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UNA NUEVA VIDA por lyra

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Tom no puede dar crédito a lo que ven sus ojos. Se levantó de la cama cuando se sintió algo mejor y fue a la habitación de su hermano para disculparse por su comportamiento y sus crueles palabras, pero la halló vacía. Entonces algo en la ventana le llamó la atención y se dirigió a ella como hipnotizado para descubrir algo que le rompería el corazón en mil pedazos.

Se aleja de esa visión que tanto daño le hace mientras niega con la cabeza. Eso no puede estar pasando, su hermano con una persona que le hace lo mismo que le hizo su padre.

Una arcada sacude su cuerpo y corre ala baño de su hermano para aliviar su estómago revuelto. Las lágrimas bajan por sus mejillas por el esfuerzo, se las seca cuando termina y se lava la cara sin mirarse al espejo, para no ver reflejado en el todo el dolor que su hermano le está causando.

-¿Bill? ¿Estás aquí?

La voz de Gordon resuena en la vacía habitación y la puerta del baño se abre lentamente.

-¡Tom! Hijo, ¿estás bien?-le pregunta Gordon corriendo a su lado.

-Si…me sentí revuelto…nada más-le contesta con voz entrecortada.

Se aparta de su padrastro y sale de la habitación de su hermano dando tumbos por el camino. Se encierra en la suya y se tumba en esa cama que nunca debió abandonar para ir a pedir perdón a alguien que ya no se lo merecía.

Como tampoco merecía ya ese amor que sentía por él, impropio de un hermano hacia otro.

Gordon se queda viendo marchar a su hijo mayor. Sale del baño dispuesto a abandonar la habitación cuando un ahogado grito llama su atención. Mira la abierta ventana y camina hacia ella, llevándose una mano a la boca cuando ve a su hijo pequeño apoyado en la ventana de enfrente con Alex tras su espalda.

No hace falta ser un genio para saber lo que están haciendo. El cuerpo de su hijo se convulsiona por las embestidas que recibe. Le ve cerrar los ojos y dejar los labios entre abiertos, oyendo desde allí sus ahogados gemidos de placer.

Le ve sonreír cuando Alex llega al orgasmo y se corre en su interior, momento que aprovecha para dejar de espiarles antes de que abra los ojos y vea a su pasmado padre en la ventana de enfrente.




Alex sale de Bill tras una última embestida suave con la que termina de correrse. Se abraza a su laxo cuerpo y le lleva consigo hasta su cama, en donde se tumban escuchando solo los jadeos que de sus labios escapan.

Cuando su respiración se normaliza, Bill se gira y le mira de frente, alargando una mano y rozando sus labios.

-¿Has disfrutado?-le pregunta refiriéndose a su parte del trabajo.

-Mucho, ¿y tú? ¿Estás bien?-le pregunta preocupado.

-Te dije que ya estaba preparado. Atrás quedaron los malos recuerdos y también los miedos. Todo gracias a ti, y a tu infinita paciencia.

Alex le atrae y le besa dulcemente en los labios. Se separa mientras le aparta un mechón de su sudada cara.

-No me gusta que te hayas peleado con tu hermano, y siento tener que recordártelo-le dice en voz baja.

-No, tienes razón. A mi tampoco me gusta estar peleado con él, después de lo mucho que me ha cuidado. Pero sus palabras han sido muy crueles, yo también me merezco una disculpa.

-Y la tendrás, pero es mejor que des tú el primer paso, que vea que si tú le puedes perdonar tras el daño que te ha hecho, a él no le quedará más remedio que hacer lo mismo. Es tu hermano y te quiere mucho, el rencor no es posible en él.

Bill asiente y se incorpora lentamente mientras se sube y abrocha los pantalones. Una vez en condiciones, se inclina y le besa de nuevo a modo de despedida.

-Luego nos vemos, mi amor-le susurra Alex antes de que se aleje.

Bill le sonríe y asiente con la cabeza. Se levanta de la cama y corre hasta la puerta, deteniéndose antes de abrirla y girándose para lanzarle un beso riendo.

Por fin sale de su habitación y corre escaleras abajo hasta el vestíbulo, donde frena antes de darse con la puerta. Abre la puerta y la cierra tras él, sintiendo en esos momentos como si algo en su interior se hubiera roto, como si nunca más volviera a veer a Alex o a estar con él.

Camina hasta su casa con ese mal presentimiento. Entra y se dirige a la cocina esperándose encontrar a su madre y quizás hablar con ella de esos sentimientos que le están torturando, llevándose una sorpresa a ver en ella a su padrastro preparando la comida con la radio puesta.

-¡Bill!-exclama Gordon al girarse y verle en la puerta.

Se queda callado sin saber que le puede decir sin delatar o nervioso que está tras lo que accidentalmente ha descubierto. Sabe que tiene que actuar con normalidad, que no es tan grave como le pareció al principio. Solo ha visto que su hijo pequeño se ha recuperado en ese aspecto y acepta que haya alguien que le haga feliz de esa manera. Solo que no se esperaba que esa persona fuera un chico.

Tal vez eso se lo debe a su padre, al legado que le había dejado. Sabe que lo que tiene que hacer es llamar a Peter y pedirle su opinión. Últimamente pensaba que quizás había llegado la hora de que su hijo supiera que él estaba enterado de su secreto y que podía contar con él para lo que quisiera, puesto que sabía que a su madre jamás le diría una palabra y dudaba de que su otro hijo supiera algo.

Se quedan mirando sin saber que decir. En la radio la canción que estaba sonando termina y el locutor anuncia la próxima de un famoso grupo de adolescente que traía locas a las chicas.

Bill no puede evitar sonreír al escuchar ese comentario y luego al reconocer su voz cantando en la radio. Se sumerge en la letra de la canción y arruga la frente al escuchar su significado.



“Nos hemos muerto de amor
Me mata
Porque nuestro sueño está hecho pedazos.
El mundo debería callar
Y estar solo para siempre”



Eso le trae a la memoria los sentimientos que se apoderaron de él cuando salió de la casa de Alex, esa extraña sensación de que no le iba a volver a ver. Se muerde los labios pensando si su sueño está hecho pedazos, y si debería callar y estar solo para siempre.

Gordon ve su expresión y alargando una mano apaga la radio y mira a su hijo esperando a que diga o haga algo.

-¿Y mamá?-pregunta Bill rompiendo el incómodo silencio.

-Ha tenido que ir a hacer un recado en el trabajo, me ha pedido que cuide de Tom mientras no estuviera ella. Le estoy haciendo una sopa para ver si le sienta bien. ¿Me ayudas?

Bill se encoge de hombros como respuesta. Se acerca y coge una bandeja en la que prepara un plato hondo y una cuchara mientras Gordon pone un cazo con agua a calentarse en la vitrocerámica.

El agua tarda en romper a hervir, y ya no sabe donde mirar que no sea esa agua que burbujea y salta. Siente la presencia de su hijo, siente que le roza el brazo al coger una servilleta y se aparta sin querer de su lado, odiándose por su reacción.

Respira hondo mientras busca en su mente la manera de sacar el tema sin hacerle más daño.

-¿Qué has hecho esta mañana?-le pregunta como si nada.

-He ido a casa de Alex, necesitaba hablar con él-le responde con naturalidad.

Gordon observa que no le mira directamente y se muerde los labios tratando de no sonreír. Ha sido una mala idea preguntarle eso, pero ya era tarde para echarse atrás, así que sigue con el interrogatorio.

-¿Y de qué habéis hablado?

-De nada en particular…bueno, sí. Me he peleado con Tom y tenía que hablar con alguien. Solo le conozco a él y por eso fui a su casa-se sincera.

Así que era eso. El estar tanto tiempo solo y lejos de la única persona que mejor le comprendía antes que incluso su propia madre había sido la causa de ese acercamiento al vecino de enfrente.

-¿Y por qué os habéis peleado Tom y tú?-quiere saber.

Bill se muerde los labios. No puede decirle que discutían porque él se sentía solo y abandonado por su hermano, y que encontró en Alex a una persona que le sabía escuchar, además de hacerle sentirse libre de la sensación de miedo constante.

-Cosas de hermanos, ya sabes-le dice como respuesta.

-No, no lo sé-no puede evitar responderle Gordon.

Bill le mira extrañado por su respuesta, y también por el tono de voz que ha usado. Parecía que estaba enojado por algo, y que él era causa del problema por la extraña manera en la que le estaba mirando.

Se sentía incómodo en su presencia, así que decide buscar una excusa para salir de la cocina.

-Voy a ver que tal está Tom-murmura alejándose un paso de él.

-Está dormido, déjale descansar-le dice Gordon avanzando en su dirección.

Bill le ve seguirle y sin quererlo el miedo se apodera de nuevo de su cuerpo. Cierra los ojos por un segundo y al abrirlos se encuentra de nuevo en la cocina, pero esa es distinta. Mira hacia la derecha y ve la puerta que comunica con el sótano. Mira a su izquierda y ve a su padre avanzar hacia él extendiendo una mano.

-No….-suplica levantando ambas manos.

Gordon le mira extrañado. De un momento a otro su expresión había cambiado. De repente era como si estuviera muerto de miedo, lo veía en sus ojos y en ese labio inferior que temblaba sin que pudiera hacer nada por evitarlo.

Sabe en lo que está pensando como si lo hubiera expresado en voz alta. Tras tanto tiempo esforzándose por no hacer nada que le trajera malos recuerdos, no sabe como había hecho algo que lo había logrado.

Sabe que solo hay una manera de sacarle de esa especie de trance en el que se encuentra. Solo su voz y las palabras adecuadas le harán despertar de esa pesadilla y volver a la realidad.

-Bill, escucha mi voz. Yo no soy él-le dice tratando de calmarle.

Pero no lo consigue. Le ve negar con la cabeza mientras las lágrimas resbalan por sus mejillas. Le ve caer al suelo de rodillas y suplicarle desde esa postura.

-Por favor…no le volveré a mirar….-dice entre sollozos.

Gordon no comprende sus palabras, pero en ese momento no importa. Sabe que tiene que hacerle regresar a la realidad y actúa sin darle tiempo a reaccionar. Corre hacia él y le toma en brazos levantándole del suelo. Sube las manos y coge su cara en ellas, obligándole a mirarle y a que escuche sus duras palabras.

-Tienes que despertar, darte cuenta de que está muerto y no te hará daño nunca más…

Bill trata de soltarse, pero nunca lo consiguió por más que luchaba desesperado. Deja escapar un sollozo y trata de cerrar los ojos para no seguir viendo su cara delante, pero siente que le sacuden el cuerpo con violencia y abre los ojos de nuevo.

-¡Mírame! Yo no soy él….gracias a Dios yo no soy tu padre…

“No soy tu padre”

Esas palabras flotan por su mente, haciendo que recupere algo de la cordura que siente que se le escapa del cuerpo un poco cada día. Pestañea con fuerza como si saliera de una pesadilla más que de un sueño y consigue enfocar la vista en la persona que tiene delante de sus ojos.

-¿Gordon?-pregunta en un murmullo.

Gordon suspira aliviado y le estrecha en sus brazos cuando siente que las piernas le flojean y amenazan con dejarle caer.

-Ya pasó-le consuela cuando rompe a llorar contra su pecho.

Bill se aferra a su padrastro, dejando que acune su cuerpo mientras el llanto se lo sacude con violencia. Sabía que llegaría el día ñeque tuviera una recaída delante de la persona menos indicada, aunque en su mente era su hermano quien de esa manera se enteraba de su duro pasado.

Debía dar gracias a que había sido Gordon el único testigo de sus problemas, que regresaban una y ora vez para recordarle que nunca jamás sería libre de su pasado.

Cuando siente que su hijo pequeño está más calmado, lleva su cuerpo hasta una silla y le sienta con cuidado, dejándole apoyar la cabeza sobre la mesa mientras va a buscarle un vaso de agua y aparta del fuego el agua que por fin rompió a cocer, en el mismo momento que él rompió a llorar.

-Bebe despacio-le indica dejándole el vaso a un lado.

Se aleja un paso, lo suficiente para no agobiarle con su presencia y se sienta a salvo.

Bill levanta la cabeza y coge el vaso son una temblorosa mano. Se lo lleva a los labios y bebe despacio como le han aconsejado, levantando la otra mano y limpiando la gota de agua que escurre por su barbilla.

Deja el vaso de nuevo en la mesa y mira tímidamente a su padrastro.

-¿Cómo te enteraste?-le pregunta en voz baja.

Gordon se sienta en la silla de enfrente y se cruza de brazos con expresión grave en la cara. Está pensando que respuesta puede darle. Tal vez contarle la verdad, decirle que solo lo saben él y su hermano, que su madre jamás se enterará.

O tal vez pueda mentirle y decirle que solo lo sabe él, para que su relación con su hermano siga con normalidad, y no le mire de la misma manera que le mira a él en esos momentos. Avergonzado por algo que ocurrió sin que él pudiera hacer nada por impedirlo.

Se decide por la segunda opción y suspira antes de hablar.

-Me lo dijiste en la azotea. No te acuerdas porque estabas bajo un gran shock y tenías mucha fiebre-le miente.

-¿Tom?-pregunta con mucho miedo.

-No, él no sabe nada, no estaba presente mientras delirabas por la fiebre-le miente de nuevo.

Bill se lleva las manos a la cara y se esconde tras ellas. No quiere que le mire y le vea como a un bicho raro. Solloza de nuevo, pero esta vez es por sentirse liberado, por tener a alguien con el que hablar de su pasado sin que eso destruya su vida.

Porque aunque él quiere que esa persona sea su hermano, no quiere que su vida acabe destrozada como la suya.

-Bill, no debes avergonzarte. Estaba enfermo y abusó de ti. Tú no hiciste nada para merecerlo-le trata de consolar de nuevo.

-La última vez sí-se le escapa entre sollozos.

Piensa en las palabras que le dijo su padre ese no tan lejano día. Le acusaba de mostrar al mundo el amor que sentía por su hermano, y se lo hizo pagar salvajemente.

-No, nunca será culpa tuya. Te tiene que quedar claro que estaba muy enfermo. ¡Dios! Si hasta nos mintió diciendo que te habías desmayado por no comer y por eso enfermaste. Y luego se quedó para ver si te ponías bien o no….

Deja de hablar al darse cuanta de sus palabras. De la misma manera que le había ocurrido a su hijo, al él se le había escapado algo que no debería haber dicho.

Bill destapa su cara deprisa y le mira con los labios separados. En sus ojos se refleja más el miedo si es posible. Así que también estaba enterado de que hubo una última vez y que fue hace ya casi un año.

-Sí, de eso también estoy enterado-le dice Gordon sin poder remediar sus palabras anteriores.

-¿Mamá?-pregunta en voz baja.

-No, ella no lo sabe. Peter y yo pensamos que lo mejor era no decir nada a nadie hasta ver como evolucionabas. Luego tu padre murió y decidimos callar para no hacer más daño a tu madre o a tu hermano. Si se enteraban de lo que te había pasado y que ellos no hicieron nada para impedirlo, sus vidas acabarían destrozadas.

-Eso es lo que yo intentaba con todas mis fuerzas. No destrozar la vida de nadie más, con la mía ya era suficiente…

Gordon se levanta y le abraza fuertemente, viendo aliviado que no le rechaza.

-Puedes contar conmigo para lo que quieras. Si necesitas hablar con alguien cuando te sientas mal y no puedas hacerlo con tu hermano, aquí siempre me tendrás-le consuela.

Bill asiente en silencio. Cierra los ojos y piensa en todo lo que le ha dicho su padrastro. Si, debía dar gracias a Dios de que él no fuera como su padre, debía agradecer esa segunda oportunidad que le habían ofrecido de tener a alguien a quien pudiera considerar como su padre y no sentir miedo al llamarle así.

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