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Azkaban por Liss83

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Fred lloraba en silencio acostado en una de las camas de la enfermería mientras la encargada del lugar, la doctora Pomfrey, lo curaba

 

 

 

-          ¿Es que acaso esos imbéciles no te advirtieron nada? – dijo la mujer

-          Me hablaron de él – dijo Fred conteniendo sus lágrimas – pero no me dijeron…

-          ¿No te dijeron como funciona este lugar? – dijo Pomfrey sorprendida

-          ¿A qué se refiere? – pregunto intrigado

-          El Alfa manda absolutamente en este lugar – dijo la doctora – Azkaban es su burdel particular. Hace y deshace a su antojo

-          ¿Qué? ¿Pero y los guardias? ¿y el alcaide? – pregunto Fred

-          Ya aprenderás como funciona todo aquí – dijo Pomfrey – pero ¿me aceptas un consejo? – y el hombre asiente tragando saliva – escuche que le gustaste. Que fuiste… muy “hembra” – y Fred cerró los ojos – procura que su interés en ti no se pierda

-          ¿Me está diciendo que sea su…? – dijo indignado

-          O eres exclusivo del Alfa… – dijo la mujer – o eres de todos. Cualquiera te tomaría, en cualquier lugar. Tiene una oportunidad de oro – dijo con voz suave –. Si logras que el Alfa pierda la cabeza por ti, serás intocable, si no… solamente una ramera más… con cerca de trescientos clientes que te lo exigirán todo quieras darlo o no. Piénsalo. Descansa ahora – y se aleja

-          ¿En dónde te metiste Fred? – susurro cerrando los ojos y exhalo

 

 

 

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Tres días después de lo ocurrido en la duchas, la doctora Pomfrey le dio el alta y Fred se dirigió a su celda escoltado por uno de los guardias. Se acostó boca abajo en la cama procurando moverse lo menos posible

 

 

 

-          ¿Cómo sigues? – dijo una voz desde la puerta pero él solo guardó silencio – te lo advertí – dijo Albus – y ahora es peor

-          ¿a qué se refiere? – dijo Fred mirándolo sorprendido

-          Te está esperando – dijo el anciano –, ordenó que nadie puede tocarte. Eres su nueva cachorra exclusiva – y Fred cerró los ojos – eres privilegiada. Ahora eres intocable

-          ¿Exclusiva? – pregunto Fred temiendo la respuesta

-          No te sorprendas si al salir te traspasan a su celda – dijo el anciano sentándose a su lado

-          La doctora dijo que aquí todos… – dijo Fred con un hilo de voz – ¿usted…?

-          Todos recibimos la bienvenida que tú recibiste – dijo Albus –. Después de ella, algunos reciben la “atención” constante del Alfa y otros solo debes en cuando. Eso sí, en tu cumpleaños, él… siempre te felicita

-          ¿Usted tiene su…? – dijo Fred – ahora que recuerdo, ese día dijo…

-          Anoche…, en la cena – dijo Albus – la pase bien – concluyó con una sonrisa

-          Lo violó – dijo Fred sorprendido – ¿Cómo puede decir tan campante solamente que “la paso bien”?

-          Llevo treinta años en este lugar – dijo Albus respirando hondo – tuve que asesinar a quien amaba más que a mi propia vida. Por años nunca pensé que…

-          ¿está enamorado de ese monstruo? – dijo Fred sorprendido

-          Si fuera treinta años más joven – dijo Albus sonrió – pelearía a muerte contigo, como tal vez lo hará Barty

-          ¿Quién es Barty? – pregunto preocupado

-          Hasta ahora – dijo Albus – la cachorra favorita del Alfa. Incluso más de una vez han hecho tríos

-          A mí no me interesa hacer trio o que ese desgraciado – escupió Fred

-          Qué bueno saber eso – dijo entrando con una navaja en la mano un hombre alto y desgarbado con una cicatriz que le cruzaba toda la cara – porque vengo a dejarte en claro que si intentas acaparar al Alfa, tal vez… sufras algún… “accidente”

-          No me interesa tu “Alfa” – dijo el ex policía con ironía – así que quédate tranquilo

-          A todos les interesa el Alfa – dijo el hombre

-          Yo solo quiero cumplir mi condena tranquilo – dijo Fred

-          Más te vale prostituta – dijo el hombre – nadie me va quitar lo mío ¿está claro?

-          Ya basta Barty – dijo Albus – o le diré al Alfa que estas molestando a su favorita

-          ¿su favorita? – gruño el hombre de cabello largo – ni volviendo a nacer – y luego de lanzarle una mirada asesina a Fred salió de la enfermería

-          Y eso fue tu rival – dijo Albus

-          Yo no tengo rival – dijo Fred mirando hacia la puerta por donde Barty había salido

-          Mmm… seguro de ti mismo – dijo con una sonrisa torcida en los labios – me gusta. El Alfa caerá completamente rendido a tus pies – y Fred lo miro molesto

 

 

 

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A la hora del almuerzo todos hacían fila en el comedor para recibir su ración de comida. Varia veces se habían metido en la fila como si él no estuviese al final del ella. Había intentado reclamar, pero no le interesaba armar una pelea donde seguramente él terminaría en la celda de castigo, ya le habían dicho que eso solo aumentaría sus probabilidades de ser visitado por el Alfa

 

 

 

-          ¿Qué hay de comer? – dijo una voz que se abrió paso como si fuese un parteaguas

-          Alfa. Alfa. Alfa – decían todos abriéndole paso

-          ¿Qué hay de comer? – dijo Fenrir a medida que avanzaba con paso seguros hasta el mesón

-          Frejol con puré de papa, Alfa – dijo Filch

-          Sírveme – ordeno – dos raciones separadas

-          ¿Quién será el afortunado de comer con mi Alfa? – pregunto Seamus de manera coqueta

-          Mi cachorrita – dijo Fenrir  sonriendo –, aun esta algo débil de su vista a la enfermería y debo consentirla. Es que está en sus días – dijo guiñando el ojo y todos rieron –. Cachorrita – llamo con voz dulce mientras caminaba hacia la mesa en el medio del salón – trae tu plato

-          Claro, Alfa – dijo Barty sonriendo y saliendo de la fila

-          Tú no, imbécil – gruño Fenrir –. Vamos, date prisa. Tengo hambre

-          Creo que te habla a ti – le susurro Harry a Fred – no lo hagas esperar

-          ¿Yo? – dijo este sorprendido

-          Camina – ordenó el hombre

-          Si Alfa – dijo tímidamente mientras salía de la fila con la cabeza gacha bajo la mirada atónita de todos

-          ¡Alfa! – dijo Barty sorprendido mientras todos exclamaban su sorpresa

-          Aquí tienes – dijo Filch

-          Gracias – susurro Fred y se encamino hacia la mesa donde segundos antes se había sentado Fenrir

-          Ahí no – dijo este cuando el pelirrojo se iba sentar frente a él – ven aquí – y se golpeó suavemente el muslo derecho – Fred miró hacia todos lados y más de uno de manera disimulada lo animaba a obedecer – no me hagas esperar – con pasos temblorosos el pelirrojo se encamino hacia el hombre y deposito su charola al lado de la del otro para sentarse en su muslo – empieza

-          ¿Qué hago? – dijo Fred nervioso mientras su cintura era rodeada por un brazo

-          Comamos – dijo Fenrir –. Un bocado yo, un bocado tú

 

 

 

Lentamente levanto un poco de puré con frejol en la cuchara y cuidadosamente se la dio al hombre en la boca que tenía los ojos clavados en su rostro

 

 

 

-          Guediciosu – dijo Fenrir sin dejar de masticar – wome – y Fred se llevó lentamente una cucharada a la boca – ¿Te gusta? – pregunto después de tragar

-          Mucho – dijo Fred  sonriendo después de pasar la comida

-          Eres… tan hermoso – dijo Fenrir acareándole el rostro dulcemente – ¿Qué fue eso? – dijo deslizando sus manos a cada muslo del chico – así que te enciende ser tratado como una muñequita te porcelana – y las mejillas del chico se encendieron bellamente – muy bien – dijo sonriendo – esta cachorrita es la nueva princesa de Azkaban y como tal le van a rendir pleitesía

-          No es necesario, mi Alfa – dijo Fred con voz tímida – me basta hacerlo feliz

-          ¿Enserio? – dijo Fenrir sonriendo mientras levantaba una ceja y el chico bajo el rostro – coman – ordeno a voz en cuello –. Dame más – ordeno con voz baja y Fred le dio una nueva cucharada antes de él comer otra mientras la mano que estaba sobre su muslo derecho subía peligrosamente hacia su entrepierna

 

 

 

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Entró corriendo al baño y corrió hasta el último cubículo. Se encerró y devolvió todo lo que tenía en el estómago mientras sus lágrimas caían a raudales por su rostro. No solo lo habían violado, sino en cuanto salió de la enfermería lo habían vuelto a marcar públicamente como prostituta. “¡Por Dios!” Pensó mientras se dejó resbalar hasta quedar sentado en el suelo

 

 

 

-          George – sollozo cuando un golpe en la puerta lo sobresaltó

 


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