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El Sendero de la vida por Fullbuster

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Naruto Uzumaki

 

 

 

Me tumbé en la cama en cuanto llegué a la casa de Sasuke y me quedé allí pensativo. Creo que Sasuke había tenido un pasado difícil y por eso se hacía el duro, porque yo había conseguido ver otra parte de él que me gustaba y me atraía, su parte dulce y protectora, esa donde trataba de cuidarme y se preocupaba. En realidad era un buen chico pero se había metido en esa coraza de indiferencia, trataba de hacerse el duro y el frío, pero en realidad era un gran chico que intentaba siempre que los de su alrededor estuvieran bien.

 

Pudo dejarme en esa casa pero me aceptó aquí en la suya. Siempre se metía conmigo pero cuando creía que no le veía hablaba con sus primos y trataba de defenderme. Quizá jamás podríamos estar juntos, sabía que era complicado y que él no se fijaría en alguien como yo pero… seguía siendo un chico dulce que fingía ser indiferente y frío para protegerse él mismo.

 

Debía enterarme de su pasado pero no sabía cómo. Algún modo se me tendría que ocurrir. No dormí muy bien esa noche entre los nervios que había pasado en mi casa y los nervios por el viaje a Alaska de mañana. Sonreí de golpe y es que recordar a Sasuke en mi casa con el pie allí encajonado sin poder sacarlo fue memorable, me divertí pese a que mi casa era un desastre, tenía razón, pero no se lo diría.

 

Por la mañana al despertarme el desayuno ya estaba en la mesa y Sasuke caminaba con una sartén con tortitas por la cocina para ir hacia mi plato. Yo sabía que en el fondo era un buen chico, hasta me preparaba el desayuno, sólo había que saber llevarle y podía ser algo complicado, pero me gustaban los retos. Quizá aún no era tarde para mí para tratar de que esta mentira se hiciera realidad, quien sabía… aunque todo podía pasar con Sasuke, él era tan misterioso, ni siquiera me había contado aún el verdadero motivo para hacer esta farsa.

 

Desayuné junto a Sasuke aunque ninguno se atrevió a hablar, seguramente por lo que ocurrió ayer. Sasuke estaba susceptible últimamente y prefería intentar no molestarle mucho. Él parecía sentirse algo culpable aunque yo no entendía muy bien el motivo para ello. Agachó el periódico y me miró extrañado.

 

- Oye… lo lamento. Ayer me pasé de la raya, no debí hacerlo.

 

- Da igual, como dijiste sólo fue adrenalina.

 

- Aún así… no debí hacerlo. Eres un buen chico y creo que tienes razón… es posible que sea mejor dejarlo pero… ahora que todos están encariñados contigo y que quieren presentarte a mi abuela…

 

- Iré a Alaska, tranquilo – le respondí – fingiré el tiempo que necesites. Acepté el trato y yo nunca me retiro. Además… sigues siendo mi abogado, el único que tengo, así que espero no perderte. Te necesito para ganar el caso.

 

- Tranquilo, me ocuparé de tu caso. Era el trato.

 

No hablamos mucho más y enseguida nos fuimos al cuarto a recoger las maletas para ir al aeropuerto. Sasuke me vio salir con una chaqueta fina y empezó a reírse sin poder parar, algo por lo que yo le puse un puchero como si fuera un niño pequeño.

 

- ¿De qué te ríes? – pregunté.

 

- ¿No pensarás ir con esa chaqueta, verdad? – me preguntó – que estén en Verano allí no quiere decir que no vaya a hacer frío.

 

- Es la única que tengo.

 

- Te dejaré una de las mías – me comentó entrando en su habitación y prestándome su chaqueta, algo que hizo que me sonrojase.

 

El vuelo hasta Alaska no estuvo mal… el problema fue cuando tuvimos que coger la pequeña avioneta para ir hasta el pueblo de la abuela de Sasuke, yo no quería subir ahí, era una chatarra, era un milagro sino nos matábamos.

 

Estaba asustado, claro que lo estaba… ese avión era peor que mi casa. Gaara pasó por mi lado empujándome levemente y llamándome gallina, es posible que lo fuera pero ¿Es que no veían las condiciones de esa avioneta?

 

- Vamos Naruto – me dijo Sasuke sonriendo con dulzura y eso me extrañó, él siempre era tan serio – no pasará nada, siéntate a mi lado y disfruta del paisaje.

 

- Vale – le dije subiendo a su lado en la avioneta viendo la cara de disgusto de Gaara y de Kankuro.

 

Despegamos y me cogí al momento al brazo de Sasuke asustado como estaba. La verdad es que una vez arriba estabilizados, pese al ruido que hacía este cacharro… me centré en la vista y era increíble, nunca había visto un lugar tan verde como aquel. Nieve no quedaba mucha y es que habíamos venido en buena temporada aunque hacía algo de frío aún. Me encantaron los lagos y Sasuke aprovechó para decirme que a la casa de su abuela había que ir en barco ya que vivía en una pequeña isla. Muchas casas estaban esparcidas por las islas.

 

- ¿Tú abuela tiene una isla? – le pregunté sorprendido.

 

- Sí – me dijo – bueno no es muy grande, no te creas que es algo para poner el grito en el cielo, es pequeña y muchos por la zona donde vive mi abuela tiene sus casas en islas del lago.

 

- Tiene que ser preciosa – le dije sonriendo.

 

- No tardaremos en llegar.

 

Aquí arriba sí hacía más frío y me coloqué la chaqueta que Sasuke me había prestado para el viaje. En cuanto me la coloqué, sentí el aroma de Sasuke impregnado en ella, olía tan bien y era tan refrescante, me gustaba poder sentirle tan cerca. Era un buen chico y cada día que pasaba me reafirmaba en ello, sólo estaba perdido, se había volcado en su trabajo, no había vivido y se había encerrado en sí mismo para evitar que le hicieran daño, pero era amable, agradable y últimamente sonreía algo que jamás pensé ver en él.

 

- ¿Por qué me miras así? – me preguntó al verme taparme la nariz con su abrigo.

 

- Por nada.

 

La verdad es que estaba tan a gusto aquí metido en la chaqueta de Sasuke. Tenía un grave problema y ahora me daba cuenta… me estaba enamorando y no estaba seguro de que un chico como yo salido de la calle y la miseria… pudiera optar a estar con alguien de la influencia y el carisma de Sasuke, pese a que su familia parecía haberme aceptado, al menos sus padres y su prima Temari. Del resto era otro cantar.

 

Salimos de la avioneta y cogimos un taxi hasta llegar a la embarcación. No era muy grande y allí estaba el abuelo de Sasuke esperándonos, Madara Uchiha. Se presentó y fue muy amable con todos, aunque se extrañó al verme a mí pese a que la familia le comentó que era el novio de su nieto.

 

Fue él quien hizo de patrón de barco y nos llevó hasta la isla. Cuando nos acercábamos a la casa me quedé impresionado. Tenía razón Sasuke, había más casas como la de su abuela y no era muy grande, pero era preciosa y seguro que muy acogedora. Su abuelo prácticamente no me dirigió la palabra y supongo que era porque estaba algo disgustado con que su nieto hubiera traído como pareja a alguien de su mismo sexo.

 

Bajamos en el muelle y nos encaminamos hacia la casa. Su abuela salió corriendo a saludarnos y se abrazó primero a su hija y después a Sasuke. Todos los primos fueron detrás y por último, sus ojos se fijaron en mí. Sonrió y me abrazó ofreciéndome entrar en casa con ellos.

 

Entré siguiendo a Anko, la abuela de Sasuke y acabamos dejando las maletas en la habitación que nos asignaron, claro que nos habían dado una cama de matrimonio para nosotros dos y eso hizo que me sonrojase.

 

- Oh… ¿Cama de matrimonio? – pregunté.

 

- Si, claro. No creas que somos tan ancianos como para no permitir a una pareja joven estar a solas – dijo guiñándome un ojo y me sorprendí.

 

Sasuke fue el primero en entrar y dejó la maleta en la cama. Yo hice lo mismo esperando a saber la respuesta de Sasuke, sé que no querría dormir conmigo y al final como no decía nada me dispuse a hablar.

 

- Dormiré en el suelo – le dije pero él dijo exactamente lo mismo al mismo tiempo que yo y nos reímos por la coincidencia.

 

- Lo haré yo – me dijo – quédate la cama. Al fin y al cabo eres el invitado.

 

No me dejó decir mucho más cuando salió de allí comentando que se iba hacia el baño, necesitaba una ducha. Al menos teníamos cuarto de baño propio en la habitación que nos habían dejado. Me atreví finalmente a salir de la habitación al ver que Sasuke tardaba, no sé que estaba haciendo tanto tiempo en la ducha.

 

Estuve por la tarde hablando  con su abuela, era una persona muy alegre y le gustaba cultivar plantas, así que me pasé la tarde ayudándola a regar y arreglar flores. Me contó bastantes cosas, incluido algo de la infancia de Sasuke. Por lo que me enteré, nunca tuvo amigos o al menos no amigos de verdad, era el estudiante modelo, el preferido, el mejor en el deporte, era guapo y las chicas le deseaban, pero no congeniaba con los chicos de su clase, le creían superior a ellos y se negaban a jugar con él, a hablarle. Le tenían envidia, así que acabó estando solo durante todo el instituto y eso me daba pena, porque era un chico increíble al que no le habían dado la oportunidad de darse a conocer, le habían recluido a este mundo que ahora se había formado de pensar sólo en trabajo y nada más, de no disfrutar, de ir solo. No era justo.

 

Entramos ya tarde aunque me extrañó que no era de noche aún, debía haber anochecido pero no lo hizo. Su abuela me comentó que aquí tenían seis meses de luz y seis meses de oscuridad, aquello me sorprendió y me trajo una gran duda… ¿Cómo iba a dormir yo con esta luz?

 

Me lavé las manos y todos nos sentamos a cenar. Sasuke se sentó a mi lado y todo iba bien hasta que Gaara hizo uno de sus típicos comentarios en mi contra y su abuelo le siguió preguntándole a Sasuke si se habían terminado todas las mujeres que ahora salía con un hombre. Me sentó un poco mal pero no lo demostré.

 

- Pues sí… se han acabado todas – le dijo Sasuke sin darle importancia.

 

Yo no creo que Madara lo dijera a malas, de hecho creo que sólo intentaba bromear, pero Gaara y Kankuro empezaron a hablar más de la cuenta tratando de herirme, yo no quise decir nada al respecto.

 

- Ya está bien – gritó Sasuke hacia Gaara – me gustaría tener la cena en paz.

 

- Sólo quiero que me expliques cuánto tiempo seguiréis con esto. ¿Cuándo romperás con él? – preguntó Kankuro.

 

- No voy a romper con él – le dijo Sasuke a Kankuro.

 

- Siempre lo haces, estás unos meses con esas chicas y luego las dejas – dijo Gaara – deberías mandarlo ya a su casa con su familia y que dejase la nuestra en paz – gritó.

 

- No tengo familia – le dije yo algo entristecido y toda la mesa se calló de golpe incluido Gaara y Kankuro – se me ha quitado el hambre, si me disculpáis me iré a la habitación. Todo estaba muy bueno, gracias por la cena – le agradecí a la abuela de Sasuke y me levanté marchándome hacia la habitación para acostarme.

 

 


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