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ESE CHICO ES MIO por lyra

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Gustav sonríe cuando el agua fría le moja el cuerpo. Necesita estar despejado para afrontar el duro día que se les viene encima, para estar a su lado y cogerle la mano.

Sabe lo duro que va a ser para él, ver a su hermano tras su confesión, sentir la vergüenza asomar a sus ojos cada vez que le mire.

¿Y si le mira a él? ¿Verá como se asoma a sus ojos el odio? ¿La traición?

Acostarse con su hermano a unos metros de él. Si se llegara a enterar su cara lo iba a lamentar, y se lo tendría bien merecido por no hablar con él primero antes de entrar en su hermano.

Cierra el grifo y se envuelve en una toalla. Sale del baño y una gran sonrisa se apodera de sus labios. Todavía continúa dormido en su cama, encogido en una esquina y con la sábana medio resbalada de su cuerpo. Le está dando la espalda dejando al descubierto gran parte de sus nalgas.

“No me tientes”-piensa caminando hacia la cama.

Coge la sábana y le tapa mejor viendo como se revuelve en sueños. Suspira y sigue durmiendo como si nada. Decide alejarse de él antes de que se tumbe a su lado y le despierte llenándole el cuerpo de húmedos besos. Sabe que necesita descansar después de esa noche llena de tantas emociones, unas no tan buenas como las otras.

Su amor por él. El desprecio de su hermano.

Comienza a vestirse sin dejar de mirar como duerme, como suspira en sueños y sonríe también en ellos. Termina y mira la hora. Como no le despierte no le dará tiempo a arreglarse, y conociéndole muy bien sabe que querrá estar impecable para enfrentarse a la prensa.

Rodea la cama y se arrodilla en el suelo rozándole la cara con una mano. Ve que sólo sonríe, que sus ojos siguen fuertemente cerrados. Suspira y poniéndole un mechón tras la oreja se acerca a sus labios y se los besa con suavidad. Le acaricia los labios con la lengua hasta que los abre y le deja entrar en él.

Una mano le aferra el cuello y tira de él impaciente, pero Gustav no puede entretenerse en ese momento. Termina el beso y se separa de su cara cogiéndole una mano. Le besa la palma y sonríe al ver que abre los ojos.

-¿Por qué has dejado de besarme?-le pregunta frotándose los ojos.

-Tienes que levantarte y vestirte, ¿o es que vas a ir desnudo a la rueda de prensa?-le dice levantando la sábana con una mano.

-Se me había olvidado-se excusa bostezando.

-Siento habértelo recordado.

-No importa.

Se sienta en la cama y mira la habitación como si buscara algo.

-¿Y mi ropa?-pregunta avergonzado.

Gustav ríe y saca su pantalones de debajo de la cama. Se levanta y tras localizar su bóxer colgando de una silla se los lanza.

Bill los coge y se los pone debajo de la sábana. Se levanta de la cama y se pone los pantalones mientras busca su camiseta sin lograra encontrarla.

-Tiene que estar por aquí-dice desesperado deshaciendo la cama.

-Tranquilo, que te presto una mía-le contesta Gustav abriendo un cajón.

Le entrega la primera que ha encontrado y Bill se la pone no muy convencido.

-Si me ve alguien con ella sabrá que no es mía-dice omitiendo lo que de verdad quiere decir.

“Si mi hermano me ve con ella…”

-Seguro que no se entera tienes mucha ropa-le consuela.

Sonríe al verle con su ropa puesta. Le está un poco ancha pero le sienta muy bien. Decide regalársela, nunca le pedirá que se la devuelva.

Abre la puerta de la habitación y tras comprobar que no hay nadie en el pasillo se gira y le besa en lo labios.

-Hasta luego-le despide sonriendo.

Bill sonríe también y sale al pasillo. Comienza a andar muy deprisa, quiere llegar a su habitación y respirar tranquilo dentro de ella. Se siente como si llevara la palabra “sexo” escrita en la mente.

Gira en la esquina del pasillo y la respiración se le corta al chocarse con una persona.

-Perdón-murmura sin levantar la mirada.

-¡Bill!-le llama su hermano cogiéndole del brazo.

Le hace girar y le mira la cara que todavía mantiene agachada.

-Mírame, por favor-le suplica apretándole suavemente el brazo.

Bill sus pira y levanta la mirada.

-¿qué quieres’-le pregunta enojado.

-Pedirte disculpas. Ayer me pillaste desprevenido y no supe como reaccionar.

-¿Y hoy ya lo sabes?

Tom le suelta el brazo y se aleja de su lado.

-Veo que estás enfadado. Lo entiendo.

-Así es-le dice continuando por su camino.

Deseaba no haberse encontrado con él por el camino, era la última persona que esperaba ver después de haber hecho el amor.

Corre y entra en su habitación soltando un gran suspiro al cerrar la puerta. Entra en el baño mientras se desnuda por el camino. La rueda de prensa es dentro de 2 horas y tiene que arreglarse.

Se quita la camiseta y la dobla con cuidado. Sonríe al verla, le trae muchos recuerdos de Gustav, tiene su olor prendido en ella. Decide quedársela para tener algo suyo para siempre, hasta podría dormir con ella las noches que estén separados.


Sale de la ducha secándose el pelo con una toalla y con otra en la cintura. Está cansado después de esa noche tan movida, después de tantas emociones vividas.

Las buenas y las malas.

Se sienta en la cama para terminar de secarse cuando nota una punzada de dolor.

“Gustav no me avisó de que hoy me podía doler un poco”-piensa sentándose mejor.

Sigue secándose el pelo mientras recuerda lo mucho que disfrutó la noche anterior, hasta suelta una carcajada al pensar en lo torpe que se había sentido por ser su primera vez.

“Seguro que Gustav se ha reído mucho de mí”-piensa sonriendo más.

Se viste deprisa y se arregla el pelo con esmero. Tiene que dar una buena imagen es día, aparentar que está muy disgustado por la pelea y preparase para le pregunta de todos los días.

¿Chicos o chicas?



Baja a desayunar y se encuentra con Gustav en el comedor del hotel. Georg está sentado a su lado devorando su desayuno ante la atenta mirada de su amado.

-¿No puedes simplemente comer en vez de engullir?-le pregunta Gustav arrugando la frente.

-¿Qué pasa? ¡Tengo hambre!-le dice con la boca llena.

Bill suelta una carcajada y Gustav levanta la mirada al oírle. Si no estuvieran rodeados de gente se levantaría y besaría esos labios por los que sale tanta felicidad.

-Buenos días-le saluda sonriendo.

Georg gruñe para desearle buenos días también y sigue comiendo mientras mira muy entretenido una revista que tiene abierta a su lado.

Bill se prepara un café y se sienta enfrente de Gustav, pero no puede evitar que un gemido de dolor se le escape de los labios.

Georg no lo oye porque hace mucho ruido al masticar su desayuno como para enterarse, pero Gustav le ha oído claramente, y además ha visto su expresión de dolor. Haciendo como que le pasa una servilleta le coge un momento la mano y se la acaricia.

-No es nada-murmura Bill a su silenciosa pregunta.

Esboza una sonrisa con esfuerzo y comienza a desayunar quitándole importancia a su malestar.


Llevan media hora desayunando cuando Bill por fin se da cuenta de que no está su hermano.

-¿Y Tom?-pregunta de repente.

Gustav se encoge de hombros y Georg traga con esfuerzo antes de hablar.

-Bajó antes que vosotros, dijo que le dolía el labio y que no podía comer nada por los nervios.

-¿Tom nervioso?-comenta Gustav sin poderlo evitar.

Una mirada de Bill le hace callar. Le suplica que no hable más del tema, que no insista.

-Creo que será mejor que vaya a ver que tal está-le dice a Gustav.

-¿Quieres que te acompañe?-se ofrece.

Bill niega con la cabeza mientras se levanta. Entra en el ascensor y se mira en el espejo esperando impaciente a que suba. Está mirándose la cara, intenta encontrar algo que indique que la otra noche se lo pasó muy bien.

Eso esa lo malo de tener un hermano gemelo, se conocían tan bien que bastaba un simple detalle para saber que el otro se encontraba mal, o demasiado bien.

El ascensor llega a su destino y sale de el sin mucha ganas. Llega a la habitación d su hermano y llama a la puerta. Al cabo de unos minutos su hermano la abre y se sorprende de verle plantado ante ella.

-¿Puedo pasar?-le pregunta sin mirarle.

Tom abre más la puerta y le invita a entrar haciendo un geto amplio con la mano. La cierra y observa a su hermano con detenimiento. Sabe que hay algo raro en él, aunque todavía no sabe el que.

-Venía a ver que tal te encontrabas-le dice Bill dándole la espalda.

-Me duele un poco el labio, pero ya me he tomado un analgésico.

Camina hacia él y se queda a su lado, pero sin tocarle.

-¿Qué nos ha pasado?-pregunta de repente.

Bill se encoge de hombros sin saber que contestarle.

-Antes nos lo contábamos todo, nos llevábamos tan bien…

Deja la frase sin terminar, esperando a que su hermano dijera algo, pero él se vuelve a encoger de hombros como única respuesta.

-Vamos Bill, lo estoy intentando ¿vale? Quiero hacer las paces contigo, demostrarte que te apoyo en tu decisión, y que siento mucho mi reacción de ayer.

Bill le mira y sonríe con esfuerzo. Sabe que le está costando mucho pedirle perdón, que se está esforzando.

-Acepto tus disculpas-le dice tras unos segundos.

Tom sonríe y le da un golpe amistoso en el hombro, golpe que Bill le devuelve sin perder la sonrisa. Ríen en voz alta y dejando atrás la pelea se funden en un abrazo.

-Te echaba mucho de menos-dice Tom abrazando más fuerte a su hermano.

-Yo también. No me gusta que estemos peleados.

Se separan y Tom camina hacia la cama en donde se tumba resoplando. Bill se le acerca y se sienta en ella preocupado.

-¿Te duele mucho?

Tom asiente cerrando los ojos.

-Tal vez deberías quedarte en la habitación descansando, no hace falta que vayas a la rueda de prensa.

-Tengo que hacerlo. Ha sido por mi culpa y a saber lo que dice David si no voy.

-Yo te defenderé, déjame hacerlo por una vez-le suplica cogiéndole una mano.

Tom abre los ojos y le mira sonriendo.

-Ya lo harás otro día.

Tira de él y le hace echarse a su lado. El repentino tirón hace que Bill emita un gemido de dolor, pero no por lo que su hermano piensa.

-¿Te hice daño en el brazo?-le pregunta frotándoselo.

Bill sonríe y niega con la cabeza. Se recuesta mejor y se apoya en el hombro de su hermano sin decir nada. ¿Cómo iba a decirle que le duele todo el cuerpo tras su primera noche de amor?

Cierra los ojos y se concentra en lo bien que se siente por estar echado a su lado, por haber hecho las paces y que todo vuelva a ser igual que antes.

Tom pasa un brazo por encima de él para que se acomode mejor y le abraza contra su cuerpo.

-¿Estás bien?-le pregunta sintiendo algo raro en él.

-Solo un poco nervioso.

-No te preocupes, yo arreglaré las cosas. Soy tu hermano mayor, sabes que siempre voy a cuidar de ti.

-Lo sé, pero tú ya sabes…

-Que tienes a alguien que te cuida mejor que yo, lo recuerdo.

Bill se levanta apoyándose en el codo. Le mira con la preocupación en la cara reflejada.

-Los dos me cuidáis muy bien. No quiero que te apartes solo porque hay alguien a mi lado.

-No lo haré-le contesta acercándose más a él.

Le abraza por la cintura y cerrando los ojos descansa la cabeza contra su pecho. Bill le acaricia la cabeza y le permite recostarse sobre él.

Están unos minutos en silencio hasta que la voz de Tom lo interrumpe con una pregunta que llevaba toda la mañana tratando de hacer.

-¿Eres feliz con él?

-Mucho-afirma sin pensárselo.

Tom levanta la cara para mirarle, para ver la felicidad que le ilumina la cara.

-Avísame si no te hace feliz, entonces se enterará de quien es tu hermano mayor. Nadie te hará sufrir si yo puedo hacer algo para impedirlo.

Bill sonríe agradecido por sus palabras. Se inclina y le besa en la mejilla.

-¿Y esto?-le pregunta sorprendido.

-Te lo tienes merecido. Todavía no te he agradecido que me hayas defendido, que te hayan partido el labio por mi culpa.

-No ha sido nada-le dice recostándose sobre él de nuevo.

-Descansa hasta la entrevista, me quedaré contigo-le dice acariciándole la cabeza.

Tom sonríe y se dispone a dormir un poco abrazado a su hermano. Quiere sentirse muy cerca de él, porque lo siente muy distante a pesar de que han hecho las paces.



Pasada casi media hora Bill decide levantarse. Su hermano se ha quedado dormido sobre él y se mueve despacio para no despertarle. Se incorpora y ahoga un gemido al levantarse. Se lleva la mano a la espalda para tratar de aliviar así el dolor. Camina lentamente y entra en le baño cerrando la puerta tras de si.

Tom le observa en silencio. Se despertó cuando sintió que le dejaba solo en la cama. Abrió los ojos y oyó el gemido ahogado de su hermano. Le vio como se frotaba la parte baja de la espalda y caminar con dificultad.

Se sienta en la cama de golpe. Ahora ya sabe con certeza que su hermano se encuentra mal. Y también sabe el motivo, lo que le hace sentirse peor. Una cosa era saber que su hermano era gay y que tenía novio, y otra muy distinta era ver con sus propios ojos el resultado de una noche de amor.

Y luego le dejó echarse a su lado como si nada hubiera pasado. El enfado vuelve otra vez a su cuerpo y antes de que salga del baño se levanta y sale de la habitación.

No quiere verle la cara, ahora mismo no puede mirarle a los ojos sin ver en ellos la pasión de la noche anterior, ver sus labios sin pensar que de ellos salieron gemidos de placer.




Se reúnen con David en la sala donde va a tener lugar la rueda de prensa. Bill está al lado de Gustav, hablando en voz baja para que nadie les oiga.

-¿Entonces todo ha mejorado entre Tom y tú?

-Creo que si. Hicimos las paces, le acompañé hasta que se durmió pero cuando salí del baño se había ido.

-¿Así de repente?

Bill asiente. Por mucho que le llamó al móvil él no se lo cogió. Está muy preocupado y no le ve por ningún lado.

-La rueda de prensa va a comenzar, ¿no piensa asistir tu hermano?-le pregunta David enfadado.

Pero antes de que Bill abra la boca Tom hace acto de presencia. David le llama con la mano y tras reunirse con ellos y Georg toman sus asientos y esperan a que los periodistas ocupen los suyos.

Bill está sentado al lado de su hermano, como en todas las entrevistas que hacen.

-¿Dónde estabas?-le pregunta en voz baja.

Pero Tom no le contesta, ni siquiera le mira. Bill se inclina para decirle algo, pero en esos momentos David anuncia que la entrevista puede empezar y retoma su postura gimiendo por lo bajo, cosa que hace que Tom se ponga más rígido en su asiento.

La primera pregunta no se hace esperar y es hecha por una ávida reportera.

-Tom por favor, cuéntanos que tal te encuentras.

Tom suspira y se acerca a su micrófono. Sabe que todas las preguntas serán para él y que esa es la única que podrá contestar con la verdad.

-Un poco mejor, gracias.

Va a continuar hablando pero es interrumpido.

-¿Por qué se peleó con el periodista?

Siente a su hermano ponerse tenso a su lado, siente una mano en su rodilla y repulsión a su contacto.

-El motivo no importa ya, solo importa el hecho de que estoy muy arrepentido y que no va a volver a suceder.

David asiente sonriendo. Esa es la repuesta que esperaba, pero lo hacía con miedo por si soltaba alguna de sus borderías. Pero ha respirado aliviado demasiado pronto.

-¿Es verdad que le motivo de la pelea fueron los rumores que corren acerca de su hermano?

Bill se inclina para contestar, pero Tom se le adelanta apartándole la mano de su rodilla.

-Como ya he dicho, el motivo no importa. Ya no importa-recalca.

-¿Ya no le importa lo que la gente opine de su hermano?

-Creo que mi hermano ya es mayorcito para defenderse él mismo. No hace falta que siga recibiendo sus golpes cuando ya no me los merezco.

Un murmullo recorre la sala tras esas reveladoras palabras. Bill ahoga un gemido y tapando el micrófono con una mano se inclina para hablar con su hermano.

-¿Qué estás haciendo?-le susurra más asustado que enfadado.

-¿Y tú con quien te lo estás haciendo?-le contesta mirándole con furia.

-¿Entonces confirma que los rumores son ciertos?-les interrumpe otra periodista.

No hace falta que Tom abra la boca para responder afirmativamente, ya se encarga Bill de confirmar los rumores al levantarse y abandonar la sala corriendo.

David se apresura a dar por finalizada la rueda de prensa y los chicos se levantan y salen por donde lo hizo Bill llorando. Gustav se les adelanta y corre tras él sin importarle que la gente les vea juntos.

Ahora le necesita a su lado. Tiene que volver a consolarle por lo que le ha hecho su hermano.

Antes se avergonzó de él, ahora le había traicionado.

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