre ¡como para acordarme del nombre de un pobre sirviente! – Ve a la tintorería a recoger mi traje de noche – le pedí y me miró extrañado mientras yo buscaba el ticket en la cartera para dárselo. Cuando vi que iba a cogerlo, no solté el ticket pero aproveché para susurrarle – y haz el favor de tardar, no quiero interrupciones en un tiempo, ya me entiendes – le dije guiñándole un ojo dándole a entender que iba a acostarme con Itachi.


- Claro – me dijo cogiendo el ticket de la tintorería y saliendo de la cocina.


Itachi entraba en ese momento y se chocó contra el rubio mirándole como nunca me había mirado a mí, puede que estuviera confundiéndome, puede que no fuera el rubio el que estaba interesado en mi novio, puede que fuera al contrario… entonces no tenía un problema, tenía un serio problema, porque al criado podía controlarlo, pero a mi novio no.


- ¿Dónde vas Dei? – le preguntó y me extrañó que se tomase tantas confianzas como para llamarle por su diminutivo, ni siquiera su nombre, estaba utilizando el maldito diminutivo.


- A la tintorería – le dijo – páselo bien señor – fue lo último que dijo antes de salir.


- ¿Ha dicho a la tintorería? – me preguntó - ¿Por qué va a la tintorería?


- No lo sé – le aclaré – habrá leído mal algo de su lista.


Intenté humillarle un poco, a ver si así salía de los ojos de Itachi, porque la forma en que lo miró, sabía perfectamente que Itachi le miraba con cariño y dulzura, se estaba preocupando por ese idiota ¿Qué veía en el pobretón? Ni siquiera tenía estudios, no sabía nada de la vida, no era más que un trapo con el que limpiar el suelo.


Pero no era todo eso lo que más me fastidiaba, sino el hecho de que Itachi pudiera sentir algo por un chico ¡dios era un chico! ¿Qué le pasaba a mi novio últimamente? Lo único que me faltaba era que se volviera gay por ese rubio de tres al cuarto. Esto tenía que comprobarlo seriamente, tenía que demostrarme a mí misma que era mi imaginación la que me causaba estas alucinaciones, porque a Itachi no podía gustarle alguien de su mismo sexo.


Itachi se sentó en el sofá y aproveché para apoyarme sobre el respaldo y besarle el cuello con dulzura, aunque no esperé que se echara hacia delante y casi me cayese hacia el asiento por la brusquedad en la que se apartó. ¡Creo que le gustaba ese criado! Decidí volver a intentarlo una vez más para asegurarme y di la vuelta al sofá para acercarme hasta él y sentarme encima de sus piernas besándole, pero me giró la cara.


- ¿Qué narices te pasa? – le pregunté enfadada ya


- No me apetece hoy, lo siento – me dijo


- ¿No te apetece o es que te calienta demasiado el criado? – le pregunté


- ¿Qué te pasa a ti? ¿Ahora estás celosa del criado? Sabes que voy a casarme contigo


- ¿Te casas conmigo y te follarás al criado? – le pregunté.


- Pues mira puede – me dijo enfadado – si no dejas de agobiarme puede que lo haga ¿Qué narices te pasa hoy?


- Lo que me pasa es que no te excito tanto como él.


- Eso no tiene nada que ver con el criado, no siento nada por ti ¿Es lo que querías escuchar? – me preguntó y aluciné con su declaración – no te quiero, pero ya lo sabías ¿Verdad? Tu padre lo planteó todo para que me casara contigo, pues estupendo, me atrapaste, pero no puedes obligarme a quererte, tenemos un problema sí, pero no tiene nada que ver con el criado. Me voy a mi cuarto, puedes quedarte o marcharte, me da lo mismo mientras me dejes estar solo.


- ¿Así que a partir de ahora tampoco hablas conmigo? – le pregunté – parece que prefieras hablar con el criado.


- Pues mira sí – me dijo – prefiero hablar con él, al menos está calladito y sabe escuchar, tú sólo sabes criticar y quejarte – me dijo – Además, entiende a mi hermano y eso es más de lo que has hecho tú por él, porque no has intentado ni una sola vez, llevarte bien con Sasuke y sabes que es importante para mí.


- ¿Quieres que me lleve bien con tu hermano? Si es lo que quieres lo haré.


- No, lo que quería era que te preocupases un poco sobre las cosas que a mí me interesan, si te preocupases por mí habrías intentado acercarte un poco a las cosas que quiero, como mi hermano. Pero sólo piensas en ti, nunca te fijas en lo que quiero yo.


Itachi se largó a su habitación y la verdad… es que en algo tenía razón, no había tenido interés en sus cosas, pero es que él quería vivir fuera de la ciudad ¿Estaba loco? Vivir allí alejado de todo, entre plantas, árboles y sin centros comerciales… no podía vivir allí, yo necesitaba estar en mi casa, en la ciudad, estar con mis amigos, poder salir a la calle y caminar hasta un bar. Pero Itachi quería salir de la puerta de su casa y oler las uvas esas horribles. Para el negocio era fantástico, pero de ahí a vivir allí, ni hablar. “Viñedos Akatsuki” ni siquiera el nombre me gustaba ¿Cómo iba a querer vivir allí? Lo único bueno que salía de allí, era el maravilloso y carísimo vino que vendían.


Deidara volvía ahora de la tintorería y no había tardado mucho, creo que no quería dejarme mucho tiempo a solas con Itachi, a mí me daba la sensación de que ese rubio, sentía algo por mi novio y no podía soportarlo. Le vi dejar el vestido encima de una de las sillas y le llamé desde la biblioteca donde ahora me encontraba, no tardó en venir.


- Podrías alcanzarme aquel libro – le dije sonriendo mientras señalaba el más alto que vi.


- Claro – me dijo cogiendo la escalera de madera y subiendo a ella para alcanzarme el libro, claro que cuando estaba arriba casi tocando el libro, le pegué una patada a la escalera haciendo que Deidara se cayera.


Itachi se asomó por una de las ventanas del piso superior y bajó corriendo al ver al rubio en el suelo retorciéndose del dolor mientras se agarraba el estómago. La verdad es que también me había asustado un poco, creí que sólo se daría un buen susto, pero no se movía del suelo, estaba revolviéndose en el suelo. Itachi apareció de golpe aquí agachándose donde estaba el rubio y pasando de mí.


- ¿Estás bien? – le preguntó pasando el brazo bajo su nuca para mirarle.


- Me duele – le dijo casi llorando


-¿Qué ha pasado?


- Estaba cogiendo un libro que le había pedido cuando se cayó – le dije


- ¿Dónde te duele? – le preguntó Itachi.


- El abdomen


- Voy a cogerte y te llevaré al sofá ¿De acuerdo? – le comentó.


- Vale – fue lo único que le respondió antes de ver a mi novio cargar al rubio y dejarlo en el sofá, aunque ahora parecía tener mejor cara.


- Voy a llamar a un médico – comentó mi novio.


- No – dijo Deidara cogiéndole del brazo – por favor, ya estoy mejor, te lo prometo.


- Vale – le comentó Itachi – pero descansa hoy. Te llevaré a casa.


 


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