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GUARDA TUS BESOS PARA MI por lyra

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Una nueva ciudad, un nuevo concierto que dar. El autobús les acaba de dejar en la recepción del hotel.

-Aquí tenéis las llaves-les dijo David tendiéndoselas.

Bill cogió la de la habitación 206 y Tom se adelantó a coger la de la habitación 220.

“Cuanto más lejos, mejor”-pensó apretando la llave fuertemente.

-Creo que te has equivocado-le dijo Gustav-La tuya es la 208.

-No te importa, ¿verdad?-suplicó Tom con la mirada.

-Para nada-contestó Gustav entendiendo su silenciosa súplica.

Le pedía que no le dejase estar a su lado, le suplicaba que le ayudase sin decir nada.

Bill le miró con dolor en los ojos.

¿Así serían a partir de ahora? ¿Ya no se dirigirían la palabra? ¿Ya no querría estar a su lado nunca más?

Subieron a sus habitaciones y tras murmurar un hasta luego casi inaudible entró en la suya sin mirar atrás.

Entró en el dormitorio y miró esa cama grande y solitaria. Así sería el resto de su vida. Dormir en una cama grande con la soledad como única compañera.

Se dirigió al baño y preparó la bañera. Quería darse un buen baño caliente, notar en su cuerpo el calor que su hermano le negaba.

Llenó la bañera y se desnudó lentamente. Miró su cuerpo desnudo en el espejo. Vio su reflejo, que le mostraba que había otro igual no muy lejos de él.

Estaba a 20 metros pero a él le parecían 20 kilómetros.

Cerró los ojos y se apartó de ese reflejo que tanto dolor le causaba. Se metió en la bañera despacio y se tumbó en ella dejando que el agua le cubriera hasta la cabeza. Aguantó la respiración todo lo que pudo y salió a la superficie cuando sintió que los pulmones parecían a punto de estallar.

Jadeó, tosió,… trató de recuperar el aliento que su hermano le negaba...

Se frotó los ojos para quitarse el jabón de ellos.

“Lloro porque me ha entrado jabón en ellos”-se dijo cogiendo una toalla-“No lloro por el dolor que me causas”.

Se limpió la cara y se recostó en la bañera mirando la blanca pared. Era como si pudiera ver a través de ella, como si pudiera ver a su hermano en aquella lejana habitación haciendo lo mismo que él.

Notando su dolor, pero no su amor…





Tom salió de la ducha y se envolvió en una toalla. Limpió con otra el espejo que el vaho había cubierto. Miró su cara en el, como el agua resbala por ella como si fueran lágrimas derramadas.

“No son mías”-pensó pasándose una toalla por la cara-“Seguro que son suyas, pero no puedo hacer nada para pararlas”.

Salió del baño y comenzó a vestirse. Tenían un concierto esa noche, pero antes había una entrevista y luego una sesión de fotos. Tenía mucho miedo de que llegase ese momento, porque pedirían que posasen los dos solos, bien juntitos. Ponerse al lado de su hermano, sonreír como si nada hubiera pasado…

-¡Maldito seas Bill!-gimió con dolor-¿Por qué no te callaste tu secreto? ¿Por qué no te lo guardaste bien adentro?







-¿Todos listos?-les preguntó David cuando se reunieron en el pasillo.

-Falta Bill-contestó Gustav-Iré a por él.

Corrió a su habitación y llamó a la puerta esperando su respuesta.

-¿Bill?-llamó más impaciente.

La puerta se abrió dejando salir a un Bill muy triste.

-Vamos, anímate-dijo Gustav cerrando la puerta tras él-Solo fue un beso, nada más.

-Para mí fue suficiente. Ya no habrá más-contestó Bill sin mirarle.

Entraron en el ascensor y una vez en recepción, subieron al coche que les esperaba. Gustav procuró ponerse en medio de los gemelos, no sabían como podían reaccionar.

Uno parecía muy enfadado y el otro muy desdichado.




Llegaron a la sala donde se iba a dar el concierto y se dirigieron al backstage. Allí ya estaba todo preparado para la entrevista y la sesión de fotos.

Se sentaron en un sofá y la entrevistadora comenzó a hablar. Eran las mismas preguntas de siempre que Bill contestaba con cansancio en la voz.

-Sí, llevamos mucho tiempo en el mundo de la música.

-Sí, antes solo estábamos mi hermano y yo.

Pero había una pregunta cuya respuesta tuvo que pensar más detenidamente.

-¿Cómo ha cambiado la relación con tu hermano desde que sois famosos?-le repitió la pregunta la entrevistadora.

-No ha cambiado para nada-contestó Tom en su lugar sin mirarle-Seguimos siendo los mismos hermanos que éramos antes, nada logrará cambiar eso.

“Ni siquiera un simple beso”-pensó asintiendo firmemente con la cabeza.

Bill le miró sin saber que decir, pero la entrevistadora se conformó con esa respuesta y dio por finalizada la entrevista.




Venía la peor parte, la larga sesión de fotos. Primero posaron los cuatro juntos. Luego los fotografiaron por separados hasta que llegaron las típicas fotos de los dos hermanos bien juntos.

Se quedó de pies en mitad de la habitación esperando a que su hermano ocupase su lugar a su lado. Le vio caminar despacio con cara de desagrado, llegar a su lado y colocarse dándole un poco la espalda.

…l hizo lo mismo y pegó su espalda a la suya notando su calor. El fotógrafo disparó su cámara un par de veces y les pidió que cambiasen de posición. Que Tom se pusiera delante y Bill le abrazase desde atrás.

Tom se puso como le habían dicho y tensó el cuerpo cuando los brazos de su hermano aferraron su cuerpo fuertemente. Notó su cara cerca de la suya, su aliento cálido rozando su oído.

Esperaron a que el fotógrafo hiciera su trabajo sin apartar la mirada del frente.

-Tom-llamó en voz baja Bill en su oído.

-¡No!-susurró Tom con dureza.

-¡Por favor!-le suplicó más cerca.

-He dicho que no-contestó Tom moviendo la cabeza.

El fotógrafo terminó su trabajo y les dio las gracias por su paciencia. Tom movió los hombros para deshacerse del abrazo de su hermano y se alejó de su lado sin volver la mirada.

Gustav vio lo enfadado que estaba y corrió tras él.

-Tom, espera-le llamó cogiéndole del brazo.

Tom se giró y se le quedó mirando.

-Solo fue un beso, nada más-le dijo tratando de poner paz.

-Para mi fue suficiente-repitió Tom las palabras de su hermano.

Gustav le soltó y dejó que siguiera su camino. Esa pelea era de las más graves que habían tenido. Y todo por un simple beso.





Llegó la hora de salir al escenario y todos estaban preparados.

Bill paseaba con nerviosismo esperando la señal para salir. Miraba como su hermano agarraba con fuerza la guitarra sin levantar la mirada.

Tom sentía sus ojos clavados en su nuca, como si pudiera taladrarle la piel y llegar así hasta su corazón.

-Ya podéis salir-les dijo el regidor.

Tom suspiró aliviado y corrió hacia el escenario. Ocupó su lugar y comenzó a tocar cuando Gustav dio la señal.

Bill esperó a que llegase su turno para comenzar a cantar. Desde donde estaba no le quitaba la vista de encima a su hermano. Le veía tan solo en el escenario, tocando su guitarra sin levantar la mirada

“¡Estoy aquí!”-le quería gritar-“¿Es que no me ves? ¿Es que no sientes mi dolor?”

Llegó su turno para cantar y lo hizo con la voz temblorosa. Pero antes de llegar al estribillo tomó aire para calmarse y entonces la voz le salió un poco mejor.

Cantaba en medio del escenario concentrándose en el público, tratando de no mirara a su hermano, tratando de no escuchar como desgarraba cada nota en su guitarra

Llegó una parte de la canción que según todos los ensayos la tenía que cantar cerca de él. Comenzó a caminar hacia él y al llegar a su lado se le quedó mirando, pero su hermano seguía sin levantar la mirada.

Se acercó más y le puso una mano en el brazo mientras le cantaba.


“No quiero causar problemas
No quiero estar mucho tiempo
Solo vine a decirte que estoy a tu lado
Solo por un pequeño rato”



Tom movió la guitarra para alejarse de su contacto. Dio unos pasos y se situó en el otro lado del escenario. Levantó una mano de su guitarra mientras sostenía una nota y la alzó ante su mirada enseñándole la palma, pidiéndole que por favor no fuera.

Bill se quedó donde está mordiéndose los labios sin saber que hacer. Decidió ir otra vez a por él. Caminó en su dirección mientras le seguía cantando desesperado.



“Date la vuelta
Estoy aquí si me necesitas
No te das cuenta
Lejos o cerca
Puedo sostenerte cuando llegues a mí”.

Tom vio que caminaba en su dirección y negó con la cabeza, haciendo que se parase en mitad del camino.

“Me causas problemas, no quiero darme le vuelta, no quiero necesitarte”-le dijo con la mirada.

Terminó la canción y todo el público aplaudió mientras los dos se quedaban mirándose en silencio.

Bill jadeaba después de haber cantado con tanta emoción unas palabras que su hermano se había negado a escuchar. Notaba que estaba a punto de llorar, otra vez. No quería hacerlo delante de él, que viera su dolor ya no solo en sus ojos, sino como iba bajando por su cara dejando detrás ríos amargos.

Tom apartó la mirada y salió del escenario seguido por los demás.

Esperó a que todos pasasen y cuando pasó su hermano le cogió con fuerza del brazo y le arrastró a una habitación vacía.

-Que sea la última vez que lo haces-susurró Tom enojado.

-¿El qué?-preguntó Bill extrañado.

-No vuelvas a perseguirme por el escenario cantando cosas que solo tu mente enferma ve.

-No soy ningún enfermo-replicó Bill enfadado él también.

-Debes estarlo por haberme besado, por decirme que te de mi te has enamorado.

Se dio la vuelta para salir pero unos sollozos se lo impidieron.

-Deja de hacerlo-ordenó Tom sin girarse-Deja de mostrarme tu dolor a mis espaldas.

-No puedo evitarlo-susurró Bill sollozando más fuerte.

Salió de la habitación y le dejó llorando en soledad.

-“Ya sé que no puedes evitarlo, hasta mí llega tu llanto. Cada vez que cierro los ojos, cada vez que con los dedos me rozo los labios, cada vez que me susurras mi nombre al oído…cada vez que sueño contigo…”
Notas finales: Y en el próximo capítulo:


-¡Bill!-le llamó enfadado.

-Siento molestarte, hermano-dijo Bill arrastrando las palabras.

-Baja la voz, te van a oír-le riñó Tom.

-Solo te estoy hablando, no te estoy besando-dijo Bill en voz más alta todavía.

Tom le cogió con fuerza de la muñeca y le obligó a entrar en la habitación cerrando la puerta con fuerza.

-Estás loco, además de borracho-gruñó Tom soltando su mano.

-Estoy loco por ti, ¿o todavía no te has fijado?-preguntó Bill comenzando a sollozar de nuevo.

-Si no te calmas te meto en la bañera y te doy una ducha bien fría-le amenazó Tom.

-Tendrás que hacerlo porque no puedo calmar mi corazón, pero eso solo me hará calmar esta noche, mañana seguiré pensando igual y el resto de mi vida también.

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