"¿Nos imaginas juntos? Yo lo hago"
Narrador Omnisciente.
Nagisa abrió lentamente sus ojos. Sentía su cuerpo muy pesado sin poder moverlo.
—¿Va ha despertar?
Nagisa volteo la mirada hacia la dirección de las voces, su esposo y sugino le estaban dando la espalda. Sin darse cuenta de que ya estaba despierto.
—Si lo hará, tiene heridas graves pero si despertará. Asano deberías tener cuidado ya con el.
La frente de Nagisa se arrugó.
Podía jurar que hablaban de el como si fuera un objeto.
¿Pero, qué hacía en el hospital? Su último recuerdo era el caminado hacia su habitación para tomar un baño.
Cerró sus ojos, tenía mucho sueño.
Dentro de su sueño, se vio así mismo en la enfermería de la escuela. Con unos siete años de edad, acostado con una gasa en su mejilla.
—Nagisa.
—¿Kar...ma?
El mencionado entro a la enfermería, caminado hacia su amigo y lo abrazó.
—Perdonme Nagi... si yo hubiera estado ahí ellos... no... perdon, no te pude proteger.
Karma se recargó en el hombro de su amigo dejando caer sus lágrimas con libertad. Nagisa acarició su cabello.
—Tranquilo estoy bien, solo me duele mi abdomen y tengo algo de sueño.
—Si quieres te puedo cantar algo cuando llegues a casa.
El pequeño Nagisa asintió.
Era un buen sueño, el grande Nagisa tenía que admitirlo. Aquellos eran buenos tiempos, cuando más era feliz y no tenía que preocuparse por un esposo abusivo.
Sin estar del todo conciente se puso a llorar en su sueño. Desearía volver a tener esa edad.
—¡Karma mira!
El contexto del sueño cambio.
—Brilla mucho Karma.
El mayor sonrió con ternura y abrazo a su amigo.
—Que bueno que te gustarán.
Mas fuegos artificiales aparecieron en el cielo, iluminando lo completamente.
—Estoy muy... Feliz.
Nagisa mayor recirdaba perfectamente ese día. Sus padres había discutido como de costumbre y Karma como un buen amigo lo ayudo a salir de su casa para olvidarse de los insultos que su madre le daba a su padre.
—Karma
—¿Si Nagi?
—Prométeme que siempre veremos los fuegos artificiales.
Karma sonrió tomándole de la mano.
—Lo prometo.
Nagisa sonrió, hasta el momento de la partida de Karma, los dos siempre habían ido a ver los fuegos artificiales.
Cada año sin falta.
La pequeña promesa que los unía.
De nuevo el contexto de su sueño cambio. Nagisa no quería despertar, no queria afrontar la realidad al abrir sus ojos.
No quería despertar y que Karma no estuviera a su lado.
Deseaba quedarse dormido para siempre y aunque solo fueran simples recuerdos, revivirlos eternamente.
Nagisa un poco más grande, quince años exactamente, junto con Karma en una tienda de tatuajes. Cumpliendo un año de noviazgo.
—Karma ¿Esto me va a doler?
Preguntó escondiéndose tras la espalda de su pareja, al notar con qué máquina sería que me hicieran su tatuaje.
—No te mentire, si va a doler —Nagisa lo miro asustado.
Karma río.
—Claro que no amor, solo sentirás ardor pero no duele nada.
Mintió. Tratando de desaparecer el temor de su novio.
—Eres un tonto —Le golpeó en el hombro—. ¿Pero cuál nos haremos?
—Los dos tendremos una luna llena en nuestros mequiñes.
—¿Por qué lunas? —Preguntó.
—En mis fechas favoritas hay luna llena.
—¿Cuáles son?
—Cuando te conocí hubo luna llena y cuando empezamos nuestra relación también hubo.
—No me había dado cuenta, que lindo Karma.
—Tu no te das cuenta de nada por que eres muy despistado —Dijo burlándose el mayor.
Nagisa inflo sus mejillas y desvío su mirada, haciéndose ver enojado.
—Nagisa.
—Dime
—Te amo.
El menor se sonrojó.
—Tambien te amo.
El sueño termino.
. . .
Abrió sus ojos lentamente, encontrándose en la misma habitación de unas horas atrás. Paredes blancas, tele en la esquina de la recamara encendida, el ambiente con un leve olor a medicina. y el acostado en una camilla.
—Por fin despierta Joven Shiota.
Nagisa abrio y cerro su boca sin poder responder, las palabras no salian de esta.
—No te esfuerces a hablar Nagisa.
Asano lo miro con un semblante serio.
Sugino suspiro.
—Asano tiene razón, tu garganta está algo irritada, será mejor que la fuerces podrías provocarte más daño.
Nagisa asintió.
—Bueno ya que has despertado hay algo que tengo que decirte —El menor lo miro confundido—. Probablemente sea algo que te cause una gran impresión por lo que te pediré que tomes esto con calma.
—Habla ya.
Pidió Asano con un tono de fastidio en la voz.
—El mundo tiene muchas cosas que desconocemos a ciencia cierta. Pero hace unos años de descubrió que existían hombres que nacían con un útero en su interior. Tendiendo el poder de procrear.
Nagisa cerró los ojos entendiendo a dónde quería llegar Sugino.
—A este tipo de hombres se les conoció como donceles, sinceramente no hay muchos casos al menos no en Japón.
Asano lo miro impaciente.
—Al grano.
Sugino ignoro sus palabras y miro al menor.
—Nagisa tu formas parte de ese caso. Tu eres un doncel.
Fin del capítulo ocho.