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Enamórame por Fullbuster

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Gray Fullbuster POV


 


Desde luego que no entendía a Natsu, tan pronto hacía bromitas como se enfadaba y es que desde que me casé, no quería ni tocarme, decía que era un hombre casado y debía respetar a mi mujer ¡Sería imbécil! yo que me moría por una buena dosis de sexo con él después del calentón del bar y me dejaba así, era un completo capullo. ¿Qué no entendía de que todo era una farsa? Un montaje… vale, el matrimonio era real y teníamos los papeles, pero ya habíamos pedido también el divorcio… ¿Por qué no quería tocarme? Si estaba viviendo con él en vez de con mi “esposa”. No entendía que para unas cosas sí como vivir con él y para otras no, como el sexo.


~ ¿Se puede saber qué te ocurre? – le pregunté.


~ A mí nada – me dijo – salvo que me he vuelto el amante de un hombre casado – se quejó


~ Es una farsa Natsu – le grité – pero si mañana me traen los papeles de divorcio – le dije.


~ Pues hasta que no estés divorciado, nada de nada – me dijo metiéndose en la cama y me cabreé, me cabreé mucho y creo… que le tenía que dar las gracias a Jellal por enseñarme a imponer mi carácter.


Fui a la cocina a buscar la escoba y volví a la habitación gritándole que saliera de la cama mientras pegaba escobazos en el colchón. ¡Anda que no salió rápido de la cama ni nada! claro que se quejó.


~ ¿Qué narices haces?


~ Dormir en mi cama – le dije – lárgate al sofá


~ Es mi cama.


~ De eso nada, ¿No eras el amante? Pues a la calle, puedes dormir en el sofá porque éste hombre casado no va a dormir con su amante.


~ Estás loco.


~ No, tú estás loco, podías haberme tenido en la cama pero no has querido… pues largo, ahora no quiero yo.


~ Gray relájate y hablemos


~ No tengo nada que hablar contigo, fuera de mi cuarto, ahora. – le grité y cuando me vio levantar de nuevo la escoba salió corriendo al sofá.


Esa noche dormí solo, si es que se puede decir que dormí algo, porque vale que me hubiera casado con Juvia, pero para conseguir la empresa, ya era mía, sólo faltaba divorciarnos, era el plan perfecto, pero Natsu no entendía o no quería entender lo que ocurría. De verdad que era un cazurro cuando se le metía una idea en la cabeza. Me habría gustado mucho tener su apoyo hoy, pero no lo tuve, claro… él era siempre así, tenía que ser lo que él dijera y era buena persona, pero era un maldito cabezón.


Me acerqué a la cocina casi en silencio para beber un vaso de agua cuando vi a Natsu tapado con una fina sábana en el sofá temblando de frío y es que hoy hacía frío. Miré por la ventana y estaba lloviendo, normal, ya cuando habíamos salido del bar parecía que lo haría. Estaba cayendo una buena tormenta, podía ver hasta los relámpagos iluminarse en el cielo y me dio un poco de pena Natsu allí pasando frío con esa sábana que no tapaba casi nada.


Entré por la habitación y saqué una de las mantas más gordas para colocársela por encima tapándole. No tardó ni dos segundos en agarrarla fuertemente y taparse él mismo ¡de verdad que era como un niño pequeño! Puestos a jugar… quizá podía jugar yo también un poco con él.


Busqué en el congelador unos cubos de hielo y los saqué metiéndolos en un cuenco de plástico para ir hasta donde estaba Natsu durmiendo. Aún podía ver la tormenta fuera, pero Natsu no se despertaba ni con el ruido de los rayos, estaba completamente dormido. ¡Este se despertaría como que yo me llamaba Gray Fullbuster! ¿No quería hacerlo conmigo hoy? Pues lo haría por mis santas narices, esta vez mandaba yo, estaba un poco cansado de sus tonterías.


Moví la manta levemente y cogí uno de los trozos más pequeños de hielo metiéndolo en mi boca para luego bajar la cabeza hasta su pantalón y desabrocharlo con cuidado sacando su miembro al descubierto. Se movió un poco al sentir, incluso creo que había jadeado al sentir que le tocaban su zona más íntima, pero me dio igual, lo metí de golpe en mi boca y claro que se despertó, para encontrarme a mí comiéndome su miembro. Jadeó un par de veces antes de poder hablar.


~ ¿Gray? – Me preguntó - ¿Qué haces? ¿Sabes que tienes la boca congelada, no? – me preguntó y metí su miembro hasta el fondo haciéndole gemir entre el placer y el frío – oh… joder Gray.


Natsu vio el hielo en el cuenco de la mesa y adivinó enseguida lo que pretendía, quería excitarle, ¿No estaba claro eso? Iba a ponerle a mil por hora, todo con tal de que tuviera que follarse a un hombre casado, porque me negaba a que me dejara con el calentón del bar, yo quería sexo y lo quería ahora.


~ Si quieres jugar, jugaremos Gray – me dijo mientras veía como cogía él un trozo de hielo entre sus manos y lo resbalaba por mi espalda desnuda.


Me quejé por el frío e intenté apartar un poco la espalda de él sin dejar de meterme su miembro en mi boca mientras le escuchaba jadear casi como un loco por el placer que estaba sintiendo.


Acabó dejando el hielo de nuevo en el cuenco y se relajó, momento que aproveché para sacar el hielo de mi boca dejándolo en la mesa y volver a meter su miembro en mi fría boca. Natsu cogió mi cabeza con fuerza y presionó hasta el fondo gimiendo desesperadamente y es que… creo que como siguiera así, Natsu acabaría corriéndose en mi boca.


Le vi morderse el labio sensualmente cuando levanté la cabeza intentando evitar que salieran más gemidos, pero al levantarme yo, se lanzó encima de mí tumbándome y besándome con pasión ¡Desde luego éste era el Natsu que yo conocía! El impulsivo que no soportaba quedarse ni un día sin tener sexo conmigo.


Le vi coger un trozo de hielo y metérselo en la boca mientras acababa inmovilizándome las manos y bajando a mi pecho restregando el hielo por él. Gemí y es que daba un placer inmenso a la vez que notaba lo frío que estaba. Lo pasó por mis pezones y me puso la piel de gallina ¡joder que estaba congelado! Natsu sonrió cuando le insulté y es que esperaba que estuviera frío, pero no tanto, ahora entendía su queja de antes, aún así, me gustaba el juego, me gustaba que Natsu hubiera entrado a jugar conmigo.


Le escuché morder el hielo que ya debía ser muy pequeño el trozo y me besó con pasión haciéndome sentir esa sensación de frío en mi boca, ¡Creo que podía aficionarme a los besos fríos! No quiso soltarme ni siquiera cuando bajó a mi miembro, lamiendo mis genitales con aquella boca tan fría que tenía ahora y me encantó, me gustaba el cambio de la temperatura.


Sus dedos empezaron a entrar en mí mientras seguía lamiendo mi miembro, todo lo que estuvo al alcance de su boca fue besado, mordido y succionado, yo sólo gemí y gemí más, a este ritmo despertaríamos a los vecinos.


Subió para besarme y entró en mí de golpe. Aunque me causó un poco de dolor, me excitó su agresividad, porque de verdad que estaba deseando follarme. Se movía con brutalidad, casi como si fuera una necesidad tener que follarme y es que creo… que lo necesitaba, pero yo también.


Me agarré a sus brazos mientras entraba una y otra vez en mí, gimiendo los dos como posesos y es que me gustaba cuando se ponía tan salvaje, ojalá siempre fuera así, porque me encantaba su agresividad, aumentando el ritmo, llegando cada vez más hondo en sus penetraciones hasta que me corrí y sentí que él se iba también dentro de mí.


Cayó encima de mi pecho y ambos intentábamos recuperarnos de esto, porque había sido la vez que más nos habíamos excitado con diferencia.


~ Joder Gray, las cosas que me haces hacer… a las cuatro de la mañana – me dijo mirando el reloj


~ Lo necesitaba – le dije


~ ¿Quieres que sea sincero? – me preguntó – me quedé dormido esperando a que vinieras a tener el sexo se reconciliación, porque son los mejores – me dijo sonriendo.


~ Ya lo creo, enfádate otra vez – le dije bromeando y empezó a reírse.


~ ¿Qué pasa? ¿Quieres repetirlo? – me preguntó.


~ Claro que sí


~ Y yo que creía que te iba el sexo suave… tranquilo, que a partir de ahora, lo haré a mi manera – me dijo sonriendo y no pude evitar besarle.


Al final, acabamos los dos durmiendo en el sofá y sin manta, porque menudo calor daba el cuerpo desnudo de Natsu junto al mío. Lo que tuve muy claro… es que me había vuelto adicto a los abrazos nocturnos de Natsu, ya no podía dormir a gusto si no sentía sus fuertes brazos en mi cuerpo toda la noche.


Aquella mañana, el abogado de la revista llamó y se presentó en nuestra casa para validar el acuerdo. Una vez hecho, llamamos a Juvia y firmamos el divorcio. La verdad es que fue más rápido de lo que pensé que sería, principalmente, porque no teníamos nada que repartirnos, ella se quedaba con sus cosas y yo con las mías, no había ningún problema que solucionar, nos llevábamos bien y todo era de mutuo acuerdo. Por la tarde, yo ya era un hombre libre y con una empresa en propiedad, igual que Juvia.


Tras validar todo aquello, Natsu y yo teníamos tanto sueño, que volvimos a dormirnos en el sofá durante un par de horas más.


 


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