Este era el mayor deseo de Gustav, pasar toda la noche con Bill entre sus brazos dormido, abrazarle fuertemente y apoyar la frente en su pelo.
Pero en su mente esto ocurría después de una apasionante noche de amor. En cambio ahora estaban así porque Bill necesitaba consuelo, y él se lo ofrecía de la mejor manera posible.
Esa iba a ser su gran noche, la primera vez que iban a hacer el amor, pero el idiota de su hermano se la había estropeado dos veces. Primero al pelearse con el periodista, y luego al hacerle daño a Bill cuando le abrió el corazón y le contó uno de sus mayores secretos.
“Será estúpido”-piensa besando la frente de Bill.
Por fin consiguió que dejara de llorar y se quedara dormido sobre su pecho. Le tapó como pudo con la colcha de la cama y ya llevan así casi dos horas, pero él no ha conseguido cerrar los ojos.
Está muy nervioso por Bill, porque al día siguiente aparecerá la pelea en los periódicos y David ha organizado una rueda de prensa para que Tom se disculpe o haga otra estupidez, quien sabe.
¿Qué excusa iba a dar? ¿Qué se peleó porque le daba rabia que los rumores fueran ciertos?
Suspira tratando de calmarse. Solo reza que para cuando se entere de que él está cin su hermano el puñetazo no duela tanto.
-¿Suspiras?-murmura Bill contra su cuello.
-Por ti, mi amor-le contesta besándole la nariz.
Pero Bill no se conforma con eso, levanta la cara y abre los labios. No hace falta que diga algo, los labios de Gustav se acercan a los suyos y le besa tiernamente.
Un gemido escapa de su boca y levanta una mano para atraerle por el cuello. Ahora necesita todo su amor y que haga desaparecer de su cuerpo ese sentimiento que su hermano dejó en el: vergüenza.
Gustav entiende su súplica silenciosa y comienza a entrara en su boca muy despacio. Se frota contra su lengua jugando con ella, consiguiendo arrancarle una sonrisa de placer.
Esa es la señal que necesita para aumentar la pasión. Le abraza más fuerte, le hace girar en sus brazos y se echa encima de él. Continúa besándole mientras comienza a bajar una mano, rozándole el borde de la camiseta y metiendo la mano bajo ella. Le acaricia el suave vientre haciéndole jadear contra su boca.
Ahora es él quien sonríe y lleva más abajo la mano. La mete por sus pantalones hasta llegar a su objetivo. Le roza la entrepierna y sus jadeos se vuelven más violentos.
Se aferra a su cuello y levanta una pierna contra su cuerpo. Sólo le está acariciando sobre la ropa interior, pero su respuesta es más de lo que él se esperaba.
Mete la mano por su bóxer y le acaricia el miembro con la punta de los dedos. Ahora es un resoplido el que estalla en su boca.
Sus manos dejan el cuello y se vuelven locas por su espalda. Tiran de su camiseta, se la levanta y hasta casi le araña.
-¡Esas uñas!-protesta contra sus labios.
-Lo siento-le dice sonriendo.
Relaja las manos y trata de no hacerle más daño. Las baja hasta su cintura, rozándole los costados y sintiendo su cuerpo en tensión. Sonríe al descubrir un lugar en donde tiene muchas cosquillas, y le pasa suavemente las uñas para hacerle reír más en su boca.
-Para, que me desconcentras-le suplica moviéndose encima de él.
-Si me lo pides así, lo haré-le contesta riendo más alto.
El sonido de su risa excita más a Gustav. Se apodera de sus labios con más pasión y mueve más la mano sobre su miembro. Baja la otra y le desabrocha los pantalones con esfuerzo.
Bill baja también su mano y la mete por sus pantalones desabrochándolos. Comienza a acariciarle con torpeza, es la primera vez que lo hace y se encuentra perdido.
-Más suave-le explica Gustav.
Bill obedece avergonzado, más todavía cuando él baja una mano y la pone sobre la suya para guiarle. Quiere retirar la suya, pero se la coge con más fuerza y sin dejar de mirarle a los ojos le obliga a tomar su miembro con la mano, a acariciárselo con suavidad y a rozarle la punta con los dedos.
Bill cierra los ojos avergonzado, pero un beso en la mejilla le hace volver a abrirlos.
-Que nadie te haga sentirse avergonzado. Así es el amor-le dice rozando su miembro con suavidad.
-Creo que ya estoy listo-le dice entre jadeos.
-¿Estás seguro de querer hacerlo? Sabes que no me importa esperar.
-Tú lo has dicho. Esto es amor, y quiero sentirlo en mi interior-le dice rozando su miembro también.
Gustav sonríe y tras besarle brevemente en los labios saca sus manos mientras se pone de rodillas entre sus piernas. Se saca la camiseta sin dejar de mirarle.
Bill le imita y se quita la suya. Se quedan mirándose y se echan a reír por los nervios.
Gustav se baja de la cama lo necesario para desnudarse del todo. Bill hace lo propio tumbado en la cama.
Termina de desabrocharse los pantalones y antes de que se los empiece a bajar Gustav ya está tirando de ellos, arrastrando la ropa interior de paso, dejando al aire una erección que pide compañía a gritos.
Gustav se echa encime de él y se la roza con los labios por el camino.
-Date la vuelta-le pide tocándole el hombro.
Bill se tumba de lado y pone las manos bajo sus mejillas, preparándose para las sensaciones que va a sentir en unos minutos.
Cierra los ojos cuando siente que sus nalgas son separadas, como entra un dedo en su interior y como un beso es dejado en su cuello.
-Así no te dolerá tanto-le explica Gustav.
Se siente raro teniendo que explicarle cada paso que da. Preferiría hacerlo sin hablar, pero sabe que es la primera vez de Bill y no quiere que se ponga nervioso o se asuste.
Bill gime cada vez más alto. Siente como se abre cada vez más, cada vez que otro dedo entra en él acompañando a los primeros.
-Esto ya está-le dice Gustav retirando los dedos.
Comienza a acercar su erección pero Bill pone una mano en su cadera haciendo que se detenga.
-¿No estás preparado?-le pregunta rozando su entrada.
-Sí….-dice tras soltar el aire que tenía contenido en sus pulmones.
-¿Entonces?-le pregunta sonriendo ante su respuesta.
-¿No vas a usar nada?-le pregunta en voz baja.
Gustav maldice por lo bajo por no haberlo pensado. Se aleja unos segundos de su lado y abre el primer cajón de la mesilla.
-¿Estás enojado?-le pregunta Bill sin girarse.
Sabe que se lo está poniendo y le da vergüenza mirar como lo hace. Oye el ruido del envoltorio al rasgarse y un chasquido cuando lo estira y lo desenrolla por su miembro.
-Para nada. Debía haberlo pensado antes, pero con las prisas se me olvidó-le contesta acostándose otra vez a su lado-¿Listo?
Bill cierra los ojos y asiente con la cabeza. Los aprieta más fuerte al sentirle rozarse contra él de nuevo. Contiene la respiración cuando le siente entrar en su interior poco a poco, muy despacio.
-Si te hago daño dímelo y me paro-le dice acariciando sus caderas con las manos.
-Sigue-consigue decir entre jadeos.
Gustav le obedece y continúa entrando en su interior. Le alza un poco más las caderas apoyándose en su espalda, llenándosela de besos para intentar que se relaje y no esté tan pendiente de si le puede hacer daño o no, que disfrute de ese gran momento.
Entra del todo en él y se queda quieto unos segundos.
-¿Qué tal?-le pregunta con una sonrisa.
-Ajá-le contesta sin poder decir más.
Gustav ríe en voz alta y comienza a salir un poco de él haciéndole soltar un gran gemido. Le embiste suavemente arrancando más gemidos de sus labios. Acelera el ritmo haciendo que ahora se transformen en gritos.
Suelta una mano de su cadera y agarra su miembro. Se lo coge entre los dedos y lo frota de arriba a abajo al ritmo de sus embestidas que cada vez son más veloces.
El orgasmo les llega a la vez y se derrama dentro de él haciendo que él lo haga en sus dedos.
Bill grita y gime a la vez, ya no sabe ni lo que tiene que hacer. Su cuerpo es recorrido por oleadas de placer que le nublan la mente.
Quiere gritar su nombre, pero sus labios son incapaces de articular cualquier palabra. Solo se queda con ellos abiertos dejando escapar su aliento, intentando respirar el aire que parece que no quiere llegar a sus pulmones.
Gustav sale de él y le gira para verle la cara, sonriendo ante su expresión.
-Cierra esa hermosa boca-le dice besándosela suavemente.
Bill consigue sonreír cuando la respiración se le normaliza. Se echa encima de él y le llena la cara de besos.
-Gracias, gracias-le dice tras cada beso.
Gustav le abraza con fuerza para que no pare.
-Sabía que te iba a encantar-le dice entre risas.
Bill detiene su loca carrera de besos. Se le queda mirando desde arriba apoyando las manos en su musculosos pecho.
-Gracias por hacerme olvidar-le dice de todo corazón.
-De nada, ya sabes que siempre estaré a tu lado.
Bill sonríe y apoya la cabeza en su pecho cerrando los ojos. Se encuentra muy satisfecho, se ha sentido lleno cuando creía que iba a estar vacío el resto de su vida.
“Siempre estaré a su lado”
Esas palabras flotan por su cabeza, haciéndole recordar que por mucho que su hermano quiera renegar de él, hay una persona que no le dejará llorar en soledad, que le dará todo su amor porque le ama con todo su corazón.
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