Pasaron unos días en los que Harry no vio el momento para acercarse a Malfoy, que no le había mirado ni una sola vez, aquello le tenía mosqueado, también le tenía molesto el hecho de necesitar llamar su atención. Él que se caracterizaba por intentar no llamar la atención, bastante tenía con ser quien era.
Pero el punto en ese momento, es que hubiera deseado brillar como un enorme árbol de navidad con tal de reclamar un vistazo del rubio. Nada, era invisible? Estaba claro que en la clase de Pociones la serpiente había estado burlándose al decirle que no podría rendirse ante él.
"Mira que eres tonto, Potter".- si tan solo esa maldita vocecilla no sonara tanto como Snape, viviría más tranquilo, sí señor.
Con pesadumbre comprobó que su única solución era esperar a la siguiente clase de Pociones, le iba a organizar una buena encerrona al rubio, le faltó frotarse las manos por lo genial de su plan y aquello si que le hizo soltar una carcajada en mitad del salón.
No pensó que lo hubiera hecho en voz alta pero la cara de Hermione no dejaba lugar a dudas.
- ¿Recuerdas el chiste del Bogart y la tortuga? .- la chica puso los ojos en blanco y Ron le hizo un gesto con la cabeza riéndose para sus adentros.
Como había planeado hacía unos días, Harry tuvo su oportunidad en clase de Pociones.
Lo que no sabía es que para ello tuvo que hacer todo el uso del poder de su mirada para desaconsejarle a Zabini que se sentara con Malfoy, realmente no quería asustar al chico, que salió corriendo hacia otra mesa.
- Malfoy.- saludó como quien no quiere la cosa.
El rubio lo miraba no dando crédito, si hubiera sido un avestruz no le hubiera llamado tanto la atención. Ohhh, Harry se regodeó, echaba de menos esos ojos sobre él. Buen momento para la mermelada... Pensó.
- Potter.- dijo el otro recomponiéndose rápidamente.
- Oye, Malfoy.- comenzó Harry, se suponía que él era un valiente león pero lo cierto es que en esos momentos se sintió como un gatito pequeño mirando los ojos plateados de una serpiente que se lo iba a comer de un bocado. "Ánimo, león!" Le dijo la vocecilla, "venga ya" pensó Harry, "tú lo que quieres es tu dosis".
- Abran su libro por la página 123.9, no hay tiempo que perder.- rompió el silencio el profesor Slumhorg.- Este es el año más crucial de sus vidas.- oh Hermione tenía que estar encantada, sonaba su melodía favorita.
El rubio dejó de mirarlo, Harry se maldijo, ahora tendría que aprovechar otro momento en clase para poder hablar con él.
Esperó el momento en el que pudieran hablar durante la clase, pero entre la desmedida atención que provocaba en el profesor Slumhorg y las pocas ganas que parecía tener el rubio de encarar a Harry, esto se volvía una tarea complicada.
- Malfoy .- comenzó Harry de nuevo
- Oh, ya está bien Potter.- le espetó Malfoy, con su mejor cara de arrogante y rabioso Slytherin, no no, Harry prefería esa suave sonrisa que el rubio le había dedicado por dos veces días atrás.- ¿También vas a perdonarme? Ahora eres ¿San Potter?.- su cara era una máscara de odio, pero también había cierta tristeza en sus ojos.
- No es que perdone a todo el mundo, es que hay que seguir adelante.- intentó sonreír pero un latigazo plateado cruzó la mirada del otro.- Para mí no ha sido fácil, esto… nunca… pero no puedo culpar a nadie por haber temido a Voldemort.
Ahora que ya no estaba dentro de él, sabía cuanto de ese temor se correspondía más ahora que a momentos del pasado. ¿Potter eres incapaz de odiar o es algún estúpido código Gryffindor el que te lo prohibe?.- le preguntó realmente interesado el rubio.
- Si he odiado a personas, créeme.- varios rostros cruzaron su mente, Bellatrix Lestrange se ponía en cabeza de todos ellos, no pudo dejar de pensar en el padre del chico que tenía delante.- Pero eran personas que hirieron a aquellos a los que amo … intencionadamente …, no había nada de miedo en ellos cuando lo hicieron.
Ahora la rabia sí se había apoderado de él, no le gustaba cómo se sentía, no quería volver a sentir el dolor por la pérdida de su padrino, por un breve periodo de tiempo había sentido lo que era tener una familia, alguien que le reclamara como suyo, alguien con quien vivir a parte de los Dursley, y esa … esa… su propia prima le había matado por pura diversión.
- Lo siento.- dijo quedamente el rubio.- Sé que mi familia está a la cabeza de esa lista.
Harry lo miró de hito a hito durante un largo rato, sintió como la rabia se iba diluyendo poco a poco, el rostro de Malfoy si demostraba auténtico arrepentimiento, quiso tocarle el rostro y acunárselo, por mal que ellos se hubieran llevado, aquello parecían trastadas de niños comparados con los acontecimientos que ambos habían vivido durante la guerra.
- Malfoy, crees… .- a ver cómo podría soltar eso, "a bocajarro como siempre, rey de la sutileza" se dijo.- ¿Crees que podríamos dejar eso de lado y ser amigos?
No sabía que había estado conteniendo el aliento hasta que el otro reaccionó.
El rubio extendió su mano sobre la mesa, ofreciéndosela al moreno, este la tomo entre las suyas y la apretó fuertemente. Ambos rememoraron una escena sucedida años atrás en una tienda de túnicas, donde un joven Malfoy extendía ilusionado su mano al niño más encantador que hubiera visto en su vida, que además era nada más y nada menos que el célebre Harry Potter, la decepción que sintió cuando este no quiso estrechársela fue algo que hizo que se gestara aquella enemistad que hoy parecía llegar a su fin.