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¿Hermanos? por Fullbuster

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Deidara Yamanaka POV


 


¡Ni en el hospital podían estarse quietos esos dos! Aún escuchaba rumores de algunos enfermos y familiares de los enfermos que susurraban que todo era culpa de Naruto, por lo que veía siempre era más fácil echarle la culpa a ese pobre chico incluso cuando se veía claramente que esos dos… tenían muchos problemas no resueltos y eran de ellos mismos, habían metido al pobre Naruto en medio de sus problemas y ahora el que peor lo pasaba, era ese chico rubio que lloraba al verles pelearse cuando debían quererse como familiares que eran, pero no se daban cuenta.


Estaba en el hospital pidiendo mi medicación y odiaba tener que venir por aquí por las caras lastimeras que ponían las enfermeras y eso que yo trataba de sonreír siempre para que vieran que estaba perfectamente, sólo era una medicación más como cualquier otra. Supongo que por evitar pasar por el hospital a recoger la medicación, es por lo que guardaba tantos botes en mi casa, pero me había tocado venir hoy porque uno de mis botes no recordaba dónde lo había puesto, habría jurado que tenía que estar en el baño con el resto de la medicación, pero no lo encontraba.


Vi llegar a Sasuke, aunque entró con rapidez a ver a su madre, imaginé que todos estaban muy preocupados por ella, pero cuando ya me iba a marchar, aquellos dos zoquetes salieron moliéndose a palos el uno al otro como siempre hacían, es que no podían estar ni un segundo juntos y sin pegarse, eran un maldito caso a parte. Corrí hacia ellos viendo lo preocupado que estaba Naruto en estos momentos y cogí a Itachi separándolo de Sasuke mientras Naruto al verme… aprovechó en coger a Sasuke para alejarlo.


- Ya basta, los dos – les grité y sé que Itachi trató de arremeter otra vez contra su hermano cuando yo le detuve y lo esposé sacando un quejido de su parte.


Lo saqué de aquí y todos pensaban que me lo llevaría a la comisaría, pero con las heridas que tenía, casi era preferible que lo curasen por el hospital, el problema estaba en la que habían montado esos dos. Al final decidí llevarlo a mi casa y curarlo allí yo mismo. Le metí en mi coche y es que ahora mismo ya no estaba de patrulla, mi turno había terminado hace media hora. Conduje hacia mi casa o bueno… hacia la casa de mis padres, porque yo seguía viviendo en el rancho con ellos.


- ¿Dónde me llevas? – me preguntó Itachi desde el asiento de atrás donde lo llevaba aún con las esposas.


- A mi casa – le dije.


- ¿No me llevarás a la comisaría?


- No estoy de servicio – le aclaré – además esas heridas necesitan atención y en el hospital habrías seguido dando problemas.


- Es mi hermano el que ha dado problemas, yo sólo me defendía.


- A mí me da igual quien empezó – le dije – pero desde luego tenéis que parar esas estúpidas discusiones, parecéis idiotas y el que más sufre al veros así es Naruto.


Llegamos a mi casa y le ayudé a bajar del coche ya que con las esposas no podía moverse con soltura. Le hice acompañarme al interior y lo senté en el sofá mientras iba al baño a buscar lo necesario para curarle esas heridas. No sé si Itachi había entrado alguna vez por esta casa, puede que sí cuando sus padres quedaban con los míos, pero yo nunca estaba. Salí de nuevo al salón con todo lo necesario y me senté en la pequeña mesa de cristal frente a él empezando a colocar el agua oxigenada en el algodón y es que no tenía gasas para poder curarle mejor.


- Déjame ver – le dije moviéndole la cabeza hacia un lado para ver su labio – te ha dado bien – le dije sonriendo.


- Esto no es nada – me comentó haciéndose el duro.


- Vale – le dije pasando de él y empezando a curarle mientras él aguantaba los quejidos y es que no quería parecer débil frente a mí.


- Ey Dei… ¿Por qué te marchaste a Alemania de esa forma? – me preguntó y dejé un segundo de mover el algodón en su herida.


- Que más da – le dije sonriendo y volviendo a curarle – ya no tiene mucha importancia, estoy aquí ¿No? – pregunté.


- Tengo curiosidad… además volviste policía. Me han dicho que estabas en la élite ¿No te aburres en este pueblo? Aquí no hay nada que hacer.


- Puede que me gustase más la tranquilidad ¿No crees?


- No – me dijo – no te creo nada, tú nunca has sido tranquilo, aún recuerdo al niño que me perseguía con bolas de barro


- Pues peor para ti sino me crees – le dije.


- ¿Por qué has vuelto? Me dijeron que volviste hace un año.


- No te importa nada Itachi – le dije enfadándome y levantándome para irme pero él me cogió de la muñeca evitando que me marchase.


- Sí me importa – me dijo muy serio – cuéntamelo, por favor.


- Itachi… tú y yo hace mucho que dejamos de ser amigos. Te recuerdo que siempre pasaste de mí, no somos nada excepto simples conocidos.


- No es cierto – me sonrió – siempre me consideraste tu amigo. Hasta te metías en peleas para defenderme.


- Eso fue hace demasiado tiempo.


- No me di cuenta Dei – me dijo – pero ahora lo sé, sé que sentías algo por mí.


- Pasó hace mucho tiempo Itachi, ya no siento nada por ti, ni por nadie.


- No te creo – dijo levantándose y acercándose a mí.


- No te atrevas a tocarme – le amenacé – sigo siendo la autoridad aquí y no tendré reparos en detenerte y llevarte a la comisaría.


- Entonces detenme Dei – me dijo amenazándome – porque he tardado demasiado tiempo en darme cuenta de lo que de verdad quería en mi vida.


Iba a contestarle cuando sentí los labios de Itachi sobre los míos besándome con pasión y me quedé completamente paralizado, ¿Cuánto tiempo había deseado a este chico? Demasiado pero tenía que venir justo ahora a besarme, seguramente ni siquiera sentía nada por mí, siempre estuvo enamorado de Naruto ¿Por qué me besaba? Me aparté de él y le pegué un puñetazo que casi lo tiré al suelo.


- No vuelvas a hacerlo – le dije – no quiero tus besos sin sentido, vete a pelearte con tu hermano por Naruto.


- Dei – me llamó en un tono serio – sé que me merezco el puñetazo, he estado ciego mucho tiempo y no me di cuenta de que eras tú al que siempre amé, eras tú con el que siempre peleaba, el que siempre estuvo a mi lado gastándome bromas, no me di cuenta de que querías que me fijase en ti y lo siento, creí que quería a Naruto porque era igual que tu, teníais el mismo carácter luchador y enérgico, las mismas ganas por vivir, pero Naruto era más fácil de conquistar que tu y lo lamento, no me di cuenta de que siempre fuiste tú y cuando te marchaste a Alemania… empecé a darme cuenta.


- No te creo nada, tú sólo sabes mirarte a ti mismo.


- No es cierto Dei, creí que no volvería a verte, te marchaste y yo me fui fuera a estudiar, no pensaba volver, sólo lo hice por mi madre, pero cuando volví a verte, me recordaste nuestra infancia, me hiciste abrir los ojos de lo confundido que había estado con mis sentimientos… bueno tú y unos cuantos golpes de Sasuke – me dijo – por favor, créeme, quiero estar contigo.


- Yo no – le dije muy serio – ya te lo he dicho, no quiero estar contigo ni con nadie.


- ¿Por qué si sé que me amas? Ese beso me lo ha demostrado, luchabas contigo mismo para no besarme pero me correspondías, te has dejado llevar durante unos segundos, sé que me quieres ¿Por qué no podemos estar juntos?


- Porque voy a marcharme – le grité entristecido – nadie puede estar conmigo, no quiero complicarle la vida a nadie. Tú no deberías haberte enamorado de mí, no deberías haber descubierto los sentimientos que dices tener.


- Pues los tengo – me dijo acercándose de nuevo a mí – los tengo y no puedes evitarlo.


Itachi se había acercado a mí y yo había ido retrocediendo de él hasta que no pude seguir haciéndolo al chocar contra la pared. Colocó sus manos esposadas aún apoyadas contra la pared sobre mi cabeza y se acercó besándome de nuevo. No podía evitar que todos mis sentimientos por él salieran otra vez, era muy difícil seguir luchando contra mis sentimientos y sabía que estaba fatal dejarme llevar por ellos, porque iba a marcharme de nuevo, porque no podría estar con él jamás, yo no podía estar con nadie.


- Iré contigo donde vayas Dei – me susurró con sus labios rozando los míos todavía.


- No puedes venir conmigo – le dije – sólo puedo ofrecerte una noche Itachi, me iré pronto.


- Tomaré esa noche entonces y luego hablaremos de por qué no puedo ir contigo Dei – me dijo sonriendo – No voy a renunciar a ti ahora que te he encontrado.


- Tendrás que hacerlo – le dije rozando sus labios con los ojos cerrados – yo no puedo ofrecerte nada excepto sufrimiento, márchate lejos de mí ahora que puedes Itachi, yo no traeré nada bueno.


- Tú eres lo mejor que hay en mi vida ahora mismo Dei, no te dejaré. Por favor… no me alejes de ti.


- Por favor… - le dije mientras una lágrima resbalaba por mi mejilla – vuelve con Sasori, él te quiere, vuelve a la capital o quédate da igual, pero vuelve con él, crea la consulta, sigue con tu vida y olvídate de mi, olvídate que alguna vez existí, es lo mejor.


- No lo haré – me dijo volviendo a besarme esta vez con más pasión aún – quítame las esposas… por favor, me empiezan a doler un poco. Me ha quedado claro que mandas tú – me dijo sonriendo y cogiendo la llave se las quité.


Itachi me empotró aún más con su cuerpo contra la pared mientras su brazo pasaba tras mi cintura sujetándome y acercándome aún más a él. No pude más que pasar mis manos tras su cuello para agarrarme a él mientras éste me besaba el cuello sumido en su propia excitación y tenía claro que si seguía así… yo también acabaría sucumbiendo a él. Me gustaba Itachi, le amaba desde que era pequeño, siempre le había amado y seguía haciéndolo con locura, pero no podía dejar de pensar que ésta… sería mi primera y mi última vez con él, no tendría más oportunidades y esperaba que pasada esta noche, él se diera cuenta de que tenía que olvidarse de mí y volver con Sasori, con él podía tener una vida tranquila y feliz, algo que yo jamás podría darle.


Sus besos los había soñado tantas veces y aún así… eran mejor de lo que jamás me imaginé. Me concentré en disfrutar de ellos, agarré con una mano su rostro y le besé esta vez haciéndome yo con el control y es que no pensaba dejarle a él tomar el control de toda la situación, yo no era de los que se quedaban quietos dejándome dominar.


- Ven conmigo – le dije cogiéndole de la muñeca y obligándome a acompañarme hacia mi habitación porque le iba a enseñar a Itachi Uchiha… quien era el que dominaba aquí.


Le llevé hacia mi habitación y es que aunque mis padres habían salido a cenar con mi hermana para celebrar su graduación… yo sabía que podían tardar en venir como podían llegar antes de hora, prefería estar en mi habitación a que me pillasen en alguna situación bochornosa con el hijo mayor de sus vecinos. Me habría gustado ir a la celebración de mi hermana, pero como había tenido que trabajar, le prometí que lo celebraría con ella mañana.


Metí de un empujón a Itachi dentro de mi habitación y lo senté en una de las sillas subiéndome encima de él mientras le besaba. Aproveché cuando quiso poner sus manos en mi cintura para cogérselas y atarlas a las patas de las sillas inmovilizándole por completo y dejándolo a mi disposición. Itachi sonrió al verme sonreír a mí también.


- ¿Así que te va el juego? –me preguntó con una sonrisa picarona.


- Más de lo que crees – le dije – si sólo voy a tenerte una noche para mí, déjame disfrutarla – le comenté.


- Entonces hágame lo que quiera, agente – me dijo en tono divertido.


Me puse a su lado bajándome los pantalones y obligándole a meterse mi miembro en su boca. Jadeé disfrutando de su boca y sé que Itachi Uchiha no estaba acostumbrado a estas cosas, tampoco pensaba en dominarle demasiado porque sabía lo orgulloso y terco que era, pero creo que le hacía falta tomar un poco de su propia medicina. Itachi no me dijo absolutamente nada, se limitó a darme placer lamiendo entero mi miembro y lo disfruté como el que más. Tener a Itachi Uchiha solo para mí era algo que jamás me habría imaginado. Aparté mi miembro de su boca y me miró extrañado viendo como empezaba a desvestirme entero de forma seductora frente a él.


- Joder Dei…que ciego estuve contigo – me dijo


Sonreí con sus palabras y me acerqué a él una vez desnudo desabrochándole el cinturón junto al pantalón y bajándoselos lo mínimo imprescindible para tener su miembro al alcance y me arrodillé frente a él lamiendo su miembro mientras le veía echar la cabeza hacia atrás disfrutando del momento, jadeando sin parar. Aproveché para masturbarme levemente para no bajar mi excitación y una vez comprobé que Itachi estaba lista, me senté encima de él preparando mi entrada sin dejar de besarle.


- Suéltame Dei – me suplicó y yo sonreí.


- No – le dije – eres mío y lo haremos a mi manera.


- Eres muy malo – me comentó con una sonrisa.


- Soy policía y tú estás detenido, así que hazme el favor de obedecerme sin rechistar – le dije sonriendo – hazme disfrutar Itachi – le ordené mientras me sentaba encima de él metiendo su miembro despacio dentro de mí.


- Como ordenes – me dijo sonriendo entre jadeos al notar la presión al ir entrando – siéntate entero Dei, voy a metértela hasta el fondo.


Le hice caso sentándome hasta el fondo y empecé a moverme en cuanto me sentí capaz de hacerlo. Cogí un ritmo lento y tortuoso para Itachi, disfrutaba y me pedía que acelerase, pero yo sabía que de esta forma tardaría más en correrse y es lo que buscaba, iba a hacerle sufrir, iba a hacerle que tardase como yo tuve que esperar por él tantos años, ahora iba a ir él a mi ritmo. Fui cogiendo velocidad al ir comprobando las muecas y los jadeos que lanzaba Itachi, estaba disfrutando tanto como yo  y aproveché uno de esos momentos para quitarle las esposas.


Itachi no se hizo esperar, se levantó de la silla cargándome sin permitirme salir y me tiró en la cama subiéndose encima de mí y marcando su ritmo. Me agarré a su cabello mientras gemía sin control alguno y veía a Itachi sonreír como jamás le había visto, disfrutando del morbo del momento, disfrutando de mi cuerpo como quiso hasta que no aguanté más y me corrí llenándonos a ambos con mi líquido. Itachi no tardó mucho más en irse también corriéndose dentro y ambos nos quedamos en la cama unos segundos intentando recuperar el aliento.


- Quiero estar contigo, Dei – me dijo con un tono se seriedad que a mí me dio miedo.


- Ya te he dicho que no puedes – le dije – esto es lo único que puedo ofrecerte.


- ¿Sexo sin compromiso? – me preguntó – te quiero en exclusividad Deidara, sólo para mí, quiero que me hagas esos strip-tease como el de antes para mí, no quiero que nadie más te vea desnudo Dei, quiero esta clase de sexo divertido contigo todos los días de mi vida.


- No Itachi – le dije levantándome y buscando mi ropa – no puede ser.


- No me digas que es porque no me amas, porque no te creo, has hecho todo esto para que yo disfrutara porque me quieres demasiado, me querías sólo a mí y te estoy diciendo que te amo ¿Por qué no estarás conmigo? ¿No es lo que querías?


- Sí Itachi – le dije – es lo que quería, hace más de ocho años es lo que quería, vivir contigo, estar contigo, tener sexo contigo todos los días, ofrecerte mi cuerpo, pero ya no puedo permitírmelo, lo siento – le dije a punto de llorar – puedes utilizar la ducha de mi cuarto para limpiarte antes de marcharte – le dije tapándome con una toalla y saliendo de mi cuarto hacia el otro baño del pasillo.


Entré en el baño y cerré la puerta dejando resbalar mi cuerpo hasta el suelo hasta que quedé sentado y es cuando por fin me dejé llevar por todos los sentimientos que tenía acumulados y lloré, me permití llorar por primera vez en mucho tiempo. ¿Por qué tenía que hacerme esto Itachi ahora? Justo ahora que me iba venía diciéndome que quería estar conmigo, justo cuando ya nada podía ser. Tenía que alejarle de mí para que no sufriera, no podía dejar que se enamorase más de mí.


Esta era la primera vez que dejaba que alguien entrase en mí, no lo había permitido jamás, había tenido sexo con más gente en Alemania, incluso con compañeros, pero era yo siempre el dominante, era la primera vez que me ofrecía al completo a alguien y ese… fue a Itachi Uchiha. Al menos ya podía estar tranquilo, pude estar al menos una vez con Itachi que fue el mayor de mis deseos desde niño, le había regalado lo más puro y lo más importante que había en mi vida, me había entregado a él por completo. Cuando salí después de ducharme, Itachi ya se había marchado tal y como le dije y lo agradecí, no quería que me viera tal y como estaba en estos momentos de afectado por nuestro encuentro.


Aquella noche apenas pude dormir, la tos no me dejaba pegar ojo y al final tuve que levantarme para ir al baño a tomarme las pastillas. Me miré al espejo y por las ojeras que tenía y lo blanco que estaba… sabía que no podría dormir ya. Me mantuve en vela toda la noche y al final con tanta tos, desperté a mi hermana Ino que vino a dormir conmigo intentando hacerme compañía. Yo siempre sonreía, adoraba a mi hermana y la echaría de menos cuando me fuera, sé que ella también lo pasaría mal. La abracé y ella me miró con tristeza.


- Te quiero Dei – me dijo Ino.


- Y yo a ti pequeña – le dije con una sonrisa.


- Yo no quiero que te vayas – me dijo.


- Lo siento Ino, no puedo evitarlo, han hecho todo lo que han podido. Duerme, mañana haremos algo divertido tu y yo ¿Vale?


- Vale – me dijo intentando sonreír mientras se dormía entre mis brazos.


 


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