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Reemplazando a mi hermana por Fullbuster

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El rostro de Sasuke era de completo asombro. No podía creerse que le hubieran comprometido con aquel chico rubio de mirada inocente y que apenas sabía cómo comportarse en su presencia. Si no hubiera dicho aquella frase mágica de que era su futuro esposo, ese chico ya no sería virgen, habría sido capaz de habérselo tirado allí mismo contra el muro o en el césped, pero no… tenían que jugar con él y haber puesto a un chico tan excitante como su esposo.


Sasuke miró hacia el pasillo de piedra donde estaba su hermano sonriendo y entendió claramente que le estaba retando. Por su orgullo de Uchiha que él lo que decía lo cumplía y no iba a tocar a ese chico por excitante que fuera. Si su hermano se creía que iba a rendirse tan fácilmente estaba equivocado, él no se vendía.


Sabía perfectamente las normas, un matrimonio en su status social siempre era por intereses y conveniencias. Sabía que algo había tras todo esto para que Itachi no se hubiera casado con él y le hubieran metido el problema a él.


- ¿Ocurre algo, mi señor? – preguntó Naruto sorprendido de su reacción.


- Eh… tengo que hablar con el consejo. Aguanta esto y no te cortes, ¿quieres? – le dijo dándole la espada y marchándose de allí.


Naruto se quedó atónito. ¿Cómo que no se cortase? ¿Quién se creía ese idiota que era él? Sabía luchar, se había criado con soldados y no era una damisela en apuros. ¿Le había tratado como a una? Suspiró resignado y se marchó de allí hacia uno de los bancos del jardín sentándose.


- ¿Estás bien, Naruto? – preguntó Kakashi acercándose a él.


- Si… No. ¿Ese niñato me ha tratado como una chica que no sabe hacer nada? – preguntó frustrado – Ni que no pudiera sujetar una espada. Cretino – dijo susurrando y Kakashi sonrió.


- Bueno, las mujeres de la corte no suelen aprender el arte de la espada, se le habrá escapado el detalle que no eres como ellas.


- Ya veo… sigue sentándome mal – dijo Naruto frustrado – me ha tratado como a un debilucho.


- Paciencia, Naruto. Acuérdate que estás aquí por un motivo.


- Sí, el heredero y recuperar mi reino. Pero, Kakashi… no lo entiendo. ¿Por qué necesito ese heredero? Yo sólo quiero recuperar mi reino y a la fuerza puedo hacerlo.


- Nadie luchará por ti en este reino, Naruto, por mucha alianza que haya. Sasuke es un príncipe pero no tiene tierras, son todas de su hermano. A menos que su hermano muriera él no heredará nada de todo lo que ves. Si tienes un hijo de él, seguro que luchará por dejarle algo a su hijo… tu reino.


- Pero el reino será suyo y no mío.


- Estáis casados, será de ambos por eso tienes que aprender a manipularle desde las sombras, Naruto. Muchas batallas no se ganan en el campo de batalla.


- ¿Ah, no? ¿Y dónde?


- En la cama. Convéncele de tus ideas, hará lo que tú le aconsejes si consigues embaucarle.


- Eso va a ser complicado.


- Nadie ha dicho que sea fácil. Sé su sombra y literalmente… “Cómele la oreja dándole tus ideas hasta que las haga”, puedes conseguir lo que quieras si le tienes de tu parte.


Sasuke caminaba con paso rápido hacia la cámara del consejo real seguido por Itachi que sonreía con picardía por todo lo que había visto hasta ahora. Al menos Naruto le había salido un chico formal y educado. Era exactamente la clase de chicos que volvían loco a su hermano, esos inocentes a los que él podía enseñarles lo que quisiera en la cama.


- Deja de sonreír, deberías haberte casado tu con él.


- Sabes que no podía.


- Ya, seguro. Ese rollo del reino de nuevo.


- Sasuke, escúchame – le dijo cogiéndole del brazo para detenerle – soy Rey, tengo un reino. ¿Por qué nos casamos los reyes?


- Por interés.


- Muy bien. ¿Qué iba a ofrecerme Naruto a mí? Ha perdido su reino, su familia, sus influencias, lo único que conserva es ese título de príncipe y para hacerlo legítimo tendría que volver a tener su reino en sus manos. No puede casarse conmigo, no puede ofrecerme nada.


- ¿Y qué me ha ofrecido a mí?


- Su reino –le dijo Itachi – te da su reino, tierras enteras para ti, su influencia y el poder que tiene su nombre en ese lugar. Te está dando todo su reino.


- Reino que debo primero conquistar – comentó Sasuke enfadado – no parece un buen trato. ¿Qué ha pedido a cambio de darme su reino?


- Que lo consigas – dijo Itachi.


- Claro… para mí la parte fácil – comentó Sasuke sarcástico.


- Si te parece costoso y difícil, deberías empezar a planificar la estrategia y movilizar al ejército. Tienes un reino que ganar – dijo burlón.


- Claro… como tú ya tienes el tuyo.


- ¿En serio no vas a tocarle? Menudo desperdicio – dijo Itachi sonriendo – encima que te he buscado alguien atractivo.


- Y complicado. Ese chico quiere algo más, ¿verdad?


- Supongo que lo que queremos todos los reyes, un heredero que pueda gobernar si os ocurriera algo.


- Puede tenerlo después de conseguir su reino, no es una prioridad.


- ¿Vas a conquistar su reino?


- No por el momento. El trato lo habéis hecho tú y el consejo, así que arreglaos.


- Vamos, Sasuke… es una promesa.


- En la que no contasteis con mi opinión. Arreglaos para cumplir lo que habéis prometido.


- Es tu esposo.


- No, será mi esposo por obligación, no quería que me exiliases del reino.


- Si le ayudases a ese chico a recuperar su reino podrías marcharte de aquí y no tendrías que aguantarme – sonrió Itachi.


- Idiota – le dijo malhumorado entrando por la sala hacia el consejo.


Aunque Sasuke entró a debatir con el consejo y su hermano no pronunció palabra alguna pese a ser el Rey y tener la última palabra, no consiguió nada. El matrimonio estaba concertado y básicamente le explicaron lo mismo que su hermano le había contado, él no tenía tierras y era un buen matrimonio para conseguir las de su esposo, un reino unido por la alianza entre hermanos pero sin atesorar todo el poder en las manos de Itachi, sino en ambos, dos reinos unidos y separados a la vez.


Sasuke sabía que tenían razón, que era una buena opción, él jamás sería Rey a menos que muriera su hermano y esta alianza le ofrecía serlo del reino vecino. Era una buena oportunidad… si conseguía reconquistar ese reino que ahora cuando lo miraba desde el límite del río cuando iba a cazar… lo veía desolado, siniestro y estropeado.


Salió por la puerta enfadado y miró a su hermano que caminaba a paso tranquilo por el gran pasillo de piedra hacia su dormitorio cuando le alcanzó.


- No pienso tocarle – le dijo Sasuke.


- Deja ese cuento ya, Sasuke. Sabes igual que yo que es un buen trato.


- Me vendiste.


- No… hice un trato. Los reyes y los príncipes no nos casamos por amor, jamás – le dijo – métetelo en la cabeza. Además, te he buscado un chico inteligente, atractivo y que puede darte un reino si te esfuerzas un poco. Un buen partido.


- El chico es atractivo, no te lo voy a discutir, pero no pienso tocarle.


- Por dios, Sasuke… si metes la polla en cualquier agujero que ves – le dijo Itachi sonriendo burlón viendo que no venía nadie para escuchar su vulgaridad de ese momento – al menos el chico es atractivo y de buena familia, en sitios peores la has metido.


- Eso me ofende.


- No más que a mí que tengo que aguantar tus juergas y tu reputación – le dijo Itachi marchándose – haz lo que te dé la gana. Te veo en la iglesia en dos horas.


Sasuke maldijo internamente su mala suerte. Tener que aguantar a su hermano era lo peor de todo y encima ahora… tenía a un chiquillo rubio que le excitaba de solo verle y no podía tocarlo por su terquedad. No quería parecer débil ante su hermano y había prometido no tocarle, eso iba a costarle pero lo haría, no tocaría ni un centímetro de piel de ese rubito que parecía tan modoso.


Sus sirvientes entraron para ayudarle a arreglarle para la ceremonia aunque Sasuke, sabiendo que esa noche no podría tocar a su esposo, decidió aprovechar el momento para tener relaciones con ellos, tenía que desahogarse ya que más tarde no podría. Quizá pudiera escaparse de su habitación aunque fuera algo difícil o aunque acabasen en rumores sobre que no dormía en el cuarto conjunto para ambos, tampoco era algo inusual que cada uno durmiera en una habitación, casi todos los reyes lo hacían y sólo iban de visita un rato a la de su esposa para intimar, así que podría quedarse el tiempo necesario y marcharse luego a la suya llamando a algún sirviente para satisfacerse.


La ceremonia fue larga y ninguno de los dos se quería mirar, se podía cortar el ambiente con una espada de lo tenso que estaba. Todo el mundo sabía que ese matrimonio era un arreglo y aunque la gente lo celebraba, todos sabían que Sasuke no cambiaría sus costumbres de la noche a la mañana.


Naruto fue conducido a su habitación tras el banquete real y los sirvientes le desvistieron pese a que él insistió que podía hacerlo solo. Ahora ya no era un soldado más, era un príncipe y tuvo que aguantarse y dejar que le desvistieran frente a la vergüenza que aquello le supuso. Él nunca había necesitado a gente que hiciera las cosas por él, tenía manos para hacerlas, pero así era la tradición y no podía luchar contra ella.


Le pusieron el largo camisón de dormir y le condujeron a la cama. Hasta le abrieron las sábanas para que entrase, algo a lo que no estaba para nada acostumbrado. Todos se marcharon dejándole a solas en la habitación hasta que llegó su esposo. Ni siquiera se habían besado ni ante los ojos de Dios, tan solo esa alianza en su dedo decía que estaban casados pero Naruto sabía perfectamente que hasta que el matrimonio no se consumase por completo… no estarían casados de verdad.


Sasuke entró con los sirvientes que le ayudaron a quitarse las cosas. Aquel chico rubio se ruborizó enseguida al ver el perfecto y musculoso cuerpo de su esposo desnudo y a Sasuke, se le escapó una sonrisilla al ver cómo el chico le miraba embelesado, claro que él no iba a disfrutarlo. Cuando todos se marcharon, Sasuke entró en la cama y se dispuso a dormir.


Naruto no podía creerse que su primera noche fuera precisamente con su esposo durmiendo a su lado sin haberle hecho ni el más mínimo gesto de interés. ¿No era un mujeriego? Había asimilado que se follaría a toda la corte además de a él y había aceptado que lo hiciera siempre y cuando recuperase su reino y le diera un heredero que pudiera gobernar su reino recién recuperado, pero que no le tocase… eso no podía pasarlo por alto. Apretó los puños con fuerza y trató de calmarse para pensar en frío. No podía lanzarse sin más a una discusión que le traería problemas en el futuro, las palabras de Kakashi aún resonaban en su cabeza, había que ganarse a ese chico y si para ello tenía que ser una golfa en la cama, lo haría aunque jamás lo hubiera hecho.


Se acercó hacia la espalda de su esposo y rozó el tentador cuello de Sasuke con sus labios depositando un sutil beso en él antes de cogerlo para succionarlo creando un escalofrío en la piel de Sasuke pero también notó cómo se tensó.


- Tengo sueño, deja tus juegos para otro momento – comentó.


- ¿Es que no te excito? – le preguntó Naruto con rostro inocente y mirada de niño pequeño tal y como le habían enseñado para conseguir las cosas – puedo hacer todo lo que le desees – le susurró a su oído y Sasuke no aguantó más la tentación saliendo de la cama como alma que llevaba el diablo.


- Me iré a mi cuarto a dormir – comentó marchándose y dejando a un sorprendido Naruto en la cama que cogió el primer cojín que encontró y lo lanzó contra la puerta que acababa de cerrar Sasuke.


- Hijo de… - se calló de golpe sin saber cómo iba a conquistar a su ahora esposo – maldita sea – se regañó él mismo por no haberlo conseguido.


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