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El Sendero de la vida por Fullbuster

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Sasuke Uchiha


 


Nos habíamos vuelto a Alaska para ir a esa estúpida reunión de antiguos estudiantes, todos seguían prácticamente igual o al menos fingían que todo les iba bien en su vida, yo no fingí en nada, creo que la mentalidad de Naruto sobre no mentir se me estaba empezando a contagiar. La verdad… es que era mucho más fácil contar siempre las cosas tal y como eran que estar inventando excusas para luego no recordar lo que dijiste a cada uno, al final siempre te pillaban, con la verdad no podían pillarte porque era exactamente así como ocurrían las cosas.


Aunque era japonés, me había criado en Alaska por una mala temporada que tuvo mi madre, ella deseó venirse aquí junto a sus padres hasta que todo se arregló, entonces volvimos a Tokyo. A mí una de las cosas que más me sorprendían aún, era lo bien que Naruto hablaba el inglés para haber estudiado la educación básica, era increíble pero no me había atrevido aún a preguntarle cómo era posible si no había tenido dinero para viajar ni para pagarse academias particulares. Quizá un día se lo preguntaría.


También me causaba curiosidad saber cómo era posible que conociera tan bien el béisbol, era un deporte puramente americano y él no lo era, se había criado en Japón y jamás había salido de allí, así que no entendía nada, este chico era como una caja de sorpresas.


Bajamos a desayunar cuando se hizo la hora y es que aquí decir que cuando saliera el sol… era como no decir nada, supongo que todo era acostumbrarse, cuando yo viví aquí me acostumbré más o menos rápido, ahora me costaba un poco más adaptarme ya que sólo venía de visita de vez en cuando.


Mi abuelo estaba leyendo el periódico mientras en la televisión echaban la repetición del partido de anoche, eso tampoco lo entendería nunca… ¿Para qué volver a ver algo que ya se había visto? Y más de un deporte. Si fuera una película lo entendería, pero un partido… a mi abuelo le gustaba grabárselos para verlos en otros momentos, pero no tenía emoción ver algo de lo que ya sabías el resultado. Me senté a su lado y mi abuela me sirvió el desayuno con una gran sonrisa.


- ¿No baja Naruto a desayunar? – me preguntó.


- Estaba cansado, le dejaré dormir un poco más – le dije – lo necesitará.


- ¿Y eso? – preguntó mi abuela con incertidumbre.


- Supongo que porque le espera una sorpresa cuando regresemos, hemos encontrado a su hermano.


- ¿No me digas? – me preguntó mi abuela sonriendo y contenta – se va a llevar una gran sorpresa.


- Eso espero – le dije sonriendo.


Para mi sorpresa, justo cuando empezaba con las tostadas llegó Naruto restregándose los ojos. Tenía sueño aún pero era normal, le había costado mucho dormirse después de ver aquellas fotografías y no había querido soltarlas en toda la noche. Se durmió con ellas agarradas con fuerza al pecho mientras se acurrucaba en mi pecho, yo sólo pude darle mi apoyo y abrazarle contra mí para darle calor y demostrarle que estaría aquí con él siempre que lo necesitase. La conversación de las fotografías la dejamos para más adelante y es que prefería contárselo cuando llegásemos a casa.


En el avión de regreso tampoco se despegó de las fotografías, cada vez que las miraba una lágrima resbalaba por su mejilla y empezaba a pensar que quizá no había sido buena idea si se iba a poner así de mal cada vez que los viera. Yo quería que estuviera feliz y que tuviera un recuerdo de su familia, de sus padres, de su hermano, pero verle llorar me rompía el alma en mil pedazos.


- ¿Qué te ocurre? – me preguntó Naruto preocupado al verme mirar por la ventana del avión sin apartar la vista.


- Nada – le dije sin mirarle.


- Te ocurre algo, lo sé muy bien. Mírame.


- No quiero mirarte – le aclaré.


- ¿Por qué?


- Porque no soporto verte llorar – le dije y él con dos dedos en mi barbilla me obligó a girar la cara hacia él.


- Qué tierno eres – me dijo sonriendo – pero no lloro de tristeza Sasuke. Lloro porque es la primera vez que alguien hace algo por mí, me has devuelto a mis padres, tengo algo para recordarles, ya apenas podía recordar sus rostros y tú me los has devuelto. Estoy feliz y es lo mejor que nadie ha hecho por mí.


- Sabes que te quiero Naruto – le dije – haría lo que fuera por verte sonreír, por verte feliz, quiero que seas feliz a mi lado.


- Y lo soy – me dijo sonriendo – soy muy feliz. Eres el chico perfecto.


No pude remediar besarle y es que era tan perfecto, porque yo no lo era, en eso se equivocaba y mucho, el perfecto era precisamente él. No podía estar más orgulloso y contento de tener a Naruto como novio, le adoraba. Cuando llegamos a tierra nos fuimos a casa directamente a descansar un poco y deshacer las pocas cosas que nos habíamos llevado a la casa de mis abuelos.


Tras descansar un poco nos fuimos a ver a mis padres pero mi hermano no estaba, imaginé que estaría por el hospital con su esposo. Los médicos al menos eran optimistas con su estado, eso era lo mejor al menos, por fin le podían decir algo bueno a mi hermano, porque los médicos de Alemania no le habían dado ni una sola buena noticia. Sé que seguía sin descansar bien y no lo haría hasta que su esposo regresase sano y salvo a su cama, a su casa y a su vida, yo tampoco habría podido dormir bien si a Naruto le hubiera ocurrido algo.


Esperamos a que llegase Itachi y cuando vi a Naruto debatir sobre Hockey hielo con mi padre por el partido que estaba viendo, me surgió la curiosidad de nuevo del motivo por el que sabía todo eso sobre deportes.


- ¿Qué pasa? – preguntó Naruto mirándome sorprendido y sé que yo estaba sonrojado.


- Es que… ¿Cómo sabes tanto de deporte?


- En el orfanato sólo llegaban revistas y periódicos que nos regalaban, la mayoría era de deportes. Mi forma de practicar la lectura era coger esos periódicos y leer algo, así que acabé aficionándome a los deportes. Ahora paso por los kioscos y siempre doy una ojeada a lo que viene sobre deportes – me sonrió.


- ¿Y el inglés? Hablas con mucha soltura el inglés.


- Soy camarero, muchos clientes ingleses pasaban por los restaurantes en los que he trabajado, al final te obligan a hablar inglés si quieres quedarte en el puesto así que… practicaba con los clientes. Más de una vez metí la pata diciendo cosas erróneas.


Y todo era más simple de lo que yo había llegado a pensar. Tenía locas y descabelladas ideas pero Naruto lo hacía parecer todo sencillo, de hecho… lo era, era muy sencillo el motivo para que supiera inglés y para que supiera acerca de deportes. Ahora todo tenía sentido y si hubiera pensado un poco quizá yo mismo habría llegado a esa conclusión, sólo así podía haber aprendido todo lo que sabía.


Mi hermano llegó para la hora de la cena y esperé hasta después de cenar para llamarle y hablar a solas fuera en el jardín. Solamente fuimos mi hermano, Naruto y yo aunque escuché ruido entre los arbustos y supuse que mis primos y seguramente Kiba andarían por ahí atrás escondidos intentando escuchar nuestra conversación para saber qué estaba ocurriendo.


- Bueno y… ¿De qué queréis hablar? - preguntó mi hermano.


- Naruto quiere saber de dónde saqué la fotografía de sus padres y de su hermano – le dije sentándome en un banco.


- Era de mi esposo – dijo Itachi sin rodeos y Naruto se sorprendió – antes de casarme llamé a un investigador privado para encontrar al hermano perdido de mi futuro esposo, quería invitarle a la boda y darle la mayor sorpresa de todas a mi pareja, pero no pudo ser. Al verte el otro día Naruto… me recordaste mucho a Deidara, así que llamé al investigador privado y tras algunas investigaciones, hemos averiguado que eras tú el hermano perdido. Deidara tenía esa fotografía, siempre la llevaba con él. Se la di ayer a Sasuke cuando quedamos para hablar y le comenté que si de verdad te resultaba conocida era prueba más que suficiente. Desde luego parece que reconociste a tus padres.


- Tenía una foto de mi padre – dijo llorando – pero la perdí. Apenas les recordaba pero estoy seguro que son ellos, son rostros que una vez vistos no puedo olvidarlos, quizá parezca a veces que se pierden entre mis pensamientos pero no es cierto, cuando miras la fotografía descubres que sigue ahí ese recuerdo. No recuerdo a mi hermano, se lo llevaron hace mucho para saldar una deuda o algo así.


- ¿Eso te contaron en el orfanato? – le preguntó Itachi – Naruto… a tú hermano lo vendió uno de los celadores, ganó mucho dinero consiguiendo que lo adoptase una familia Alemana, querían un niño rubio de ojos azules y les dio a Deidara. Por suerte era una buena familia. Denunciamos hace tiempo aquel hecho, cuando yo descubrí lo que había ocurrido y la familia de Deidara nos comentó el suceso y los trámites de la adaptación. Ellos tampoco sabían que era fraudulento, todo parecía una adopción rutinaria pero no lo era. No había ninguna deuda, sólo… la codicia de un hombre que quiso sacar provecho de la desgracia de un niño. Al menos le dio una buena familia, de eso te doy mi palabra, conocí a sus padres adoptivos.


Naruto empezó a llorar de golpe y no sabía si de felicidad, de tristeza, de sorpresa, de inseguridad… quizá una mezcla de todo es lo que tenía, muchos sentimientos encontrados. Aparecieron mis primos de golpe desde el arbusto y vinieron corriendo a abrazar a Naruto que miraba la fotografía, lloraba y se dejaba abrazar.


- ¿Por qué lloras? – preguntó Kiba sin entender nada.


- Porque… estoy feliz – les dijo – tengo un hermano muy cerca de aquí y he podido ver a mis padres.


- ¿Entonces por qué lloras? Si eres feliz deberías sonreír.


- Lo intento – dijo Naruto tratando de sonreír pero sin dejar de llorar.


- Creo que Naruto necesita un abrazo colectivo – les dije y todos sonrieron pero nos lanzamos a abrazarle, no sé si fue aún peor, porque al sentirnos a todos allí con él se derrumbó aún  más aunque también nos abrazó.


- Quiero verle – dijo entre susurros – quiero conocer a mi hermano.


- Mañana iremos al hospital – le dije.


- Sí, ven mañana y me aseguraré de que te dejen pasar a verle – le dijo mi hermano.


 


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