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Una falsa historia de Amor por Mascayeta

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Notas del capitulo:

4/6

La invitación llegó justo a tiempo para que Draco no pudiese asistir, desafortunadamente ya estaba enterado por Charlie que no dudó en visitarlo tan pronto como supo de su presencia en el mundo mágico.


El segundo hijo de los Weasley junto a su hermano Percy le dieron una bienvenida propia de los años de amistad que tenían, nunca perdieron contacto, una ventaja que disfrutaban ya que ni siquiera los Potter sabían de él y su alter ego de Inari Prince. Agradecía que los dos pelirrojos siempre trataron de apoyarlo, y evitaron al máximo comentar de Harry y las demás comadrejas.


Frente al espejo de la habitación de Severus, Draco le dio los últimos retoques a su vestuario bajo la atenta mirada del Omega que alabó la elección del atuendo para lo que haría esa noche.


Los pantalones skinny color perla se introducían en unas botas de piel de dragón del mismo color, eran cubiertos hasta la mitad del muslo por una camisa marfil basada en el diseño de un chokha tradicional ucraniano, que se ajustaba con un cinturón a juego con hebilla de plata.


El cabello, ahora corto por el enfrentamiento con Weasley que le costó a Draco la larga trenza que ese día lucía, estaba arreglado de forma asimétrica luciendo en uno de los lados un adorno de dragón similar al del cinturón, mientras al otro, un mechón que caía sobre su rostro, a veces el Omega se sorprendía de la elegancia y belleza de su hijo.


El timbre sonó y minutos después apareció uno de los elfos anunciando a Percy Weasley con su esposa.


Severus dejó que Draco terminará de arreglarse para ir a saludar a los recién llegados que al verlo le saludaron con respeto y cariño. La conversación fue acompañada con té y unos bizcochos, tenían el tiempo necesario para llegar a la ceremonia, y ver la expresión en el rostro de Dumbledore cuando se diera cuenta que el vínculo entre Draco y Harry sólo podría romperse si ambos estaban de acuerdo, además, de que el platinado debía estar presente en el ritual.


La amena charla entre Audrey Weasley nee Sanint y Severus, le permitió a este último dilucidar que el interés de la unión entre Ginevra y Potter iba más allá de la necesidad de poder y dinero que mostraron cuando se dio comienzo a la persecución de los Herederos.


Para la chica la verdadera razón estaba en un secreto entre Lily, Molly y Arthur.


Era comprensible la sospecha ya que la fortuna Malfoy no podría ser tocada hasta que se confirmara que Armand II realmente era un miembro de la familia por sangre y cuna. Las bóvedas Black pertenecían legítimamente al aún no nacido, Calum Ignotus Black-Potter Lupin, siendo Teddy su único albacea hasta que a los catorce años el niño fuese reconocido como Lord y a los diecisiete aceptará el título, bien sea para ocupar el puesto en el Wizengamot o permitir que su madre siguiese ocupándolo.


Quedaba el liderazgo del Clan de Invierno, pero Draco era el legítimo elegido para desempeñarlo, había sido designado por el mismo Loki, y tendría su tercera y definitiva oportunidad de aceptarlo a los treinta y cinco años. Si decidía abdicar, quien lo sucedería sería Sloven Dutyo, ya que Luna Lovegood hace mucho rechazó el rol. Sin embargo, eso era desconocido para Dumbledore que no sabía bien cómo se manejaban los clanes.


Quedaba la fortuna Potter, Harry era el representante de Ariel. Hace años Ginevra abandonó al cachorro y perdió cualquier derecho sobre él por la adopción de sangre; no obstante, las leyes mágicas designaban a la madre o quien fuese la pareja del padre, como el encargado de proteger y administrar el legado del menor hasta la mayoría de edad.


Harry en su calidad de Alpha debía ser el soporte y brazo económico de la familia, de allí que no pudiese asumir la responsabilidad de cuidar el patrimonio de su hijo. Aquí se cumplía la idea de que la madre es la que permanece en casa con los hijos y el padre es el dador.


No habría una pérdida excesiva de capital porque James seguía siendo el Lord, pero la intervención sería posible con la presión de Dumbledore y los Weasley.


—¿Una deuda? —murmuró Audrey—. Es la única explicación, ahora que la motivación definitivamente no es el poder.


—Quizás —repuso Severus—. Lily no da pasos en falso, hay un motivo para esa terquedad, pero te aseguro que la idea viene de Dumbledore.


La conversación se vio suspendida con el ingreso de Draco, la capa en seda pesada que caía por su espalda era el complemento al atuendo que dejaría sin habla a más de uno. Si deseaba impresionar, sin duda lo lograría.


El trío se despidió dejando a los dos Omegas, Ariel y Zmeya, al cuidado del personal de seguridad que trabajaba con James. La casa Potter donde se encontraban desde que la hacienda Prince fue atacada por Weasley, tenía un Fidelius, cualquiera que no fuese reconocido por los dueños y tuviese la clave, las barreras lo rechazaría.


Una vez solo, Severus analizó la situación con más calma, la actitud de Lily al verlo no fue la que esperaba, parecía que ya sabía de su existencia, sin duda Weasley alcanzó a advertirles de su existencia. De pronto detuvo la copa de Cognac que se llevaba a la boca dejándola en la mesa auxiliar, era tan evidente que pasaba desapercibido.


Severus comprendió que el evento de esa noche era un contentillo a los pelirrojos mayores, la amistad que Evans tenía con Molly había surgido de la nada y siempre el beneficio había sido en el sentido de los Weasley, algo muy grande les debía su antigua amiga, ya que, por lo visto, su propio hijo era el pago.


Llamó al elfo doméstico que Teddy designó para él, dándole un mensaje que debía ser entregado personalmente y a la mayor prontitud.


Severus vio desaparecer la criatura tras una reverencia, era momento de arreglarse para recibir la visita que le ayudaría a planear lo que haría en contra de Albus, esta vez no se dejaría manipular como en Hogwarts.


 


Harry bebió de un solo trago el whisky, era el quinto que se tomaba en menos de una hora, deseaba estar lo suficientemente ebrio cuando llegase el representante del Ministerio y el de Gringott para unirlo a Ginevra.


Cogió otro vaso de una de las bandejas que transportaban los meseros y caminó hacia el balcón del salón que alquilaron, Molly no escatimó en gastos y Lily, como siempre, la complació, ya tendría una manera de cobrarse el desperdicio de dinero, si su madre supiera que desde hace años él es quien regula y registra la cuota de sostenimiento que James le gira, sería un golpe para su ego.


En fin, por ahora su preocupación estaba en lo que significaba la ceremonia. Draco manifestó a puerta cerrada con el Tribunal de los Diez su deseo de divorcio basando el reclamo, en las calumnias que "una sangre sucia y una traidora a la sangre" publicaron humillándolo y atribuyéndole crímenes que no cometió.


La defensa de Dumbledore a Lily y Ginevra fue acallada por los representantes del Wizengamot que dieron la palabra a los testigos y las acusadas, así se escucharon las voces de Molly, Severus y la propia, cuando los miembros de la antigua Orden del Fénix pensaban que Malfoy iba a ser castigado, este sacó un documento sobre que sucedía con las herencias que habían sido adquiridas por falta o "muerte accidental" de los herederos, que de inmediato cambió el rumbo de las cosas. Se comenzó una negociación que dejó en claro las condiciones del rompimiento del vínculo en un acta que fue escrita, firmada y sellada sin darle una segunda lectura.


Aún en la mente de Harry la pregunta de Severus sobre si estaban seguros de no querer leerla una segunda vez, se repetía advirtiéndole que ocurriría algo similar a lo de su contrato de matrimonio. Bufó y bebió de un trago el licor en su mano, de nuevo la soberbia ganó a la prudencia.


La voz de Lily a su espalda le dijo que era momento de empezar el teatro, colocó el vaso en la barra de piedra, arregló su túnica con un movimiento de muñeca, y siguió al salón para ubicarse en la tarima que había aparecido al fondo del mismo, en donde se encontraban los funcionarios que celebrarían la unión.


Griphook lo saludó mostrando los dientes en una mueca de desagrado que Harry correspondió inclinando un poco la cabeza. El maldito duende fue quien lo casó con Draco, el que le explicó lo que significaba su matrimonio mágico, así que era lógico que fuese el encargado de disolverlo.


Harry se paró a la izquierda de la tribuna, detrás de él se ubicó Ronald cómo su padrino, en la entrada pudo ver discutir a Lily y Albus mientras este le mostraba la hora en un reloj de cadena, resignada la pelirroja aceptó lo que el viejo mago le decía y se fue a sentar al lado de Molly que apretó su mano y le susurró al oído.


—¿Algo que deba saber? —Harry cuestionó a Ronald con frialdad.


—El padrino de Ginny, Lord Armand Malfoy no ha llegado, pero Dumbledore dice que la ceremonia debe iniciar.


El azabache no pudo seguir preguntando porque la marcha nupcial, al mejor estilo muggle, sonó dando el ingreso a la novia quien lucía un magnífico vestido de corte princesa, con bordados de flores en relieve donde resaltaban los colores rojos, naranjas y negros tanto en la vaporosa falda como en la blusa con escote corazón. Cubriendo el rostro, se hallaba un velo semitransparente con igual diseño, siendo sujetado por una delgada diadema metálica de color gris.


Harry escuchó el murmullo sobre el atuendo, era lógico que no fuese blanco porque Ginevra ya no era "pura". Los velos en las ceremonias mágicas entre magos y brujas se daban como un ritual para determinar si la mujer era virgen, los Weasley no creían en eso y menos Dumbledore o Lily, pero por el significado de la unión, Schacklebolt les recordó que era indispensable seguir las tradiciones, no todos los días se rompía un lazo mágico y se borraba una marca de lobo.


El notario junto a Griphook comenzó el rito, Ginny contestaba con entusiasmo cada una de las preguntas mientras sujetaba con fuerza las manos de Harry. Por su parte, el ojiverde asentía o negaba con estoicismo, mientras miraba el rostro cubierto de la novia.


Cuando pidieron las cintas de unión, Potter observó que el velo era mucho más claro, este desaparecería por completo cuando estuviesen casados. Griphook habló en su lengua natal bendiciendo las ligas de la alianza, cada color era el significado de los sentimientos que el ojiverde no tenía por la mujer frente a él.


Harry cerró los ojos pidiendo a Lady Magia una nueva oportunidad para redimir su error, con falsa calma observó cómo el notario ataba la verde designando el significado del color que tanto Ginny como otros en el salón desconocían.


La mente del niño-que-vivió-y-venció le traicionó recordando la noche de su casamiento con Draco en la mazmorra de Malfoy Manor.


A diferencia de aquella ocasión, Griphook habló en galimatías y el platinado le tradujo para que ambos repitieran el juramento...


«Nosotros Harry James Potter Evans y Draco Lucius Malfoy-Prince, de voluntad propia, sin obligación o por amenaza aceptamos la unión con estas siete cintas, la verde, que representa la suerte que tuvimos al encontrarnos y la salud de cuerpo y mente. La rosada, en símbolo de la delicadeza y la unidad; la amarilla, por la longevidad y la prosperidad. La blanca por la devoción que nos profesamos y la serenidad que encontraremos en nuestra relación.


La roja, por el amor, la pasión y el vigor que dará paso a la fertilidad; la azul, que nos brindará la tranquilidad y la paciencia ante las dificultades que enfrentemos...»


El grito de Ginny lo sacó de la ensoñación en que se hallaba, la chica se sostuvo de él mientras las seis cintas se ajustaban desapareciendo entre llamas azules y rojas al igual que el velo, pero dejando una cicatriz tanto en la frente como en la muñeca y la palma de la pelirroja.


Harry observó a los funcionarios que negaban con la cabeza, el notario fue quien en un susurro le pidió hablar con él y Griphook a solas para explicar lo sucedido. Ron que alcanzó a escuchar pidió en voz alta que dijeran porque su hermana había sufrido esa quemadura.


—No creo que sea justo para Lady Prewett eso —aseguró el mago que retrocedió ante la muestra de agresividad del menor de los Weasley.


—¡Lady Potter! Y terminé YA con la ceremonia.


Exigió Ginevra jadeante, los representantes asintieron para finalizar el ritual con un simple "firme aquí" dándoles un pergamino y pluma.


Harry puso su nombre y miró a la bandeja sobre la mesa, en esta reposaba una la cinta negra, era la séptima, la que cerraba el vínculo, como le dijo Draco esa noche.


«—Por último, y si decides aceptar que soy digno, te entrego la de color negro, el significado del lazo de amor eterno, y el poder que nos da el mantener unidas nuestras magias.


Harry tomó la otra punta de la cinta y repitió lo dicho por Malfoy, con torpeza ambos procuraron envolverla correctamente entre sus dedos, liberando una suave risa satisfechos de cumplir el requisito y la sincronía tácita en que lo realizaron.


Ante la mirada atónita de Potter los colores resplandecieron en la oscuridad de la celda y el calor inundó el corazón del azabache cuando los labios de Draco se cerraron sobre los suyos, mientras el duende y Lucius entonaban un cántico de celebración.


Cuando se separaron, las cintas se habían convertido en un anillo que brillaba en el dedo anular de cada uno».


El par de argollas que mantenía en su cuello colgando de una cadena de oro blanco, la misma que Draco le regaló en su primer aniversario.


—¿Y los anillos? —Ginny parecía desconcertada porque ninguno de los padrinos parecía haber recordado el detalle.


En su caso, Lord Malfoy ni siquiera había ido, y a Ron todo le importaba poco.


Fue Albus quien entregó una caja de cristal con dos bandas doradas labradas simulando una trenza, eran los anillos que Dumbledore y Euphemia lucieron en su tiempo de casados.


Rápidamente Ronald los tomó para que Harry colocara el de Ginny y ella hiciera lo propio, no hubo magia, ni brillo o calor en el corazón, nada...a excepción de la risa delicada de quién al final del corredor se acercaba.


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