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DEJAME AYUDARTE A RECORDAR por lyra

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Tom seguía en los brazos de Bill, con sus labios fuertemente pegados a los suyos. Tiene los ojos cerrados concentrándose en las imágenes que le llegan a la mente. Está un poco desorientado.

Bill separa sus labios poco a poco de los de su hermano y se le queda mirando. No abre los ojos ¿Por qué? ¿No habrá recordado nada? ¿Abrirá los ojos sin su amor por él en ellos reflejados?

Tiene miedo de que los abra. De no ver en ellos amor sino odio o decepción, por ver lo horrible que es su hermano, por lo que le acaba de hacer.

Tom abre los ojos lentamente. Ahora es como si viera a su hermano por primera vez, como si llevara mucho tiempo sin verle y ahora que lo tiene delante no lo puede reconocer. Tiene que decirle algo. Decirle que él también lo estaba deseando. Que no sabia que lo que sentía por él le era correspondido.

Tiene muchas cosas que decirle, pero no sabe como. Su cerebro está funcionando como un loco tratando de asimilar toda la información que un solo beso de Bill le ha hecho llegar a su cabeza. Necesita asimilarlo. Salir a pensar, sólo.


-¿Tom?-le llama Bill muy bajito con el miedo reflejado en su voz.

-Yo…lo siento, tengo que irme-tartamudea Tom sin mirarle a los ojos.

Se gira deprisa y después de descorrer el cerrojo con sus manos temblando sale corriendo del baño dejando a Bill allí sólo, quien se da cuenta de que se ha equivocado.

Su beso no ha despertado a su hermano. No ha sido como en los cuentos de hadas, en los que el príncipe despierta a la princesa con un beso y luego viven felices para siempre.

Su cuento no tendrá un final feliz nunca. Su sueño acaba de romperse en mil pedazos.

Como su corazón. Que le está empezando a doler y haciendo que rompa a llorar con más fuerza que nunca.

Se deja caer al suelo, llorando de impotencia por lo que acaba de perder.


-¿Tom? ¿Te encuentras bien?-le pregunta Gustav cuando pasa por su lado.

Pero él no puede pararse a hablar ahora. Tiene que salir a la calle a que el aire le aclare la mente.

-Yo voy con él, tú mira si Bill sigue en el baño y averigua si está bien-le dice a Georg y sale corriendo tras Tom.

Le encuentra en la calle. Está mirando al cielo.

-¿Tom? ¿Has recordado algo que te ha hecho daño?-le pregunta muy asustado.

Tom se gira lentamente. Tiene lágrimas en los ojos que no tardan en bajar por sus mejillas.

-¿Puedes llevarme a casa? No me encuentro bien.

-De acuerdo, espera a que Georg venga con Bill y nos vamos los cuatro.

-No, por favor. Quiero irme ahora. Necesito aclarar mis ideas. Necesito…necesito…la guitarra.

Gustav ve que está temblando y asiente con la cabeza. Se dirigen al coche y por el camino le manda un mensaje al móvil de Georg para decirle que se va a casa con Tom y se llevan el coche, que llame un taxi para ellos.

Georg se asoma al baño y ve a Bill tumbado en el suelo. Sabe que está llorando porque todo su cuerpo se estremece por los sollozos que ahora no son tan altos.

Entra del todo y agachándose le pone una mano en el hombro.

-¿Bill? Vamos levántate de ese suelo. Está todo sucio y te puedes manchar tu delicada ropa-le dice esperando hacerle reír como siempre.

Pero ve que esta vez no da resultado, pues solo consigue que se ponga a llorar con más ganas.

-¿Te has peleado con Tom?

-No-consigue decir entre sollozos

-Os hemos visto, en la pista. …l bailaba con una chica y tú te has ido corriendo. ¿Es por eso por lo que lloras, por una chica?

-Si-dice muy bajito.

Pues en parte era verdad. Lloraba porque él no era la chica que estaba entre sus brazos. Y porque no será la chica que algún día le haga muy feliz.

Georg oye que le llega un mensaje al móvil y se pone a leerlo.

-Venga, que nos tenemos que ir- le dice a Bill cogiéndole de un brazo para ayudarle a que se levante.

-No, déjame sólo. Quiero estar sólo el resto de mi vida.

-Déjate de bobadas ahora y levántate del suelo. Era Gustav. Tu hermano no se encuentra bien y se lo ha llevado a casa. Cree que está peor por haber venido aquí.

Esto hizo que Bill deje de llorar. Su hermano no estaba bien y quería estar a su lado.

-¿Qué le ha pasado? ¿Es la cabeza otra vez?-pregunta con miedo.

-Puede ser. Gustav dice que se lo ha encontrado en la calle mirando al cielo y diciendo cosas sin sentido. Dice que tiene que aclarar sus ideas y no sé que de una guitarra.

Tira con fuerza de Bill y consigue levantarle del suelo. Salen del baño y van hacia la salida para llamar a un taxi para que los lleve a casa. Tiene que llevar casi a rastras a Bill porque parece que se niega a andar.

Y es que no puede andar. Su mente se ha puesto en marcha tras las palabras de Georg.

-“¿Tiene que aclara sus ideas? A lo mejor es que está recordando algo y le cuesta asimilarlo. O tal vez se ha dado cuenta de que hemos cometido un error, que nunca debimos empezar algo así sin tener en cuenta las consecuencias. Se ha arrepentido, eso es todo”


Llegan al apartamento al cabo de media hora, y Bill entra corriendo. Tiene que ver a su hermano, decirle que no han cometido ningún error, que afrontarán juntos las consecuencias.

Comienza a subir las escaleras y cuando está a punto de llegar a la habitación de su hermano Gustav le detiene por el camino agarrándole por un brazo.

-Ahora está descansando, es mejor no molestarle-le dijo con voz grave.

-Pero él me necesita, tengo que estar con él-le suplica intentando soltarse de Gustav.

Gustav le coge por los brazos y le gira para que le mire a la cara.

-Bill, mírame- le dice intentando que escuche bien sus palabras-me ha pedido que no te deje entrar.

-¿Cómo? No lo entiendo, es mi hermano y me necesita, yo le necesito.

-Ya lo sé, pero él ahora no quiere verte. Espera a que descanse esta noche y mañana le podrás ver. ¿Lo vas a hacer?

Bill asiente con la cabeza. En cuanto Gustav le suelta va a su habitación y se echa en la cama. Quiere llorar, pero cree que ya no le van a salir más lágrimas de todo lo que ha llorado esa noche, de todo lo que lleva llorando desde que por un accidente de coche su hermano olvidara su primer beso con él.

Piensa en las palabras de Gustav. Le ha dicho que quiere verle. Y sabe que por mucho que espere hasta mañana su hermano no habrá cambiado de opinión. Querrá si seguir verle. Ni mañana ni el resto de su vida.

Y eso es lo que hace que vuelva a tener lágrimas en sus ojos para llorar de nuevo.

Se tapa la cara con las manos. No quiere ver nada más. Sólo la negra oscuridad, como la que habita en su corazón.


Tom está en su habitación también tumbado en la cama.

Los recuerdos son cada vez más claros en su mente. Recuerda como le cogió del cinturón para que no escapara. La cara que puso cuando le iba a besar, como se preparó abriéndole los labios para recibirle, como si ya supiera antes de preguntarle que es lo que iba a suceder a continuación.

Recuerda la forma en que sus lenguas se frotaron una contra otra, como dos serpientes apareándose. La forma en que le acarició el piercing, o la perla, como él la llamó en su mente la primera vez que lo vio en la lengua de su hermano cuando se la sacó por reírse de él. También recuerda los gemidos que su hermano vertió en su garganta cuando le acarició esa perla con su lengua.

Y luego fue al revés, su hermano quiso devolverle ese favor y le acarició su piercing pasando la lengua por su labio y haciéndoselo girar con su punta. …l también gimió hasta estar a punto de gritar.

Ese recuerdo le hace sonreír y se toca el piercing con los dedos haciéndolo girar en su labio. Pero no es lo mismo. Se sentía mejor cuando era Bill quién se lo hacía.

Y entonces ¿por qué negarse? ¿Por qué no aceptarlo? Lo único que tenía que hacer era ir a su habitación, a pedirle perdón por haber olvidado la mejor noche de su vida. La noche en que se dieron su primer y maravillosos beso.

Y se levantó deprisa de la cama. Quería, no, necesitaba estar a su lado.

Sabía lo que él estaría haciendo en ese momento, pues lo estaba notando en su corazón. Bill estaba llorando de tristeza, y eso hacía eco en su corazón.

Iba a salir de la habitación cuando recordó algo muy importante para él.

Para Bill. Para los dos.

Faltaba su guitarra.

Y fue corriendo a por ella.


Sale de la habitación y abre despacito la puerta. Se asoma y le ve, tumbado en la cama, llorando con la cara tapada con las manos.

Cierra la puerta sin que se entere y caminando muy despacio se acerca a la cama. Se le queda observando desde arriba. Le duele verle así, pero con lo que va a pasar a continuación sabe que se lo perdonará con el tiempo.

Se agacha muy despacio y acerca bastante su cara a la suya. Y lo vuelve a hacer. Le vuelve a dar su primer beso.

Bill no le oye acercarse. Cuando se quiere dar cuenta ya es tarde. Nota que unos labios están sobre los suyos besándole con mucha ternura. Y le responde de la misma manera paro sin destaparse la cara, pues tiene miedo de que esté soñando y si abriera los ojos el sueño se disiparía en el aire.

Nota como unas manos se apoyan a los lados de su cuerpo y como alguien se echa con mucho cuidado encima de él.

Tom ve que Bill sigue sin destaparse la cara con las manos y echándose sobre él despacio comienza a subir sus manos hasta las suyas para apartárselas de la cara sin interrumpir el largo beso que le está dando.

Bill nota que le retiran las manos de la cara, pero el se niega y no se deja quitarlas.

Esto hace que a Tom no le quede más remedio y muy a pesar suyo de dar por finalizado el beso.

-¿Bill?-le llama después de separa sus labios de los suyos.

Pero Bill no dice nada. Sólo niega con la cabeza.

-Vamos, mírame.

-No, no puedo hacerlo. No quiero.

-¿Por qué?

-Si lo hago el sueño habré terminado, y yo no quiero que eso ocurra. Quiero que todo vuelva a ser como esa noche, en la que vi. tu amor por mí en tus ojos.

-Si abres ahora mismo tus ojos te prometo que lo vas a ver el resto de tu vida.

Bill va destapándose la cara lentamente y abriendo los ojos. Entonces se fija en los de Tom, y lo vuelve a ver. Allí está otra vez ese amor que temió no volver a ver nunca más.

-Lo he conseguido-le dice Tom.

-¿El que?

-Despertarte con un beso, como en los cuentos de hadas. Cuando el príncipe despierta a la princesa con un beso y luego viven felices para siempre.

Sonriendo con mucha alegría le abraza por el cuello y le vuelve a atraer a sus brazos, comenzando a rodar por la cama mientras no deja de besarle toda la cara.

-Gracias, gracias-le va diciendo con cada beso que le da.

-¿Por qué?-le dice Tom encantado de que le esté besando.

-Porque me prometiste hacer todo lo posible para verme feliz y lo has conseguido-le dice riéndose.

Tom tampoco lo puede evitar y se ríe con él en sus brazos.

Cuando la risa no les deja seguir se quedan echados el uno al lado del otro con las manos entrelazadas.

-Gracias-le dice Tom

-¿Por qué?

-Por hacerme recordar. Sin ti nunca lo hubiera logrado.

-Me ha costado mucho. No sabes el precio que he tenido que pagar por volver a tenerte en mis brazos.

Esto hace que Tom recuerde una cosa muy importante. Se mete la mano en el bolsillo y se incorpora para mirar a Bill a los ojos. Quiere ver que expresión ponen cuando le enseñe lo que tiene en su mano guardado.

-Bill, lo siento mucho.

-¿Por qué?-le pregunta con miedo en la voz.

-Por haberte robado el corazón-le dice abriendo la mano.

Y entonces los ojos de Bill se llenan de alegría cuando lo ve.

Allí, en la mano de Tom se encuentra su cadena de plata con la guitarra colgando.

-¡Mi cadena!-grita con mucha ilusión cogiéndola en sus manos-Creía que la había perdido en el accidente. ¿Dónde la has encontrado?

-Te lo acabo de decir hace un momento. Te la había robado.

-¿Cuándo me la has robado?

-Fue aquella noche. Cuando te la puse en el cuello te pedí que me la dieras porque quería tenerla, así cuando me la pusiera pensaría en ti. La llevaría al cuello y a ti en mi corazón. Pero tú te negaste porque decías que te había costado mucho tenerla.

-¿También recuerdas eso? Te estaba mintiendo. No te la quise dar porque cada vez que me la ponía pensaba en ti, que estarías en mi corazón.

Se quedan en silencio mirándose a los ojos. Los dos habían pensado en lo mismo de esa cadena.

-¿Y cuando me la robaste? ¿Y cómo es que no me di cuenta de que lo hacías?

-¡Magia!-le dice sonriendo, pero al ver que sigue esperando su respuesta decide contarle la verdad- te la robé en el baño mientras te distraía de la mejor manera posible.

-¿Me la robaste cuando me estabas besando?

-Si, me la guardé en el pantalón para que tú no la vieras. Cuando salí del hospital mamá me dijo que la habían encontrado en los pantalones que llevaba ese día y se la habían dado a ella. Vio la guitarra y dio por hecho que era mía. Me la quedé aunque no tenía ni idea de cuando la había comprado o de si alguien me la había regalado. Sólo sabía que cada vez que la miraba me sentía muy feliz.

-No hacía falta que me la robarás, la podemos compartir a partir de ahora. Como nuestros corazones.

-Te prometo que esta vez no lo olvidaré.

-Si lo haces yo te besaré una y otra vez hasta que lo vuelvas a recordar todo.

Tom se inclinó sobre él para volver a besarle cuando algo le hirió la mano.

-¡Ay!-gritó con sorpresa.

-¿Qué te ha pasado?-le preguntó Bill con miedo.

Tom baja la vista para ver que le ha herido y sonríe cuando lo ve.

-No ha sido nada-le dice mientras acerca sus labios muy despacio a los de Bill-el gato me ha vuelto arañar.

-Eres muy tonto, ¿lo sabías?-le dice sonriendo también y abriendo sus labios para volver a recibirle en su interior.

-Sí, y también recuerdo que por eso me quieres mucho.

Tom se apodera de sus labios. Quiere explorar su boca por dentro, rozar esa perla que guarda en ella. Necesita hacerlo porque no recuerda la última vez que estuvo allí.

Pues para él va a ser como su primer beso.

Y este si que no le piensa olvidar.

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