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Encuentro trascendental por Katt-chan

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Notas del capitulo:

¡Espero que lo disfruten!

“¿Tobio?” Oikawa se levantó del sofá para acercarse al joven, mientras este fruncía el ceño con más dureza. “Lo siento mucho, no debí decirte esas cosas.” Dicho eso, se preparó para abrazarlo, pero el menor lo detuvo empujándolo con delicadeza con sus manos sobre el pecho de Tooru.

“No…” Murmuró Kageyama con una pequeña mueca de repulsión.

“Entiendo si estás molesto conmigo, pero-”

“No, no es eso. Es que… apestas…” Las palabras serias y levemente tímidas del pelinegro hicieron que los otros tres muchachos de Seijoh comenzaran a reírse en la cara de su capitán. “¿Podrías tomar un baño?” Tooru intentó ignorar a sus compañeros, y tomó suavemente a su pareja del brazo para alejarlo del resto.

“¿No crees que es más importante que hablemos?” Dijo el castaño en un tono bajo.

“No, realmente necesitas bañarte. Por favor.” El bufido ligeramente burlesco del pelinegro le hizo pensar que no estaba tan molesto como creyó que estaría hace unos minutos atrás. “Después hablamos, no me iré a ninguna parte.” Ya más tranquilo, asintió con la cabeza y se acercó para darle un besito en la mejilla al otro, pero fue alejado nuevamente. “Tal vez después de que te bañes…”

“Ya, apestosin, te llevaré al baño y te daré una toalla limpia.” Dijo Matsukawa haciendo el ademán de que lo siguiera.

--

Después de que Oikawa tomó una ducha, se sintió más refrescado y despierto. Se dirigió con rapidez a la sala de estar de la casa esperando encontrar al pelinegro para solucionar las cosas con él, pero el lugar estaba vacío. Contrariado, se quedó pensando en donde podrían estar, cuando escuchó parloteo y risas que venían del comedor. Partió hacia allá para ver a sus compañeros comiendo animadamente junto a su pareja. Hanamaki fue el primero que se dio cuenta de su presencia.

“Ven a sentarte, ¿qué esperas?” Le dijo este animado, haciéndole señas para que tomara un lugar alrededor de la mesa. Al mismo tiempo, Tobio se levantó y comenzó a servir un plato para él en silencio. El capitán obedeció algo aturdido, para luego recibir el alimento. Kageyama rápidamente se fue a sentar y continuó comiendo. Reconoció que el aspecto de la comida era muy característico de la mano de su pareja. Entonces… no solo se había aparecido en la casa de su compañero de la nada, sino que había incluso cocinado y compartido con ellos mientras él dormía aparentemente. ¿Cuándo sucedió eso? ¿Cómo sucedió eso?

“Tenías razón, Oikawa. Kageyama cocina realmente bien.” Matsukawa comentó mientras comían.

“¿Cuándo te dije eso?” Preguntó el castaño confundido.

“Eres tan estúpido…” Iwaizumi murmuró mientras lo miraba con desprecio. “¿No recuerdas que lo dijiste cuando nos empezaste a dar la lata anoche?” Oikawa abrió mucho los ojos al escuchar esto, intentando hacer memoria de ello.

“¿…No…?” Respondió finalmente al no tener éxito.

“Mejor come, Oikawa-san.” Kageyama dijo serenamente con su vista fija en su plato.

Una vez que terminaron su almuerzo, la pareja se trasladó hacia la sala de estar de la casa mientras los muchachos de Seijoh estaban en la cocina ordenando y lavando la loza. Ambos se sentaron en el sofá en silencio. Pasaron varios minutos incómodos en los que se reusaban a mirarse, hasta que Oikawa adquirió algo más de confianza y se preparó para hablar.

“Tobio…” Comenzó entonces el castaño. “Ayer estaba frustrado porque había tenido un mal día, lo que te dije no fue en serio. Perdón por irme así de tu casa… Me excedí...”

“Debiste decírmelo cuando te pregunté sobre tu día.” El pelinegro murmuró mirándolo tímidamente.

“No quería hablar sobre ello, solo quería pensar en otra cosa.”

“Está bien. Entiendo.” Kageyama tomó una bocanada de aire mientras bajaba la cabeza. “Perdón por hacerte creer que no confiaba en ti.” Dijo con algo de vergüenza.

“No, Tobio, yo-”

“Yo sí confío en ti y no quiero que creas que no.” Le aseguró seriamente. “Hinata me había dicho que era una tontería que me preocupara por eso, y que, si conversaba contigo, tú me dirías lo mismo…” Oikawa lanzó una risita al oír la declaración tímida de su pareja y comenzó a jugar con flequillo.

“Ese enano para ser tan estúpido, es bueno aconsejando.”

“No sé si tanto… mira como terminó todo…” Kageyama masculló frunciendo el ceño. “No debí abrir la boca…”

“Tobio, espera…” El capitán tomó sus manos antes de seguir con seriedad. “Está bien que hables conmigo si tienes preocupaciones o te sientes inseguro. Aunque a veces seas algo cruel y desubicado, lo directo que eres es una de tus mayores cualidades.” Ante lo dicho, el menor hizo una pequeña mueca. “¿Ahora sí me dejarías besarte?” Kageyama intentó reprimir una sonrisa para luego acercarse más al otro, mientras el castaño tomaba su mentón para darle un suave y casto beso.

“Puedes hacer algo mejor que eso…” Susurró el pelinegro acercándose nuevamente, dándole un beso más apasionado a Tooru. Ambos se acomodaron mejor sin romper el contacto, en tanto el castaño mantenía sus manos sobre las caderas del otro y Tobio tiraba de su polera con una mano en tanto enredaba los dedos de la otra en los cabellos castaños.

“Oigan, no me hagan tirarles agua.” Al instante, los muchachos se separaron para encontrar a Matsukawa mirándolos con inexpresividad.

“Perdón, Matsukawa-san.” Dijo un avergonzado Kageyama sin atreverse a mirar al dueño de casa.

“Matssun, nos estás interrumpiendo.” Oikawa le reclamó con frustración.

“Esa era la idea.”

“¡Lárgate!” Le terminó gritando el capitán mientras le tiraba uno de los cojines del sofá y el chico desaparecía, dejándolos nuevamente solos. “¿Por qué siempre que nos estamos reconciliando alguien nos interrumpe…?” Tooru masculló de mala gana.

“Bueno, pero, estamos bien, ¿cierto?” Confirmó el pelinegro, recuperándose del bochorno.

“Sí, todo bien. Y para demostrártelo, ¿Qué tal si hacemos una promesa?”

“¿Qué clase de promesa?”

“Independiente de lo que ocurra mañana, nos juntaremos en la noche para celebrar al ganador.” Kageyama se quedó en silencio un largo rato.

“No creo que sea buena idea.” Sentenció entonces, para sorpresa de su pareja. “Un equipo ganará y el otro perderá, es importante para ambos, y si llegara a perder mañana… no sé si podría estar con el ánimo de celebrarte.” Tobio dijo seriamente. “Me gustaría celebrarte si eso pasa, pero la última vez que nos eliminaron no me sentí con ganas de nada por varios días, entonces… ¿No sé si se entiende? Pero si fuese al revés, y Karasuno ganara y ustedes perdieran, entendería si quisieras estar solo por un par de días. No me importa, solo mientras sea un par de días y sepa que estés bien.”

Oikawa escuchaba atentamente la explicación del menor. Era como si le recordara por qué le era tan refrescante estar con el muchacho. Él entendía la importancia de todos y cada uno de los partidos que jugaban, porque era el deporte que amaban. Entendía que perder un partido si bien no era fin del mundo, sí implicaba un duro golpe, que como cualquier otro necesitaba su tiempo para sanar. Así, terminó sonriendo con cariño.

“Tienes razón, Tobio. No podemos forzar nuestros sentimientos.” Le dijo con resignación. “Así que, déjame reformularte la promesa. ¿Qué te parece si nos comprometemos a darnos señales de vida por mensaje al menos una vez al día hasta que estemos listos para celebrar al otro en caso de perder?”

“Eso suena mejor.” Al oír la respuesta del pelinegro, Tooru se volvió a acercar para darle un rápido en la comisura de sus labios y luego lanzó un suspiro relajado.

“Me siento tan aliviado ahora que solucionamos esto.” Le dijo feliz el capitán. “No puedo creer que los muchachos te hayan llamado, pero que bueno que lo hicieron.” Después de decir esto último, Kageyama lo miró con el ceño fruncido.

“Tú… ¿De verdad no recuerdas que pasó anoche?”

“¿De qué hablas?” Hubo un breve momento de silencio en el que ambos chicos se miraban con confusión, hasta que el menor lanzó una bocanada de aire y comenzó a hablar.

“Después de que te fuiste de mi casa, estaba algo confundido por todo lo que había ocurrido, y no sabía si debía llamarte o no…”

 

--Flash Back--

Kageyama se fue a acostar una vez que terminó de ordenar las cosas. Se suponía que el castaño se quedaría ahí esa noche, pero aparentemente lo había insultado y se había ido de su casa ofendido. Se sentía muy culpable. Tal vez necesitaba una reafirmación explícita de su parte, pero nunca quiso que su pareja creyera que no confiaba en él.

Miró su celular detenidamente, mientras se debatía si llamar a Tooru o no. En eso, llega un mensaje de Hinata.

Hablaste con el GranRey??”

Al leerlo, frunció el ceño. No volvería a escuchar los consejos de ese enano. Se dispuso a dormir, sin embargo, estuvo un largo rato mirando hacia el techo con el pecho apretado. Sí, se sentía ligeramente angustiado. Entonces volvió a sentarse en la cama y tomó su celular para notar que eran casi las 11 de la noche.

“No le mataría mandarme un mensaje para saber que está bien… el muy imbécil…” Masculló Tobio, para luego detenerse contrariado. ‘Creo que acabo de sonar como Miwa…’ Terminó por sacudir su cabeza frustrado mientras sentía como sus mejillas ardían. “Que se joda. No era para que se fuera así y no tengo por qué desvelarme preocupándome por él.” Se dijo a sí mismo mientras se volvía a recostar bruscamente. “Sí… que se joda solo esta noche, para que vea cuánto me importa.”

Pasaron unos minutos más, cuando volvió a sentarse en la cama y tomó su celular.

“Maldito Tooru…” Murmuró mientras abría la aplicación para escribirle un mensaje. Justo en ese momento, su celular comienza a sonar y su corazón dio un vuelco cuando vio en la pantalla el nombre de su pareja. Como si se preparara para un enfrentamiento, tomó aire y contestó la llamada. No pudo decir palabra cuando al otro lado de la bocina la voz estridente de su pareja casi le rompe el tímpano.

“¡TOBIOOOOO!” Estuvo por preguntarle qué ocurría, cuando una segunda voz se escuchó.

“¡Dame eso, Oikawa, no estoy jugando! ¡Dame el teléfono!”

“¡Quiero hablar con Tobio!”

“¡Lo harás mañana!”

“¡QUIERO HACERLO AHORA!”

“¡ME IMPORTA UNA MIERDA LO QUE QUIERAS! ¡DAME EL PUTO TELÉFONO!” La otra persona que estaba ahí era indudablemente Iwaizumi. Kageyama no entendía que pasaba, pero se sentía mucho más tranquilo sabiendo que su pareja estaba bajo el cuidado de su mejor amigo. Se comenzaron a oír forcejeos y uno que otro reclamo de Tooru. “Ustedes… átenle las manos y quítenle su celular.” Ordenó Hajime bastante menos alterado.

‘¿Qué estará pasando?’ Tobio pensó curioso.

“Iwaizumi, no tiene el celular, debió haberlo botado por ahí.” Habló una tercera voz, que se oía mucho más lejana.

“Recuérdenme nunca más darle cerveza a este…” Y al escuchar ese murmullo agotado, el pelinegro se dio cuenta que eran voces que ya conocía.

¿Esos son Matsukawa-san y Hanamaki-san?

“Maldito Oikawa, que me tiene que cagar la noche…” Se escuchaba a Iwaizumi, con cada vez más claridad, como se estuviese acercando al teléfono. “Tiene suerte de que no lo mate por-” Pero de repente, los comentarios incendiarios del as de Seijoh se detuvieron abruptamente y hubo un breve momento de incómodo silencio, en el que Tobio sintió aún más confusión. Escuchó sonidos como si se estuviese moviendo el otro aparato, antes que alguien volviera hablar a través de la bocina. “¿… Kageyama…?” Preguntó finalmente Hajime en un tono inseguro. “¿Estás ahí?”

“Emmm… Sí, Iwaizumi-san. ¿Qué está pasando? ¿Está todo bien por allá con Oikawa-san?” El mayor terminó lanzando un resoplo completamente agotado.

“Lo siento si te despertamos, intentábamos justamente evitar que Oikawa te molestara a esta hora. Él… bebió un poco y se le metió la idea de llamarte en ese estado… no había forma de convencerlo.”

“Ah...” Hizo una breve pausa antes de seguir hablando. “Y… emmm… ¿él está… bien?”

“Sí, tranquilo, Kageyama, estará como nuevo mañana.” Le aseguró ligeramente divertido el de Seijoh.

“¿Estás hablando con Tobio? ¡Yo quiero hablar con él también!” Se comenzó a escuchar a Tooru a lo lejos.

“¡Pues te aguantas, Mierdakawa!”

“¡TOBIO! ¡CARIÑO! ¡MI ANGELITO! ¡ESTA GENTE MALA NO ME DEJA HABLAR CONTIGO! ¡SÁLVAME!”

“Ay, Santo cielo…” Iwaizumi masculló cansado, mientras Tobio tenía una mezcla de emociones. Sentía una enorme vergüenza por el espectáculo que estaba haciendo, pero también sentía alivio de que ya no se escuchara molesto con él. Por otra parte, toda la idea de su pareja junto a Iwaizumi peleando por un teléfono celular era realmente hilarante, que a ratos debía reprimir una risa.

“¿Debería ir a buscarlo, Iwaizumi-san?”

“No te preocupes, ya es tarde. Mañana te doy la dirección para que vengas.”

“¿Podría hablar un poco con Oikawa-san?”

“No sé… está puro dando lata…”

“Será corto, lo prometo.”

“Bien, como quieras…” Se escuchó que nuevamente el aparato era trasladado.

“¡TOBIO-CHAAAAN! ¡PERDÓNAME, POR FAVOR!”

“¡Está bien! ¡Deja de gritar!” Le ordenó al instante. “Si me llego a enterar que le causaste más problemas a Iwaizumi-san, Matsukawa-san y Hanamaki-san… dejaré de cocinar para ti…”

“P- pero… pero… mi amorcito…”

“Y deja de hablar así. Es asqueroso...” Luego de eso, se detuvo para calmarse. “Anda a dormir. Hablamos mañana, ¿sí?” Siguió en un tono más suave y se quedó meditando un momento antes de decir lo último. “Te- te quiero, Tooru.”

“Yo también, Tobio.” El castaño dijo con una vez tranquila, casi adormilada. Después de algunos movimientos, Iwaizumi volvió a tomar la bocina.

“Vaya… se quedó tranquilo. Ni idea que le dijiste, pero gracias.”

“Nos vemos mañana, Iwaizumi-san.”

“Descansa.”

--Fin Flash Back--

 

Oikawa se quedó en silencio, repasando en su mente lo que Kageyama le estaba contando.

“¿Me estás diciendo… que fui yo quien te llamó anoche estando borracho?” Dijo finalmente mientras el otro asentía lentamente.

“Cuando vine hoy, los muchachos me dijeron que habías tomado un par de cervezas, pero no creí que hubieras tomado tanto como para borrarte…” Tooru escondió la cara con sus manos.

“Qué vergüenza…” Terminó murmurando.

“Qué bueno que te avergüences… Hablabas y actuabas como estúpido. No lo repitas.” Oikawa volteó a mirar con ojos entrecerrados al pelinegro, quien lo veía con seriedad, incluso algo molesto. “Y más te vale que estés totalmente recuperado para el partido de mañana, ¿entendiste?” Finalmente, el castaño lanzó un resoplo divertido.

“Te lo prometo, Tobio-chan.”

Notas finales:

Agradezco cualquier comentario o retroalimentación para mejorar.

¡Muchas gracias!


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