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Suplicando tu amor por Fullbuster

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Naruto Uzumaki POV


 


Deidara estaba preocupado y no me extrañaba ¿Quién se creía ese tipo para venir a nuestra casa a decirle que abortase? Ni siquiera se había asegurado de que era de su hijo, y si lo era… lo más lógico habría sido intentar cuidarlo, no que se deshiciera de él, pero supongo que nosotros no encajábamos en la idea de pretendientes perfectos para Fugaku.


Lo que me fastidiaba era el amor que decía sentir mi hermano por el tal Itachi ese… no entendía cómo puedes sentir algo tan fuerte por una persona que te ha hecho tanto daño, que incluso abusó de ti. Supongo que mi hermano era demasiado bueno, demasiado ingenuo, demasiado… “tonto” en el buen sentido, porque no sabía nada de la vida, se dejaba llevar por lo que sentía, a veces, incluso a mí me gustaría sentirme así, dejarme llevar por todo lo que quería, en mi caso… Sasuke, porque habría hecho cualquier cosa por él pero ahora… ¡Era su hermano! Su hermano había jodido al mío, su padre intentaba matar al crío ¡Toda su maldita familia hacía daño a la mía! ¿Quién me decía que Sasuke no me haría daño a mí?


Le quité el cheque a Deidara de las manos y lo miré, había una cantidad de dinero desorbitante y me cabreaba verlo, debí habérselo devuelto pero supongo que no fui demasiado rápido, pero lo haría, devolvería todo esto porque no estaba dispuesto a vender a nadie de mi familia, menos a ese crío por los intereses estúpidos de ese hombre.


Ahora mismo dudaba entre Sasuke y mi hermano, adoraba a Sasuke, me encantaba Sasuke, pero su familia… su familia estaba haciendo daño a la mía, tenía que poner distancia entre mi hermano y el hermano de Sasuke, era urgente, no quería que se vieran, no quería que pudieran hacer más daño a mi hermano, necesitaba alejar a Dei de Itachi.


Dejé el cheque en la mesa y resoplé antes de ir a la cocina a preparar algo. Cogí el teléfono mientras se calentaba la leche en el microondas y volví hacia mi hermano.


- Llama a esos trabajos y déjalo – le dije.


- Pero, necesitamos el dinero.


- Necesitas reposo.


- No puedo Naruto.


- Ven aquí Dei – le dije abrazándole – siempre has cuidado de mí, deja que ahora me ocupe yo ¿vale? Eres mi hermano y llevas a mi sobrino, no voy a permitir que os pase nada, así que deja esos trabajos, necesitas descansar. Déjame cuidarte Dei, por favor.


-  ¿vas a ir al hospital a hacerte las pruebas? – me preguntó.


- ¿Qué pruebas?


- Las mismas que me hicieron a mí, por asegurarnos de que soy el único bicho raro de la familia – me dijo.


- No eres un bicho raro, eres mi hermano y si te quedas más tranquilo iré, aunque no creo que tenga nada, ya te dijeron que era improbable.


- Por si acaso – me dijo.


- Vale, iré en cuanto desayune y en cuanto me asegure de que pides la baja en esos trabajos.


- ¿Y qué les digo para pedir la baja? ¿qué estoy embarazado? Sí… muy creíble – me comentó.


- Iré yo en persona si es necesario y les llevaré el justificante médico, pero tú no vuelves a trabajar por allí hasta que te recuperes.


Le preparé el desayuno a mi hermano y estuve vigilándole para que se lo tomase. Tras desayunar, le comenté que fuera a la cama a descansar y me fui al médico, si eso dejaba más tranquilo a mi hermano, pues iría a hacerme las pruebas, todo con tal de que Dei dejase de estar tan nervioso, porque al final, esos nervios acabarían haciendo daño a mi sobrino.


Las pruebas me las hizo el mismo médico que había atendido a mi hermano, de hecho, es que era él quien quería llevar el caso, así que me hizo las pruebas y como suponíamos, yo no tenía nada extraño, estaba perfectamente, Dei era el único que había salido con ese problema.


El doctor me preguntó que tal estaba mi hermano y a parte de decirle que seguía nervioso y recetarme unas manzanillas para que se relajase, poco más pudo decirme, ¡repetir que no podía trabajar en unos días! Al menos hasta que la placenta se arreglase por el golpe que tuvo. Me dio un justificante para la baja de mi hermano y decidí pasar por los dos trabajos nuevos a entregarles personalmente la baja.


Quizá ni con esto le pagarían suficiente, pero al menos le pagarían algo y más por ser baja de maternidad. Los jefes no se lo creían, pero supongo que hablarían con el médico que firmó la baja, porque yo sólo la entregué, si tenían dudas de algo o no se lo creían, que hablasen en persona con el doctor, les dejé su número y me marché.


Ya que no estaba muy lejos de la empresa de los Uchiha, decidí pasarme por allí a hacer una visita y más que de cortesía, iba a devolverle ese asqueroso cheque, porque a nadie de mi familia nos iban a comprar con estos métodos, me daba igual el número de ceros que pusiera tras la cifra, mi familia no estaba en venta y menos mi sobrino.


Me hicieron esperar y esperar, pero el señor Fugaku no apareció, el que sí apareció, fue un chico de cabello anaranjado y con pircings, con muchos además. Me miró extrañado y no supo si seguir caminando o venir hacia mí, pero no paraba de mirarle ¿Le conocía acaso? Al final, acabó viniendo hacia donde yo estaba.


- Disculpa – me dijo – Es que me suenas un montón ¿Nos hemos visto antes?


- Creo que no, me acordaría – le dije y se extrañó – los pircing, es que llaman mucho la atención para alguien… no sé, para alguien que trabaja en una empresa tan importante – le comenté.


- Oh, claro, supongo que soy el bicho raro de aquí – me sonrió - ¿Enserio que no nos conocemos?


- Segurísimo – le dije


- Pues me suenas mucho


- Quizá conoces a mi hermano, trabajaba antes por aquí, bueno en realidad sólo llevaba cafés – le dije


- ¿Deidara? – me preguntó.


- Sí, ¿cómo sabes su nombre?


- Le conozco, le llevé ayer al hospital – me dijo – así que eres su hermano, encantado de conocerte, soy Pain.


- Oh, gracias por llevarle ayer al hospital – le agradecí – es muy cabezón para esas cosas.


- La verdad es que es cabezón – me dijo sonriendo – pero lo llevamos entre Itachi y yo.


- Dios… el imbécil ese – se me escapó pero para mi suerte, Pain empezó a reírse.


- Te lo ha contado tu hermano.


- Creo que no me ha contado todo, pero sí, más o menos estoy enterado de lo que ocurre.


- Voy a seguir trabajando… pero dile a tu hermano que se cuide, con una hernia es lo mejor


- ¿Una hernia? – me extrañé.


- Eso dijo que tenía.


- Ya pues lamento deciros que os mintió, está embarazado y antes de que me digas que no te lo crees, va enserio, podéis llamar a su médico, el que le atendió ayer.


- ¿Embarazado? ¿De Itachi? – me preguntó.


- La verdad es que no lo sé, no sé si es de su novio o de Itachi


- ¿Deidara tiene novio? – me preguntó incrédulo – ese chico es una caja de sorpresas, cada vez descubro algo nuevo de él. Dile que pasaré a verle en cuanto acabe aquí el trabajo y que descanse.


- Se lo diré – le comenté.


- ¿Esperabas a Fugaku? – me preguntó


- Sí


- Pues no creo que vaya a atenderte, le he visto salir hace un buen rato hacia una reunión, tardará mucho en llegar.


- ¿Y su hijo?


- En su despacho imagino y si no está allí, mira por su casa.


- Pues entonces le veré a él.


Volví a la recepción de la secretaria y cuál fue mi sorpresa al ver cómo estaban cotorreando, ¿En esta oficina nadie trabajaba? ¿Sólo cuchicheaban? Aunque algo bueno tenía, llegué a enterarme de que el tal Fugaku, se iba de “viaje de negocios” a hoteles lujosos con sus secretarias ¡Vamos… que ya sabía yo a lo que iba a un hotel lujoso con una secretaría! Bueno lo sabía yo y toda la oficina, aunque claro… las chicas encantadas mientras se gastase dinero en ellas, que si hoteles caros, joyas o viajecitos con el jefe pagados, incluso imaginaba que cenas y esas cosas también estarían incluidas ¡menudas secretarias! Luego era Sasuke el que ponía en duda la reputación familiar por salir con un pobretón… ¡manda narices!


Iba a salir de detrás de la pared para comentarle que quería ver a Itachi, cuando me sorprendió que una de las chicas, comentase que tenía a Itachi casi en la palma de su mano, que había roto su compromiso con Konan y ahora… ella tenía posibilidades ¡lo que faltaba! Me hervía la sangre lo de ese capullo, porque abusaba de mi hermano y luego… ahí estaba coqueteando con media oficina, sería igual que su padre.


Salí para caminar directamente hacia la recepcionista y le dije que me concertase una cita ahora mismo con Itachi Uchiha, porque quería hablar con él seriamente. Se opuso al principio, pero poniendo una cara dulce y con un par de piropos, la chica me indicó cual era el despacho de Itachi y le informó por teléfono de que subía a hablar con él. Aunque le dijo mi nombre, no sé si acordaría de mí, pero a partir de hoy… seguro que empezaría a recordarme perfectamente.


Llegué a su despacho y toqué antes de abrir la puerta ¡la educación ante todo! Porque podía ser pobre pero no maleducado y podía tener unas ganas inmensas de pegarle una paliza a ese tío por lo de mi hermano pero me aguanté por él, si Deidara me lo había pedido lo cumpliría como él cumplía sus promesas.


- ¿Qué puedo hacer por ti? – me preguntó levantándose de detrás de la mesa y tendiéndome la mano para que la estrechara. Había otra persona en la oficina y parecían estar discutiendo antes de que yo entrase. No estreché su mano, lancé el cheque hacia ella de mala leche.


- Meterte esto por donde os entre, no quiero vuestro sucio dinero, así que como tu padre es tan cobarde para dar la cara, dile que coja este cheque y lo aproveche en sus putas, no va a comprar a mi hermano con esto y tú, no vuelvas a acercarte a él o te partiré la cara.


- Eres el hermano de Deidara – me dijo al fin.


- ¿En qué lo has notado? ¿En la amenaza, en el cheque o en mi perfecto vocabulario de pobre? – le solté con ironía – sé lo que le hiciste y no te parto la cara aquí mismo porque le prometí a mi hermano no hacerlo, pero habéis caído muy bajo dándonos ese cheque para que aborte, sois despreciables – le solté


- Espera… ¿Para que aborte? ¿De qué me estás hablando?


- OH... tu padre no te lo ha dicho… - sonreí – Deidara está embarazado, un problema médico de algo, si tienes dudas hablas con su médico, pero no vuelvas a acercarte a él.


- ¿De quién es el niño?


- ¿Ahora te interesa? No lo sé, pero me daría asco que fuera tuyo, sólo abusaste de él resguardándote en tu autoridad y poder en esa casa, te aprovechaste de alguien inocente que no sabe si quiera defenderse, pero no volverá a pasar, porque yo si sé defender y no volverás a tocar a mi hermano mientras yo siga vivo.


- Si ese niño es mío, quiero saberlo – me dijo serio


- ¿Para qué? ¿También vas a obligarle a abortar?


- No – me dijo y me sorprendí – no sé lo que hace mi padre, pero sí sé lo que hago yo, bastante culpable me siento ya por lo que le hice pero si encima va a tener un hijo y es mío, no pienso evadir mi responsabilidad, quiero a tu hermano, estoy enamorado de él – me dijo.


-  Pues bonita forma de demostrarlo – le eché en cara


- No me vengas a mí con esas chorradas, tú te estás follando a mi hermano pequeño.


- Sí, me lo estoy follando – le dije y saqué de mi bolsillo un preservativo lanzándoselo al pecho, el cual cogió de milagro – pero yo utilizo esa cosa a la que llamáis preservativo, no voy dejando embarazada a la gente.


- Ni siquiera sabía que podía quedarse embarazado.


- Pues póntelo por enfermedades, me da exactamente igual, no quita el hecho de que lo violaste, yo nunca le he hecho eso a tu hermano, lo hace voluntariamente y lo siento mucho si tan mal os sienta a los Uchiha que un pobretón como yo esté metiéndosela a tu hermano, pero es algo entre él y yo, es nuestra intimidad, no la vuestra, también me sienta a mí mal que seas tú quien se la metiera a mi hermano y encima… con peores consecuencias. Ojalá ese crío no sea tuyo – le dije – espero que sea de Sasori, porque al menos no abusa de mi hermano.


- Guárdate el cheque – me dijo – para los gastos médicos no para el aborto.


- No queremos vuestro dinero – le dije – gastároslo en vuestras putas, pero quiero a tu familia lejos de la mía desde ahora.


- ¿Y Sasuke? – me preguntó y sé que esto me dolería, pero tenía que hacerlo por mi hermano.


- Ya lo habéis vendido también ¿No? No quiero a nadie de tu familia cerca de mi hermano, no queremos saber nada de tu asquerosa familia, seguro que Sasuke acabará siendo como tú, sois asquerosos.


- Sasuke no es como yo – me dijo – y tú lo sabes – claro que lo sabía, pero estaba demasiado enfadado ahora mismo para pensar en algo.


- Malditos Uchiha – le dije sonriendo – quédate tu maldito cheque, de cuidar de mi familia, me encargo yo. Por mí podéis iros al infierno.


 


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