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Un año después por Sh1m1

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Quedaban pocos días para volver a Hogwarts y saber que tendrían que volver a separarse se le hacía duro a Draco, aquellas vacaciones habían sido estupendas para él, jamás, ni en los viajes más opulentos que hiciera con sus padres, había estado mejor.

La compañía de Harry era calma y a la vez tempestad, estar al lado suya le hacía sentir bien, todo era cómodo, fluido y cálido; había descubierto que sentarse apoyándose en el pecho del moreno para leer era su postura favorita. Pero también era la tempestad que arrasaba su cuerpo con tan solo una sonrisa, una sonrisa que le decía todo lo que le iba a hacer, todo lo que iba a gozar en segundos. El toque de sus dedos, de su lengua, cuando le penetraba, aquello era maravilloso.

Volver al castillo hacía que ese contacto con el moreno no pudiera darse, no del modo natural con el que lo estaban viviendo en aquellos días, no compartían casa por ende no compartían dormitorio, todo estaba lleno de gente, lo viera como lo viera, no era aquel refugio de dos semanas que habían compartido.

Volvía a su mente la pregunta que le hizo el moreno en el restaurante, ¿Querría seguir viéndole una vez acabada la escuela? La respuesta era un rotundo sí, sí y mil veces sí, ¿cómo no iba a querer seguir con él? Pero no quería ligar a Harry a lo que le deparara su futuro, sabía que este no iba a ser nada halagüeño, en la burbuja que estaban viviendo ellos solo eran Draco y Harry, nada más, sus apellidos no importaban, pero uno era el Salvador del Mundo Mágico y el otro un Paria.

Aquellos pensamientos lo entristecían y como había aprendido a la fuerza en aquel último año, sólo se dejaría llevar, no iba a forzar la ruptura entre ellos dos por lo que el futuro le pudiera deparar, él no lo iba a romper. Y con esa idea más alegre le hizo cara al día.

Su rutina en aquella casa había sido de su total agrado, despertaban todas mañanas juntos, adoraba despertarse abrazado al moreno, era tan cálido y su olor era lo mejor que su olfato hubiera olido nunca. Desayunaban en la cocina, que a pesar de encontrarse en un estado de bastante dejadez era acogedora, nada que ver con las de Malfoy Manor. Y Kreacher se había descubierto como un muy buen cocinero, aunque Harry decía desconocía aquella cualidad oculta del elfo que solo había desarrollado desde el momento en que Draco había llegado.

Después pasaban la mañana paseando por la ciudad, a Draco le encantaba descubrir los parques cercanos a Grimmauld Place. Las tardes las dedicaban a sus estudios, se preparaban para los exámenes de finales de año. Draco aún no tenía claro lo que haría con sus resultados. Si todo hubiera seguido el rumbo natural hubiera seguido los pasos de su padre y se hubiera convertido en un hombre de negocios como todos los Malfoy; eximido de esa responsabilidad podía ver más posibilidades, pero no sabía si todas ellas podrían ser para él.

Siempre le habían gustado las pociones y hechizos curativos, eran realmente complejos, pero a él se le daban bien. En secreto era él quien curaba las lesiones de sus compañeros de casa cuando se herían en acciones nada loables en Hogwarts.

Harry le había dicho que su sueño siempre había sido ser auror, y que en el Ministerio le habían dicho que podría acceder directamente sin pasar los EXTASIS pero que él no quería tratos de favor, si superaba las pruebas entraría sino, se dedicaría a otra cosa.

La vía rápida siempre había sido el lema de su familia, aunque a veces la vía rápida conllevaba sembrar una red de favores y chantajes con mucho esfuerzo, ¿Draco no hubiera cogido el puesto? No lo sabía, parecía que estar con Harry tanto tiempo le estaba afectando sus principios, o quizás es que esos nunca fueron suyos sino que los había heredado.

Por las noches Harry le había enseñado un artilugio Muggle que le había dejado asombrado "vídeo" le llamaba. En el se reproducían películas muggles que habían dejado fascinado al rubio, sorprendido que aquello no tuviera nada que ver con la Magia y fuera tan "mágico" habían devorado todas las películas que Harry tenía y habían salido a "alquilar" más a un videoclub enorme llamado "Blockbuster". No se podía decir que aquellos muggles no tenían cosas sorprendentes, quizás los había infravalorado si eran capaces de crear esas historias que te absorbían completamente.

Pero lo mejor de todo fue cuando Harry lo llevó a un cine, Draco estaba impresionado, nada podía compararse a ver una película en el cine, vieron "Armaggedon" y Draco estuvo en tensión toda la película al punto de que no comprendía como todos aquellos Muggles podían estarse tan quietecitos viendo semejante Drama en la enorme pantalla. Harry le había tomado de la mano y le había susurrado que nada de aquello era cierto, tan solo fantasía y que realmente ninguno de los protagonista estaban muertos.

Realmente era muy impresionante todo lo que el mundo muggle albergaba y para sus adentros tuvo que dar crédito a aquellos seres humanos de los que prácticamente desconocía todo. ¿Por qué destruir a unos seres capaces de crear semejantes inventos? Se sintió estúpido de no haberse cuestionado jamás las ideas de su familia.

Pero algo que siempre había acompañado a su rutina, aparte de la cantidad de sexo que eran capaces de practicar, era que habían estado ellos dos solos en todos esos días. Draco al principio pensó que Granger y Weasley se aparecerían por allí, no es que tuviera nada contra ellos, pero disfrutaba de todo ese tiempo en soledad con Harry, de poder ser cariñoso con él, algo que sería incapaz de hacer si tuvieran "invitados".

El año nuevo había sido realmente especial para él, como el comienzo de una nueva vida teniendo a la persona que más amaba junto a él, lo celebraron al modo muggle, esperando por unas campanas a través de la televisión que indicaran el inicio del nuevo año. Lo cierto es que lo había disfrutado mucho más que las formales cenas que se organizaban en la mansión.

A sólo dos días de su vuelta a Hogwarts su rutina cambio cuando una lechuza dejó a Harry muy pensativo por toda la mañana.

No le gustaba verlo así, en el tiempo que llevaban juntos Draco había comprobado que el Gryffindor era como un libro abierto para mostrar sus emociones, y a Draco eso le resultaba del todo refrescante, siempre sabía de qué humor estaba el moreno, o si guardaba algo que quisiera decirle no tardaba más de 10 minutos en tener la necesidad de decírselo.

Pero llevaba toda la mañana raro y estaba poniendo muy nervioso a Draco, así que fue él el que le preguntó.

—¿Qué te preocupa Harry?—le dijo mientras repasaban sus trabajos para clase que ya habían terminado por ese día.

Harry lo miraba de una manera intensa, parecía que algo se debatía dentro de él y no tenía el valor para decirlo. Pero tomó una amplia bocanada de aire y estiró su mano para enlazarla con la de Malfoy.

—No sé si lo sabes, pero soy el padrino de Teddy Lupin, el hijo de Remus Lupin y Thonk, Nymphadora Thonk—apretó su mano—tu prima.

Draco se quedó paralizado, desconocía ese dato, realmente no sabía que habían tenido un hijo, no era como si su familia tuviera ningún trato con la hermana repudiada de su madre. Pero ella, su tía debía estar viva, y Harry era el padrino del niño.

—¿Y?—preguntó con un hilo de voz Draco.

—Después de la muerte de sus padres, Teddy fue acogido por su abuela materna, Andrómeda Thonk—Harry chequeaba las reacciones de Draco.

—Mi tía—dijo Draco.

—Tu tía—confirmó Harry.

—El verano pasado los visité muchas veces, y Andrómeda me pidió si podía venir a verme con el bebe.—Harry de pronto miró al suelo, aquella actitud desconcertaba a Draco.

—¿Y por qué estás así?—preguntó Draco—¿Por mí?

—Sí, te prometí que estas dos semanas serían únicamente para nosotros.—Tomó aire—.Y la aparición de dos miembros de tu familia que fueron repudiados no creo que sea lo que más te agrade.

Draco no contestó en el momento, prefirió pensar más detenidamente lo que fuera a decir. Realmente para él eran desconocidos, no podría considerarlos como familia pues él nunca los había visto. En su casa nunca se hablaba de Andrómeda Black, ni siquiera de un muerto de hablaba menos que de ella. Pero su madre guardaba una foto de las tres hermanas de jóvenes, ella no sabía que él lo sabía, pues la descubrió un día y ella la tenía bien oculta de los ojos de su padre.

Eran tres jóvenes realmente hermosas, y definitivamente muy parecidas, la mayor diferencia era el color de pelo de cada una de ellas, Andrómeda tenía el pelo castaño, pero el rostro era singularmente hermoso, y muy parecida a su madre. Realmente eso era lo que más lo preocupaba, lo que sentiría al ver a la hermana de su madre. Su madre, que nunca saldría de Azkaban, ella nunca había sido una mujer cariñosa ni habían tenido una relación cercana, pero era su madre…

Fue el turno de apretar la mano de Harry, si él era el padrino de aquel niño, era importante para él, había pasado su verano con ellos, ¿Quién era él para interponerse en sus relaciones?

—¿Prefieres que me vaya antes a Hogwarts?—dijo Draco sencillamente con una sonrisa en los labios—.No hay ningún problema, podrás pasar estos días con ellos.

Harry lo miró asombrado, pero aún con el ceño fruncido.

—No, no quiero perder ni un momento que pueda pasar contigo, Draco—dijo en un tono subyugado—.Me preguntaba si querrías conocerlos…

Los ojos esmeraldas expectantes de Harry eran imposibles de evadir, ¿cómo iba a poder negarle nada?

—Sí.

—¿Seguro? No tienes por qué hacerlo si no quieres…

—Los conoceré—dijo intentando disimular el nerviosismo que sentía.

Una enorme sonrisa se instauró en la cara de Harry, por cosas como aquella sabía que sería muy difícil negarle nada.

—Les escribiré diciéndoles que vengan mañana a tomar el té, ¿te parece?—preguntó alegre el moreno.

Draco sólo asintió mientras Harry le enterraba entre sus brazos, por recompensas como aquellas quizás valiera la pena.

-x-

Draco estuvo nervioso toda la mañana, no podía evitarlo aunque le había dicho a Harry que no había ningún problema, sentía como si el corazón se le fuera a salir por la boca, se calmaba diciéndose que no eran más que una mujer y un bebe, ¿Qué tan mal podría salir?

A las 16:00 en punto notó cómo la casa vibraba, las protecciones le avisaban que alguien quería acceder a la Red flu y el momento que había estado esperando desde la tarde anterior por fin de iba a dar.

De la chimenea surgió una mujer con un niño de no más de un año en brazos, lo primero que llamó su atención no fue ella sino el pelo turquesa del pequeño. Sus ojos muy abiertos se llenaron de alegría cuando vieron a Harry y este saltó de los brazos de su abuela pero Harry estuvo rápido y lo agarró antes de que tocara el suelo.

Un sonido que para el pequeño debería significar "Harry" salía de su boca, pero a Draco no le sonaba más que ieees continuadas. No hacía mucho tiempo para darse cuenta de que aquel niño adoraba a Harry, y que a este le ocurría lo mismo con el peliazul.

Fundidos en un tierno abrazo, Draco alzó los ojos a la otra figura que le estaba mirando fijamente.

El corazón se le congeló en el pecho, la mujer que había junto a la chimenea podría ser su madre, y el dolor lo paralizó, notó sus ojos humedecerse pero logró contener las lágrimas que querían salir.

—Buenas tardes Draco—dijo la mujer, la voz era hermosa, y agradeció que no sonara como su madre o sería incapaz de contener las lágrimas—.Es un placer conocerte.

Se fue aproximando hacia él, realmente había diferencias entre ella y su madre, pero era una sensación tan extraña que le dejó sin habla.

La mujer le tendió su mano, Draco se la quedo mirando, era delgada pero no tan fina como la de su madre. Automáticamente Draco acercó la suya propia y se las estrecharon.

—Encantado de conocerla—dijo Draco—.Tía.

Una hermosa sonrisa apareció en su rostro, ni su madre ni la loca de su tía Bellatrix habían tenido jamás una sonrisa de ese tipo, e inconscientemente Draco le devolvió la sonrisa.

El extraño momento fue roto por un grito del niño que Harry aún tenía entre sus brazos que luchaba por escaparse de ellos, mirando a Draco y Andrómeda.

—Harry, puedes dejarlo en el suelo—dijo la mujer. Con un giro de varita convirtió el suelo en una mullida alfombra colorida y blanda en la que el pequeño gateo con una velocidad asombrosa hasta llegar hasta ellos.

El pequeño se puso de pie agarrándose a una pierna de las piernas de Draco, este entre asustado y sorprendido no sabía que hacer con el niño reenganchado de su pierna.

El pequeño se puso de pie sobre sus rollizas piernitas y le tiró los brazos pidiendo ser alzado. Draco miraba intermitentemente a Harry y a Andrómeda en busca de ayuda.

—Teddy quiere que lo alces en brazos—dijo con una sonrisa Harry a su lado mientras le acariciaba un hombro.

Draco aún no estaba seguro y echó una mirada a su tía, ella sonreía complacida por la insistencia del niño. Draco se agachó y lo alzó en sus brazos, él nunca había tenido a un niño en brazos, de hecho nunca había habido bebés en su familia, siendo todos sus amigos de su edad, para él interactuar con uno era absolutamente desconocido.

Teddy le miraba serio, y Draco debía tener el mismo semblante serio y extrañado. Una regordeta mano le tomó el platinado cabello y rió, como solo un bebe sabe hacerlo, haciendo reír a todos los adultos cuando sus propios cabellos cambiaron de azul a rubio platino.

—Parece que mi ahijado tiene nuevas preferencias—dijo Harry queriendo aparentar celoso, pero una enorme sonrisa se extendía por su cara.

—El niño sólo tiene buen gusto, Potter—dijo Draco con una mueca altiva, pero le duró poco cuando le hizo una pedorreta al pequeño y este estalló en carcajadas.

Draco atesoraría esa tarde entre sus recuerdos más hermosos, de la nada habían salido dos miembros desconocidos de su familia, que no le rechazaban y eran sumamente agradables.

Quizás si hubiera un futuro diferente para él, pensaba entre los brazos de Harry.

Notas finales:

Nueva actualización!!!Ya sólo quedan dos capitulitos para terminar.

 

Espero que os guste y me dejéis algún comentario.

 

Besos, Shimi


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