"Quería ser tu princesa de cuento, tu ángel de la guardia, tu mano derecha, tu todo y fui tu nada"
Narrador Omnisciente
El silencio en la habitación era ensordecedor.
Se supone que ya estaba preparado para ello, llevaba meses preparándose mentalmente para lo que se supone que haría dentro de unos cuantos minutos, pero aun le costaba verse vestido de esa manera.
Karma se miro nuevamente en el espejo, la única vez que se le vino en mente la idea de casarse, tenia diez años y era Okuda quien estaría a su lado en el altar, si no Nagisa. Pellizco el puente de su nariz tratando de despejar su mente y cerro sus ojos con fuerza.
La expresión vulnerable, presa del pánico, de Nagisa paso por su mente. Karma la aparto, irracionalmente deseando que él nunca la hubiera visto.
Maldita sea.
Tenia miedo y estaba completamente preocupado por quien alguna vez fue su pareja. La forma en la que Asano lo tomo, la fuerza con la que apretó su pequeño brazo, casi de la misma manera como el le había tomado de la muñeca minutos atrás.
La frente de Karma se arrugo.
Estaba hundido en el estrés. El día anterior había regresado a su casa con un mal sabor en la boca y durante toda la noche no dejo de preguntarse sobre el estado de Nagisa. No entendía el porque de aquellos pensamientos, se supone que estaba enojado y que odiaba a Nagisa por lo que le hizo.
Se odio a su mismo por volverse nuevamente vulnerable estando con Nagisa.
Vete La voz de nagisa retumbo en mente.
Aunque no le gusta y le odiara. Necesitaba saber que estaba bien.
—Que guapo te ves Karma.
Karma arque'o una ceja, todo arrogancia altiva.
—Yo siempre me veo guapo.
Nakamura resoplo.
—¿Ya te siente preparado?
—¿Todos los invitaros llegaron?
Ella nego.
—Faltan que lleguen algunos que otro empresarios, pero de parte de la familia de Okuda llegaron todos.
—¿Asano y Nagisa han llegado?
—¿Los invitaste?
Karma trago antes de mirarla.
—Lo he hecho, pero dime ¿Ya han llegado?
—No los he visto, así que supongo que aun no —Le respondió— . ¿Karma, esta todo bien?
Necesito verlo, saber que esta bien. Karma mordió el interior de su mejilla.
—Si todo esta bien, estoy apunto de casarme así que tengo que relajarme —Miro a su amiga, ella si se veía inquieta—. ¿Tu estas bien?
—¿Te puedo preguntar algo sin que te enojes?
— Claro ¿Qué ocurre?
—¿Has tratado mal a Nagisa las veces que lo has visto?
Karma soltó un suspiro, no tenia caso mentirle a su amiga.
—Le he dicho una que otra cosa hiriente y le he tomado con fuerza de la muñecas logrando lastimarle.
Ahora que lo había dicho en voz alta, sonaba mas mal de lo que imaginaba.
— Es que hay algo que yo no te he dicho — Ella tomó una respiración entrecortada.
—¿Qué cosa es la que no me has dicho?
—Puede que haya una probabilidad de que Nagisa no fuera quien te mando el mensaje.
Karma sintió su estomago caer, abrió la boca y volvió a cerrarla sin decir nada. No sabia que responder.
— Como te he dicho es solo una probabilidad —Dijo Nakamura al ver que su amigo no decía nada—. Primero hay que encontrar pruebas.
Solo una probabilidad. Pensó Karma mirando directamente el piso. No podía apartar la vista, no quería ver a su amiga.
—Como has dicho es solo una mera suposición y dime quien va a encontrar esas pruebas ¿Tu?
—Tienes miedo de que no sea una probabilidad —Le dijo Nakamura.
Karma frunció el ceño y apretó sus puños.
Ella tenía razón.
—Yo también tengo miedo Karma, el también era mi amigo y si resulta que todo fue una farsa, que el jamas mando ese mensaje —Suspiro—. Los dos le habremos dado la espalda a un amigo.
Karma no le respondió nada, ella dio por terminada la conversación y salio de la recamara. Por otro lado, el mayor tomo lo primero que encontró y lo aventó a la pared mas lejana. No podía ser verdad, no después de lo que le había dicho, hecho.
Si resulta ser verdad lo que dice Nakamura ¿Con qué cara miraría a Nagisa en adelante?
. . .
Nagisa estaba hecho mierda en la habitación de huéspedes.
—¿Por qué no te has arreglado? Te dije que nos íbamos en media hora, no quiero llegar tarde por tu culpa así que vístete.
Asano salio de aquella recamara azotando la puerta a su paso, el menor no se movió por dos razón; No quería, no podía. Acerco sus rodillas, pegándolas a su pecho y hundió su cara en estas. Comenzó a llorar cuando recordó lo que había pasado la noche anterior.
Ya no quería que su vida siguiera si.
En la madrugada despertó por el frió, su cuerpo temblaba y le pedía a gritos un lugar para entrar en calor. Su nariz le dolía y su entrada también. Sin saber de donde, saco la fuerza para levantarse del piso del comedor. Gimió de dolor cuando finalmente se levanto.
Su cadera dolía a morir y cada paso que daba era un completo sufrimiento para el. Subió con cuidado las escaleras aferrándose al barandal para no caer, llego a su habitación sin hacer ruido, no quería despertar a Asano. Tomo su pijama y salio de la recamara, no quería dormir a lado del pelinaranja.
Después de eso su mente estaba en blanco solo podía recordar como despertó en la esquina de la habitación. Probablemente se había quedo dormido ahí, porque lo veía como un nido, una protección.
Después de que Asano se fuera y comenzara a llorar de nuevo. Se quedo dormido.
Media hora después, Asano apareció en la recamara furioso por la hora y por ver a su esposo en la misma posición dormido. Nagisa despertó al sentir como lo tomaban de los hombros y lo levantaban, su esposo lo aventó a la cama.
—¡Te he dicho que te vistieras! —Le abofeteo.
Nagisa giro la cabeza y miro el reloj de lado de la cama, ciertamente ya era tarde para la boda. Pero él no quería ir. Asano se cabreo al ver la actitud de Nagisa y volvió a pegarle.
—Nagisa no estoy jugando.
Nagisa trago antes de mirarle.
—No...no iré —Le susurro.
Suspirando, Asano se apretó el puente de la nariz.
—Perdoname cariño, pero tienes que ir por el simple hecho de que yo te lo estoy ordenando.
—No iré —Dijo tratando de sonar mas seguro o al menos lo intento, pero su voz estaba débil, las palabras formándose de un modo extraño en su boca.
—Iras —Asano lo jalo del brazo levantándolo un poco de la cama.
—¡No iré! He dicho que no iré, entiéndelo ¿Quieres ir? pues ve tu solo.
Asano le lazo una mirada fulminante. Nagisa contuvo el impulso de retroceder.
—Ah ¿No iras? —El menor negó, él sonrió de manera lasciva—. ¿Por qué?
Nagisa mordió el interior de su mejilla.
La expresión inescrutable de Asano no cambio. Siguió viéndolo en silencio, con una mirada aguda. Lo que era cien veces mas inquietante que cualquier palabra.
—No quiero.
Asano soltó su agarre y lo dejo caer en la cama.
—Me parece perfecto cariño ¿Pero sabes? te daré una buena razón para no asistir.
Asano lo volteo bocabajo y bajo sin cuidado las prendas del menor. Nagisa comenzó a respirar con dificultas, la presión que el colchón estaba haciendo sobre su cara, le impedía tomar aire de la manera correcta. Asano levanto su cadera y sumergió su miembro en el interior del menor.
Minutos después se fue dejando a Nagisa tirado en la cama, tratando de regular su respiración y de ignorar aquel sofocante dolor que le estaba provocando mareo.
Se sentía realmente mal.
Fin del capitulo seis.