Login
Amor Yaoi
Fanfics yaoi en español

Castigo Divino por Mascayeta

[Reviews - 0]   LISTA DE CAPITULOS
- Tamaño del texto +

Kirishima vio florecer los cerezos recordando las tardes que paseaba con Sakura por ese parque. Era marzo, pronto Hiyori cumpliría once años y ya demostraba que se convertiría en una loba. Los amargos comentarios de Hiroki y Takano cada vez perturbaban más al pobre padre que no tenía ningún interés en que la pequeña creciera y se apartará del nido donde la sobreprotegía a diario, incluso ahora que trabajaba como editor en la editorial de Isaka. Por lo menos eso le había ayudado a ocupar su tiempo y no pensar en el Ojos Grises que debió entregar como ofrenda.


Esa tarde después de una loca llamada donde no comprendió la mitad de las cosas que su pequeña le gritaba junto con el grupo de amigas del colegio y el sobrino de Iokawa, el médico que también desapareció en la noche de Aíma, se dirigió a dar un paseo sin un rumbo claro. Odiaba la soledad de su apartamento en las noches donde el ligero aroma de Yokozawa le llenaba con nostalgia. Ese mes antes de la luna roja, el Omega afianzó su relación con Hiyori, fueron diversas las tardes que pasó con su cachorra cocinando, leyéndole y acompañándola cuando Yua Kirishima no podía. Las mismas que tuvo que inventar cualquier cantidad de mentiras para compartir el menor tiempo posible con él, ya que cada vez se le hacía más difícil contener las ganas de tomarlo.


El ruido de un claxon atrajo su atención, el mayor de los Usami se bajó del automóvil para saludarlo afablemente, ambos esa noche habían perdido a su destinado.


En un Izakaya cercano los Alpha pidieron un reservado para conversar con calma, no se habían visto desde su regreso de Grecia, al quedar solos el híbrido fue quien comenzó la charla.


Akihiko desde que regresó a Londres había hecho cualquier tipo de averiguaciones sobre la profecía con la ayuda de los Moriarty, pero siempre llegaban a la nada. Por más que William y Albert colaboraron con los mejores traductores, los pergaminos siempre terminaban con la desaparición de Cronos y el inicio de una nueva era.


—En dos años se nos pedirá otra vez establecer un vínculo —concluyó Haruhiko bebiendo de golpe la copa de Sake—, tanto Akihiko como yo debemos elegir a alguien para poder asumir el cargo en el Consejo. Te envidio Kirishima.


—Una fortuna que Takano tuviese pareja y yo me haya casado con una humana, pero mi madre a diario me recuerda que los años más complicados en la crianza de Hiyori se acercan y que debo casarme para que alguien me ayude con eso.


La puerta del reservado se abrió dando paso a un peliplata que llegaba con cara de pocos amigos. El mesero que lo acompañaba dejó el pedido y se marchó con rapidez ante el rostro de disgusto del par que se encontraban en el lugar.


—Agradezco que mi padre te pusiera un localizador en el celular, la única manera de poder dar con ustedes.


La sonrisa de Akihiko los sorprendió, sin perder el tiempo Usagi sacó los papeles que llevaba consigo y comenzó a contarles lo que había descubierto. Los Alpha sintieron que todavía quedaba una oportunidad, era solo cuestión de paciencia.


 


Fue así como los meses pasaron con rapidez y agosto presagió con tristeza a Zen que su niña estaba en el último año de primaria, los abuelos de Sakura pedían más tiempo con su nieta e incluso le solicitaron que la dejara vivir con ellos. Aplazó cualquier decisión para después del cumpleaños de Hiyo, la híbrida era quien elegiría si irse con ellos o si deseaba quedarse, los ancianos aceptaron, recordándole que ese fin de semana no podrían asistir, pero que para el siguiente estarían en Tokio.


La fiesta de cumpleaños se celebró en la casa de los Usami, los meseros corrían de un lado para otro sin descanso, Kirishima estacionó el automóvil mientras bajaba los encargos que su madre le había hecho, la verdad no tenía ni cinco de ganas que ese día llegará, a lo lejos pudo divisar a Yuuto con un hombre que definitivamente era su tío Iokawa Shiro y una mujer que podría jurar era Kayama, no obstante sacudió la cabeza creyendo que ya alucinaba, tenía la esperanza de volver a ver a Yokozawa, pero se hacía tan difícil soportar su ausencia.


Preguntó por donde podía entrar a la cocina a uno de los empleados de la casa, abrió la puerta de servicio para soltar los paquetes tan pronto como vio la imagen de Haruhiko que tenía contra la pared a un ruborizado Shinobu que optó por pegarse a su pareja para no dejar que otro Alpha lo viese semidesnudo.


Como pudo recogió lo que se cayó y salió corriendo rumbo a la cocina, si lo que acababa de ver era cierto, tal vez...


—¿Piensas quedarte ahí todo el día o me vas a entregar lo de la comida?


La voz de su destinado comprobó que lo visto en el corredor no era mentira, así que Usagi tenía razón, la respuesta siempre estuvo en la profecía y en las ofrendas que pidió Cronos a la hija de Hiperión, era una prueba de amor verdadero, y en especial de una de sus virtudes: La paciencia.


Hiyori ingresó a la cocina para preguntarle al Omega en que podía ayudar, la escena de su padre besando sobre la encimera a su futura madre, la hizo retroceder asegurando con cuidado la puerta, nadie los debía molestar, además, conociendo a su onii-chan:


—¡Muérete mil veces Kirishima!¡Apúrate que es el cumpleaños de nuestra cachorra! —no pasarían a algo más íntimo. Con una sonrisa agradeció a Selene por el regalo que le había pedido para ese día, uno que llegó con otro que le protegería por siempre: Ailuros o como ella lo llamaba, Sora-chan, su propio guardián.


Esa noche cuando terminó la fiesta, Akihiko encontró a su pareja leyendo las últimas páginas de la novela que pronto saldría publicada por Marukawa Ediciones, la empresa de Isaka. El olor a Jengibre y Ron fue liberado con el efecto que esperaba, la respuesta de Yerbabuena y Manzanilla fue acompañada con la invitación a acercarse por parte del Delta que se levantó para mostrarle a su Alpha que le esperaba. Sin dudarlos el peliplata lo atrajo hacía él, nunca más lo volvería a dejar ir, Takahiro era su destinado.


—Y ahora ¿qué sigue? —preguntó Takahashi dejándose quitar la única prenda que le cubría.


—Lo que cada uno de nosotros decida, el futuro esta abierto y sin restricciones.


 


FIN


Si quieres dejar un comentario al autor debes login (registrase).