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El Probador por Fullbuster

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Sasuke Uchiha POV


 


Me mordí la muñeca para evitar que saliera cualquier mínimo sonido de mí, no quería darle ese gusto a mi hermano aunque admitía… que me seguía excitando tanto o incluso más que antes, podría ser por ser lo prohibido, por haberme prohibido a mí mismo volver a caer en sus redes, quizá era eso precisamente lo que lo hacía tan sugerente y atrayente.


Había escuchado a mi hermano tener sexo con su novia y mentiría si dijera que no me había excitado, aún podía recordar el sabor de sus besos. Hacía tan sólo unos segundos estaba devorando mi boca y luego… se follaba a su novia como si nada, como si yo no le importase, como si no hubiera estado antes conmigo. Eso me fastidiaba, odiaba que hiciera esas cosas porque yo no era el segundo plato de nadie, eso no podía permitirlo.


Estaba un poco asustado, odiaba los lugares cerrados. Desde niño sólo tuve una fobia… claustrofobia, me asustaba la idea de quedarme sin oxígeno, de estar en los lugares cerrados, por eso nunca cerraba las puertas con pestillo, me gustaba tener claro que esa puerta se abriría y que el cerrojo no se quedaría atascado ni nada por el estilo, yo siempre tenía que tener algo abierto, hasta dormía con una ventana abierta cuando cerraba la puerta, tenía pánico a los lugares cerrados… y aquí estaba con mi hermano, encerrado en un baño al que le había puesto el seguro.


Sentí los labios de mi hermano besando mi cuello, lamiéndolo con impaciencia mientras su mano seguía agarrando mi miembro. Me masturbaba como quería y es que no podía dejar de pensar en que estaba aquí encerrado, sólo podía pensar en pedirle una y otra a vez a mi hermano que parase y abriera esa puerta, necesitaba que la abriera.


Jadeé tan cerca de él cuando cogió mis huevos que pude notar su sonrisa, disfrutaba con esto, disfrutaba con mi cuerpo y lo sabía. En parte deseaba a mi hermano pero otra parte seguía enfadada con él, le odiaba, no quería ni soportaba que jugase conmigo, ya lo hizo en el pasado y no quería que pasase de nuevo así que armándome con toda la fuerza que pude sacar lo empujé alejándole de mí mientras me subía el pantalón y corría hacia la puerta tratando de abrir el cerrojo. Mis manos temblaban y me resbalaban, al final fue Itachi quien abrió la puerta cuando vio que no podía respirar.


Salí con rapidez encontrándome de frente con Konan que me miraba extrañada por mi comportamiento. Si no buscaba una excusa rápida a esto me descubriría, no podían descubrirme, mi misión dependía de que estuviera encubierto. No podía pensar en nada, me forzaba a hacerlo y sonó su pregunta una y otra vez en mi cabeza, sólo me venía ese “¿Qué está ocurriendo?”.


- Lo siento, mi hermano tiene claustrofobia y nunca se cierra la puerta, cuando entré estaba orinando y se ha enfadado conmigo por haber entrado de golpe – escuché a mi hermano poniendo una excusa. Konan me miró a mí y yo miré hacia mi hermano aún con desprecio por lo que me había hecho ahí dentro.


- Eres idiota – le dije marchándome hacia mi cuarto.


- Ya he dicho que lo siento – me gritó mientras yo me marchaba por el pasillo.


¡Cómo si sus disculpas lo arreglasen todo! No me importaban sus disculpas, yo había estado enamorado de él, si esto lo hubiera hecho hace seis años habríamos acabado teniendo sexo allí dentro, pero no, ahora no, no me lo podía permitir. Me repetí que le odiaba, que me había abandonado, no podía dejarle hacer conmigo lo que quisiera cuando luego se follaba a su novia olvidándose de mí.


No conseguí dormir mucho esa noche, supongo que seguía excitado por mi hermano y supe que no dormiría hasta que me relajase por completo. Estaba tumbado en mi cama mirando como unas gotas de agua caían sobre el cristal de la ventana, empezaba a llover y seguramente mañana habría una buena tormenta, no parecía que las nubes fueran a irse pronto. La puerta estaba cerrada y traté de relajarme con el ruido de las gotas golpeando el cristal. Metí la mano bajo los pantalones de deporte que solía utilizar para dormir y cogí mi miembro imaginándome que era la mano de mi hermano, era la única forma en que de verdad podría tenerle, en mi mente, en mi imaginación, porque ya nos habíamos distanciado demasiado.


Moví la mano de arriba abajo, la moví cogiendo mis huevos con cierta presión como hacía antaño mi hermano y tanto me gustaba, él me conocía bien, esos juegos raros que me enseñó y que acabé adorando. Lubriqué los dedos de mi mano izquierda y los metí con suavidad en mi interior pensando que pudiera ser el miembro de mi hermano quien me penetraba, claro que mis dedos no alcanzaban la profundidad que él me podría dar. Con la idea de mi hermano haciéndome suyo de nuevo mientras me masturbaba, me corrí entre ahogados jadeos.


Aproveché en limpiarme con algunos pañuelos y me dispuse a dormir. Después de aquello, por fin conseguí coger el sueño, aunque creo… que soñé con mi hermano y eso no era bueno, estaba empezando a sacar de nuevo todos esos sentimientos que una vez tuve por él y que ya creía olvidados. Esto podía poner en peligro mi misión y no me lo podía permitir, tenía que seguir odiándole por mi propio bien.


Por la mañana cuando me desperté, bajé a desayunar y allí estaba ya Itachi preparando los desayunos. No vi a Konan así que imaginé que dormiría un rato más. Dejé algunos libros encima de la mesa y me senté.


- ¿Has dormido bien? – me preguntó.


- Genial – le mentí.


- ¿Y esos libros?


Itachi se acercó a mirarlos pero cuando fue a coger uno se quedó atónito viendo la portada. Por la mirada que puso creo que estaba enfadado.


- ¿Derecho? ¿Cómo que Derecho Sasuke? Estos libros son de la universidad, ¿No acabaste la carrera? – me preguntó notablemente enfadado pero yo intenté poner una voz tranquila.


- No – le dije – no he tenido tu suerte.


- ¿Mi suerte? Sasuke… tú querías ser abogado, no sabía que no habías acabado la carrera ¿En qué año estás?


- En el primero, acabo de matricularme.


- ¿Es una broma, verdad?


- No.


- ¿Por qué no seguiste estudiando Sasuke? – me preguntó recriminándome a mí las cosas.


- Ya te lo he dicho, a ti te lo pagó todo tu padre, yo estuve solo. Tuve que trabajar para mantenerme y no pude estudiar.


- Papá dijo que te pasaba una manutención todos los meses.


- Si te creíste eso es que eres más idiota de lo que pensaba. A mí nadie me pagó nada hermanito, trabajé como una mula para poder mantenerme, gracias a dios a que nuestro tío se hacía cargo de bastantes cosas mías, pero no me atreví a pedirle dinero para la universidad, era demasiado dinero.


- No puedo creerme eso, papá no te abandonaría así como así.


- Ya claro… - le dije sonriendo – a ti no te abandonaría, fuiste su hijo favorito siempre, yo sólo fui el residuo.


- Eso no es cierto, él te quería, a su manera – intentó excusarle.


- A ti nunca te dijo que fuiste un error ¿Verdad? ¿Sabes por qué nací yo? Porque fui un accidente, un día en que se olvidó ponerse un preservativo y aquí estoy, se tuvo que hacer cargo de mí a la fuerza, pero cuando mamá murió y vio el lío que teníamos montado me tiró a la calle como a un perro, nunca me quiso, pero claro, ¿Qué vas a saber tú? Lo has tenido todo.


Le dije cogiendo los libros y marchándome hacia la puerta para irme. Quería ir a la universidad. Konan apareció en aquel momento y me preguntó donde iba, le dije que a estudiar. Itachi estaba petrificado, creo que nuestro padre jamás le contó nada de esto. Sé que él quería que hubiera sido abogado, que hubiera estudiado, acabado mi carrera, pero él no sabía absolutamente nada por lo que yo había tenido que pasar. Tampoco podía decirle que ya estaba trabajando, que era militar, no tenía tiempo para estudiar pero esta era mi coartada, la identidad que me habían dado… estudiante de universidad de Derecho, un chico que había estado unos meses en el ejército y se había largado en cuanto pudo, un chico que malvivió y trabajó de camarero para mantenerse y que ahora habiendo ahorrado un poco había vuelto a estudiar. Una identidad bastante creíble de lo que podría haber ocurrido sino me hubiera quedado en el ejército y ascendido.


- ¿No vas a terminar de desayunar? – escuché que preguntaba mi hermano.


- No.


Me marché de allí para ir a la universidad. Fue entonces cuando me crucé con Temari, la maldita de ella chocó levemente su coche contra el mío y cuando bajó con su minifalda, perfectamente maquillada y llamando la atención de todos los chicos del lugar, se acercó a mí disculpándose y dándome una tarjeta para que los seguros se aclarasen para el golpe. Sonreí al entrar en el coche y es que a ella siempre se le dio bien encontrar los momentos perfectos para contactar. En la parte trasera de la tarjeta estaba escrito el teléfono de Konan y me había dejado un mensaje diciéndome que tenía contacto con ella, le había encargado unos diseños. Esta chica servía para espía. Seguramente controlaría bien a Konan fingiendo ser su diseñadora de moda.


En la universidad me crucé con Naruto, él fingía a parte de haber abierto el bar ese, de estar estudiando aquí. No pisé ni una clase, de hecho estaba matriculado, pero no tenía ganas de ir a escuchar clases, me pasé el día en la cafetería hablando con Naruto y éste no dejaba de mirarme extraño.


- ¿Qué ocurre? – le pregunté.


- Tienes esa mirada de nuevo en los ojos. ¿Te ha pasado algo con tu hermano?


- No – le dije muy serio.


- Te besó anoche.


- Sí.


- Ya sé que te besó, no hace falta que lo confirmes, lo vi. ¿Qué ocurrió en casa? ¿Te hizo algo? ¿Estás bien?


- Estoy perfectamente, no ha pasado nada. Me fui a dormir, eso es todo.


- No te creo, esos ojos me dicen que ocurrió algo.


- Lo que ocurre es que me ha hecho dudar de mis sentimientos por él durante un mínimo periodo de tiempo.


- Sal de esa casa – me ordenó serio.


- No voy a hacerlo, ya sabes cual es la misión. Tengo que estar allí y vigilarles.


- Te estás enamorando de tu hermano, si vuelves a las andadas con él… – me dijo enfadado cogiéndome del cuello de la camiseta – si Konan se entera de eso estás en un buen lío. Sal de esa casa, no quiero que te pase nada.


- No voy a salir, no me han descubierto.


- Pues finge mejor y huye de cualquier roce con tu hermano ¿Me oyes? No puedes enamorarte de él Sasuke.


- No lo haré – le dije muy seguro aunque la verdad era… que nunca había dejado de amar a mi hermano y sé que la misión se complicaba, pero tenía que llevarla a cabo, daba igual si era mi  hermano o no, si estaba involucrado en todo esto de las armas, tendría que poner un final.


Sin embargo Naruto tenía razón en algo, no podía arriesgarme a que Konan se enterase del motivo de mi marcha, de la razón que motivó a mi padre a echarme, si sabía que tenía una relación sentimental con mi hermano en el pasado… ella me complicaría las cosas, aún no sabía de lo que era capaz ni ella ni su familia. Hasta el momento parecía muy buena, pero… ¿Qué pasaría si se enterase de cómo me había follado a mi hermano en el pasado? Tenían armas… armas militares y eso era un gran problema, podrían matarme en un momento si me veía como un enemigo. Pero claro… aún no conocía de lo que era capaz Konan y su familia.


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