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Suplicando tu amor por Fullbuster

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Naruto Uzumaki POV


 


Cuando llegué a casa, mi hermano no estaba, de hecho… llegó tarde y agotado, encima seguía con ese dolor que tenía desde ayer. Intenté convencerle de ir al médico, pero la verdad… que revisé toda la casa en busca del dinero necesario, hasta saqué de mi hucha pero aún así, no me llegaba.


Aquella tarde me acosté un rato en la cama con él, se había quedado dormido enseguida y no sé lo que le estaba pasando últimamente, creo que me había centrado tanto en Sasuke que había descuidado a mi hermano. Sé que tenía algún problema y no me lo había contado, tampoco es que yo le hubiera preguntado, no me había contado nada de su trabajo en varias semanas ¿Debía preguntarle si todo estaba bien?


Al final acabé durmiéndome yo también abrazado a él pero cuando me desperté, vi a mi hermano cambiándose de ropa para irse. ¿Dónde diablos iba ahora? Miré por la ventana y era de noche.


- ¿Dónde vas? – le pregunté


- Tengo que trabajar


- ¿A estas horas? – me preguntó


- Tienen una fiesta y tengo que ir – me dijo


- ¿Aún te duele? – le pregunté – la caída – le especifiqué.


- Sí, pero tranquilo, estoy bien, para mañana estaré mejor.


- Vale, pero si mañana no se te ha pasado, iremos al médico.


- Vale – me sonrió, aunque sé que no me haría caso, él era el mayor al fin y al cabo.


Mi hermano preparó algo de cenar antes de irse y me lo dejó en el microondas. Cuando se fue, me quedé mirándole por la ventana. De verdad que me preocupaba, llevaba unos días rarísimo, más bien, llevaba un par de semanas rarísimo. No sé qué es lo que le pasaba pero esperaba que me lo contase cuando volviera.


No tenía mucho que hacer hoy por la noche y teniendo en cuenta que mi hermano se iba a trabajar a la casa de los Uchiha, imaginaba que Sasuke estaría liado en la fiesta de su padre, por lo que tampoco podía ir a verle. Al final acabé quedándome en el sofá viendo un partido de beisbol mientras cenaba.


Para cuando escuché la puerta abrirse, me di cuenta de que había quedado dormido en el sofá, pero no era eso lo que me preocupó, sino ver a mi hermano entrar llorando directo hacia su habitación. Me incorporé en el sofá para mirar por encima del respaldo verle caminar con rapidez hacia el pasillo.


- Dei… ¿Estás bien? – le pregunté y se paró de golpe al darse cuenta de que estaba allí.


- Sí, tranquilo, sólo necesito dormir un poco.


- ¿Por qué estás llorando? – Le pregunté - ¿Qué ha pasado?


- No pasa nada, un mal día en el trabajo, nada más.


- No tiene pinta de ser sólo un mal día, cuéntamelo – le dije.


- No es nada, enserio


- ¿Qué te ha pasado? – le pregunté ahora enfadado


- Que no iré mañana a trabajar Naruto – me dijo de golpe.


- ¿Por qué?


- Porque me han despedido, así que por favor… déjame un rato solo.


- ¿Te han despedido? ¿Por qué?


- Da igual eso Naruto, buscaré algo para mañana, lo arreglaré.


- No, no, no, alto ahí Dei – le grité - ¿cómo que te han despedido? No pueden despedirte, te dejas la vida por ellos, has hecho de todo, has cuidado de los hijos de ese capullo, les haces toda la casa, te están dejando agotado por cargarte a cosas ¿y ahora te despiden? ¿así sin más? – le pregunté.


- Pues así es Naruto – me dijo enfadado – parece que ya no les hago falta, así que me han despedido y punto.


- No pueden hacer eso, te mereces al menos la indemnización, has trabajado años para esa familia.


- Déjalo ¿vale? No quiero más problemas, sólo necesito descansar – me dijo llorando marchándose hacia la habitación.


Esto se estaba pasando de castaño oscuro, ¿Se atrevían a despedirle después de todo lo que había hecho mi hermano por esa familia? Sí él no iba a ir, iría yo a esa casa, porque me tenían harto de que tomasen el pelo a mi hermano, no iban a estar jugando con él de esta forma.


Volví a mi habitación y me cambié de ropa para ir a esa casa, me daba igual si estaban en la mismísima fiesta para el Rey, iba a entrar ahí e iba a decirles unas cuantas cosas a esos imbéciles, porque primero me trataba de quitar a Sasuke y ahora despedía a mi hermano ¡hasta las narices me tenía ese tío! ¿Se creía con derecho a fastidiarle la vida a todo el mundo? Pues conmigo lo llevaba claro, porque nadie tocaba a mi hermano y menos sin motivo alguno para hacerle algo así.


Cogí las llaves de casa del mueble y salí hacia la casa de los Uchiha. Cuando llegué, la entrada estaba llena de coches y creo que la fiesta estaba en la parte de atrás del jardín, así que fui directamente hacia allí para encontrarme a un montón de ricachones borrachos y hablando de sus tonterías y sus negocios ¡Qué asco me daban! Busqué a alguien de la familia Uchiha, me daba igual si era su padre, Sasuke o su hermano, aunque sinceramente… a su hermano aún no le conocía.


Paseé por la fiesta y miré mi ropa de calle comparada con los elegantes trajes y desde luego… no encajaba para nada en esta sociedad, pero me daba igual. Miré por todos los lados hasta que encontré a Sasuke siendo molestado por Haku ¿por qué eso no me extrañaba para nada? fui hacia allí directamente y cogí el brazo de Haku haciendo que soltase el de mi chico. Sasuke me miró y sonrió.


- ¿Estás bien Sasuke? – le pregunté


- Si, ahora sí – me dijo - ¿Qué haces aquí?


- He venido a hablar con tu padre y tú lárgate – le dije a Haku


- De eso nada, Sasuke es mío


- Sí, en tus sueños – le dije – déjale en paz


- No puedo, su padre es capaz de venderme a su hijo con tal de tener un trato beneficioso.


- ¿de qué hablas?


- De que he anulado la deuda que tenía con tal de tener a Sasuke conmigo.


- Ya pues lo lamento por ti, porque Sasuke sigue estando conmigo ¿Quieres romper conmigo, Sasuke? – le pregunté y él negó con la cabeza – ves… lárgate, si quieres pagar por él estupendo, pero no es una puta para que tengas que pagar, sabe decidir por él mismo con quien quiere estar, así que deja de tratarle de esa forma. Ven conmigo – le dije a Sasuke.


Sasuke me acompañó con tal de quitarse a Haku del medio y fuimos hacia el interior de la casa. Aún estaba cabreado, pero no podía evitar tranquilizarme un poco con Sasuke, me gustaba, me encantaba su forma de ser. Le aparté del resto de los presentes y lo metí en la primera habitación que encontré despejada empotrándole contra la pared con cierta fuerza, él se sorprendió un poco.


- ¿Qué te ocurre? – me preguntó.


- ¿Te besó ese tío? – le pregunté casi enfadado


- Sí – me dijo – pero yo no quería, lo siento enserio, yo no quería que lo hiciera, te quiero a ti – me aclaró y le besé con fuerza sintiendo como él correspondía a mi beso.


- ¿Te besó así? – le pregunté sonriendo demostrándole que estaba fingiendo antes y él sonrió


- No, así no – me dijo – tú besas mejor.


- Eres mío Sasuke – le dije – siempre lo serás


- Lo sé – me dijo sonriendo haciendo fuerza esta vez para empotrarme a mí contra la pared y besarme.


De verdad que este chico no se dejaba controlar, él y su fuerte carácter me encantaba. Me dejé besar, le dejé dominar y es que no podía evitarlo, era mi mandón, no me extrañaba que hubiera sido capitán del equipo de baloncesto.


- Te equivocas en algo – me dijo Sasuke sonriendo – tú eres mío – me dijo y no pude evitar sonreir.


- Soy tuyo – le repetí – ya lo sabes, eres un maldito mandón.


- Sí, lo soy, así que déjate mandar – me dijo antes de volver a besarme.


Pasé mi mano por su nuca y le atraje con más fuerza hacia mí besándole, metiendo mi lengua en su boca. Desde luego no se resignó a intentar seguirme, intentó dominarme como hacía siempre.


- ¿Qué buscabas de mi padre?


- ¿Qué ha pasado con mi hermano? – le pregunté.


- ¿Tú hermano? No estoy seguro, creo que estaba en la fiesta sirviendo, ahora que lo dices hace bastante rato que no le veo.


- Le han despedido.


- ¿Qué? – Me preguntó sorprendido - ¿Estás de broma verdad?


- No, tú padre lo ha despedido, no sé por qué aún.


- No lo sé, tardé algo más en bajar a la fiesta y en cuanto se despista mi padre me voy un rato de ella. ¿Has venido a ver a mi padre?


- Sí – le dije.


- Pues debe estar en la fiesta – me respondió – te ayudaré a buscarle… después de mi beso – me dijo sonriendo.


De verdad que me gustaba este chico, era increíble, no me explicaba cómo no me podía haber fijado antes en él. Saqué fuerzas y volví a empotrarlo contra la otra pared bloqueando sus manos con la mía mientras le besaba con fuerza. Le escuché gemir y supe perfectamente cuánto me deseaba ese chico, tanto como yo a él.


- ¿Qué te ocurre Sasuke? ¿Echas de menos nuestras noches de sexo? – le pregunté sonriendo.


- Pues sí – me dijo sonriendo - ¿Cuándo vas a hacerme tuyo de nuevo?


- Mañana – le sonreí - ¿Qué te parece si quedamos…no sé, en mi casa? – me preguntó


- Vale – me contestó – mañana te veo en casa


- Voy a hablar con tu padre.


Sasuke me dejó marchar, aunque me siguió por detrás. Le cogí la mano para no perderle entre la multitud hasta que vi a su padre hablando con una chica joven, hablaban de algo de la empresa, imaginaba que sería su secretaría ¡ni en su propia fiesta podía relajarse! Todo era trabajo en la vida de ese hombre, que desgraciado me parecía, no tener tiempo de disfrutar a tus hijos, de disfrutar tu vida.


Me miró extrañado de encontrarme allí pero enseguida me hizo seguirle alejándome del resto de los presentes, supongo que yo no estaba a la altura de esta gente y tenía que apartarme de la mirada de los demás. Me llevé a Sasuke conmigo, cogiendo su mano con fuerza calmándole por lo que pasaría seguramente.


Nos condujo hacia el interior de la casa, hacia su despacho. Le hablé sobre mi hermano, sobre todo lo que había hecho él por esta familia y ahora lo despedía sin más, sin motivos aparentes.


No me dieron muchas explicaciones, ni siquiera querían darme la indemnización de su trabajo ¡Sería desgraciado! Me cabreé mucho, Sasuke hasta se preocupó, pero era mi hermano y le defendería de todo y de todos. Alguien entró en aquel momento por la puerta y por la forma en que hablaba y su apariencia, imaginé que era el hermano de mi novio.


- No voy a casarme con Konan – le dijo a su padre.


-  Podéis venir de uno en uno – se quejó su padre señalándome y él me miró


- ¿Quién eres?


- El hermano del que han despedido – le dije


- ¿Has despedido a Deidara? – le preguntó Itachi a su padre cabreado.


- Dame su indemnización – le dije – se la merece, ha trabajado para ti toda su vida, lo habéis tratado casi como un esclavo, se ha deslomado por vosotros. Dale lo que le corresponde – me quejé.


- Dáselo – le dijo Itachi y me extrañó que me ayudase en eso


- No tengo por qué darle nada – se quejó su padre y vi a Itachi ir hacia el cajón del escritorio, abrirlo y sacar un fajo de billetes lanzándolo a la mesa hacia mí.


- ¿Qué estás haciendo? – preguntó su padre


- Pagar las deudas y decirte… que no me caso – le aclaró – o sales tú a decírselo a los padres de Konan o voy yo, pero de hoy no pasa – le amenazó saliendo de allí


No quise seguir mucho más con este asunto, cogí el dinero que le correspondía a mi hermano y salí de allí. Sasuke me siguió y le guiñé un ojo antes de besarle a modo de despedida.


- Mañana – le dije.


- Mañana – me dijo sonriendo.


 

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