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El Sendero de la vida por Fullbuster

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Sasuke Uchiha


 


Me desperté muy temprano aunque apenas había dormido unas pocas horas preocupado con el tema de mi hermano. Era cierto que desde que se marchó a Alemania apenas hablábamos, hasta me enteré tarde de lo de su matrimonio y es que yo siempre estaba ocupado con el trabajo, era normal que al final él también desistiera de intentar contactar conmigo si siempre le decía que estaba ocupado. Me daba cuenta ahora que llevaba unos días con Naruto y él me abría los ojos a la realidad.


Tuve que levantarme de la cara pese al cansancio que llevaba y me dirigí hacia el armario para buscar algo que ponerme. Al final acabé con un vaquero normalito del armario y la primera camisa blanca que encontré. La americana seguía en la silla donde la dejé la noche anterior y tras mirar a Naruto dormir, me fui hacia la cocina a desayunar. No había hecho más que llegar a la puerta del dormitorio para salir al pasillo cuando escuché la voz de Naruto.


- ¿Qué hora es? – preguntó.


- Temprano, vuelve a dormirte.


- No me digas que te vas a trabajar… hoy es sábado.


- No voy a trabajar – le dije sonriendo – me voy al hospital.


Aquella palabra hizo que Naruto se incorporase de golpe abriendo los ojos que antes apenas podía mantener abiertos. Creo que se había asustado un poco al escuchar al lugar al que me dirigía.


- ¿Al hospital? ¿Estás enfermo? – preguntó preocupado.


- No, es por mi hermano.


- ¿Tu hermano está enfermo? – preguntó - ¿Tienes un hermano y no sabía nada?


- Tengo un hermano mayor – le expliqué – vive en Alemania y se ha casado. Es su esposo el que está en el hospital.


- ¿Te vas a Alemania? – sonreí ante su inocencia.


- No, han venido a Japón en un vuelo. A su esposo ya lo han hospitalizado y yo me voy a verles.


- ¿Y no querías que fuera?


- Prefería que te quedases durmiendo recuperando fuerzas y ya te presentaré a mi hermano en la cena de esta noche. No creo que te apetezca ver a alguien en coma, habrá tiempo para ello. La verdad es que no me apetece presentarte a mi hermano en esa situación, mañana si quieres te llevo al hospital después de que le hayas conocido esta noche.


- Vale, me parece bien – me dijo.


- Entonces vuelve a dormirte, es muy pronto aún.


Salí del dormitorio viendo como Naruto volvía a acostarse un rato más y desayuné antes de marcharme al garaje a por el coche. La verdad es que echaba de menos a mi hermano, había estado muchos años en Alemania. Me sentó un poco mal cuando dijo que se marchaba allí a trabajar, pero era más joven y estaba muy pegado a mi hermano, siempre íbamos juntos a todos los sitios y no tenerle a mi lado era duro. Al final acabé convirtiéndome en esta clase de persona solitaria y trabajadora, ahora tenía la oportunidad de volver a arreglar las cosas, por lo menos me había dado cuenta de todo lo que había pasado.


Llegué al hospital y al primero que vi fue a mi hermano hablando con unas enfermeras, creo que le estaban informando sobre el sistema de visitas o la planta o los cuidados que le darían a su esposo. En cuanto Itachi me vio dejó de lado a la enfermera y se acercó hacia mí a paso rápido abrazándome con fuerza en cuanto llegó hasta donde estaba.


- Te he echado de menos – me dijo.


Le vi muy afectado y le comenté de ir a un lugar más tranquilo para hablar de todo lo que estaba ocurriendo. Caminamos hasta la cafetería del propio hospital y nos sentamos tras pedir unos cafés.


- ¿Cómo está? – me atreví a preguntarle.


- En coma – me dijo muy serio – algunos médicos de Alemania pensaban que no despertaría ya después de haber tratado varios métodos. Dicen que es cuestión de tiempo pero no sé. Aquí querían probar algo nuevo y ya no me quedaban más opciones.


- ¿Y tú trabajo? Tenías toda tu vida allí.


- Tendré que rehacerla toda aquí entonces – me dijo forzando una sonrisa – mi vida está donde esté Deidara y si este lugar me lo devuelve, entonces mi sitio está aquí. ¿Y tú qué? Me han dicho que sales con un chico, jamás imaginé que tú te enamorases de un hombre.


- La verdad es que fue extraño – le dije – supongo que ocurrió y ya está.


- Espero que no sea como tú.


- Para nada – le dije – es todo lo contrario a mí. Él… es increíble, ya lo conocerás esta noche en la cena.


- Eso espero.


- ¿Y cómo es? – me preguntó, supuse que por la simple razón de pensar en otras cosas en lugar de todo este problema.


- Es rubio pero nació aquí en Japón. No tiene familia, estuvo en un orfanato mucho tiempo y cuando salió trabajó en algunos restaurantes de lujo como camarero. Le encontré por casualidad, me tiró un café encima el primer día que lo conocí y tenía un juicio muy importante, me cabreé muchísimo y ahora mira… aquí estoy saliendo con él.


- A veces los imprevistos y las relaciones que peor empiezan son las que mejor acaban. Se te ve más feliz ahora, te brillan los ojos cuando hablas de él. Ese chico debe importante mucho.


- Más de lo que pensaba en un principio – le sonreí – pero no pienso decírselo… soy un Uchiha al fin y al cabo, tengo una reputación que mantener – le bromeé.


- Ya claro.


- ¿Qué ocurrió con tu esposo?


- Un accidente de tráfico. Se saltaron un semáforo y se lo llevaron por delante. Ese día habíamos quedado en el mismo café de siempre, iba a contarle que me habían ascendido en el trabajo y que podía pedir venirme a las oficinas de aquí de Tokyo. No sabía si aceptaría o no pero yo quería intentarlo, llevaba mucho tiempo tratando de volver, él lo sabía. Supongo que habría aceptado, siempre decía que él iría donde yo fuera. Es el mejor chico con el que me he encontrado. Trabajaba en un bar, yo iba todas las mañanas a desayunar allí por la simple razón de verle, de que me sirviera un café y me enseñase su hermosa sonrisa. Él siempre sonreía.


- Es como Naruto – le dije – él también sonríe siempre.


- Entonces me alegrará conocerle.


No me quedé mucho más tiempo junto a mi hermano. Subí a ver a su esposo, seguía allí tumbado en la camilla profundamente dormido y de vez en cuando entraba algún enfermero. Yo le comenté que nos veríamos esta noche y mañana me pasaría otro rato a estar con él por el hospital, pero ahora tenía que marcharme. Aún tenía una cosa importante que hacer, quizá la más importante del día.


Conduje hasta el aeropuerto y busqué la oficina donde trabajaba mi novia o ex novia… no sabía cómo llamarla. Contacté con una de las que trabajaban allí y al no aclararme con ella le dije que prefería hablar con el gerente y es que yo sólo quería hablar con mi novia para saber qué ocurría pero no me querían dar información al respecto.


Finalmente salió el gerente y fuimos a su despacho para hablar más tranquilamente. Pregunté el motivo por el que no podía contactar con mi novia, necesitaba encontrarla, hablar con ella o por lo menos, saber si estaba bien o había ocurrido algo. En los aviones nunca se sabía. Todo el mundo hablaba de la seguridad de los aviones y que era uno de los transportes más seguros del mundo, pero sinceramente… a mí me importaba más bien poco lo que dijeran, los hechos eran claro… habían menos accidentes era cierto, pero todos eran mortales y se llevaban muchas vidas de golpe.


- Tu novia está bien – me dijo al final quitándome la preocupación – El avión en el que estaba llegó al aeropuerto en perfectas condiciones pero en un empujón se le cayó el teléfono y se le rompió. Nos comentó lo que había pasado llamando desde el hotel donde se hospedaba y nos comentó que te dijéramos que sentía no poder contactar contigo, aún le quedan unos vuelos para llegar y que no tiene tu número guardado en ningún lado. En cuanto llegue se pondrá en contacto contigo.


Al menos sabía que estaba bien, sólo se le había roto el teléfono. Podía resultar extraño que no tuviera mi número pero a mí no me lo parecía, yo tampoco recordaba el suyo, siempre lo tenía en el móvil así que ni idea de cuál era, le daba a la tecla de llamar y llamaba, así que nunca traté de memorizar su número, sólo me sabía el de mi madre y el de mi padre, ni siquiera recordaba ya el de mi hermano y eso que hubo una temporada en la que también me lo sabía de memoria.


Supongo que la tecnología había conseguido esto, que mi mente ya no tuviera la necesidad de recordar absolutamente todo. Pensar en mi hermano me hacía un poco de daño, sabía lo distanciados que habíamos estado y me sentía mal porque cuando ocurrió el accidente de su esposo seguramente necesitaba a su familia allí con él, un apoyo pero no estuvimos, tampoco nos lo contó y puede ser que si hubiera mantenido el contacto él me lo hubiera contado, se hubiera desahogado conmigo. Ahora tenía la oportunidad de intentar arreglar nuestra relación y lucharía por ello.


Me fui de la oficina un poco ofuscado y es que tendría que esperar a que mi novia llegase para poder explicarle todo, mi explicación por mensajes no le había llegado y eso era un problema, ella seguía pensando que estábamos juntos. Esto era un desastre, todo se complicaba y sólo esperaba que cuando llegase ella pudiéramos hablar en privado tranquilamente y no viera a Naruto. Quizá debería contárselo pero me daba miedo perderle por decir esto, no quería perderle y era una gran mentira… o al menos una información muy bien oculta.


Ya iba de camino a casa conduciendo cuando pasé cerca de un lugar de comida rápida. No iba a parar pensando en que no tenía tiempo, quería volver con Naruto y aquí no había nunca aparcamiento sin embargo… el semáforo se puso en rojo en ese momento obligándome a detenerme. Sonreí porque Naruto siempre tenía la suerte de su parte, a él le encantaba ese tipo de comidas y había pensado en él en cuanto vi el chocolate con churros. Llamé desde la ventanilla al dependiente y se lo pedí desde el coche. Le pagué y continué la marcha hasta casa.


Naruto estaba barriendo el salón cuando me vio entrar a mí con el papel lleno de churros y el chocolate en unas tazas de plástico.


- Seguro que no has desayunado – le dije sonriendo.


- Pues la verdad es que no, pero tú si habrás desayunado.


- Sí, pero desayunaré de nuevo contigo – le comenté besándole antes de empezar a servir las cosas en la mesa.


Quién me viera ahora de todos los que me conocían no se creerían lo que estarían viendo. Yo jamás me había preocupado por nadie que no fuera yo y ahora… aquí estaba sirviendo el desayuno a Naruto y preocupado de traerle algo para que comiera. El amor lograba cosas inexplicables para la razón. Por ese chico yo habría dado lo que fuera.


 


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