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El libro de las leyendas: Tomo Fullbuster por Fullbuster

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Notas del capitulo:

Portada

Resumen:

Una única noche de revolcón en una misión puede traer serias consecuencias. Sasuke y Kiba pelearan por descubrir la realidad tras los rumores de embarazo de Naruto. ¿Será cierto que Naruto está embarazado? ¿De quién de los dos es el niño si lo hay? Rumores, rumores y más rumores se ciernen ante la figura de ese chico rubio que parece seguir con su vida habitual.

Pareja: Kiba-Naruto

Advertencias: Mpreg

Konoha siempre había sido una ciudad soleada, sin embargo, aquel día, el cielo se nubló sobre ella y la lluvia hizo acto de presencia. La gente corrió a refugiarse de aquel diluvio. Muchos llegaron empapados a sus casas pese a haber estado poco tiempo bajo el agua. Nunca nadie había visto llover como aquel día y, desde luego, nadie se atrevería a salir hasta que amainase.


Tan sólo un chico solitario se encontraba bajo la tormenta. Sentado en las maderas de un pequeño muelle frente al estanque del gran parque central, miraba las gotas golpear con fuerza el agua empapándole a él también en su caída. Los peces bajo sus pies parecían impasibles, realizando su vida cotidiana, comiendo y nadando. Quizá para esos animales la vida era realmente sencilla y rutinaria.


Naruto alzó la vista un segundo hacia el cielo cerrando los ojos, dejando que la lluvia golpease con fuerza su rostro apartando toda señal de tristeza, limpiando el camino que habían dejado sus lágrimas. Tenía dieciocho años y se había pasado la mitad de su vida siendo un cero a la izquierda, un don nadie. Todos se metían con él y cuando su vida dio un giro volviéndose importante para sus amigos, descubrió que se había enamorado de su mejor amigo, Sasuke Uchiha. Un amigo que le traicionó marchándose de la villa, alejándose de él y no lo entendía.


El último año, ambos habían sido felices, se habían declarado. Naruto hasta aprendió a besar con él, le había dado su primera relación sexual y de pronto… ya nada tenía importancia porque Sasuke se había marchado dejando tras él una miserable nota. Ni siquiera se lo dijo a la cara. Arrugó con fuerza y frustración el empapado papel en su mano y trató de controlar la ira que sentía.


- Maldito cobarde – murmuró.


No podía creerse que hubiera vuelto a hacer algo así. Ya se había marchado una vez y él como un idiota le buscó durante años. Convencerle de que volviera a la villa casi les cuesta la vida a los dos. Hasta tuvieron que enfrentar esa guerra y ahora… el muy miserable se marchaba sin más y todo por una sencilla razón… había encontrado una solución para revivir a su hermano y claro… Naruto supo en aquel momento, que Sasuke le había utilizado. Siempre amó a Itachi, aquella admiración de hermanos que antaño le parecía normal, ahora ya no lo hacía, era extraña, una unión demasiado fuerte. En cuanto encontró una forma de revivirle, se había alejado de todo con tal de traerle de vuelta.


Durante dos largas horas estuvo allí, pensando en su triste vida, en que ya nada tendría importancia si Sasuke no estaba a su lado. Dos horas en las que la lluvia no cesó y que finalmente, consiguió doblegar el espíritu de Naruto dejándole inconsciente por el frío y la humedad acumulada.


Cuando consiguió finalmente abrir los ojos, se dio cuenta de que tenía un techo sobre su cabeza y se encontraba tapado con una sábana. Movió la mano hasta su dolorida cabeza observando que tenía puesta una vía. No entendía nada pero se sentía mareado y extremadamente cansado.


De pronto, recordó aquella frustrante búsqueda y se insultó a sí mismo pensando lo idiota que era por haber ido a buscarle, por haberse preocupado una segunda vez. Al final, fue Shikamaru quien le convenció de volver y dejarlo estar. Sasuke sabía perfectamente dónde estaba la villa y no quería ver sumido a Naruto en otra búsqueda por años para que volvieran a herirle. Naruto al entenderlo, decidió volver y dar por perdido a su amigo, a su amante, al que era su novio.


Se giró al escuchar el ruido de la puerta. Estaba claro que se encontraba en el hospital, allí estaba Sakura con una sonrisa preguntándole qué tal había dormido. Respondió enseguida aunque no consiguió imitar la sonrisa de su compañera, estaba demasiado desolado para sonreír. Sasuke se había llevado toda su alegría de un plumazo.


- ¿Qué hago aquí? – preguntó Naruto sorprendido.


- Te desmayaste.


- Por eso mismo… ¿Quién me trajo? No le dije a nadie dónde iba.


- Shikamaru y Kiba. Al volver de la misión, te vieron tan cabizbajo que fueron a buscarte a casa. La tormenta les pillo de camino pero como no estabas en casa, se preocuparon más, así que te buscaron. Deberías agradecerles que te encontrasen, tienes una buena pulmonía. – Sakura de repente, se enfureció y le golpeó en la cabeza con cierta fuerza pero sin pasarse – Serás idiota. ¿Cómo se te ocurre quedarte bajo la lluvia? Podías haber muerto si no te llegan a encontrar. Esa pulmonía no tiene buena pinta.


- Tampoco me habrían echado mucho de menos – susurró Naruto girando su rostro hacia la ventana.


- No digas eso – se preocupó aún más Sakura – nos haces falta a todos. Eres el futuro Hokage – sonrió animando por primera vez a un triste Naruto.


- Sí, supongo que es el único sueño que mantengo en pie ahora que Sasuke me ha abandonado de nuevo.


Sakura cogió una silla del lateral y la colocó junto a la camilla. Se sentó en ella y observó a Naruto unos segundos antes de comentarle que iba a medirle la tensión. Naruto le dio el brazo y pese a toser un par de veces, Sakura empezó a tomarle la tensión.


- ¿Qué ocurrió en la misión, Naruto? – preguntó Sakura.


- ¿Por qué lo preguntas?


- Es que… habéis vuelto tan rápido.


- Shikamaru me hizo ver el desperdicio de tiempo que sería enzarzarme en otra absurda búsqueda de Sasuke. Empiezo a creer que ese idiota sólo quiere llamar la atención. Estoy harto de perseguirle, de suplicarle que vuelva, de tener que mendigar su extraño amor. Ahora ya no sé si alguna vez me quiso o si fui importante para él.


- ¿Quieres que hablemos de esto?


- ¿Tienes tiempo? – preguntó al ver a las otras enfermeras por el pasillo atendiendo a más gente.


- Sí. Además tengo que explicarte un par de cosas. Vas a necesitar guardar reposo un tiempo por esta pulmonía.


- Vale, empieza a contar qué tengo – susurró Naruto.


Todo el equipo que había participado en esa corta búsqueda hacía un mes, se había enterado ya de que Naruto estaba en el hospital. Neji lo achacaba a la tristeza que debía sentir Naruto y a esa cabeza llena de pájaros que le hacía cometer locuras como quedarse a la intemperie en mitad de una tormenta. Sai compartía también esa opinión, había visto demasiadas veces a su compañero de equipo hacer locuras con tal de salvar y proteger a sus compañeros.


Para Shikamaru y Chouji, aquello había sido simplemente la gota que había colmado el vaso de ese amor tóxico que Sasuke le regalaba a Naruto. Lo había envenenado con sus dulces palabras, con sus arrogantes gestos, siempre le había tenido comiendo de la palma de su mano y eso… casi le había llevado a la muerte más de una vez. Era un amor demasiado peligroso para Naruto, y Shino les dio la razón.


Para Lee, aquel gesto desesperado había sido el último intento de conseguir que Sasuke volviera. Quizá Naruto pensó que enfermando, le haría volver. Que los rumores llegarían hasta él y regresaría preocupado por si le había sucedido algo malo. Ninguno estaba seguro de lo que era, pero Kiba tuvo otra teoría muy distinta pese a que no la dijo en alto. Para él, era un conjunto de todas. Naruto se había quedado allí bajo la lluvia sintiéndose culpable porque Sasuke volvía a irse, sintiendo que él podía ser la causa que le alejaba, podía ser también el dolor de la pérdida y posiblemente su último recurso fuera intentar traer a Sasuke como fuera, incluso estando enfermo, ya no estaba seguro de qué pasaba por la cabeza de aquel chico rubio en su momento más desesperante.


En lo único en que todos se pusieron de acuerdo era que querían ir a ver a Naruto y así lo hicieron. Pusieron rumbo al hospital, todos vestidos con sus uniformes Ninjas y sus chalecos verdes. El silencio reinaba entre todos ellos mientras caminaban por las calles pero a Shikamaru y a Kiba, un recuerdo les venía constantemente a la cabeza, el miedo sufrido al ver a ese rubio tirado en el suelo, muerto de frío y con leve hipotermia, con todo su uniforme Ninja empapado, estaba claro que ni siquiera había pasado por su casa al volver de su última misión con Sai, Shikamaru y Kiba.


Al llegar al hospital, una de las enfermeras les indicó que no podían pasar todos juntos, eran demasiados, así que decidieron que pasasen primero Shikamaru y Kiba puesto que eran los dos que le habían encontrado. Si Naruto tenía preguntas o algo, era mejor que ellos le contestasen sus dudas. Ambos llegaron hasta el final del pasillo en silencio, sin pronunciar ni una sola palabra, pero cuando vieron que Sakura estaba dentro hablando con él, los dos decidieron esperar fuera a que terminase.


La conversación parecía alargarse, pasaron más de veinte minutos pero Sakura permanecía dentro hablando sobre algo. Kiba con su fino oído pudo escuchar al principio de la conversación algo sobre la pulmonía, así que dejó de escuchar el resto. Creyó que era una conversación privada entre compañeros de equipo.


- ¿Cuánto rato crees que llevan hablando? – preguntó Shikamaru hacia Kiba, quien elevó los hombros indicándole que no lo sabía.


- Llevan casi una hora – dijo Ino detrás de ellos desde la recepción – parece que Naruto tiene algo grave.


- ¿Algo grave? – le preguntó Kiba asustado - ¿Qué tiene?


- No lo sé, pero por las pruebas… algo no muy bueno. Sakura ha entrado a explicarle las cosas, pero supongo que no es fácil decir algo así.


- ¿Va a morirse? – preguntó Kiba de repente.


- No lo sé. Sakura fue muy cuidadosa con las pruebas. Dijo que ella se ocuparía del caso. Estará unos días en observación casi seguro.


Ino terminó de recoger unos informes y cogió todas las carpetas para llevárselas. Se disculpó con los dos chicos y se marchó por el pasillo para entregar el resto de informes, dejando a ambos preocupados por la situación de Naruto. Se miraron unos segundos y entonces, asomaron la cabeza a través del marco de la puerta para ver cómo Naruto estaba llorando y Sakura trataba de explicarle algo de los apuntes que llevaba en la carpeta.


Los siguientes días a aquel suceso, los rumores sobre Naruto se habían extendido por toda la aldea. Hablaban de cómo Sakura había ido varias veces esa semana por su casa a llevarle algunas bolsas de comida y también medicamentos, pero nadie había visto al rubio salir de allí. Kiba hasta se había quedado un par de horas frente a la puerta de Naruto, sentado en la barandilla sin atreverse a entrar a hablar con él. La gente decía que tenía alguna enfermedad grave, otros hasta pensaban que podría ser alguna de transmisión sexual que Sasuke le hubiera contagiado y luego estaban los rumores más descabellados sobre un posible embarazo. Aquello le parecía absurdo a Kiba, todos sabían que los hombres no se quedaban embarazados, así que era un rumor sin fundamento y muy absurdo.


- ¿Por qué nunca terminas de llamar a mi puerta y siempre te quedas ahí? – preguntó Naruto asomando el rostro por la ventana.


- No quería molestarte – dijo Kiba con una sonrisa – me han contado que últimamente estás un poco débil.


- Una pulmonía, pero ya estoy mejor – intentó sonreír Naruto.


- No te había visto desde la misión…


- Ya. La pulmonía va mejor, pero… el corazón… ése tarda más en sanar.


- Estaba preocupado por ti.


- Tranquilo – sonrió Naruto – no volveré a salir corriendo detrás de Sasuke y no podré hacer misiones en una buena temporada.


- Oye, Naruto – le llamó al ver que iba a cerrar la ventana y marcharse – esos rumores que circulan…


- ¿Desde cuándo hacemos caso a los rumores? – preguntó Naruto – sólo tengo una pulmonía que está remitiendo. No te preocupes.


Kiba esperó a que Naruto cerrase la ventana y una vez le perdió de vista, bajó de la barandilla para marcharse. Aquella breve conversación al menos le había dejado más tranquilo. Se marchó en busca de su equipo, tenían que irse a una misión, pero cuando llegó a la puerta, no sólo estaban allí Hinata y Shino, también estaba Sasuke Uchiha. Abrió los ojos al encontrárselo allí, era simplemente increíble que hubiera vuelto y con su hermano. Se acercó hacia su equipo y miró a Sasuke.


- Vaya… por fin apareces – sonrió Kiba sin muchas ganas.


- Fui a por mi hermano. ¿Tienes algún problema?


- Yo no, pero tu novio casi se muere de una pulmonía mientras tú te marchabas dejándole una maldita nota. Quizá debería decir mejor… ex novio – comentó Kiba mirando a Itachi.


- No tengo tiempo que perder con un chucho – dijo Sasuke bostezando, como si aquella breve y concisa conversación le hubiera aburrido.


Kiba no pronunció palabra alguna pese a que sus dedos se apretaron formando un puño, tratando de controlarse para no arremeter contra aquel chico engreído que siempre parecía ser perfecto, que siempre daba la sensación de tener todo bajo control. Al final, Kiba prefirió ir junto a su equipo para hacer aquella misión. Ya se ocuparía de Sasuke a la vuelta si es que Naruto no le terminaba de dar la patada después de lo que le había hecho.


Sasuke sólo tenía en aquel momento un pensamiento en su cabeza, regresar a casa y darse un relajante baño. Sabía que tenía que enfrentar a Naruto en algún momento, que tendría que ir a darle explicaciones y sobre todo… a tratar de que entendiera que no podía mandar en el amor. Al pensar en todo aquello, la pereza se apoderó de él. Tan sólo pensar en los gritos de Naruto ya le quitaba las ganas de ir. Pensó ir mejor en otro momento, cuando él estuviera más relajado y su hermano ya asentado en su antigua casa del clan.


- Deberías hablar con él – intervino su hermano sin detener el paso hacia el clan.


- Hoy no, por favor, estoy muy cansado para escuchar sus lamentos.


- Era tu novio. Necesita una explicación, algo que le ayude a entender esta traición que le has hecho.


- No le he traicionado. Siempre te he amado a ti y él… creí que estabas muerto, que no volverías, que jamás podría estar a tu lado, él estaba allí, nada más.


- Mejora la excusa, porque si yo fuera Naruto y me sueltas eso, pensaría que me has utilizado y créeme… el puñetazo no te lo quita nadie – le dijo Itachi con seriedad haciendo suspirar a su hermano.


Los dos hermanos continuaron el camino, escuchando a las mujeres soltar chismes y rumores como solían hacer a la hora del mercado. Algunas observaron a Itachi con ojos incrédulos y ambos supieron que a partir de aquel momento, los Uchiha volverían a ser la comidilla del barrio, pero hasta ese momento, otros rumores habían en el aire y uno de ellos llegó a oídos de Sasuke de inmediato.


- Como escuchas – susurraba una mujer con un cesto de manzanas en su brazo – dicen que Naruto está… - hacía señas con su mano indicando una barriga y Sasuke las miró al instante deteniendo el paso.


- ¿Embarazado? – preguntó la otra sorprendiéndose – pero eso es imposible, es un hombre.


- Cosas peores se han  visto. Ahora cuentan que se puede revivir a los muertos con no sé qué técnica – decía la mujer - ¿Te lo puedes creer?


- ¿Cómo crees que ha podido quedarse embarazado?


- Ni idea, pero ya verás cuando el padre se entere – sonreía la mujer.


- Sasuke Uchiha se marchó hace un mes. ¿Crees que es de él y por eso huyó?


- Si sabe que está embarazado… es porque hace por lo menos un mes que lleva ya a esa criatura en su vientre. ¿Por qué crees que Sakura va tanto a verle? Es su médico.


- Deberíamos pasar un día por el hospital a ver si se comenta algo – sonrió la otra mujer mientras se marchaban a seguir con sus compras y sus cotilleos.


Sasuke observó la mirada de su hermano, claramente decía un “en qué lío te has metido”. En aquel momento, Sasuke tan sólo podía pensar en que quería que aquel desastroso día acabase, pero ahora, no podía hacerlo porque tendría que ir a buscar a Naruto y confirmar que no estaba embarazado.


- No me mires así, ellas mismas lo han dicho, es una estupidez. Los hombres no se quedan embarazados –le dijo Sasuke a su hermano.


- Yo recuerdo que Orochimaru y sus experimentos conseguían cosas increíblemente fantásticas que nadie se habría creído que eran posibles.


- Naruto no estuvo con Orochimaru. No han investigado en él.


- ¿No tocó su sello una vez para descontrolar al Kyuubi?


- Oh… joder – susurró Sasuke.


- Quizá el chakra del Kyuubi está haciendo cosas… poco creíbles. Aunque si veo a Naruto con barriga, empezaré a creerme que todo es posible – dijo Itachi sonriendo.


- El mundo está contra mí – dijo Sasuke – si es mi hijo, tú y yo no podremos estar juntos. Tendré responsabilidades con él.


- No cantes victoria ni derrota, recuerda que le abandonaste, quizá es él quien no quiere saber nada de ti ahora.


- Tengo que ir a verle y salir de dudas.


- Ve mañana mejor. Estarás más descansado para afrontar este asunto.


- De acuerdo.


Por la mañana siguiente, Sasuke dejó a su hermano durmiendo al ver que era demasiado pronto todavía. Él no había podido pegar ojo tras aquella noticia de la posibilidad de que Naruto estuviera embarazado. Desayunó con rapidez y se marchó de casa sin hacer ruido.


Salió de su desértico clan hacia el centro de la villa. En cuanto entró en la gran calle llena de gente y mercaderes que vendían sus productos, Sasuke dejó de pensar en todo para escuchar aquellos gritos y ruidos. Para un chico solitario como él, todo aquello era un fastidio. Tenía que caminar esquivando a la gente, evitando a los mercaderes que trataban de abordarle para venderle alguno de sus productos, pero sin duda alguna, lo más complicado era tratar de no escuchar los rumores de las mujeres y los ninjas que se reunían por allí.


Estaba llegando a la casa de Naruto, cuando su cabello rubio apareció frente a él. Estaba comprando unas manzanas en el local bajo su casa y parecía extrañamente feliz. Se dio cuenta de cómo fingía cuando al darse la vuelta el mercader, la sonrisa de Naruto se marchó durante unos segundos dejando ver la tristeza en sus ojos. Conocía demasiado bien a ese chico como para saber que algo malo estaba ocurriendo y lo estaba ocultando como siempre… con sonrisas y bonitas palabras de ánimo, apoyo y comprensión hacia otros.


Sasuke se acercó hacia Naruto tras volver a escuchar los rumores sobre ese embarazo que se supone tenía Naruto. Justo cuando le daban una bolsa marrón de papel llena de manzanas. Naruto sonrió, cogió la bolsa y se giró para marcharse. Ni siquiera vio venir el golpe contra el pecho de Sasuke, pero una manzana cayó de la bolsa rodando por el suelo frente al rostro impresionado del rubio. La mano de Sasuke cogió aquella fruta devolviéndola a la bolsa.


- Oye, Naruto...


- Lárgate – le dijo Naruto de golpe marchándose de allí.


- Ey, vuelve aquí – le dijo Sasuke siguiéndole – quiero hablar contigo.


- Y yo no quiero hablar contigo. Sólo quiero que te marches, eso se te da de lujo.


- Quiero hablar contigo y puedo hacerlo en privado o en público, me da lo mismo.


- ¿Has vuelto con tu hermano? Ve con él, seguro que te echará de menos, más que yo seguro.


- ¿Estás embarazado? – soltó Sasuke con poca delicadeza provocando el silencio de todos los allí presentes.


Naruto tragó hondo, suspiró unos segundos antes de girarse hacia Sasuke con la ira en su mirada. Estaba empezando a cansarse de los rumores que últimamente circulaban sobre él. Ya había tenido suficiente.


- No estoy embarazado – le dijo Naruto con una dura voz – y estoy harto de esos rumores sin fundamento. Ahora ya puedes irte a revolcarte con quien quieras, eres libre, no vas a ser padre.


Al girarse hacia las escaleras de su casa, se fijó en el otro lado de la calle, allí estaba Kiba que volvía de la misión junto a Akamaru. Sus ojos se abrieron al ver cómo Kiba se había paralizado también al escuchar aquella tensa conversación entre ellos, pero Naruto agachó la cabeza levemente ocultando sus ojos bajo su flequillo preso de la vergüenza y subió las escaleras hasta su casa.


Para Sasuke, aquel gesto no pasó desapercibido ni por asomo. Entre esos dos pasaba o había pasado algo y él estaba dispuesto a averiguarlo a como diera lugar. Tampoco se había creído del todo las palabras de Naruto y menos las cosas tan raras que hacía. Naruto jamás comía fruta pero había comprado una bolsa entera. Algo en aquellas manzanas, en aquella furtiva y avergonzada mirada hacia Kiba, le indicaba al moreno que era posible que Naruto estuviera mintiendo sólo para callar sus rumores.


Kiba comenzó a caminar de nuevo apartando la mirada de Naruto, pero cuando fue a pasar al lado de Sauke, éste apoyó su mano en el pecho de Kiba obligándole a detenerse. Kiba fijó sus ojos en aquel momento en los de Sasuke, no pensaba desviar su mirada porque no se sentía inferior a nadie.


- ¿Qué tienes con Naruto? – preguntó directamente Sasuke.


- Nada que te importe – le dijo Kiba apartando la mano de su pecho.


- Todo lo que tenga que ver con él me importa – mencionó Sasuke.


- Eso sería más creíble si no le abandonases cada vez que te da la gana. Ni siquiera conoces a Naruto, has pasado más tiempo fuera de la villa que en ella.


- Si está embarazado de mí, no pienso evadir mis responsabilidades.


- ¿Responsabilidad? No me hagas reír. Si está embarazado de ti, ya la evadiste, te largaste dejándole solo y, si no fuera por ese niño, no estarías con él. Todos aquí saben que te mueres por estar con tu hermano.


- Aléjate de él y de mi hijo.


- Como digas – caminó Kiba marchándose de allí. No quería seguir discutiendo con Sasuke, haría lo que quisiera, como siempre hacía.


Aquella tarde, Kiba estuvo tirado en su cama jugando a lanzar una pelota. Akamaru le miraba sorprendido, él no solía estar nunca tan pensativo, pero, aun siendo un perro, sabía lo que pasaba por la cabeza de su dueño. Todo empezó en aquella misión, su quebradero de cabeza con el rubio empezó el día que Sasuke se marchó de nuevo, el día en que aquel equipo salió una vez más en busca de un Sasuke que otra vez… huía de ellos y de la villa.


Flashback


Aquellos ninjas habían llegado muy temprano hasta la casa de Kiba buscándole. Querían proponerle una misión que apenas supo… le recordó a la última que hizo con Naruto, buscar a Sasuke Uchiha. En aquel momento, Kiba abrió los ojos sorprendido. No podía creerse que Sasuke hubiera vuelto a desaparecer ahora que parecía que su relación con Naruto iba viento en popa.


No quería ir a esa misión, no tras recordar todo lo que había pasado en la última. Estuvo a punto de morir, todos lo estuvieron y todo… ¿Para qué? ¿Para que Sasuke se marchase y tratase de matarles de nuevo? Aquella misión no le parecía bien desde el principio pero cuando quiso retirarse, vio el rostro afligido de Naruto y supo que no podía hacerle eso, no podía abandonarle en su peor momento.


Por favor – escuchó la súplica de Naruto.


Kiba se sorprendió de aquello, Naruto jamás había suplicado y menos a él. Aquello significaba demasiado y al final, viendo aquellos tristes ojos suplicantes porque alguien atendiese su ruego, Kiba acabó aceptando aun sabiendo lo complicada que podría ser esa misión, volviendo a poner en peligro su vida una vez más por salvar a un chico que no quería ser salvado. Tan sólo un pensamiento cruzó su mente en aquel momento, un pensamiento que le dio ánimos para hacer esa locura, no lo hacía por Sasuke, ni por la villa, ni por sus compañeros, lo hacía únicamente con la finalidad de volver a ver la sonrisa y la vitalidad en aquellos dulces ojos de Naruto.


Apenas tardó unos minutos en preparar sus armas y lo que le haría falta para esa misión. Se vistió con su chaleco Ninja verde y salió tras el resto de compañeros que iban a ir a la misión. Era curioso que se hubieran apuntado todos los que una vez ya le ayudaron en la misma búsqueda desesperada de ese Uchiha cabezota, con una diferencia, esta vez había alguien nuevo, Sai.


El equipo no se detuvo a descansar en ningún momento hasta que la noche cayó. Naruto habría seguido, pero Shikamaru, como líder del grupo, le hizo comprender que no podían seguir a ese ritmo por mucho más tiempo, necesitaban parar a descansar. Todo el equipo lo necesitaba. Al final, Naruto accedió algo cabizbajo. Podía ver su tristeza, su ira y su frustración, aquella incomprensión hacia Sasuke porque eso es lo que tenía Naruto, no conseguía entender qué había hecho mal él para que Sasuke se hubiera marchado de nuevo de esa forma en la que lo hizo.


Iré a buscar algo de leña. Parece que esta noche hará frío  – comentó Kiba marchándose de la zona donde estaban todos para buscar leña.


Pasaron más de veinte minutos y Akamaru ya llevaba sobre su lomo unos cuantos leños para la hoguera. La sorpresa que ni Kiba ni Akamaru se esperaban fue ver a Naruto caminar frente a ellos buscando también algo de leña. Al verles, Naruto trató de sonreír y se acercó hacia ellos, aunque Kiba se mantuvo en su faena, algo que le indicaba a Naruto que ese chico estaba enfadado con él.


¿Podemos hablar de lo que te preocupa? – preguntó Naruto.


¿Lo que me preocupa? – sonrió Kiba – el que me preocupas eres tú, Naruto, tú y esta situación. ¿No aprendimos suficiente de la última vez? Estamos cometiendo el mismo error, Naruto. Salimos a la búsqueda de un chico que no quiere ser encontrado, que hace lo que le da la gana sin mirar atrás, sin pararse a pensar en el daño que deja en sus compañeros, en los que se preocupan por él. Estoy un poco cansado de verte suplicarle a ese arrogante Uchiha, de verte arrastrarte a sus pies para pedirle que vuelva. Creía que tenías más dignidad que todo eso, Naruto.


Si piensas todo eso… ¿Por qué estás aquí?


Estoy aquí por ti. ¿Crees que quería venir? Casi morí una vez intentando salvar a ese chico de las manos de Orochimaru pero él se largó, dejó un montón de heridos a sus espaldas y le dio igual. Todos sufrimos aquella vez. Chouji, Neji, Lee y yo… pero, ¿qué te voy a contar? Hasta tú sufriste la traición de Sasuke. Nos tuvieron que llevar inconscientes a la Villa y estuvimos semanas en ese hospital sin poder movernos, pero pareces haberlo olvidado. Sasuke nunca va a pensar en ti, él siempre tendrá una prioridad y no vas a ser tú, jamás lo serás.


En algún momento lo seré – empezó Naruto a derramar las lágrimas pero Kiba, pese a que le dolía verle así, no podía dejarle más tiempo en aquella oscuridad, debía abrir los ojos a la realidad.


No, Naruto. Siempre tendrá una venganza, o te dejará por su hermano, o pondrá su clan por delante de ti, siempre habrá algo que será más importante que tú. Lo siento, Naruto, pero así es Sasuke Uchiha, arrogante y egoísta.


Si piensas todo eso, no sé por qué aceptaste – le gritó Naruto enfadado aún con lágrimas en sus ojos.


Porque odio verte llorar – le gritó Kiba – joder, Naruto, para mí siempre has sido y serás mi maldita prioridad, verte feliz es mi prioridad. ¿Lo entiendes? Estoy aquí, arriesgando una vez más mi vida sólo por tu dichosa sonrisa, por la vitalidad de tu mirada, estoy aquí por ti, porque ese desgraciado es lo primero para ti y no puedo evitar tratar de hacerte feliz aunque eso me cueste la vida.


Aquellas palabras cargadas con toda la sinceridad que Kiba pudo reunir llegaron hasta lo más hondo del corazón de Naruto. Jamás había pensado que Kiba tendría esa clase de sentimientos por él, que para Kiba todo lo importante en su vida fuera precisamente él. Era la primera vez en mucho tiempo que realmente, Naruto sentía que le importaba a alguien.


Kiba podía ver desde la distancia tan cercana que tenía, cómo Naruto apretaba los puños. Esperó el golpe cerrando los ojos con fuerza, sabía que se merecía el puñetazo por haberse metido con la persona más importante para Naruto, aquello no se lo perdonaría el rubio, pero por más que esperó, el golpe nunca llegó. Al abrir los ojos, observó la mano de Naruto relajarse, las lágrimas seguir saliendo aunque más lentamente, estaba cesando su llanto y no lo entendía. Al levantar Naruto la mirada hacia Kiba, éste pudo perderse durante unos segundos en sus cristalinos ojos azules, tampoco pudo verlos mucho tiempo, Naruto cerró los párpados con fuerza evitando que las lágrimas siguieran saliendo y se lanzó hacia Kiba besándole con pasión, uniendo sus labios en un beso que Kiba no se habría esperado jamás pero que lo deseaba como nunca.


La espalda de Naruto chocó inevitablemente contra el tronco del árbol que tenía a su espalda cuando Kiba le empujó. Tanto tiempo había deseado estar de aquella forma con Naruto, que ahora que lo tenía, no pensaba desaprovechar la oportunidad. Apresó con mayor fuerza los labios del rubio entre los suyos, posicionando su mano tras la nuca para inmovilizarle lo más posible, introduciendo su lengua dentro de aquella sugerente boca que Sasuke no había sabido aprovechar y había abandonado tan fácilmente. Él no podía hacerlo, adoraba a ese chico desde que le ganó en el examen a Chunin.


Las manos de Kiba abrieron con fuerza e impaciencia el chaleco verde de Naruto, quitándoselo con rapidez para lanzarlo al suelo. El gemido de Naruto no se hizo esperar en cuanto sintió aquellas cálidas manos colarse bajo su camiseta negra con el símbolo de los Uzumaki grabado en ella.


Kiba estaba convencido de que aquello no era real, que Naruto tan sólo estaba dolido por la traición de Sasuke, ni siquiera estaría pensando en que aquello estaba mal. Supo que sólo le estaba utilizando para aplacar su dolor y su ira, pero a Kiba le dio igual con tal de tenerle aunque sólo fuera una vez.


Los labios del castaño besaron con pasión el cuello de Naruto mientras con la mano derecha, inmovilizaba las muñecas de Naruto por encima de su cabeza hasta chocar contra el árbol. Cuánto más tiempo tenía a ese chico atrapado entre el tronco y su cuerpo, más se daba cuenta de lo idiota que era Sasuke por dejarle, por abandonar a un chico como aquel, por alejarse del dulce sonido que desprendían sus labios cuando se excitaba.


Quizá lo que más sorprendió a Kiba no fue que Naruto se lanzase a besarle, sino lo desesperado que estaba por olvidarse de Sasuke aunque sólo fuera por unos minutos, por unas horas. Sus muñecas luchaban contra la fuerza que ejercía la mano de Kiba. Buscaba liberarse y Kiba estaba convencido del motivo, Naruto en aquel momento era un chico triste, melancólico, pero aun así, él jamás se dejaba dominar, no era una damisela en apuros ni le gustaba sentirse indefenso como en aquel momento.


Disimuladamente, Kiba soltó ligeramente su agarre dándole la oportunidad a Naruto de liberarse por sí mismo, de arremeter con fuerza contra aquel chico castaño hasta tumbarle en la hierba del suelo colocándose encima sin soltar sus labios ni un segundo. Kiba estaba convencido de que Naruto necesitaba aquello, necesitaba sentirse querido y deseado una vez más y no el chico abandonado otra vez. La dedos de Kiba se perdieron entre el revoltoso cabello de Naruto agarrándolo con fuerza, acariciándole sin detenerse.


Tan sólo una vez se incorporó Naruto y fue para quitarse la camiseta lanzándola junto a su chaleco que se encontraba al pie del tronco donde anteriormente habían comenzado. Desde luego Naruto no parecía querer perder tiempo y Kiba no estaba dispuesto a permitir que lo hiciera. Tantos años había deseado a ese chico y él… sólo había tenido ojos para Sasuke, ahora por fin parecía que conseguía verle.


Kiba colocó la pierna en la cintura de Naruto para conseguir tumbarle bajo él pese a que Naruto trataba de hacer fuerza para mantenerse encima, algo que no consiguió. Tampoco le importó mucho al rubio cuando sintió las manos de Kiba recorrer su cuerpo, centrándose entonces en aquellos sensuales labios que devoraban su boca con ansia y pasión.


Un gemido mayor al de los anteriores salió de lo más profundo de la garganta de Naruto al darse cuenta de las miles de sensaciones que le proporcionaban las manos de Kiba en su entrepierna pese a que el pantalón seguía interponiéndose entre ambos.


En aquel instante, no se sabía muy bien quién de los dos estaba más excitado, pero una cosa estaba clara, Naruto… por primera vez en esos últimos desastrosos días, había conseguido sacarse a Sasuke de la cabeza. Naruto tomó la iniciativa cogiendo la muñeca derecha de Kiba y metiéndola bajo su pantalón, conduciendo aquella mano hasta su entrepierna, ofreciéndole su miembro para sentir sus caricias. Kiba no pudo evitar soltar una sonrisa ante aquella acción. Nunca esperó a un Naruto tan lanzado y decidido, pero le gustaba de todas formas.


Acarició su miembro con suavidad, subiendo la mano desde la base hacia la punta, entreteniéndose en ella con mucho cuidado y delineando suaves círculos alrededor de su glande, consiguiendo soltar algunos suspiros y jadeos del rubio que disfrutaba de las caricias. El dedo corazón de Kiba se introdujo con lentitud en la entrada de Naruto, dilatándola con mucha suavidad y delicadeza, tratando de hacer el menor daño posible.


Las manos de Naruto también se habían metido bajo el pantalón de Kiba, pero él no se había quedado tan sólo ahí, había llegado a quitar el pantalón por completo, bajándoselo hasta las rodillas, subiéndose encima de él a horcajadas. Fue el mismo Naruto quien introdujo el erecto miembro de Kiba en él, con lentitud y calma, escuchando gemir por vez primera a ese chico que parecía disfrutar con su cuerpo, con las sensaciones que le ofrecía. Ambos parecían y estaban tan necesitados de amor que apenas tardaron unos minutos en eyacular. Naruto empapando el terso y fuerte abdomen de Kiba y éste a su vez, dejándose ir en su interior, dejándole sentir la calidez de su ser y de todos aquellos sentimientos que durante años le ocultó.


Lamento haberte traído a esta misión después de que casi moriste en la última – susurró Naruto llorando, escondiendo su rostro en el pecho de Kiba, pero éste elevó su barbilla para que le mirase.


Tú siempre serás mi prioridad – le aclaró Kiba acariciando la espalda de Naruto – siempre te he querido, Naruto, y seguiré haciéndolo. Sé que es un mal momento para declararme, que Sasuke está muy presente en ti pero… tenía que decirlo. No podía más.


Naruto simplemente, permaneció en un tenso silencio, abrazado a Kiba y ocultando su rostro en su fuerte pecho. Dejó que la calidez de la piel de Kiba le inundase y le calentase, que calmase toda su tristeza y su soledad.


 


Fin Flashback


 


Akamaru se acurrucó en la cama junto a Kiba. Sabía que su dueño estaba preocupado y él había sido consciente de aquel inmenso amor que sentía por ese rubio. Quizá por ese sentimiento, Akamaru adoraba a Naruto, siempre jugaba con él, se escapaba de los pies de Kiba en los bares para irse con Naruto buscando sus caricias, tratando de unir a dos chicos que aunque se querían en silencio, nunca se habían dicho nada por temor.


Kiba se durmió aquella noche acariciando a su fiel amigo, a ese perro con el que se había criado y que parecía tener las cosas más claras que él mismo. A la mañana siguiente, quería hablar con Naruto, porque estaba preocupado. Si era cierto que estaba embarazado, todos pensarían que era de Sasuke, pero la verdad era… que podía ser suyo. No podía estar seguro, una semana antes se acostaba con su novio, con Sasuke y luego… en aquella misión, Naruto fue suyo. ¿De quién de los dos podría ser ese niño en caso de que de verdad estuviera embarazado? Aquella duda le carcomía por dentro, sin embargo, una única idea le venía a la mente. Le daba igual de quién fuera el niño, porque él amaba a Naruto y amaría al niño fuera de quien fuera. Sólo necesitaba una oportunidad ante él, que le dejase demostrarle que le amaba, que era mejor que el idiota que le abandonaba cada dos por tres.


A la mañana siguiente, Kiba fue el primero en llegar por el hospital. Quería hablar con Sakura, ella era la médica de Naruto y algo debía saber. Para Sakura, fue toda una sorpresa encontrarle ese día, aunque suponía que tanto Sasuke como Kiba, acabarían acudiendo a ella cuando se enterasen de todo.


- Kiba… sé que tienes muchas dudas – le dijo antes de que el castaño pudiera lanzar la primera palabra – pero deberías hablar con Naruto.


- Yo… sólo necesito saber una cosa. ¿Está embarazado o no? – preguntó.


- Háblalo con él.


- Lo haré, pero quiero dejar una cosa clara. No lo pregunto porque me sienta obligado a responder si soy el padre, lo pregunto porque me preocupa Naruto y si está embarazado, voy a cuidarle y le protegeré con mi vida si es necesario. Me da igual si el hijo es de Sasuke. Sólo… por favor… dime si está embarazado o no.


Sakura asintió con la cabeza confirmándole a Kiba que era así, con lo que consiguió sacar un suspiro de alivio en Kiba. Al menos sabía que no era una enfermedad grave, ni se iba a morir, ni nada de lo que últimamente se había estado imaginando.


- Gracias a Dios – dejó escapar de sus labios respirando con tranquilidad por primera vez en aquel mes.


Con rapidez y una gran sonrisa en su rostro por la satisfacción, salió del hospital ante la atenta mirada de Sakura y la leve sonrisa que ella le entregó pese a que él ni se dio cuenta de aquello. Corrió por las calles en busca de la casa de Naruto, pero cuando llegó, parecía que mantenía una conversación con Sasuke, una tensa conversación que acabó con la huida de Sasuke algo más calmado y tranquilo, aunque entristecido.


Sasuke observó a Kiba deteniéndose un segundo, pero no dijo nada, se marchó de allí en busca de su hermano, quien le esperaba comprando unas verduras en una tienda cercana. Ninguno de los dos se dijo nada, las palabras sobraban entre ambos aunque sabían perfectamente lo que había pasado. Sasuke le miraba con esos ojos como si supiera la verdad tras aquella misión, lo que ocurrió entre él y Naruto.


Kiba subió las escaleras hacia la casa del rubio pero antes de que pudiera tocar a la puerta, ésta se abrió dejándole ver a un Naruto que casi se chocó contra él por la rapidez con la que salía. Ver allí a Kiba, le asombró.


- ¿Qué haces aquí, Kiba? – preguntó Naruto sorprendido.


- Sólo… pasaba por aquí y quería saber si estabas bien.


- Sí, estoy bien. ¿Por qué debería estar mal?


- Porque… ha vuelto Sasuke y creí que podría afectarte.


- Tengo problemas más serios que Sasuke – sonrió Naruto con cierta tristeza cerrando la puerta de su casa al salir él.


- ¿Dónde vas? ¿Puedo acompañarte?


- Sólo quería comprar unas cosas.


- ¿Manzanas? Nunca te había visto comer manzanas.


- Supongo que tengo un capricho.


- Un antojo diría yo – sonrió Kiba sorprendiendo a un cabizbajo Naruto.


- Lo siento, Kiba, no quería esconderte esto pero…


- Lo entiendo. Sólo quiero que sepas que yo estaré aquí para ti. Como te dije, tú eres mi prioridad.


Naruto se abalanzó una vez más sobre los labios de Kiba, besándole con pasión. Kiba no tuvo más remedio que continuar ese beso aún algo confuso. No entendía nada de lo que ocurría, pero al ver la sonrisa de Naruto al despegarse de él, su corazón pareció darle un vuelco de alegría. Ese chico estaba feliz y eso era lo único que le importaba.


- No te lo conté no porque no confiase en ti, quería estar seguro de quién era el padre.


- A mí me da igual. Te quiero a ti y protegeré a ese niño sea de quien sea, porque es tuyo.


- Es nuestro – dijo Naruto – siempre fui tu prioridad y ahora tendrás una nueva –le dijo Naruto acercando la mano de Kiba hacia su vientre - ¿Vas a cuidarle?


- Eso no hace falta ni que lo preguntes – le sonrió Kiba.


- Además… sé que no siento lo mismo por ti que por Sasuke, pero… sentía algo profundo ya desde aquel examen en el que nos enfrentamos y quiero dejarme llevar por estos sentimientos, quiero saber dónde me llevarán, porque tengo la sensación de que puedo amarte más de lo que amé a Sasuke. Quiero que tú seas mi prioridad. ¿Qué me dices? ¿Me das la oportunidad de hacerte sonreír todos los días de tu vida?


- Sí – dijo Kiba – porque yo también te haré sonreír todos y cada uno de nuestros días juntos. Te lo prometo.


Kiba besó esta vez a Naruto con más pasión de la que jamás pensó sacar con nadie. Por fin su deseo se hacía realidad. Tras años y años persiguiendo a ese chico, a su sombra protegiéndole, ahora lo tenía para él y se iba a encargar de hacer feliz a su familia.


Fin


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