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El Sendero de la vida por Fullbuster

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Sasuke Uchiha

 

Mis primos siempre eran así, cada chica que traje a casa, ellos se ocupaban de espantarla y desde luego Naruto no sería una excepción. Sabía que iban a estar tocándole las narices y tampoco es que me importase mucho, me importaba antes cuando traía a las mujeres a las que amaba, pero Naruto no me importaba en absoluto, todo esto sólo era un trato, total… acabaríamos rompiendo.

 

Sabía que no duraría mucho tiempo, mis primos se ocuparían de que saliera corriendo como tantas otras veces habían hecho, pero yo tenía que tratar de controlarles, porque cuando quisiera presentar a la persona con la que realmente quería compartir el resto de mi vida, ellos seguirían haciendo esto. No podía consentirlo así que Naruto era como mi conejillo de indias, quería ver que tipo de trastadas se les ocurrían y quería intentar bloquearles, quería saber cómo parar esto para evitar que alejasen a la persona importante para mí.

 

Nunca entendí por qué se comportaban de esa forma. Siempre querían verme solo y se empeñaban en discutir sobre mí. Qué si querían sentarse a mi lado en las comidas, que si querían que jugase con ellos a todas horas, que si tenía que explicarles la lección, me agobiaban porque no me dejaban ni un segundo a solas. Sé que me querían mucho, pero a veces era demasiado.

 

Debía reconocer que lo de la pintura no era una novedad, ya me imaginaba que pasaría algo así, era una de sus típicas bromas, la había visto muchas veces. Soltar un globo desde la ventana de arriba y explotárselo encima. Mis padres como siempre muy comprensivos tratarían de animar al pobre chico o chica en cuestión y siempre les decía de tomarse una ducha y asearse, algo normal, no iba a ir a cenar lleno de pintura chorreando.

 

Lo de la ducha sí era nuevo y es que hacía apenas unos meses que el padre de los chicos, mi tío, Rasa… había comprado a ese animal horripilante. Yo también odiaba las serpientes pero creo que mi tío no tenía muy claro lo que era una mascota para sus hijos. Un perro habría estado bien o un gato, incluso un loro o una tortuga que se yo… ¿Pero una serpiente? Claro que teniendo en cuenta que mi tío no venía ni de visita, le daba bastante igual qué comprarles a sus hijos.

 

Nos los había dejado a nuestro cuidado o más bien al de mis padres. Mi tío era el típico mujeriego. Rasa siempre había sido un hombre muy familiar y adoraba a sus dos hijos, Temari y Kankuro, pero con la llegada de Gaara, su esposa Karura había fallecido. Desde entonces había utilizado sus millones para viajar, mantener su empresa a flote y ligar, sí… rompía e iniciaba relaciones con otras mujeres como si nada, supongo que se lo podía permitir, pero nunca estaba en casa. Cuando salía con alguna mujer se despreocupaba de sus hijos, sólo pensaba en ella. Sólo al romper era posible que se quedase unos días y viera a sus hijos, luego enseguida aparecía otra mujer y desaparecía de nuevo, así que al final mis primos vivían en esta casa con mis padres.

 

Esperé fuera a que Naruto se vistiera, no me apetecía que se perdiera por la casa y sabía lo grande que resultaba todo este lugar. Cuando salió me miró extraño y yo le miré con mi seriedad habitual.

 

- ¿Qué ocurre? ¿Creías que me iba a perder o qué? – me preguntó.

 

- Se supone que somos pareja, deberías ser más… cariñoso – le dije.

 

- Oh… si yo puedo ser muy cariñoso – me dijo sonriendo – eres tú el que tiene que sacarse la pierna de nuestros hijos de la boca.

 

- Qué bruto eres.

 

- Reconócelo, tú eres el único que no puede fingir ser cariñoso, eres borde por naturaleza. Nadie se tragará que me quieres.

 

- Sé fingir – le dije.

 

- No es cierto. A mí me pides que mienta en un juicio pero tú… tú no eres capaz de fingir, eres increíble. Me pides a mí que aparente ser el novio perfecto cuando tú eres el único que aún no ha puesto de su parte para que esto funcione.

 

- ¿De qué hablas?

 

- De nuestra relación. Ni siquiera me has dicho cómo se supone que nos conocimos. Ni me has hecho sentir querido y apreciado, tus padres no se tragarán esto si no empiezas a mejorar – me dijo marchándose hacia el pasillo.

 

Le seguí hacia la planta baja y mi madre nos interceptó. Sonrió hacia Naruto y le aclaró lo guapo que estaba ahora ya sin pintura por encima. Naruto me sorprendió cuando le dedicó una enorme sonrisa a mi madre y se ofreció para ayudarla con unos platos de comida que llevaba. Entramos juntos al comedor y fuimos a sentarnos cuando Gaara me cogió de la mano y me empujó para que me sentase a su lado separándome de la silla de al lado de mi madre. Naruto se sentó donde yo iba a sentarme antes de que mis primos me interceptasen y al sentarse, se escuchó una terrible ventosidad por su parte que hizo callar a toda la mesa excepto a Kankuro y a Gaara que empezaron a reírse con ganas.

 

Naruto se levantó quitando un cojín de pedorretas de debajo de su trasero y mi padre al verlo le dio una colleja a Kankuro que llamaba pedorro a Naruto. Mi madre pidió silencio en la mesa con cara de cabreo y tanto Kankuro como Gaara se callaron de golpe.

 

- Dame eso cariño – le dijo hacia Naruto quitándole el cojín de las manos y dejándolo en un lateral de un mueble – haber si tenemos la cena en paz – dijo refiriéndose a mis primos.

 

Empezamos a comer el primer plato y no paraba de mirar a mis primos y a Naruto. Sé que algo habrían planeado, ellos siempre tenían algo por hacer y eran así con cualquiera que trajese a casa. Un incordio de chicos. Les adoraba, eran mis primos y los quería con locura, pero eran muy dependientes de mí, no me dejaban ni a sol ni sombra.

 

- Bueno y… ¿Cómo os conocisteis? – preguntó mi madre sonriendo mirando a Naruto y él se quedó atónito sin saber qué responder. Yo sonreí a ver qué se le ocurriría a eso.

 

- Oh… es una historia preciosa, que la cuente Sasuke que se le da mejor – me lanzó a mí y quise matarle por tirarme el marrón a mí. ¡Sería desgraciado el niñato!

 

No había planeado nada, de hecho no sabía muy bien qué contar pero algo se me ocurrió de golpe, ese crío se iba a enterar de lo que valía un peine. Iba a dejarle a la altura del betún, iba a hacer que mis padres se dieran cuenta de la clase de persona que era, un vulgar chico de la calle. Total… sólo quería dejarle mal para que mis padres dejasen de tocarme las narices con eso de que nadie les parecía adecuado para mí, Naruto era el menos adecuado y lo dejaría claro.

 

- Lo conocí en un juicio – les dije – está acusado de haber apuñalado a su jefe y yo le represento – mis padres nos miraron con los ojos como platos.

 

- No fue exactamente así Sasuke. Mi jefe trató de abusar de mí y le clavé un cuchillo en la mano para defenderme. Espero que Sasuke sea tan buen abogado como dice ser y me saque de este lío.

 

- Pobrecito ¿Y estás bien? – preguntó mi madre hacia Naruto.

 

- Sí, no llegó a pasar nada.

 

- Que forma más rara de enamorarse – dijo Kankuro.

 

- Fue la forma en que nos conocimos – dije con cierta dulzura hacia él – supongo que me enamoré de su carácter sincero y alegre. Aunque no tenga donde caerse muerto.

 

- Oh, yo me enamoré de esa dulzura mecánica que tiene, es como un robot, aún tengo que probar a darle alguna orden como que limpie los baños haber si la cumple como una buena máquina.

 

Mis padres empezaron a reírse y Kankuro y Gaara no entendían nada. Yo tampoco lo entendía. ¿Nuestras discusiones les parecían divertidas? Supongo que pensaban que bromeábamos. Las dudas fueron resueltas enseguida.

 

- De verdad que sois muy graciosos – comentó mi madre sin parar de reírse – ahora enserio… ¿Cómo os conocisteis?

 

- La verdad es que Sasuke se presentó como mi abogado y lo agradezco, porque no tenía dinero para pagarme uno bueno – dijo Naruto ahora serio.

 

- ¿Qué quieres estudiar en la universidad? – preguntó Fugaku y Naruto se quedó un poco paralizado.

 

- Él no estudia – le dije de golpe intentando humillarle pero él no quiso entrar en mi juego.

 

- No voy a ir a la Universidad. Estoy buscando trabajo en estos momentos después de lo que ocurrió con mi antiguo jefe.

 

- Espero que encuentres algo pronto – dijo mi madre tocándole la mano en plan de ánimo.

 

¿Qué estaba pasando aquí? ¿Mi plan no funcionaba? ¿Por qué todos parecían adorarle excepto mis primos? ¿Por qué le tenían ese cierto cariño y le trataban con esa dulzura? Nunca lo habían hecho con mis anteriores novias. Algo raro había aquí.

 

- ¿Qué os ha parecido que sea homosexual? – pregunté de forma brusca y mi primo Gaara casi se atraganta.

 

- Bueno… siendo sincera… creí que traerías a una chica – dijo mi madre – siempre has traído chicas y creía que tenías tu orientación sexual resuelta, pero me alegra conocer a Naruto.

 

- ¿No os importa? – pregunté extrañado.

 

- Tu hermano Itachi llamó hace un mes desde Alemania – dijo Temari y era la primera vez que hablaba en toda la cena – se ha casado con un chico, así que llegas un poco tarde. Tus padres ya pusieron el grito en el cielo cuando se enteraron, ya lo han asimilado.

 

- ¿Va enserio? ¿Mi hermano casado? ¿Y no me lo ha dicho?

 

- Intentó llamarte – dijo Temari – pero siempre le dices que estás trabajando y le cuelgas.

 

- Si, eso es posible.

 

- Nunca utilizas el móvil excepto para trabajo, por eso ya nadie te llama – se quejó Temari.

 

- ¿Naciste de una máquina, verdad? – me preguntó Naruto de golpe ayudado por el comentario de Temari - ¿Cómo puede preocuparte más tú trabajo que tu hermano?

 

- Lo hablaremos en casa – le dije intentando que se callase.

 

- ¿Pero vivís juntos? – preguntó Gaara escandalizado.

 

- No – gritamos los dos a la vez – aún no – le dije yo mirando a Naruto.

 

El segundo plato se sirvió enseguida y menos mal, ya tenía ganas de acabar esta ridícula cena. Todo me estaba saliendo mal. Yo quería que vieran a Naruto como alguien que no era merecedor de mí, pero estaba saliendo al revés, a este paso le querrían a él y si traía a otra chica a casa no la aceptarían. Tenía que evitar eso.

 

¿Qué podían ver en Naruto que no vieran en las otras chicas que había traído con anterioridad? Ellas eran inteligentes, habían estudiado en buenas universidades, eran serias como yo, hablaban de cualquier tema… eran de buena familia y Naruto… Naruto no tenía nada de todo eso, era un pobretón sin estudios, metido en un problema legal, sin familia ni hogar prácticamente… ¿Qué le veían?

 

Sirvieron el segundo plato y empezamos a comer. Llevaba ya dos bocados de aquella exquisita carne cuando vi el rostro de Naruto como si quisiera escupir la comida. Le miré atentamente y lo tragó con gran dificultad buscando el agua de inmediato y comiendo miga de pan.

 

- ¿Estás bien? – le pregunté.

 

- Está muy bueno – dijo casi llorando.

 

- Déjame probar eso – le dije pero Gaara me lo impidió y supe lo que ocurría – ven, te cambiaré el plato.

 

Fui a la cocina con mi madre que se empeñó en acompañarme y me fue contando lo bien que le caía mi “novio” aunque estaba un poco preocupada por las bromas de los gemelos.

 

- No te preocupes mamá. A Naruto le encantan los niños, se los ganará – le dije aunque no conocía a Naruto – además… tiene mucha vitalidad, seguro que los cansa él antes de que ellos puedan agotar a Naruto.

 

- Eso espero – dijo mi madre y supe que planeaba algo… aún no sabía qué porque cuando fui a preguntarle, salió de nuevo con un plato sin picante para Naruto.

 

Probé el plato por curiosidad y la verdad… se habían pasado tres pueblos con el picante, pero eso me hizo sonreír levemente, ver a Naruto pasar por todas esas bromas había sido divertido y reconocía que era el que más había aguantado, mis otras novias en la primera broma prácticamente ya se esfumaban, cómo mucho llegaban a la segunda.

 

- ¿Sasuke sabe sonreír? No me lo puedo creer – escuché a Naruto tras de mí sonriendo.

 

- No he sonreído – le dije volviendo a ponerme serio - ¿Qué haces en la cocina?

 

- He venido a por más agua – me dijo.

 

- Reconozco que eres bueno… tienes mucha paciencia con mis primos.

 

- Oh… de ellos pienso vengarme – me dijo sonriendo y yo sonreí internamente, esto iba a ser divertido. Creo que nunca me lo había pasado tan bien y era gracias a ese chico rubio de mente alocada. Ya quería ver que tenía Naruto preparado.

 

 


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