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Especial De Parejas Del Fic "Un Papá Para Kiki" por AMMU TEIKOKU YUDAINA

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Notas del capitulo:

También paso para recordarlas los fic's que están concursando y los terrones de azúcar que lo están, por su gustan ir a leerlos y apoyarlos, debemos darnos mucho amor:

IsaBellaCatSan: https://www.wattpad.com/927207116-amistad-la-base-del-amor

aries_chanmimi: https://www.wattpad.com/921028459-una-visita

touka977: https://www.wattpad.com/923752639-%C2%BFlos-amigos-pueden-ser-amantes-capitulo-%C3%BAnico

AMMUTEIKOKUYUDAINA: https://www.wattpad.com/923796904-capitulo-1-un-d%C3%ADa-como-ni%C3%B1os

Bueno, deseo suerte a todos los terrones de azúcar. Si alguien mas concursa, haganmelo saber, para leer y apoyar.

---Templo de Escorpio---

Aquí podemos ver a un Peli cerúleo, bastante animado, contemplando con cuidado las flores que Shura le había recién dado, siendo de suma importancia para lo que tenía preparado.

Su ilusión más grande, el poder declararse por… Bueno las veces que lo ha hecho realmente ya son un número perdido, pero cada vez lo haría diferente.

El plan conjugado por sus amigos, y que puso a prueba sentía que había hecho el efecto deseado.

Pues se había dado cuenta de las actitudes algo inusuales en Camus cuando se alejaba de este y entablaba una plática o pasar el tiempo con otros compañeros.

Si bien era un distraído de primera categoría, no se negara jamás que cuando se trata de ese peliaguamarina, el prestaba toda la atención del mundo a esos detalles.

Volviendo a lo que tenía de frente, las flores serian lo último, si con eso no caía en sus brazos probaría otro plan si fuera necesario pero acuario no se le escaparía, no de nuevo.

No en esta vida, y si pudiera hacerlo, ni en ninguna que siguiera.

Por andar en su ensoñamiento apasionado propio de los Escorpiones, no logro notar como el cosmos de quien más anhelaba se acercaba, se pudo dar cuenta de esto cuando ya estaba entrando a su templo.

Justo con el tiempo suficiente para que escondiera su más grande obra maestra de conquista, como le había llamado.

-Milo…- Al estar lo suficiente cerca y verlo como si nada leyendo.

-Buenas noches Camus, ¿Qué te traes a estas horas por Escorpio?- Trataba de mostrarse, tranquilo, menos efusivo, pero educado.

Frunció el ceño levemente, claro signo de que su enfado estaba aumentando -¿Podrías dejar actuar de esa manera? Me parece tan desagradable.

-¿Actuar de qué manera?- Sonrió nervioso, sin dejar de “Leer” –Estoy actuando como siempre-

-Sí, claro- Su voz se notaba con cierta molestia impregnada –Leyendo un libro-

-¿Qué tiene de malo leer? Tú lo haces- Giro sus ojos para lograr divisarlo, aun mostrado su sonrisa.

-Yo nunca he leído un libro al revés- Cruzo sus brazos delante de su pecho.

Escorpio, se dio cuenta de aquello, al momento de fijarse bien en la lectura, no logrando entender nada, pues el libro estaba al revés como Camus había declarado.

Le sonrió… Algo tímido, bajando el dichoso libro. –Quise probar algo nuevo ja, ja, ja,-

No era de dar muchos rodeos a las cosas, pero sí de evadirlas en cuanto pudiera, más el caso era que de una buena vez se aclarará este asunto para seguir con su vida.

Su idea en sí bastante curiosa, hasta algo extremista en saber que ocurría, pero conocía a Milo, sabía que ciertos comportamientos podrían significar algo importante.

Por eso necesitaba saber si sus sentimientos hacia él, habían cambiado.

Con solo saberlo, entenderlo y darse cuenta que su deseo se había hecho realidad, aunque fuera destrozado por dentro.

-Has actuado de manera muy extraña últimamente- Lo soltó sin más.

-¿extraño?- Se pegunto, como si se no tuviera idea de ese pensar.

-Sí, no sé cómo decirlo, pero… Creo que me está evitando… ¿Por qué?- Mejor ir a lo que necesitaba saber.

-No te estoy evitando para nada- Dejo escapar una sonrisa enorme, como si el tema fuera de lo más cotidiano.

-Si lo has hecho… Me saludas todos los días, sé que hablas conmigo, pero… Ya no quieres entrenar a mi lado, no me sigues hacia mi templo o… Me dices tus idioteces se siempre- Se quería mantener firme, pero su voz estaba temblando un poco-

Su sonrisa de lado se manifestó, y sus ojos decaídos, quería mantenerse tranquilo –Creí que te molestaba que fuera así…-

Suspiro un poco desanimado, él tenía mucha razón, varias veces le grito, le dio a entender que si lo quería lejos y de hecho es una verdad innegable. Pero no por eso quiere decir que no lo extrañe, que no desee seguir siendo molestando por el Escorpión dorado.

Mas el orgullo no se lo permitía siempre.

-Sí, yo… Te lo pedí… Pero ¿Por qué ahora?- Su pregunta trata de sonar disimulada.

-Por nada, solo quise probar, si así te dejaba de molestar y no ser tan insistente- Sonrió tranquilo.

Si bien lo intentaba por el plan, aun debía seguir.

Se moría por dentro de darle un abrazo y decirle que lo ama, además de una vez declarar de nueva cuenta sus sentimientos.

Pero se detenía, debía ser fuerte.

-¿Es solo por eso?- Sus ojos violeta se fijaron en los azules de Milo.

-Si… Es- Desvió su mirada lentamente, no podía mantenerle una mentira al mago de hielo tan sínicamente –Por eso… No hay nada más- Cerro sus ojos de nuevo, se trataba de escapar de alguna forma.

-Milo, dime la verdad. Conozco cuando me estas mintiendo- Solo basto que un segundo, para descifrar su gran mentira.

-Camus, no es nada malo. Es solo que creo, que me gustaría probar nuevas cosas- Lo dejo escapar, para ya dejar de ser interrogado.

-¿Cosas nuevas?- Tener que controlar sus sentimientos todo el tiempo, pude ser agotador y más cuando tienes un embrollo interno que no te deja ser feliz. -¿Personas nuevas?- Su pregunta ni siquiera la logro pensar, salió sin previo aviso de sus labios.

-¿Personas nuevas?- Ladeo su cabeza un poco, no entendía a que se podría referir el décimo primer guardián.

-Si… Milo…- Su voz sonaba tan frágil ene se momento, pero el semblante debía seguir estoico si se podía, al menos que quisiera congelar todo el templo de Escorpio y demostrar que estaba lastimando esto su corazón -¿Conociste a alguien más?-

-¿He? ¿Conocer a alguien más?- Pensó un momento, él no estaba entendiendo todo, lo que ocurriría –Conocí a una amiga de Aldebarán, en un restaurante la ora vez- Sonrió animado, más por seguir una conversación con el peliaguamarina que en si la respuesta.

Suspiro melancólicamente, desvió la mirada tenuemente, no podría mantener bien, lo podía sentir en su total ser –Entiendo… Debo irme…-

El leve incremento en el cosmos de Acuario, puso en alerta a Milo, pues algo malo debía pasarle para que descuidara este punto crucial de sí mismo.

-Camus ¿Qué tienes?- Lo sujeto rápidamente del brazo, no se le escaparía -¿Te sientes bien?-

-Suéltame… Tengo que irme- Esa voz siempre tan serena y automática, se notaba cargada de leves emociones, trato de luchar por salir.

-¡¡¡NO PIENSO HACERLO!!!- Alzo la voz por automático –Algo malo te está pasando, tú no eres de venir a los templos a preguntar cosas de la nada y ponerte de repente mal- Sujeto ambos brazos y mostrando una carita de súplica –Por favor, dime que te ocurre, sabes que puedes confiar en mi-

-Lo que me pasa, no es asunto tuyo. Suéltame y déjame ir- No podía mirarlo detenidamente a los ojos, porque caería ante el dolor que su corazón proclamaba.

-Si es mi asunto- Rápidamente contesto –Tú bajaste desde Acuario a preguntarme algo así… Sé que soy un despistado, pero cuando se trata de ti, puedo mantenerme atento a cada circunstancia tuya- En momentos como estos, el Escorpión puede dejar de lado su actitud infantiloide y llegar a expresar su verdadero sentir de una manera no tan descabellada.

-¿Por qué lo harías? ¡¡¡YO NO LO VALGO!!!- Dejo rienda suelta sus emociones, gritando aquello. Su cosmos se alteraba peligrosamente, se podía sentir la temperatura disminuir de a poco.

-¡¡¡¿POR QUÉ DICES QUE NO LO VALES?!!! ¡¡¡PARA MÍ, VALES TODO!!! ¡¡¡TE HE DICHO MILLONES DE VECES QUE ERES MI MUNDO ENTERO!!!- Las palabras del octavo guardián salieron tan sinceras como siempre y nadie podría negar ese hecho.

-¡¡¡YO NO MEREZCO ESO!!! Hice tanto daño a todos, no soy más que un traidor como muchos me lo han dicho y te dañe más a ti…- Apretaba sus labios, ya no deseaba seguir con esa conversación, ya era demasiadas emociones por esta noche.

-¿Qué importa eso?- A decir verdad, en el corazón de aquel Griego eso no tenía validez.

Era pasado, ya no tenía importancia el tener que seguir culpándose, por lo menos para los ojos de Milo eso no debía seguir ocurriendo.

-Claro que importa, yo… Cometí errores… Yo hice cosas de las que no me enorgullezco y…- Fui detenido rápidamente por los labios de Milo.

Ya no podía soportar verlo así, aunque sus lágrimas se contenían en esos hermosos ojos violetas.

No se podría decir que nunca había sido capaz de robarle un beso, no era la primera vez.

Y sin dudarlo Camus lo había disfrutado tanto como Milo, en varias ocasiones pero eso provocaba que quedara atrapado en el ataúd varias veces.

Mas este beso se sentía muy diferente, aunque fue una manera de que Camus parara de decir incoherencias al parecer del octavo guardián.

Este correspondió aquel beso tan necesitado, buscando ese calor, afecto y amor que se había negado a sí mismo.

Pensar que tenía perdido a ese peli cerúleo, lo hacía sentirse sumamente destrozado, jamás queriéndolo dar a ver, pero en ese momento lo podía sacar de su corazón.

Un beso que se logró pasar unos segundos, antes de que quien inicio lo terminará.

Tomo con suavidad su rostro –Esos errores como tú los llamas, ya pasaron, tuviste que hacerlo para defender a nuestra Diosa- Se acercó un poco más, limpiando con sus pulgares las lágrimas que caían de los orbes violetas –No eres un traidor, hiciste lo que debías hacer, yo no me siento dañado por eso- Una dulce sonrisa para confortarlo formaron su labios.

-Se lo que hice, fue por Atena, pero verte sufrir me carcome día y noche- No podía sostener la mirada, le dolía en el alma aquello, pero Milo no sería capaz de dejarlo ir, esta vez.

-Deja de pensar en eso, ese sufrimiento que sentí… De verte del lado del enemigo, me dolió es verdad, pero…- Aun mostrándose alegre, una lagrimas traicionera se escapó –Cuando te volví a ver, con la sapuris me dio tanta alegría observar tu hermoso rostro, quería que pasara, solo quería verte una última vez y pude hacerlo- Lo abrazaba con tanta fuerza a su pecho.

Desde que habían vuelto a la vida, por gracia a su Diosa, no tuvieron la oportunidad de hablar de toda esta compleja situación.

Camus con su hermético corazón, guardando las apariencias siempre.

Y Milo, siendo de las personas que decidían olvidar el pasado, como si esto no hubiera ocurrido, sabiendo la verdad era lo que le bastaba, su corazón no estaba tan herido.

Más en este momento ambos sufrían en silencio por pensar de más, ya que no quería dejarse llevar por sus palabras sinceras y lo que realmente sucedía en sus corazones.

-Milo…- Se apartó de aquel abrazo, quería poner distancia, pero no sería liberado tan fácil, salvo para ver su rostro.

-No pienso soltarte nunca más, si eso es lo que quieres, olvídalo- Se aferraba a él, con tanta necesidad, su amor así lo indicaba.

-¿Perdonas todo?- Sus lágrimas que caían de sus mejillas, estaban disminuyendo, debía volver a mantenerse sereno, si no pronto Escorpio estaría congelado.

Ya que sus alientos se podían ver claramente.

-Camus, a ti te perdonaría todo- Poso su frente sobre la del Acuariano.

-Incluso… Lo que ocurrió en Asgard- Cerro sus ojos, aquel tema era algo delicado de por sí, pero quería estar seguro de todo.

La voz del Griego, bajo un poco… No negaría aquello no fue un plan para que triunfara su Diosa ante el mal, fue una traición por otra persona. Más sabía que nunca deseo hacer daño a sus camaradas dorados.

-Surt… ¿No significo nada para ti?- Dudo en hacer aquella pregunta.

-Fue un amigo, al cual yo… Le arrebate a la única familia que tenía… Solo quería recompensarlo por el mal que le hice- Su mirada firme, fija en los azul noche de Milo. Para demostrarle de esta manera que sus palabras estaban siendo lo más sinceras posible.

-¿Te sentías culpable?-

-Claro que si… Me dio cuenta que toda persona que he llegado a apreciar, a querer o…- Levanto su mirada levemente para dedicarle esto último al contrario –Amar, los he lastimado tanto, que preferiría no volver a sentir nada, nunca más-

Ver tan vulnerable en ese estado frente a él, no podía creer que tuviera ese privilegio de que solo a sus ojos podría saber que tan frágil podría ser el mago de hielo.

Pero aunque eso le halagaba, no deseaba que tuviera esa tristeza marcada.

La culpa puede ser demasiado fuerte, y más si cada que empezaba a amar a alguien solo logras dañar, es una combinación demasiado peligrosa, para quien lo sienta y debe ser tratada de alguna manera, antes de que logre matarte por dentro.

-No sientas más esa culpa- Solo suplicaba, pedía que con sus palabras pudiera hacerlo entrar en razón, no es suficiente solo eso, pero puede ser un inicio.

-¿Cómo puedo lograr eso?- los orbes violetas profundos fijos en el rostro de Milo –Esto no es algo que alguien pueda ayudarme, estoy solo en esto-

-Camus… Permíteme que yo alivie tu dolor- De nueva cuenta sostenía el rostro del francés, para que lo mirara.

-¿Cómo quieres hacer eso?- Su pregunta sonaba consternada.

-Con esto- Esta vez el beso que le planto en los labios, fue demasiado intenso.

Decidido a brindarle el amor y calor que se había negado a experimentar, un beso que se volvía más demandante, queriendo probar sus labios de igual forma.

A principio el peliaguamarina, no lo aceptaba, no quería dejarse llevar por lo que sentía, no deseaba desbordar sus emociones.

Mas sentir el contactó de sus labios ajenos, le provocaba sensaciones inesperadas, diferentes a los anteriores besos, pues en aquellas ocasiones no había dejado ver un poco de su malestar.

Seamos sinceros apenas se habían declarado la verdad de lo que realmente dolía, pero Milo ya no soportarlo verlo así, y quería demostrarle que el sentimiento de amor puede logar cambiar cualquier dolor a algo que pueda afrontar de mejor manera.

Puede ser lo que planeaba no fuera la mejor opción, pero tal vez era necesario, tan solo esta vez.

Aceptando el beso, abriendo un poco su boca, para que la el invasor pudiera explorar su cavidad bucal

Escorpio no era alguien que fuera capaz de resistir aquella aceptación y no aprovechar para hacer sentir lo que presentaba.

Mientras se concentraba en devorar sus labios, sus manos aprovechaban para sujetar con fuerza su cintura y atraerlo más a él.

Aunque el décimo primero portara su armadura, eso no significaba que no fuera capaz de sentir el contorno de este, siempre se delineaba muy bien con lo que llevara su figura.

Cada segundo que pasaba el calor aumentaba, si bien el frio estaba presente en cierta forma, el elemento contrarió desprendido de ambos, hacía de las suyas en sus rostros.

Esos sonrojos fuertes, el hilo de saliva que se escapaba por la comisura de ambos, las manos del peli cerúleo traviesas, que en verdad ya necesitaba que esa armadura despojara el cuerpo contrario.

Y se lo hizo saber, apenas su soltando sus labios.

Como le excitaba ver ese rostro sonrojado de Acuario, que gozo con solo su boca en esos instante, la mirada perdida, la respiración agitada, la saliva que los unió por unos escasos microsegundos, mientras se separaban, sus ojos cristalizados por lo que solo un simple beso provoco.

-Si quieres que siga aliviando tu dolor, necesito que te quites la armadura- La voz seductora de Milo no se hizo esperar, sus ojos inyectados en una especie de lujuria y amor solo podían ser para el hombre de frente.

-Milo… ¿Esto es necesario…?- Quería recobrar un poco de su cordura y postura, pero le era difícil cuando el mismo presentaba una erección en su entrepierna, que la ropa le llegaba a apretar un poco.

-Tal vez no sea necesario, pero quiero demostrarte todo lo que siento por ti- Su voz ronca se dejó echar cerca del oído del peliaguamarina, mientras mordía levemente su lóbulo.

Esto fue un pequeño deleite en Acuario, una mordida leve, pero suficientemente apretad para provocarle un gemido.

Se debatía entre sus deseos más profundos, y su cordura.

Si se dejaba llevar por Milo, aceptaría amarlo. Pero eso era algo que ya hacía en secreto, peor estaba allí.

Por el contrario, tal vez si lo rechazaba el amor del Escorpión se volviera más frágil.

Sus dos opciones que solo el mismo se daba, le causaban una baja de guardia demasiado latente, quería de verdad estar con ese caballero dorado, lo quería a él. Pero… Sus miedos aún están destrozándolo.

Volvía a pensar que no se merecía ese placer que presentaba, lo que provoco que de sus ojos de nuevo brotaron lagrimas cristalinas, sus ojos abiertos, siendo presa de esa dulce mordida del contrario.

-¿Camus?- Al darse cuenta de que este lloraba, su expresión cambio a una de preocupación, ¿Tal vez fue demasiado lejos? No quería obligarlo de es amanera, no era su intención.

Quería hacerlo sentir bien, como él lo lograba cada vez que pensaba en ese Francés.

Cerró sus ojos, apretando sus parpados, al igual que su mandíbula y puños.

Deseaba dejar de sentirse culpable, dejar de sentirse mal, solo una vez, una maldita vez, y su fiera con la ayuda de Milo lo aceptaría, solo él podía ayudarlo.

Lo entendía en su corazón, aunque su mente lo quisiera torturar.

Se arrojó a los brazos del octavo guardián, una forma de desahogarse, de buscar el cuerpo ajeno, pero solo de aferro.

-Camus. Perdóname… No debí actuar como un idiota- Estaba preocupado, se alarmo demasiado ver actuar así al mago de hielo.

Como un susurro fuera su voz, se acercó al oído de Milo, no podía creer que diría aquello, pero sería capaz –Vamos a tu habitación… No podemos hacerlo aquí…- Sus mejillas rojas, tratando de ocultarse en su propio cabello, para no ser visto.

-¿Qué?- Ni el mismo se lo podría creer.

-Si quieres ayudarme, como tú has dicho…- Tomo un poco de aire, no podía minarlo a la cara después de eso –Enséñame a olvidar la culpa-

Sus ojos se ensancharon demasiado, que tuviera la afirmativa de quien más amaba y deseaba, lo hizo latir con fuerza su corazón, demasiado desbocado para reaccionar, pero no tanto como para ignorar su petición.

Lo sostuvo por la cintura, sus labios dibujaban una sonrisa de triunfo. Ambos fueron a los aposentos del dueño de ese templo.

Dejando el leve frio en el ambiente, conduciéndolo ahora a un nuevo destinó.

La puerta con seguro, nadie debía interrumpirlos.

Apenas si se apartó Milo del mago de hielo, pudo ver como este sin demora o pudor, se deshizo de la armadura, quedando en su ropa civil.

Lo veía como una bella obra de arte, en cada aspecto de su vida, pero al querer acercarse para besarlo, abrazarlo o hacer cualquier cosa, demostrando su afecto. El peliaguamarina, le dejo las cosas en claro de forma inmediata.

-No quiero demostraciones de amor, solo quiero dejar de sentir esta culpa- Dijo aquello, como si dejar el amor de lado fuera lo principal.

-Camus… No puedes negarme a demostraste lo que siento, lo que haremos será la forma más grande de amor que puede existir entre dos…- Fue interrumpido de inmediato.

-No quiero eso, solo tengamos sexo. Es lo que aliviara esto- Desvió su mirada, mientras se despojaba de su playera, subiéndola para dejar su pecho descubierto.

¿Cómo podía decir algo como eso?

Para el escorpión dorado, lo que quería hacer era el amor, no solo sexo sin sentimientos, él también tenía sus reglas del juego y las mantendría.

Esto no debía ser un castigo para el contrario, debía demostrarle que el amor es lo que puede curar todo si le das la oportunidad.

No dudo ni un segundo, la impulsividad era una parte de él, que predominaba siempre, y en esto no sería la acepción.

Lo sujeto fuertemente de los brazos extendidos para arriba, aun con la playera enredada en ellos, acorralándolo contra la pared, exigiéndole que lo mirara.

-Camus, lo que siento por ti es un sentimiento muy grande- Frunció el ceño con fuerza, al igual su agarre –No quiero solo tener sexo contigo, quiero demostrarte lo que siento con acciones, con palabras, con todo mi cuerpo, solo déjate llevar, yo haré todo-

-¡¡¡MILO!!! Aun no soy merecedor de tu amor… Pero… Podría ser merecedor de satisfacerte- Aun frunciendo su ceño, quería demostrar su punto.

-Ya me canse, de que pienses eso- No tardo mucho, quería que olvidara un segundo que él no debía cargar con esa culpa nunca más. Lo llevo a la cama, arrojándolo sobre esta.

La piel pálida de Camus hacia un hermoso contraste con las sabanas desordenadas del lecho del escorpión, de un color oscuro, se veía tan precioso.

Se despojó de la prenda superior, quedando desnudo de esa parte, pero decidió que era necesario quitarse todo de una vez, no perdería tiempo con eso más adelante, púes tenía planeado darle a entender a su amado que el amor se demuestra con acción y que se debe hacer bien.

-Aunque me pidas que no deba amarte o tratarte con cariño, yo lo haré…- Acaricio esa mejilla rojiza, avergonzado ese rostro por ese trato.

Un poco rudo, pero suave a la vez, difícil de explicar.

-Quiero hacerte el amor, quiero que disfrutes de esto, quiero que mis sentimientos llegue a tu corazón, que mis palabras inunden tus oídos, mis labios endulzan tu vida, mi olor te impregne y mi cuerpo te haga suyo- Una alma tan poética podría existir en un guardián tan despistado, solo por  ese hombre debajo de él.

-Milo, yo…- No pudo protestar.

Los labios del Escorpión capturaron los de Acuario con fuerza, esta vez mordió desprevenido el labio inferior, dejado que la sangre brotara.

La forma de amar de algunos puede ser desesperada, demándate, con fuerza y toscamente, pero aquello no quitaba que el amor estuviera allí, en su corazón y en cada tacto.

Sus manos exploraban la piel sensible del mago de hielo, no pedía permiso no lo necesitaba.

Había pensado si Camus quería solo sexo, significaba que estaba dispuesto, pero Milo le haría sentirse lo que es el amor.

Después de sentirse lleno de sus labios por ese momento, decidió bajar a su cuello.

Los gemidos no faltaban, pero al principio no se dejaron escuchar, fue demasiado profundo ese beso, que el aire le parecía faltar aun después de separarse.

Las mejillas sonrojadas, el sudor por el calor existente en el lugar.

Parecía que el frio hubiera dejado que se tornaría cálido allí.

El cuello fue mordido ferozmente, dejando los chupetones propuesto de la acción y unas marcas de mordidas en la clavícula, al dejará de aquel aquello, hundió su cabeza en el cuello del contrario, para aspirar su fragante aroma, que despedía ese cuerpo y el cabello.

No podía creerlo que estuviera en la intimidad con el décimo primero, con el amor de su infancia y vida entera.

-Hueles delicioso…- Un beso en su hombro recibió, para continuar.

-Milo… Esto es… Demasiado… Arrggg- No lograra terminar ninguna de sus frases, se lo había propuesto Milo, cada que intentara protestar o hacerse sentir menos, lo callaría con placer.

Los pezones rosados de Camus, fueron convertidos en un momento en zonas destinadas a hacerlo sentir bien.

Sus dulces gemidos, provocaban que el miembro al desnudo del peli cerúleo se pusiera mucho más duro.

Si bien quería seguir haciéndolo sentir bien, no podía perder más tiempo, quería poseerlo que fuera suyo de una vez y que nadie se lo lograra arrebatar.

Sus pensamientos eran demasiado posesivos, y hasta se podrían decir peligrosos, pero es su forma singular de demostrar su amor.

La desesperación en sus acciones, sus sonrisas picaras, esos toques descarados, dejaban fuera de combate a Camus con un simple roce.

¿Por qué la piel de Milo se sentía tan caliente contra la suya?

Podría quemarlo con solo un dedo sobre cualquier parte de su cuerpo.

Tal vez quería protestar, pero no podía, la satisfacción lo inundaba a cada segundo.

Pero si sentía tan bien en su cuerpo ¿Por qué sus lágrimas estaban brotando, cuando la penetración aún no había llegado?

Por estar concentrado en su labor, de ir despojando al Francés de su ropa inferior y que si bien lo logro, podría decir que casi rasgaba dichas prendas, verlo sin ellas fue mejor.

Y que el pene de este dejara ver su estado, le cautivo más.

Sin embargo aquello desapareció de nuevo al verlo gemir, llorar, cubriéndose el rostro por vergüenza.

Su expresión se suavizo, acercándose al rostro sonrojado, para describirlo.

-Camus…- Llamo con un tono tranquilo y sincero.

-Milo… No… Yo…- Ni siquiera capaz de articular palabra alguna, no lo lograba en lo más mínimo.

-Shhh…- Beso su frente, pidiéndole que callara d esta forma –Si el dolor es demasiado grande, puedo esperar a que, lo quieras de verdad-

Guardo silencio, esas lagrimas hablaban por si solas, pero aun su cuerpo desnudo reacción, abrazándolo con fuerza, aun estando acostado atrayéndolo hacia él.

-Milo… Yo te amo… Pero nunca podre perdonarme por todo eso, no puedo- Derramaba esas lágrimas, mientras la cabeza del peli cerúleo descansaba en su hombro.

-Déjame compartir tu dolor, deposítalo en mí, yo te aliviare cada palpitar doloroso- Se levantó levemente y beso sus lágrimas, no deseaba verlo llorar de tristeza, tal vez esta fuera diferente.

-Quiero intentarlo…- Sus ojos violetas estaban concentrados ahora en él, no retenía las lágrimas, pero a veces por unos segundos su corazón podía pedir lo que realmente deseaba.

-Lo hare de forma delicada, para que disfrutes, será hermoso para ambos- Que dulce se puede ver el escorpión, si aplica un poco de autocontrol, con las mejillas sonrojadas y una mirada de amor.

-Puedes hacerlo como te plazca, pero solo hazlo-

Si le gustaba que hubiera sido un poco rudo, si prefería ese trato a uno más suave. Pueden ser preferencias de cada quien o una forma simbólica de castigarse.

¿Hacer el amor no se supone que debe ser placentera?

Pero aquí pareciera que quería ambas sensaciones, placer y dolor que solo Milo podría darle.

-Me gusta mucho tu cuerpo, si me dejo llevar… Por mis instintos podría lastimarte- Se preocupaba ahora por ello, cuando ya había quitado cualquier prenda de ambos.

-¡¡¡SERA LA PRIMERA VEZ DE AMBOS!!! ¡¡¡¿QUÉ MÁS DA SI ES DELICADA O DURA?!!! ¡¡¡HAZME EL AMOR COMO MÁS QUIERAS, PERO SOLO HAZLO!!!- Hablaba su corazón desesperado por él, sus sentimientos guardados por años, la compostura lo había abandonado, pero estaba bien.

Primero las palabras lo desconcertaron, pero después entendió el mensaje.

No importaba el “Como” Importaba el hacerlo, y que ambos gozaran.

Quería preguntarle ¿Cómo fue que descubrió ese lado suyo?

Pero lo haría después.

-Como gustes cubito- Su sonrisa arrogante y mirada picara se volvió a presentar.

Dos dedos fueron ensalivados por Milo, no haría esperar al peliaguamarina.

Si quería que fuera por instinto lo haría como tal, pero debía prepararlo un poco.

No fue capaz de solo introducirle uno para dilatar el ano, si no que dos de golpe. Aquello arqueo la espalda de quien recibía.

Un gemido agudo se presentó, aferrándose a las sabanas y echando su cabeza hacia atrás.

No fue capaz de esperar, para hacer la simulación de tijeras para abrirlo un poco más.

Le gustaba escucharlo gemir.

Entienda, que lo ms probable esa fachada de hombre serio, tranquilo y calmado siempre, solo ocultaba que en su interior deseaba esto con desesperación y que hubiera jugado consigo mismo varias noches.

La masturbación puede ser una forma de liberar el estrés que constantemente están a diario.

No podía esperar más, ver esa escena tan obscena y preciosa a partes iguales, le provocaba palpitaciones fuertes en su miembro, que estaba más que dispuesto a poseer la entrada del contario.

Y si seguía así, lo más seguro es que Camus se viniera pronto, lo estaba gozando solo con dos dedos en su interior.

No perdería el tiempo, mucho ya perdió en el pasado, ahora era necesario, ser brusco, solo un poco más.

Retiro aquellos intrusos de esa dulce entrada y sin previo aviso al otro.

Lo comenzó a penetrar con fuerza.

De una sola vez, entro todo el pene de Milo en Camus, haciendo que su gemido fuerza más sonoro.

-Haaaaagggg… Milo… Eso… Dolió…Haaaaa…- Gimió con fuerza, mientras trataba de tener una respiración correcta, pero no había forma solo podía seguir agitada, su corazón palpitando tanto, sus mejillas rojas, y las lágrimas brotando como pequeña lluvia de estrellas.

El placer inundaba a ambos, Escorpio no alcanzaba a escuchar ese reclamo, estaba concentrado en cómo el interior de Camus lo estaba haciendo sentir tan bien, solo al estar dentro.

Quería moverse y lo hizo así, rápido con un ritmo muy marcado.

El sonido de ambas pieles chocando, es un deleite para los oídos de quien estaba embistiendo.

-Camus… Eres perfecto para mí… Yo te amo…- Aun su corazón dejaba escapar esas palabras, aunque su mente estuviera lejos sintiendo cada embestida tan agradable en su cuerpo.

-Ca…lla…te… Haaaaaa… Eres… Muy… Haaaaa…- Se estaba sosteniendo de las sabanas con una mano y la otra sujetando la almohada, necesitaba algo que morder, su labio inferior era lo único que logro alcanzar, para que no dejara escapar esos gemidos vergonzosos.

Grave error, ver eso en su amado, esa linda expresión de que le gustaba aquello, le obligo a ir mucho más rápido, si era posible así… Pero sin ningún tipo de cuidado, pues las embestidas siendo tan toscas.

Unos roncos sonidos de los labios de Milo salieron, gemidos más graves, que podían significar que adoraba esa sensación, que solo Acuario le estaba provocando.

Los minutos pasaron de esa manera, ambos disfrutaban del cuerpo ajeno, cada sensación que podían compartir y dedicarse, las palabras no eran necesarias, solo los gemidos, esos sonidos de las pieles chocando, el olor a sudor  de ambos combinándose era suficiente para demostrar disfrute.

Camus sentía que su cuerpo necesitaba liberarse.

-Mi… Lo… Estoy… Por… Haaaaaa…- Las embestidas aumentaron, sin previo aviso.

-Camus, yo igual… Siento que pronto llegare…- Levanto con uno de sus brazos el tórax del peliaguamarina, para acercarlo a el –Vamos a venirnos juntos… Por favor…- Ese ruego fue necesario, quería compartir más con el mago de hielo.

-Haaaaa… Es… Ta… Bien…- Su mente solo coordinaba algunas palabras entrecortadas.

Unas embestidas más, con fuerza, nunca bajaron la intensidad, hasta que… Un espasmo que surgió en ambos al mismo tiempo, se logró desatar con el clímax de ambas venidas.

El semen de uno en ambos abdómenes salió tan tibio.

El otro dentro de Acuario, fue demasiado en ambos.

La respiración agitada, por haber llegado a ese punto te placer mayor, mientras que Milo sostenía su cuerpo y el de Camus, sentía que había llegado al mismo cielo, en el cuerpo ajeno, sintiendo que era tan feliz.

Quería ver el rostro de su amado cubito, pero este se encontraba mucho más agotado.

Lo pudo ver en sus ojos entrecerrados, apoyada su cabeza en su pecho.

Sabía que había sido demasiado brusco, pero no lo pudo evitar, en verdad quería hacer el amor solo con ese hombre tan terco y aguerrido ano demostrar lo que en verdad sentía.

Lo dejaría descansar, aunque estuviera deseando una segunda ronda, pero posiblemente, y aunque lo negara después, siendo evidente todo, el cuerpo de ese ser amado es más frágil de lo que aparenta.

-Te amo… Milo…- Esas palabras se escucharon provenir de esa dulce boca, que desprendía leves hilos de sangre, por aquella mordida y querer ahogar los gemidos.

Aquello provoco que lágrimas de felicidad salieran del Escorpión dorado, abrazándolo con fuerza, para que ambos cuerpos poco a poco se fueran depositando en la cama.

No era muy tarde, pero al día siguiente necesitarían energía, Milo ya no lo dejaría escapar jamás.

-Duerme mi cubito… Ahora yo te protegeré de todo- Beso sus labios, para entregarse al sueño como su amado.

El plan que tenía, aun podía ser de utilidad, necesitaba preguntarle de manera linda y vergonzosa si quería ser su novio.

Lo haría al día siguiente, pensaba que sería demasiado lindo.

---Había pasado poco más de un año---

Y nuestra pareja se encontraba en una misión sumamente importante.

Pues lamentablemente, el embarazo que Camus presentaba, corría mucho peligro de un aborto.

Todo gracias a que el discípulo de este, no hubiera llegado a tiempo de su misión.

Se había preocupado demasiado, era un torrente de emociones y hormonas a partes iguales, dejado atrás su semblante de hombre frio.

Y aunque Milo, tratara de calmarlo, no había logrado tener resultados positivos.

Pues ahora, estaban en esa habitación en el templo de Escorpio.

Ya que era el templo más cercano a la bajada de ambos.

La Diosa de los partos Ilitia, había llegado cuando sintió aquella amenaza.

Todo el embarazo de Camus, había corrido peligro desde el primer mes, pero gracias a eso, ambos habían superado grandes conflictos y su amor supero pruebas muy grande.

Ahora tendrían que superar una más grande y dependía solo de Camus en esta ocasión ser lo suficientemente fuerte, para traer esta vida a un mundo lleno de bien y mal.

-Camus… Temo, que si te induzco al sueño… Ya no despiertes…- La Diosa, hacia lo mejor que podía, él bebe en camino, los segundos solo eso quedaban… Uno solo y pidió significar la muerte de ambos.

El dolor enmarcado en su rostro, las lágrimas de impotencia por no ser más útil en ese momento, su vientre estaba punzándole, pero temía más por la vida de su hijo.

-No… Lo… Necesito… Solo hazlo… Salva a nuestro hijo…- Podía decir aquellas palabras muy apenas, se había dedicado a aguantar lo mejor que podía, ya no lo había más tiempo.

-Entendido, tratare de ser lo más rápida posible- Se posiciono en el lugar correspondiente y empezó hacer uso de su poder, abrir con cuidado la piel y buscar a la criatura.

-Resiste por favor…- Se dirigió a la Diosa, estudiaba cada gesto, se alarmo al darse cuenta de que sus ojos color miel, se ensancharon por un momento, frunciendo el ceño -¿Qué pasa?-

Levanto levemente la mirada –No… No puedo… Sentir el cosmos de su hijo…- Dijo esto, tratando de localizar a la criatura, temía que fuera demasiado tarde.

-¿Qué?- Su voz se estaba quebrando, pero la debía bajar para que Camus no alcanzara a escuchar, aquello podría alterarlo.

-Por favor… Camus, sé que estoy pidiéndote demasiado en tu estado, pero… Necesito que concentres todo tu cosmos en tu vientre- El sudor en su frente se denotaba, era su último recurso.

-Haaa… ¿Esta bien mi hijo…?- Su sollozo, con su mueca de dolor, demostraba la preocupación de esa débil criatura.

-Solo necesita encontrar el camino a este mundo- Trataba de sonar tranquila, aunque miraba a Milo que sabía la verdad de lo ocurrido –Tu debes de intensificar tu cosmos de igual forma y brindársela a ambos-

El escorpión, estaba alterado, ya se imaginaba lo peor y las lágrimas no podían hacerse esperar, pero un poco más de tiempo ser fuerte y lo lograrán ambos –Si-

Incluso ella mismo, concentró su cosmos, para que él bebe pudiera estar bien.

En este momento el comos de la madre y él bebe corrían mayor peligro, con la ayuda del padre, sería menos complicado y por primera vez en todo esto, ella misma prestaba algo del propio para que esa criatura naciera.

Sus ojos buscaban algún signo que le diera donde estuviera de manera eficiente.

Un segundo basto, para encontrarlo de nuevo ese débil cosmos que volvía a la vida.

Por un instante parecía que esa estrella hubiera regresado.

Suspiro aliviada, pero no podía cantar victoria.

Actuar lo más rápido posible, para evitar las consecuencias y que el cuerpo masculina tuviera más desgarre y dolor que estaba presentando.

Sus manos usaron el cosmos paterno, parar conducirlo y así pudo llegar a ella.

Dentro del caso amniótico se veía tan pequeño, mucho más que los anteriores que había recibido, apenas si respiraba con dificultad y su llanto muy débil.

Al sacarlo pudo notar que sin duda el pequeño, necesitaría mucho de sus padres para recuperarse. Ellos podrían, confiaba en eso.

Aún permanecía conectado a Camus, por el cordón umbilical.

Sabía que donde podría estar mejor era en brazos de las dos personas que más lo amaban.

Con cuidado lo entrego a su padre, el peli cerúleo, pudo ver a su primogénito, al fruto del amor entre Acuario y el.

Demasiado pequeño, para ser verdad, tan frágil, que temía dañarlo con sus toscas manos.

-Tómalo… Es de ambos- Aun tenía la misión de salvar la vida de Camus, aunque ningún lo supiera. Debía actuar natural y darle las tijeras con las que cortaría ese vínculo.

-¿Qué hago con esto?- Milo tan torpe en sus acciones.

-Corta el cordón… Yo… Quiero verlo- Quería estirar sus brazos, pero aquello lo dejo agotado.

-Pero lo lastimare…- Tenia tanto miedo de hacerlo, pero era necesario.

Al hacerlo, la sangre como era costumbre no hizo presencia, el fuerza de esa Diosa protegiera a ese bebe al igual que las herramientas que ayudaban todo esto.

Mientras Ilitia, se ocupaba de cerrar y currar aquella abertura en la piel de Camus, discretamente prestaba un poco de su cosmos, suficiente para que el onceavo guardián estuviera a salvo.

Hacerlo esto, la debilitaría mucho, pero no dejaría que a ellos les pasara nada.

-Milo… Déjame verlo…- Pedía suplicante, su voz se notaba tan agotada, sus ojeras se veían, el sudor se presentó, pero nada de eso importaba a al querer conocer a un ser que llevaste dentro tuyo siete meses.

-Es tan pequeño… Y hermoso…- Contemplaba a ese ser, tan frágil. Acercándose a su amado, sosteniéndolo para que lo vera y lo tocara.

-Hola…- No sabía que decirle, sentía su corazón estremecerse por tenerlo delante suyo.

La Diosa después de cerrar la piel y ver que todo estaría bien, que al fin de cuentas ya solo el tiempo dirá como saldrá todo.

Camus estaba fuera de peligro, pero eso no significara que pudiera hacer lo que le plazca.

En esta ocasión tuvo que interrumpir el momento familiar, para dar indicaciones. Más que el pequeño bebe nacer fuera de tiempo, traería unas complicaciones, pero nada de qué alarmarse.

Dicho y hecho todo, se retiro debía darles espacio, descansar era lo único que se necesitaba y ella igual. Más era feliz de que todo estuviera estable.

Obvio las preguntas fueron arrojadas, todos los demás deseaban saber de ese pequeño.

-Camus… ¿Te sientes con fuerza para sostenerlo?- Preguntaba, debía saber si podía darle al bebe, que estaba llorando un poco quedo y moviéndose.

Se acomodó un poco, apoyándose de Milo, para estar a una mejor altura –Creo que si- Extendió sus brazos.

-Creo que tiene hambre- Escorpio dijo esto sonriendo, al ver como por instinto buscaba en el pecho de su ahora madre.

-Voltéate…- Sonrojado, no podía descubrirse el pecho el daba pena.

-Cubito… Te conozco perfectamente, así que verte alimentar a nuestro hijo, no será nada diferente- Su típica sonrisa pícara regreso.

-Camil no va a compartir contigo- Frunció el ceño, sosteniendo al mencionado cerca de su pecho.

-Me sorprende, que pueda comer… No se supone… Que al ser prematuro… ¿No podría?- Escorpio hizo su tarea, investigo con tiempo todos los escenarios posibles.

-Lo mismo me pregunto…- Camus, observaba al pequeño, aun no poseía un color de piel natural, esa tonalidad morada permanecía en el recién nacido, sus cabellos iguales a los de su padre en color, sus ojos no los había abierto, parecía no querer hacerlo aun.

-Es nuestra estrella, su nacimiento fue difícil, pero es fuerte, porque lo amamos- Abrazo a ambos con suavidad, debía protegerlos ahora.

-Sí, puede que tengas razón- Le dio un beso en los labios.

Sorprendiendo, a veces que el onceavo diera un beso de la nada, era tan extraño, su mirada puesta en este.

-Es mi forma de ser espontaneo y decirte que te amo- Ese sonrojo no se iría nunca.

Milo de escorpio, aquel sufrió tanto por un amor que al principio creyó que no fuera correspondido.

Que tuvo tantas dificultades, decepción, miedos y al final logro estar con ese hombre frio que le robo el corazón y nunca se lo devolvió.

Aunque este último quería hacerlo, tampoco podía dejarlo ir.

El frio anhelaba con toda su fuerzas al escorpión venenoso.

No quería aceptarlo, pues pensaba que merecía solo sufrir en silencio, que todo lo malo era su castigo y estaba bien.

Pero el mismo se enteró que su destino no debía ser solitario y sombrío, si no que puedes perdonarte a ti mismo por cosa del pasado, que ya no te representan, pasaron y aprendes de todo eso.

Tu pasado te enseña cosas, pero no te define del todo, lo que hace eso, es como logres superarlas y comprendas que todo aquello es la vida misma, diciéndote que eres humano y cometes errores.

Enmendarlos es tu responsabilidad.

Mas nunca te castigues de mas, solo vive, ama y se feliz.

Lo comprendió Acuario.

Lo entendía Escorpio

Y al final un hijo de esa combinación fue el resultado que más deseaban, aun contra todo pronóstico, estaba aquí con ellos y seria la pequeña luz que siempre los iluminaría, como ellos serán de él.

Notas finales:

Buenos días, tardes, noches, ¿Que hora es? ¿Quien me ha robado el reloj? ¿Como están el día de hoy mis terrones de azúcar? Yo me ecuentro super feliz, cargadisima de buenisima vibra. 

Dios estoy tan feliz, estuve muy activa toda la mañana, en verdad creo que mi carga de energía esta demasiado alta, jajajajajajaja se le llena hiperactividad, nel es que tengo tanta energía de sobra siempre que creo lograr hacer tantas cosas. 

En fin ya fue demasiado.

¿Que les pareció este final para Milo y Camus? Por fin conocemos como nació Camil y lo difícil del parto.

Tanto que la Diosa Ilitia, tuvo que hacer algo que casi nunca había hecho, o bueno nunca pues los partos masculinos no los había visto nunca, y los anteriores habían sido inducido el sueño.

Aquí tuvo que probar de esta manera, para que Camus ayudara, junto con Milo.

Ademas que esto tómenlo en cuenta para cuando llegue, la otra... Bueno ya lo sabrán. Jajajajajaja

Como saben pueden hace preguntas para cada pareja y personaje por separado de igual forma, pues ya falta poco para concluir.

También paso para recordarlas los fic's que están concursando y los terrones de azúcar que lo están, por su gustan ir a leerlos y apoyarlos, debemos darnos mucho amor:

IsaBellaCatSan: https://www.wattpad.com/927207116-amistad-la-base-del-amor

aries_chanmimi: https://www.wattpad.com/921028459-una-visita

touka977: https://www.wattpad.com/923752639-%C2%BFlos-amigos-pueden-ser-amantes-capitulo-%C3%BAnico

AMMUTEIKOKUYUDAINA: https://www.wattpad.com/923796904-capitulo-1-un-d%C3%ADa-como-ni%C3%B1os

Bueno, deseo suerte a todos los terrones de azúcar. Si alguien mas concursa, haganmelo saber, para leer y apoyar.

La pregunta del día de hoy sera la siguiente: ¿KanonXSorrento? ¿RadaXKanon? Cual prefieren. Yo aquí, estoy dividida de verdad, en algunos me gusta con Sorrento y en otros con Rada, todo depende de que tengas ganas de leer o crear jajajajajaj pero quiero saber sus opiniones mis terrones de azúcar.

Muchas gracias por seguirme y apoyarme, en verdad se los agradezco.

Bueno, paso a retirarme debo hacer un montón de cosas y aun me falta poco menos de la mitad.

Por ende, me voy y nos vemos mañana para "Mi Único Deseo"

Ammu se va. 


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