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Un año después por Sh1m1

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Eran las 4 de la mañana en sus brazos estaba durmiendo plácidamente Draco, su respiración era suave y constante. La dicha le llenaba el corazón.

—Duerme, mi amor, Yo velaré tus sueños—le dijo con un leve susurro antes de apagar la luz y sumirse él mismo en la inconsciencia.

-x-

Después de enseñarle toda la oscura casa, Harry se había hecho la promesa de adecentar el lugar, a pesar de haber sido la sede de la orden hasta el momento, la mayor parte de la casa no había sido tocada, y las plagas de dixies se reproducían casi al instante de acabar con ellas. En momentos de guerra nadie había tenido ni el tiempo ni las ganas de rehabilitarla.

Solo la cocina y un par de habitaciones estaban limpias, y Harry se había sentido algo avergonzado del estado de la casa que le estaba ofreciendo a Draco.

—Creo que vamos a pasar unas semanas muy entretenidas poniendo en uso todos los hechizos y encantamientos que conozcamos—dijo el rubio de manera ligera.

—Siento el estado, pero la verdad es que tras la guerra no había prácticamente vuelto aquí.—De cualquier modo realizar cualquier actividad con Draco podría ser gratificante, tenía que ponerle freno a su calenturienta imaginación.

—Imagino que estuvo muchos años en desuso.

—Era la casa de mi padrino, Sirius Black.—Aún el nudo se sentía grueso en su garganta cuando hablaba de él, aunque el fuerte apretón en su mano le ayudó a continuar—.Al menos 10 años cerrada.

—Seguro que tiene una estupenda Biblioteca—dijo el rubio intentando cambiar de tema.

—Ayúdame a buscarla.—Realmente no había estado nunca en ella, pero como cualquier vieja casa de una familia tan antigua como la Black tenía que tener una, solo esperaba que la sanguijuela de Mundungus Fletcher no la hubiera saqueado.

Pasaron todo lo que quedaba de tarde habilitando la vieja biblioteca, para placer de Harry, Draco que había disfrutado al encontrarla y bucear entre los miles de ejemplares y pergaminos, no le cupo la menor duda que la sección prohibida de la de Hogwarts era un paseo por un parque de infancia en comparación con la de los Black, pero el mismo se llevo la grata sorpresa que no solo se conformaba de textos sobre magia oscura. Además parecía que las largas manos Fletcher no habían llegado hasta allí.

Kreacher les había llevado unos sandwiches, y si la vieja señora Black había estado complacida de ver a Draco, el viejo elfo doméstico había derramado mares de lágrimas al estar ante uno de los pocos descendientes dignos del linaje Black, aquel maldito elfo se había convertido en el admirador número uno del rubio y hasta le costaba que le prestara atención cuando intentaba hablarle.

Le había pillado adecentado cada porción de suelo y hasta el sillón donde se había sentado, mientras que para Harry un sillón lleno de polvo y suciedad era óptimo para el mestizo, como solía llamarlo descaradamente.

Aunque no pudo más que enternecerse cuando lo descubrió hecho un ovillo durmiendo plácidamente tras el sillón de Draco, ese elfo realmente había echado de menos a sus amos, intentaría ser más paciente con él.

Estaban exhausto cuando había caído la noche y Harry que había estado pensando desde que Draco accediera a compartir con él aquellas vacaciones, en el dilema si tener una habitación para cada uno. Le había prometido que cada uno tendría la suya, no quería que pensara que sólo lo había llevado para obligarlo a dormir con él. Prefería que si eso era lo que ambos querían se diera solo. Por otro lado, al darle una habitación a parte quizás pensara que no había nada más.

Realmente estaba hecho un mar de dudas y sabía que su relación aunque intensa era frágil y él no quería precipitar las cosas, no siempre que fuera capaz de dominarse.

—He pensado que podemos ocupar dos de las habitaciones del primer piso, son las que están más acondicionadas—dijo intentando no reflejar toda su angustia, pero sin quitarle el ojo de encima al rubio.

Éste parecía algo sorprendido pero no dijo nada, sencillamente asintió y acompañó a Harry a su habitación.

Apoyados en el quicio de la que sería la habitación de Draco, Harry le vio entrar, intentaría respetar su espacio se decía una y otra vez, pero no era un iluso, tenerle tan cerca sin otros alumnos sin el toque de queda de la escuela, todo era sumamente excitante.

—Buenas noches, Draco.—Mierda su voz había sonado demasiado estrangulada—.Descansa, mañana pensaremos qué te gustaría hacer o visitar durante estas dos semanas.

El rubio le contempló sentado desde la cama, realmente era un ser hermoso, con su rubio cabello con toques de plata, unos ojos que siempre había considerado fríos pero en los que sabía que se podía abrasar, y un cuerpo que deseaba lamer de arriba a abajo, sin ropa, sin tiempo, ellos dos solos... Sí, mejor se iba.

—Buenas noches Harry.—Fue la escueta despedida de Draco.

Ya en su habitación se sentía que iba a estallar, pero hasta le parecía mal tocarse estando Draco en la habitación de enfrente. Esperaría, solo que no sabía cómo iba a dormir con esa tremenda erección. Una ducha concluyó, bien fría.

Una vez salió de ella completamente helado se cobijó bajo las mantas, intentando despejar su mente de imágenes eróticas y pensando en qué planes podrían apetecer al otro, realmente él era una persona de gustos sencillos. Nunca había ido a un restaurante como tal, quizás eso fuera del gusto de Draco, pero seguramente lo mejor era preguntarle a él directamente, quería complacer hasta el más mínimo deseo que el rubio pudiera tener, y ahí estamos otra vez, maldito deseo incontrolable.

Un libro, intentaría con un libro para distraer su mente, cuando estaba por abrir uno de los que había traído de Hogwarts, sonaron un par de toques en su puerta.

—Adelante—dijo con una voz excesivamente cantarina. El maldito elfo doméstico nunca tocaba a la puerta dándole unos sustos de muerte, por lo que esperaba que solo pudiera ser Draco.

Efectivamente, este apareció como una visión en pijama de seda negro y Harry se olvidó de tragar.

—¿Puedo pasar un rato?—O estaba alucinando o era el tono más sugerente que jamás le había escuchado, si ya era difícil resistirse a un Draco en estado normal, con ese toque sugerente en su voz y apoyado en el quicio de su puerta, la visión se le estaba turbando.

—Claro.—Genial respuesta Harry, genial de verdad.

Lo vio aproximarse como el que ve venir a un gran felino, hermoso y letal, pero hipnótico. Se sentó a su lado, y Harry no era ni consciente de que tenía un libro entre las manos hasta que se cayó al suelo dando un sonoro golpe.

Sintió los labios de Draco sobre los suyos, tentadores y Harry no necesitaba nada para estar en escasos segundos sobre el rubio, lo había tumbado en su cama con sus brazos por encima de la cabeza y su dura erección apretando contra el esbelto vientre.

Todo era saliva, manos, jadeos, a Harry le costaba trabajo retener la atención en un solo punto, lo quería todo. Pero se llamó a la calma, a disfrutar de Draco, y de hacerle disfrutar a él también, era una visión completamente erótica, el pelo desordenado sobre la almohada, las mejillas sonrosadas, los labios hinchados de la implacable succión del moreno. Y sus ojos, que brillaban presa del más puro deseo, deseo por él, Harry no cabía en sí de gozo, le deseaba a él.

Quería contemplarte completamente desnudo, no habían podido tener ese tipo de intimidad, y Harry la ansiaba.

Quería que sus manos no fueran rudas, e intentó desnudar a Draco con delicadeza, este le miraba sin decir nada, tan solo una erótica sonrisa en sus labios. "Concéntrate Harry" se dijo.

La seda le dio paso a un pecho blanco y suave, sus pezones rosados estaban completamente erectos y Harry se dedicó a lamerlos y mordisquearlos bajo la ardiente respiración de Draco. Pero no quería quedarse solo allí, quería más, lo quería entero, bajo por sus delgadas caderas la seda negra mostrando aquellos finos rizos rubios sin nada más de ropa interior.

La longitud de su erección le recibía rosada y húmeda, y despojándole de toda tela oscura, contempló al hermoso rubio desnudo en su cama, aquella visión era arrebatadora, Harry de rodillas entre sus piernas se disponía a cumplir su promesa de lamerle hasta que le inundara su garganta.

Pero notó una pálida mano sobre su pecho que le paró en su camino hacia su húmedo tesoro.

—Ni sueñes que no quiero tenerte completamente desnudo, Potter—dijo el rubio reclamando—.Desnúdate para mí.

Harry se hubiera arrancado la piel si el rubio se lo hubiera pedido en esos momentos, así que se deshizo de la ropa lentamente ante la ansiosa mirada de Draco, se sentía completamente deseado, los ojos plateados eran puro deseo recorriendo la piel que él mismo exponía. Juguetonamente deslizó una mano bajo la cinturilla de su pantalón de pijama dándose un fuerte apretón a su erección, lo que arrancó un ronco jadeo en los dos.

Pero no demoró en despojarse de toda la ropa como le había pedido, y expuso su duro miembro ante sus hambrientos ojos.

—Eres tan condenadamente sexy—dijo Draco sin el más mínimo tono de burla.

Harry nunca se había considerado nada del otro mundo en cuanto a su físico, y aquello le hacía hincharse de orgullo, no tanto por sí mismo, sino porque aquella hermosa criatura que tenía tumbada en su cama le considerara digno de sí mismo. "Sexy"

—Lo que soy es un hombre de palabra—dijo inclinándose sobre Draco, colocando la punta de su erección sobre la de Draco—.Te dije que la próxima vez que tuviera tu polla en mi boca no te dejaría hasta que te corrieras dentro de mí.—Aquellas palabras fueron dichas suaves y muy cerca de los labios del rubio que se estremeció de placer.

—Soy todo tuyo.—Y aquello fue dicho con un sentido mucho más profundo.

—Mío—confirmó Harry antes de besarle.

Pero ese beso no duró mucho, Harry tenía un objetivo claro, quería lamer sin limitaciones al rubio, posó su húmeda lengua en la base de su erección y lamió todo su miembro hasta recoger todo el líquido preseminal que se había acumulado en su punta rosada. Ante los jadeos de Draco, el moreno lamía lánguidamente cada vez dede más abajo, hasta llevar su lengua a los testículos de su amante.

Draco se retorcía de placer sobre la cama, le encantaba verlo en ese estado, totalmente despreocupado perdiéndose en el placer.

Abrió sus piernas dejando más espacio para que Harry le lamiera, Harry acunó en sus manos sus testículo e introdujo todo su miembro dentro de la boca, intentándole dar un ritmo constante, quería descubrir qué toque era el que más le gustaba al rubio.

—Oh, Harry—dijo Draco—.Me vas a matar. No pares.

Harry no paró sino que le dio más intensidad a su mamada, no hablaba en broma, quería que Draco se corriera en su boca mientras le chupaba, era un intenso deseo que albergaba desde aquel día. Y no había nada que le fuera a separar ahora mismo de llevarlo a ese punto.

Podía notar cómo su propio pene chorreaba de excitación, no pudo evitar comenzar a tocarse, aquello era demasiado erótico.

—No aguanto más, me voy a correr—dijo entre jadeos, le costaba mantener los ojos abiertos, y su delgado cuerpo se tensaba como una cuerda.

Harry intensificó sus movimientos, y Draco ya no podía hablar con sentido, solo jadeaba su nombre una y otra vez, ¿no era maravilloso?

Un momento de quietud y pudo notar como su boca era inundada por un líquido espeso y caliente, aquello lo enloqueció, y se corrió a su vez, no quería dejar escapar nada y sintió como le acariciaban su cabello, levantó la mirada para ver a Draco incorporado y sucumbiendo a los últimos latigazos de placer.

Definitivamente el rubio era delicioso, y sabía que ese momento volvería a repetirse.

—Harry–dijo con una voz cansada—.Tú…

—Draco, eres delicioso—fue su respuesta, recostándose a su lado, notó como el rubio buscaba su calor, ovillándose a su lado.

Harry tomó las sábanas y los cubrió, abriendo sus brazos, notó como Draco sumido prácticamente en la inconsciencia se abrazaba a él. Aquel momento para Harry era único, y un sentimiento de dicha le inundó el pecho, no quería que Draco se fuera jamás de su cama.

Le contemplaba, no queriendo perderse nada de él, su respiración era constante y él se vio como un protector de los sueños de su amante, aquel papel realmente le gustaba.

—Duerme, mi amor, Yo velaré tus sueños—le dijo con un leve susurro antes de apagar la luz y sumirse él mismo en la inconsciencia.

-x-

El moreno estaba profundamente dormido por lo que no podía ver al rubio entre sus brazos suspirar y llenarse de su aroma.

—Te quiero, Harry Potter—dijo en no más que un susurro de palabras.

 


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