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El Sendero de la vida por Fullbuster

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Itachi Uchiha


 


Cuando vi entrar a aquel chico rubio por la puerta de la casa de mis padres me quedé paralizado unos segundos, no esperaba encontrarme con un chico tan parecido físicamente a Deidara y no sólo eso… hasta el carácter era parecido y fui descubriéndolo a medida que avanzaba la vela y se integraba en la conversación pese a que mis padres me preguntaban más por mi vida, imagino que por el simple motivo de que había estado años en Alemania y ahora con este acercamiento quería estrechar lazos y saber más cosas sobre mi vida.


Al ver salir a Naruto hacia el jardín disculpándose con los allí presentes, supuse que algo no estaba del todo bien, seguramente porque yo no le había hecho sentirse cómodo y empecé a pensar que Sasuke pudo contarle algo del coma de mi esposo, quizá por eso estaba tan tenso y nervioso. Decidí salir para aclarar las cosas y explicarle que no ocurría nada, él podía hablar de lo que quisiera sin sentirse mal por ello.


Le encontré sentado en un banco de piedra del jardín. Hablé con él un rato y en cuanto le hice ver que él ya era como de la familia y era bienvenido entramos de nuevo en casa, aunque no tardamos en irnos a dormir. Me habría gustado decir que pasé una buena noche pero no era cierto, desde que Deidara se quedó en coma yo no había vuelto a dormir bien, me faltaba mi esposo en la cama, me faltaba en mi vida cotidiana, en mi casa, en mi vida en general… él lo era todo para mí y sin él, ese hueco estaba vacío, necesitaba que volviera conmigo para volver a estar completo, me habían arrancado la mitad de mi vida cuando él se quedó así.


Por la mañana me levanté muy temprano y el único que estaba en la cocina era mi padre por motivos de trabajo, tenía que irse de urgencia por un problema que le habían comentado. Se tomó su café con rapidez y me deseó buena suerte con todo el tema de los médicos antes de irse. Me quedé allí leyendo el periódico por si había alguna noticia interesante y cuando se hicieron las siete de la mañana, llamé al detective privado al que contraté justo antes de casarme con Deidara para que encontrase a su hermano.


Había deseado encontrarlo y darle la sorpresa a mi esposo de invitar a su hermano a la boda, no pudo ser, no había noticias de su hermano, pero ahora que veía a Naruto… no sé, eran tan parecidos que quería decirle si podía investigar sobre ese chico en concreto, quería saberlo todo y saber si había una mínima posibilidad de que fuera el hermano perdido en Japón de mi esposo. Si era él quería saberlo, necesitaba saberlo. No había dicho nada acerca de este tema para no levantar falsas ilusiones, al menos investigar primero y si era verdad, lo diría para que todos pudieran alegrarse, pero no quería emocionarles y que luego no fuera su hermano. Sería un duro golpe, así que pese a mis ganas por contarlo, decidí guardar un poco más el secreto hasta confirmar mis sospechas. Sería mejor así.


Para cuando llegué al hospital, estaban los médicos y las enfermeras haciendo algunas pruebas con Deidara y por suerte, me comentaron que respondía bien al tratamiento y esperaban que pudiera despertar en las próximas semanas aunque aún estaban un poco en duda. Al menos su cuerpo reaccionaba a ciertos estímulos y su cerebro parecía tener una buena actividad cerebral. Eran optimistas con su estado y eso me llenaba de felicidad a mí.


Me bajé a tomarme un café al bar del hospital cuando vi aparecer por allí a Naruto, era fácilmente reconocible ese chico rubio de ojos azules y sonreí llamándole para que se acercase a tomar algo conmigo. Él sonrió y vino sin ningún reparo saludándome y pidiendo un refresco a la dependienta.


- ¿Qué te trae por aquí? – le pregunté.


- Pues… dos motivos, uno hablar contigo y el otro… quería saber cómo estaba tu esposo.


- Pues en este momento está en observación con los médicos, no me dejan tampoco verle a mí cuando le hacen las pruebas. Lamento que hayas venido en vano, me habría gustado que pudieras subir a conocerle pero…


- No te preocupes, habrá más días y estoy seguro que harán todo lo posible para que despierte.


- Eso espero ¿Y de qué querías hablarme tú? – pregunté.


Naruto sacó de la mochila que llevaba una carta y la dejó en la mesa. Era extraña de por sí porque tenía el escudo del instituto al que habíamos asistido Sasuke y yo. No creí que él hubiera ido al mismo instituto que nosotros.


- Es una carta – le dije.


- Ha llegado esta mañana para Sasuke y no sabía si debía dársela o no.


- Es de su instituto – miré extrañado.


- Los antiguos alumnos quieren hacer una reunión para reencontrarse todos y contar cómo les va la vida pero… bueno… yo sé que Sasuke no era bueno haciendo amigos en el instituto y no sé si le apetecería acudir a ese evento. Llegó esta mañana y la quité de su vista por si acaso se deprimía o algo, yo no quiero que se ponga triste recordando malos momentos que pudiera haber pasado. ¿Debería dársela? – me preguntó.


- Creo que es una decisión suya, sí – le dije sonriendo – sé que te preocupas por él y está bien que pidas información antes de hacerle daño pero… como bien dices, es su instituto y su pasado, él debe tomar esa decisión aunque le cueste hacerlo.


- Sí, eso pensaba – me dijo sonriendo con tristeza – pero no quiero que se ponga mal recordando esos momentos.


Tras aquella charla con Naruto decidimos volver juntos a la casa de mis padres, allí vimos el coche de mi hermano y supuse que ya había llegado. Ser abogado debía ser muy aburrido aunque supongo que a él mi trabajo le parecía igual de excitante que si viera el apareamiento de unas moscas, es decir… nada. A mí me gustaba mi trabajo y a Sasuke el suyo aunque no entendíamos cómo podía gustar el trabajo del otro, supongo que cada persona nace con aspiraciones diferentes y busca su camino en la vida, cada uno… tiene su senda.


El sendero de mi vida era absurdo, trabajaba mucho, cobraba bien, tenía una familia que me adoraba y aunque parecía que todo pudiera ir a las mil maravillas incluso porque mi familia tenía dinero… me faltaba lo más importante, Deidara. Algunas personas pagarían por tener todo lo que yo tenía y yo lo daría todo con tal de ver a Deidara sonreír una vez más a mi lado.


El Sendero de mi hermano estaba muy claro… disfrutar de su trabajo, un pringado que no salía de esa maldita oficina y prefería perderse todo lo que el mundo podía ofrecerle, diversión, amor, comprensión, felicidad… sólo tenía ojos para trabajar hasta que apareció Naruto en su vida, por primera vez había visto a mi hermano feliz, le había visto sonreír y eso era todo un logro,  creo que el Sendero de Naruto le llevó hasta el de Sasuke, tenían que cruzarse, estaban destinados a ellos porque era Naruto quien salvaba de su oscuridad a mi hermano. Sasuke no podía haber encontrado a mejor persona que Naruto para compartir su peculiar vida.


Entramos por el comedor y allí estaba mi hermano conversando con mi padre sobre algo. Tampoco estaba muy claro de qué hablaban exactamente, quizá del trabajo de Sasuke o de algo de la empresa de mi padre, ellos solían hablar de trabajo, se parecían mucho. Mi hermano había salido muy parecido a mi padre. Al vernos dejaron de hablar de trabajo y Sasuke se levantó enseguida del sillón para ir hacia Naruto con una gran sonrisa y besarle frente a todos.


- Ey ¿Qué tal te ha ido? ¿Estás muy cansado? – le preguntó Sasuke a Naruto.


- No, estoy bien – comentó Naruto – aunque tengo que hablar contigo de algo importante.


- ¿Qué ocurre?


- Quería darte esto – comentó sacando la carta del bolsillo trasero de su pantalón – llegó esta mañana para ti y…


- No voy a ir – dijo Sasuke de golpe cortando a Naruto – tírala.


- Pero… Sasuke.


- He dicho que la tires – le gritó enfadado y Naruto se echó un poco hacia atrás sorprendido por el grito.


- Sasuke relájate – le pedí – no es su culpa.


- Ya sé que no es su culpa, pero no quiero saber nada de ese instituto y lo sabes. No pienso ir a esa reunión.


- Yo casi que me voy a casa – dijo Naruto cogiendo el casco de su moto y poniéndose la chaqueta marchándose.


- Naruto espera – le llamé pero él dijo que se marchaba y disculpándose salió por la puerta de salida.


Naruto se marchó de allí sin volverse a mirarnos y creo que es porque iba a llorar de un momento a otro y no quería que le viéramos.


- Arréglalo – le dije a Sasuke – como te he dicho él no tiene la culpa de lo que pasaste en el instituto.


- No te metas en la relación que tengo con él Itachi, hace mucho que te largaste.


- Pero sigues siendo mi hermano y me preocupo por ti. Ese chico ha tratado de ocultarte la carta para que no te sentase mal, yo fui quien le dije que se acercase a ti y te diera esa carta porque era tu decisión.


Sasuke se marchó sin decirme nada tomando la misma dirección que tomó Naruto. Decidí seguirle aunque a cierta distancia para ver cómo llamaba a Naruto pero éste no se detenía, seguía caminando a paso rápido hacia su moto hasta que Sasuke lo detuvo.


- Para ya – le gritó.


- Vuelve dentro con tu familia y déjame en paz.


- ¿Dónde vas?


- A mí casa – le dijo de golpe.


- No te vayas, por favor. Lo siento, no debí hablarte de esa forma.


- Estoy un poco cansado Sasuke, quiero irme a casa a descansar.


- Entonces me iré contigo.


- No, vuelve con tu familia.


- Tú eres mi familia Naruto. De verdad que lamento haberme puesto así, es una parte de mi pasado que no quiero recuperar.


- Lo sé y lo entiendo, pero yo no he hecho nada ni te he obligado a asistir, podías decirme las cosas bien y no de esa forma.


- Iré Naruto, si me acompañas tú iré a la reunión esa, pero necesito que me acompañes. Tenéis razón mi hermano y tú, es hora de que supere esta parte de mi vida y quiero hacerlo a tu lado. Acompáñame, por favor.


- Vale – le dijo Naruto al final – pero no vuelvas a hablarme de esa forma.


- Te lo prometo – le dijo Sasuke sonriendo antes de besarle.


 


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