Una semana le había llevado poder aclarar sus ideas a Blaise, pensando que nunca había tenido que meditar sobre algo como eso tampoco había sido tanto tiempo.
Le gustaba Ron Weasley, le gustaba bastante, de hecho. Y quería intentar algo con él.
Había llegado el momento de decírselo, estaba deseando verlo y estar con él. No se había llegado a sentir así nunca y era algo extraño pero no por ello menos emocionante.
Estaba en el Callejón Diagon frente a Sortilegios Weasley esperando el momento justo en el que fuera la hora del cierre. Miraba su reloj y no quedaban más de unos minutos, cuando los últimos niños salieron, él entró.
En el mostrador estaba el hermano del pelirrojo, que le estaba mirando con el ceño fruncido, ups, eso no tenía buena pinta.
—¿Está Ron?—preguntó.
—Depende...
—De qué.—¿Esto iba a ser una de esas charlas "no te acerques a mi hermano"?
—De lo que vengas a decirle o a hacerle—buen punto, pensaba muchas cosas sobre esas dos opciones.
—Creo que eso es mejor que se lo diga a él, ¿no?—A pesar de medio entender el recelo del hermano, de verdad necesitaba hablar con el pelirrojo adecuado.
—No nos quedan Galletas Canarios, se han acabado... —lo que fuera a decir se quedó en el aire cuando Ron vio a Blaise.
—Hola—dijo sonriéndole con lo que sabía que debía ser una sonrisa tonta en su cara.
—Hola—la cara de Ron era un poema, unos parches rojos y blancos aparecieron en su rostro y Blaise se preocupó por si le pasaba algo, dio un paso hacia él pero este retrocedió de inmediato—¿Qué quieres?—su voz era recelosa.
—Quería hablar contigo—dijo un poco molesto por esa bienvenida fría. ¿No se suponía que le gustaba a Ron?
—No tenemos nada de que hablar—sentenció el pelirrojo, Blaise se olvidó de las distancias y se acercó todo lo que le permitió.
—Yo tengo que hablar, tengo que contarte algunas cosas—dijo intentando encontrar la mirada del otro, pero este parecía más concentrado en las cajas que llevaba en las manos—. A solas de ser posible.
Pasó más tiempo del que Blaise pudiera resistir tranquilo hasta que Ron habló, le dedicó una rápida mirada a él y a su hermano y le dijo que le siguiera.
Blaise estaba contento iba a poder decirle todo lo que sentía, iba a pedirle salir, iba a declararse por primera vez a alguien.
—Sé rápido, por favor—le pidió el pelirrojo, su cara y su cuerpo estaban tensos, parecía como si más que unas palabras fuera a atacarle.
—Me gustas, me gustas mucho—dijo Blaise ganándose la primera mirada fija de Ron en todo lo que allí llevaba—. No he podido dejar de pensar en ti desde que estuvimos juntos.
Un suave sonrojo cubrió las mejillas de Ron, ese sí era el color que deseaba ver, cuando tomaban ese color solo pensaba en besarlo una y otra vez. Se dispuso a hacerlo, pero de nuevo este se separó, no lo entendía bien.
—¿Sientes algo parecido?—en ningún momento había pensado que el pelirrojo no sintiera lo mismo, quizás se había equivocado diametralmente y por primera vez sintió una sensación helada en el estómago.
—No entiendo qué quieres, Blaise—dijo Ron.
—Estar contigo, salir contigo—dijo este como si le estuviera hablando a un niño pequeño.
—No tienes por qué hacer esto, yo no esperaba nada cuando estuve contigo, da igual lo que te hayan dicho Harry o Draco—¿Le estaba rechazando?
—Espera, ¿no te gusto?—esto estaba resultando muy extraño.
El pelirrojo resopló molesto, y se cruzó de brazos mirándolo.
—El sexo fue muy bueno, pero ya está, no tienes que hacer esto—dijo Ron.
—Es que yo quiero hacer esto—dijo tratando de abrazarlo, realmente el que necesitaba consuelo en ese momento era él, no le habían rechazado en la vida y no sabía si esto estaba siendo un rechazo ¿lo era?
—Ah sí y ¿por qué yo? Por qué no Jordan, o Neville o Seamus, Padma, Oliver... he tenido suficiente de sus historias contigo, la verdad, solo quiero seguir adelante, no nos compliquemos más la vida.—Blaise se separó antes de rodearlo.
—Ellos no tienen nada que ver contigo, a mi el que me gusta eres tú—dijo molesto.
—¿Por cuánto tiempo?
—¿Qué?
—¿Qué haré cuando me dejes por otra persona? No, lo siento, no me arriesgaré contigo.—Y aquello fue una puñalada en su pecho, él había rechazado a más personas de las que quería admitir, siempre había estado en el otro lado. Este lado era una mierda y esas palabras dolían, dolían mucho. Y más el modo en el que lo miraba como si fuera alguien sin valor.
Ron se dio la vuelta, manejando cualquier cosa que hubiera tras la mesa, Blaise no veía claramente, sus ojos se habían empañado.
Se fue de aquella habitación sin decir nada más, había llegado con el corazón en la mano sin plantearse que el otro lo tiraría al suelo y lo pisaría.