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¿Hermanos? por Fullbuster

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Itachi Uchiha POV


 


Cinco años habían pasado desde que empecé a estudiar la carrera, ahora era médico y no quería volver a casa, estaba bien aquí en la capital, me habían contratado en uno de los mejores hospitales de la zona, estaba saliendo con un compañero de mi carrera y llevábamos tanto tiempo juntos, que deseaba irme a vivir con él. Sé que Sasori también quería venirse conmigo a vivir.


Muchas cosas habían cambiado en cinco años, demasiadas, hasta la relación con mi familia se había destrozado por completo. Mi madre ya no me llamaba por miedo a que mi padre se enfadase y es que no acabamos nada bien, Naruto… de él no sabía nada, tampoco llamaba ya y era comprensible, mis padres no le dejarían llamarme y yo no podía llamar a la casa arriesgándome a que Naruto no cogiera el teléfono, así que al final, todo se había ido al infierno, no tenía nada excepto mi carrera y a Sasori por el que habría dado cualquier cosa. Sé que Naruto también me habría hecho caso y habría rehecho su vida, sólo esperaba que le fuera bien.


Quería estudiar la especialidad de pediatría, me encantaban los niños y aunque ahora estaba con Sasori y sabía que jamás podríamos tener un niño propio, yo veía en un futuro no muy lejano la posibilidad de adoptar un niño. Supongo que en mí había empezado a aflorar las ganas de ser padre, ese instinto sobre protector y quería poder cuidar perfectamente de mis hijos, quería ser pediatra a como diera lugar.


Hoy salía de la facultad cuando me crucé con Sasori, ¡Que guapo era! Con ese cabello rojizo que hipnotizaba a cualquiera y su sonrisa. Me acerqué hacia él que hablaba animadamente con un par de alumnos de años inferiores aunque yo más bien… creo que trataban de ligar con él y es que mi chico los traía a todos de cabeza.


- ¿Cómo está el chico más atractivo de la facultad? – le pregunté cogiéndole por detrás por la cintura y él sonrió.


- Eres un zalamero – me dijo sonriendo – pero me gusta que me digas esas cosas.


- ¿Si verdad? – le pregunté besándole el cuello - ¿Qué te parece si cogemos una película, nos metemos en una buena bañera con espuma, pedimos que traigan comida tailandesa de esa que tanto te gusta y te hago el amor hasta que llegue el repartidor? – le dije sonriendo.


- Me encanta el plan – me dijo girándose para besarme.


Le cogí por la cintura y caminamos hacia la salida. Ya estaba deseando llegar a casa y darme ese relajante baño con mi chico, le haría el amor hasta que suplicase que parase, era capaz de dejarle una semana entera bajo mi cuerpo sin parar de hacerle el amor y es que me encantaba, amaba a este chico, desde el primer momento en que le vi en la facultad, supe que me gustaba, aún así… a veces no podía dejar de ver ciertos parecidos con Naruto y eso me fastidiaba, porque a Naruto le había amado pero nos habían separado de la peor de las formas, ni siquiera pude volver a llamarle para explicar lo que ocurría, simplemente, me cortaron el contacto con él.


¿Cómo sería ahora Naruto tras cinco años? Imaginaba que guapísimo con ese cabello rubio y con diecinueve años, tenían que ir todos detrás de él babeando por hacerle suyo. ¿Y mi hermano? A Sasuke sí que le echaba de menos y es que no podía dejar de pensar en la buena relación que habíamos tenido los tres de pequeños y ahora… ahora estábamos tan separados, sólo esperaba que Sasuke hubiera podido cuidar y proteger a Naruto de nuestra horrible tía, era todo lo que necesitaba saber y me aliviaba a veces pensar que Sasuke no dejaría que nadie le hiciera daño a Naruto.


- He hablado con Pain – me dijo Sasori de golpe


- ¿Y cómo está?


- Ocupadísimo como siempre – me comentó – feliz con Konan, están planeando casarse.


- ¿Y ese magnífico cirujano cuando piensa sacar tiempo para el compromiso? – le pregunté sonriendo – siempre está tan ocupado.


- No lo sé – me dijo Sasori sonriendo – ya sabes cómo es la vida de los cirujanos, por eso yo no quise serlo.


- No claro… - le dije sonriendo – tu preferías ser urologo ¿Querías estar siempre revisando mi miembro pequeño? – le sonreí.


- El tuyo cuando mejor se encuentra, es cuando está bien erecto dentro de mí, cielo – me dijo sonriendo.


- Sigue hablándome así, me estás excitando. Ya te dejaré practicar en casa – le dije y él sonrió.


La verdad es que me sorprendía un poco que Pain fuera a casarse, era unos años más mayor que nosotros y ya era el mejor cirujano que conocía, se había especializado en neurología, algo que yo jamás podría hacer, no quería tener que tocar un cerebro, no porque me diera asco, a mí nada me daba asco, era porque sentía que era una zona demasiado sensible para que yo metiera mis manazas ahí, no quería tener que explicar después a los familiares si algo salía mal, pero Pain era el mejor, no tenía dudas de ello. Había hecho operaciones imposibles, ningún otro médico se atrevía a meter sus manos dónde él lo hacía y encima… tenía una alta posibilidad de salir con éxito, era asombroso, pero siempre estaba muy ocupado, tenía demasiados casos, demasiados pacientes, demasiada lista de espera.


Llegamos a casa y tal y como cerré la puerta, empotré a Sasori contra la pared cogiendo su mano y metiéndola bajo mi pantalón con una sonrisa.


- Vamos doctor, dígame el diagnóstico – le dije.


- Tendría que revisarla a fondo – me dijo cogiendo mis manos para apoyarlas contra la pared y bajando mientras me quitaba el pantalón – veamos.


Gemí al sentir como lamía mi miembro, de verdad que este chico sabía excitarme. Miré hacia abajo para ver como él aún acuclillado metía todo mi miembro en su boca y me hacía jadear aunque me acordé de la primera vez que probé esto… fue con Naruto, aquel chico dulce y tierno que no tenía ni idea de lo que estaba haciendo y que me hizo disfrutar como nunca en mi vida. Todo había cambiado tanto desde aquel día, nos habíamos separado tanto… yo me había separado demasiado de mis hermanos y me sentía culpable de ello.


- ¿Estás bien? – me preguntó Sasori al verme algo distraído


- Si – le dije sonriendo – me encanta como lo haces


Sasori volvió a subir y yo cogí su boca con frenesí metiendo mi lengua en su boca jugando con él. Sasori me dejó meterle la lengua, jugó conmigo y me sonreía hasta que el maldito teléfono empezó a sonar… ¿Nadie me llamaba nunca y tenían que llamarme justo ahora? No podía creérmelo, justo cuando estaba a punto de tener sexo con mi pareja tenía que sonar ese aguafiestas.


- Cógelo – me dijo Sasori entre besos.


- Deja que suene – le dije – estoy ocupado.


- Podría ser importante – me dijo Sasori sonriendo por mis besos.


- No lo será, nadie me llama nunca.


- Por eso mismo es posible que sea importante, no te llamarían para tonterías – me dijo y aquello me hizo ver que podía tener razón.


Me separé de Sasori para buscar el teléfono, maldito aparato, debí haberlo apagado antes de empezar. Lo encontré en el suelo con mis pantalones y lo cogí con desgana sorprendiéndome al momento al escuchar la voz de Naruto llorando.


- ¿Itachi? – preguntó.


- ¿Naruto? – pregunté yo sintiéndome mal por la voz que tenía Naruto, estaba claro que estaba llorando.


- Siento llamarte pero… nuestra… - intentó hablar pero se cortó y de repente rectificó – tu madre… ha tenido un accidente, por favor, vuelve a casa.


- ¿Qué estás diciendo Naruto? Ey ¿Estás bien? ¿Está bien mi madre?


- No lo sé – me dijo – los médicos no nos dejan verla, por favor… te necesita, te necesito – me dijo.


- Naruto, cuelga ese teléfono – escuché de golpe a mi hermano enfadado y Naruto colgó sin darme tiempo a decirle nada más.


Sabía que mi familia no quería hablar conmigo, ni verme, sabía que me odiaban porque me había venido a la capital a estudiar medicina, pero de ahí… a que ni siquiera me contasen que mi madre había tenido un accidente, eso no lo perdonaba, yo era su hijo, era mi madre, tenía derecho a saberlo y agradecía que Naruto hubiera tenido la decencia de avisarme, al menos alguien en esta maldita familia de cabezones tenía sentido común.


- ¿Qué ocurre Itachi? – preguntó preocupado Sasori – te has quedado absorto.


- Lo siento, tengo que volver a casa – le dije.


- Te acompaño – me comentó y yo le besé la frente.


- Vale, haz las maletas, voy a comprar dos billetes para Belton, Texas.


- ¿Eres de Texas? – me preguntó.


- Sí – le respondí.


- Nunca me lo habías dicho.


- Supongo que no me llevo muy bien con la familia y eso me hace hablar poco de mi lugar de origen – le comenté.


Preparamos todo en el menor tiempo posible y nos fuimos al aeropuerto. Fueron cuatro horas de vuelo hasta Dallas y luego tuvimos que alquilar un coche para poder ir a Belton. No quise ni pasar por el hotel, fui directamente al hospital y cuando me vieron llegar, Sasuke se sobresaltó, mi padre no se lo podía creer y Naruto estaba aún con aquellos preciosos ojos llenos de lágrimas. Naruto fue el primero en hacer un gesto de volver a ponerse a llorar y corrió  hacia mí abrazándome con fuerza ante el asombro de todos.


- Itachi – me llamó.


- Ya estoy aquí Naruto, estoy aquí. ¿Estás bien?


- Sí pero… tu madre.


- Hablaré con el médico ¿vale? ¿Te quedarás más tranquilo si lo hago?


- Sí.


Me acerqué hacia mi padre y mi hermano me giró la cara evitando mirarme, desde luego estaban enfadados conmigo.


- El hijo pródigo ha vuelto – dijo mi hermano de forma borde.


- ¿Cómo está mi madre? – pregunté ignorando su comentario ofensivo


- ¿Ahora te interesa? – preguntó mi padre cabreado - ¿Por qué no te vuelves a la capital y sigues con tu vida? Aquí ya no tienes nada que hacer.


- Es mi madre y voy a quedarme, quiero saber que ha ocurrido.


- Un accidente de coche – dijo Naruto – le dieron un golpe por detrás y la sacaron de la carretera – me respondió


- ¿Habéis dado parte a la policía?


- Sí – me dijo Naruto – están investigando.


Sasori apareció justo en ese momento por el otro lado del pasillo y cuando se acercó a mí abrazándome para consolarme, pude ver la reacción de asombro de Naruto, supongo que no se lo esperaba para nada pero la verdad… es que yo tampoco creí tener que volver a ver a ese chico rubio que ahora con diecinueve años… estaba más guapo que nunca.


Fui yo el encargado de hablar con el médico y entendí perfectamente de lo que me hablaba, yo era médico también. Mi madre estaba en estado grave, pero al menos tenía muchas posibilidades de salvarse y eso era un gran alivio para todos, aunque su recuperación sería lenta, tenía varios órganos dañados, una costilla rota y un fuerte golpe en la cabeza. No sabían aún como despertaría después de ese traumatismo, pero al menos… yo tenía la esperanza de que despertase bien, de que volviera a ser la madre que yo conocía.


Me fui del hospital después de que mi padre se llevase a Sasuke y a Naruto. No pude evitar mirar a ese chico rubio cuando se marchaba, con esa mirada perdida y desconcertada, llena de dudas por conocer sobre Sasori, sobre mí y es que yo jamás había vuelto a hablar con él, no le conté que ahora tenía pareja y en el fondo… volver a ver a Naruto había abierto en mí de nuevo ese enorme sentimiento, verle me había hecho darme cuenta, de que jamás pude olvidar a ese chico, seguía más vivo que nunca en mi interior.


Al día siguiente, decidí que iba a quedarme, porque no dejaría a Naruto solo de nuevo en esa familia. Lo hablé con Sasori porque de lo que había ahorrado, quise comprar el rancho de al lado a mi familia. No era muy grande así que podía comprarlo, no supondría mucho trabajo o eso creía yo. Me gustaba la situación del rancho, justo al lado del de mi familia, justo enfrente del de los Yamanaka, era un buen terreno.


Sasori me apoyó en la decisión y comentó que podíamos alquilar un pequeño local y ejercer de médicos para el pueblo y es que este pequeño pueblo, no tenía buenas consultas, así que no nos pareció mala idea y compré el rancho. La noticia correría como la pólvora, de eso estaba seguro y a mi familia, no le sentaría nada bien.


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