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Suplicando tu amor por Fullbuster

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Sasuke Uchiha POV


 


Mi hermano se recuperó bastante rápido, aunque estuvo unos cuantos meses convaleciente, pero más feliz que una perdiz porque estaba con Deidara. Lo único que le sentaba mal, es que el médico le prohibió trabajar en todo el tema de la casa y su construcción, así que al final, fue mi padre el que contrató a unos profesionales para que terminasen el trabajo.


Desde luego, Itachi estaba empeñado en irse a vivir al viñedo y aunque yo ya sabía eso desde hace tiempo, en parte no me imaginaba viviendo sin mi hermano, le había cogido cariño y ahora se iba a vivir a otro sitio, no muy lejos como siempre me recordaba Naruto, pero ya no era lo mismo.


Aún así, sabía que ambos necesitaban intimidad y tranquilidad, tanto Itachi como Deidara, iban a empezar una vida nueva y debían estar solos, algo comprensible, pero aunque sabía todo eso, no podía dejar de sentir cierta tristeza de que se marchasen a esa casa.


Habían pasado ya cuatro meses desde el accidente de mi hermano y había estado muy ocupado todo este tiempo con la rehabilitación, principalmente porque el embarazo de Deidara continuaba y no quería estar inválido como él decía, quería ayudarle en todo lo posible y que no hiciera muchos esfuerzos, pero incluso con sus quejas, Naruto fue unas cuantas veces a ayudarles ¡y no paraban de discutir! No sé si alguna vez Itachi y Naruto se llevarían bien, pero eran como el perro y el gato.


Deidara y yo sólo podíamos reñirles a veces y reírnos otras por sus discusiones sin sentido alguno. Se tiraban a la cara todo lo que les venía a la cabeza, muchas de las cosas eran auténticas tonterías como discutir porque le devolviese algo que se habían prestado, realmente esos dos buscaban siempre cualquier excusa para enfadarse, aunque para ser sincero… en más de una ocasión, les había visto tomarse cervezas juntos en la terraza de arriba de la casa de Itachi ¡Y hablaban normal! Creo que se llevaban mejor de lo que parecía a simple vista.


Nos encontrábamos prácticamente en Navidad y a mí lo que más me preocupaba de todo esto, es que tuviéramos que salir corriendo todos al hospital para conocer a mi sobrino. Itachi llevaba por lo menos… dos semanas sin dormir a gusto creyendo que debería salir corriendo a por el coche para llevarle al hospital ¡Estaba un poco paranoico ya! La verdad es que no le quedaba mucho tiempo, los médicos ya habían llamado un par de veces y todo preguntando, porque tendrían que sacar al niño por cirugía y no era precisamente que tuviera pocos riesgos.


Hoy nos habíamos reunido todos en casa de mi padre, era Acción de Gracias y habíamos decidido juntarnos todos, incluso mi padre vino a celebrarlo con nosotros y eso que no había estado nunca este día desde que murió nuestra madre, por primera vez… nos juntamos las dos familias para celebrar juntas.


Itachi y Naruto seguían discutiendo, ahora por cómo debían cocinar el pavo mientras Deidara y yo preparábamos unos dulces para el postre. Mi padre iba y venía por la cocina revisando las cosas y dándole alguna colleja a Itachi de vez en cuando para que parase de discutir. No podía dejar de reírme con las tonterías de esos dos.


Nos sentamos a la mesa cuando todo estuvo listo y estaba disfrutando de la cena viendo a mi padre sonreír por primera vez desde que murió mi madre cuando volvieron a empezar aquellos dos a discutir por un pedazo de pavo que ambos querían ¡Eran como niños! Por otro lado, veía a Naruto y sabía, que era con él con el que quería pasar el resto de mi vida, me encantaba su actitud rebelde y despreocupada, pero también me gustaba lo atento y dulce que era, lo protector que era conmigo, me encantaba.


Mi padre estuvo hablando conmigo sobre la Universidad y mi elección de ser profesor, antes no le gustaba nada, tuve que trabajar para ganar dinero y poder pagármela yo y ahora… no sé que fue exactamente lo que le pasó a mi padre, pero no iba a cuestionarlo, porque me gustaba mi nuevo padre, quería pagarme él la universidad, incluso quería ofrecerle a Naruto la oportunidad y no podía creérmelo.


Naruto había decidido estudiar empresariales para ayudar en la empresa de la familia ¡Por petición también de mi padre! Que había accedido a que como ninguno de sus hijos quería continuar con la empresa, dejársela a Naruto y así… si acabábamos juntos, se quedaría en la familia. Naruto encantado había accedido, claro que ya sé a quién le tocaría enseñarle matemáticas ¡A mí!


Estábamos tan entretenidos comiendo, hablando y riendo, que cuando Deidara me agarró la mano con fuerza, supe que algo iba mal. Sólo por la forma en que me miraba, supuse lo que pasaba y desde luego, el que se puso aún más nervioso, fue Itachi, que prácticamente salió a buscar las llaves del coche mientras Naruto gritaba histérico y venia hacia su hermano para ayudarle a ir al vehículo.


Mi padre también estaba nervioso, creo que por el hecho de ser abuelo, pero el peor sin duda, era Deidara, estaba aterrado con todo esto. Yo porque jamás pasaría por algo así, pero podía hacerme una idea de lo aterrador que podía llegar a ser.


Le llevamos al hospital aunque fue Fugaku quien condujo porque si hubiéramos dejado a mi hermano con lo nervioso que estaba… no sé si llegábamos. Itachi prefirió sentarse atrás con Deidara y le cogía la mano, o más bien al revés, porque Itachi pegaba cada grito por la fuerza que utilizaba Deidara con el dolor, que yo pensé que mi hermano se quedaría sin mano. La verdad es que todos estábamos un poco nerviosos y asustados con esto, pero al menos los médicos ya nos esperaban en la entrada gracias a la llamada de Naruto de que íbamos.


No nos dejaron entrar con Dei, al menos no pudimos entrar nadie excepto Itachi. Nos tocó esperar mucho allí fuera, tanto… que creo que fuimos todos varias veces a por café para mantenernos despierto, porque mientras todos estaban en sus casas celebrando esta noche, nosotros estábamos en un hospital esperando a que viniera nuestro sobrino, o bueno… el nieto para mi padre.


Itachi fue el primero en salir y ya era tarde cuando lo hizo. No quise preguntarle por su cara de terror, prefería no saber lo que había visto allí dentro, pero fue él mismo quien quiso entrar a acompañar a Dei, así que ahora no podía quejarse de lo mal que lo había pasado, había sido su elección.


Se acercó a nosotros para decirnos que era un niño y mi padre se alegró enormemente… yo creo que era porque al ser un niño, continuaría la línea familiar, llevaría el apellido Uchiha más lejos, pero sólo era mi opinión personal. Lo primero que había pedido Itachi, era que revisaran al niño entero, porque no quería volver a pasar por lo que Deidara había pasado, aunque cuando los médicos le revisaron, era un niño sano y completamente normal, no presentaba el mismo problema que Dei.


Itachi nos acompañó para que pudiéramos ver al niño y realmente lo que yo quería saber, era cómo iban a llamarle, me daba curiosidad, aunque teniendo en cuenta el aprecio que tenía mi hermano hacia Deidara, posiblemente le pondrían el nombre del padre de Naruto y Dei.


Al niño lo habían metido en la incubadora mientras le hacían algunas pruebas más, pero en principio, según los médicos, era un niño completamente sano, incluso nos lo enseñaron a través del cristal y cuando miré a mi hermano, se le caía la baba. Por lo menos, me dejaron cogerlo un rato cuando tuve que llevárselo de regreso a Dei.


Cuando entré en la habitación, creo que entendía la preocupación de los médicos, porque Deidara parecía bastante débil y debió de haber sufrido mucho, tenía ojeras y no quería moverse mucho, hasta los médicos le comentaban que se moviera lo menos posible hasta que se recuperase, pero eso no le impidió coger en brazos a su hijo y me encantó la sonrisa que tenía, la sonrisa que tenían ambos, porque mi hermano no se quería separar de él ni un segundo. Verles los tres juntos allí, me alegró.


- ¿Estás bien? – le preguntó Itachi a Dei.


-  No, pero lo estaré.


- No voy a irme de aquí hoy ¿vale?


- Vale – le dijo Dei intentando sonreír aún con el niño en brazos durmiendo.


Me giré hacia Naruto y le guiñé un ojo comentándole que sería mejor dejarles solos por hoy y aunque me hizo un puchero en forma de queja porque quería quedarse allí con su hermano y su sobrino, al final, acabó aceptando que nos marchásemos a casa.


Cuando llegamos, creo que Naruto estaba tan excitado como yo, porque ni siquiera me dio tiempo a abrir la puerta principal cuando ya se había abalanzado sobre mí besándome con pasión.


- Si que te excitan los niños.


- Estoy contento hoy – me dijo Naruto sonriendo.


- Ya… y yo, pero eso no te salva de que quiera pasar la noche contigo.


- ¿Sabes que tu padre viene a dormir, verdad?


- Entonces no hagas mucho ruido – le dije sonriendo de forma pícara y Naruto volvió a besarme mientras me alzaba con sus manos el trasero y me hacía enrollar mis piernas en su cintura.


Entramos en la casa entre carcajadas y mi padre aún no había vuelto ¡Menos mal! Naruto subió las escaleras a oscuras porque no encontraba el interruptor de la luz y me reí cuando tropezó un par de veces por la poca luz que había. Llegamos a mi habitación riéndonos demasiado, porque menudos accidentes habíamos tenido hasta que conseguimos llegar, pero al menos, nos habíamos divertido ¡Casi rompimos uno de los jarrones! Menos mal que no le llegó a pasar nada o mi padre nos mataba.


Me dejó encima de la cama y se tiró encima de mí besándome con fuerza y casi con desesperación ¡Ni que hubiéramos estado tanto tiempo separados! De hecho… habíamos estado todo el día juntos, pero aún así, Naruto parecía impaciente por tener sexo conmigo, la verdad es que yo también lo deseaba mucho, quería sentirle dentro de mí, quería ser de él, sólo suyo.


Ahora que lo pensaba… era la primera vez que lo hacíamos en mi cama, porque mi padre antes no dejaba a Naruto entrar por esta casa, pero con su cambio de actitud, supongo que había hecho posible esto.


Enredé mis dedos en su revoltoso cabello rubio acariciándole mientras él pasaba su mano tras mi nuca profundizando el beso. Jugué con su lengua y no pude evitar sonreír cuando me hizo cosquillas con su mano libre al rozar mi cintura para quitarme la camiseta.


Le desabroché el pantalón mientras miraba la sonrisa de Naruto por las prisas que llevaba, pero es que casi podía atreverme a decir… que le necesitaba dentro ya, quería estar con él y para qué negarlo… llevar yo el control, me excitaba más. Naruto me ayudó a quitarse el pantalón y luego empezó a quitar el mío.


Por primera vez, pude ver como se lamía él sus propios dedos, porque generalmente me dejaba a mí hacerlo, pero también me excitó ver como lo hacía él. Metió sus dedos despacio en mi interior moviéndolos sin cesar intentando dilatarme todo lo que pudo. Aún me dolía un poco cuando entraba, pero era un dolor al que me acostumbraba rápido sabiendo lo que disfrutábamos después, porque luego, el placer era más intenso que el dolor del principio y además, Naruto siempre era muy cuidadoso cuando tenía que entrar en mí, como ahora, entraba lento pero sin detenerse hasta que llegaba al fondo y me dejaba escuchar su gemido de placer, ese gemido que tanto me gustaba, porque eso significaba, que disfrutaba conmigo tanto como yo disfrutaba con él.


Empezó a moverse en mí cada vez más rápido, marcándome su propio ritmo mientras agarraba mis manos sobre la cabeza impidiéndome moverme y me gustaba cuando se ponía en este plan, así de dominante. Creo que por una vez podría dejarle. Me corrí yo unos segundos antes que él y lo supe, porque aún después de correrme yo, él tuvo que acelerar un poco más el ritmo hasta que llegó.


Sonreí y aprovechamos para limpiarnos mientras Naruto se tiraba en la cama, aunque no me dio tiempo a decirle nada, porque escuché la puerta principal y empujé a Naruto de la cama al suelo ¡Mi padre! Me tapé con las sábanas y me hice el dormido mientras Naruto se escondía tras una cortina desnudo como iba. Yo esperaba que mi padre pasara de largo al verme durmiendo, pero tuvo que encender la luz para hablar conmigo sobre Deidara y mi hermano, para contarme la salud y eso, aunque claro… justo cuando se iba a ir, vio los pies de Naruto asomándose bajo la cortina y me sonrió ¡Es que ni esconderse hacía bien!


Creí que venía una buena bronca, pero mi padre sonrió y sólo dijo un “Buenas noches Sasuke… y a ti también Naruto”. Me quedé petrificado en el sitio por la comprensión de mi padre, no podía creérmelo aún. Naruto asomó la cabeza tras la cortina y comentó un “Buenas noches señor” en plan formal con una cara de niño bueno como si no hubiera roto un plato en su vida.


 


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