Con los ojos fuertemente cerrados, siente como le cogen por la cintura con una mano y el cuello con la otra, como le pasan la lengua por el arrancándole un gemido de placer.
Entonces sin esperarlo siente una punzada de intenso dolor que le hace abrir los ojos de golpe y separar los labios gimiendo esta vez por el sufrimiento. Trata de levantar las manos, pero siente que se las aprisionan contra el cuerpo.
Sabe que es su hermano, y que le está haciendo mucho daño.
-Tom…para…por favor…-suplica entre sollozos.
Pero su hermano no le oye o no le entiende. Le muerde cada vez más fuerte, siente como le clava los dientes hasta hacerle sangre, lo que le hace gritar desesperado.
Eso parece hacerle reaccionar, porque le suelta de inmediato. Se separa corriendo de él y le mira incorporándose en la cama, llevándose una mano al cuello mientras derrama lágrimas del dolor intenso.
-¿Qué estabas haciendo?-solloza entre jadeos.
-¿Has cambiado de opinión? ¿No es esto lo que querías?-le pregunta extrañado.
-No sé de que me hablas. Me encanta que me beses en el cuello…pero te has pasado-dice levantándose de la cama enfadado.
Tom le imita todavía sin entender.
-Pero…si dijiste que sí…estuviste en el sueño, me dijeron que olvidara tus sentimientos y que te tomara a la fuerza, pero yo me negué y por eso desperté. Luego dijiste que sí de nuevo y me ofreciste tu cuello…
-No sé de que me hablas, seguirás soñando-dice encendiendo la lámpara de la mesilla.
Cierra los ojos cuando la habitación es iluminada de repente, ahogando un gemido ante el dolor que siente. Se lleva las manos a los ojos y se los frota, abriéndolos y parpadeando hasta que logra enfocar la vista, viendo como su hermano le mira mientras se limpia con una mano las lágrimas que bajan por sus mejillas y con la otra se aprieta un costado del cuello.
-¿Dónde estamos?-pregunta al ver que el decorado ha cambiado.
Mira a todos los lados, no es la habitación de su hermano, sino la de….
-En la habitación de un hotel-le confirma su hermano-Hemos dado una pequeña actuación en un programa y mañana regresamos a casa con los demás.
-No…no ocurrió así…me fui con la chica…te dejé llorando en el parking…
-Tom, ¡despierta de una vez! Lo has soñado…y me has hecho mucho daño.
Se queda sin habla, separa los labios pero de ellos no salen las palabras. Ve como su hermano se cansa de esperar una explicación y dando media vuelta entra en el baño para curar esa herida que él le ha causado.
Le sigue y se apoya en el marco de la puerta, observando como coge una toalla y la humedece para pasársela por el cuello, arrugando la frente y entre cerrando los ojos.
Ya despierto del todo y confirmando que lo había soñado, entras del todo en el baño y le coge la toalla, quitándosela del cuello para ver lo que le había hecho, viendo la señal de sus propios dientes marcada en la suave piel de su hermano.
-Lo siento mucho, es que ha sido un sueño muy extraño-se disculpa sin atreverse a mirarlo.
-Has tenido una pesadilla, olvídalo ya-le dice con una sonrisa.
Tom levanta la mirada y le devuelve la sonrisa, fijándose que de la herida resbala una pequeña gota de sangre. No puede evitarlo y se acerca más a su hermano, poniéndole la mano en la cintura de nuevo y recogiendo esa gota con la punta de la lengua, saboreando la vida que corre por sus venas.
-Esto me gusta más-murmura Bill al sentir la lengua de su hermano lamerle el cuello con suavidad.
-Perdona, no sé que me ha dado-se disculpa de nuevo soltándole.
Tapa la herida con la toalla y aprieta con suavidad para que deje de sangrar sin apartar los ojos de su hermano y sonreír nervioso.
-¿Qué te hace tanta gracia?-le pregunta Bill imitándole.
-Estar vivo de nuevo-contesta sin pensar,
Le mira extrañado y antes de que se lo impidiera le pone una mano en la frente para comprobar que no tenía fiebre.
-Estoy bien-le asegura riendo.
-No sé yo…te noto un poco caliente…-dice sin apartar la mano.
Tom se la coge con la que tiene libre y tras llevársela a los labios se la besa tiernamente.
-Eres tú quien me pone en este estado-susurra contra sus dedos.
Un escalofrío recorre el cuerpo de su hermano, quien separa los labios y deja escapar un profundo suspiro.
Tom ríe al escucharle y le suelta la mano para poder seguir curándole. Abre el neceser de su hermano que siempre deja sobre el lavabo y saca una tirita con una mano. La abre y tras retirar la toalla y comprobar que ya casi no sangra, se la pone con cuidado de no hacerle más daño.
Terminada la tarea, Bill le coge de la mano y sale con él del baño, andando hasta la cama sobre la que se echa sin decir nada, haciéndole tumbarse a su lado y recostar la cabeza sobre su desnudo pecho.
-¿Me quieres contar el sueño?-pregunta acariciándole el pelo.
Tom niega con la cabeza mientras se acomoda en su pecho. Una vez despierto, le parecía una tontería y solo quería tratar de olvidarlo.
-Me he llevado un buen mordisco, merezco saber el porqué-insiste tirándole de una rasta.
Gime sonriendo y levanta la cabeza de su pecho. Se acomoda mejor sobre su cuerpo y le mira fijamente a los ojos.
-Prométeme que no te vas a reír hasta que te lo haya contado todo-le dice poniéndose muy serio.
Bill asiente con la cabeza y se prepara para escucharle.
-Me convertí en un vampiro, pero no quise pasar la eternidad solo, así que te iba a convertir a ti también. Pero antes te lo pregunté, nunca te forzaría a hacer algo que no quisieras. Te lo pensaste detenidamente, no querías dejar atrás a mamá ni a papá ni a Gordon o nuestros amigos…pero luego cambiaste de opinión. Me amabas demasiado para dejarme pasar la eternidad solo…
-Y me mordiste para convertirme-termina la historia por él.
-Sí…ya puedes reírte-le da permiso sonriendo.
Pero Bill niega con la cabeza. Sube las manos hasta ponerlas en su nuca y le atrae a sus labios para besar los suyos dulcemente.
-Mi respuesta sigue siendo sí-susurra contra sus labios-Quiero pasar el resto de mi vida a tu lado.
Tom sonríe y abrazándole fuertemente hace el beso más profundo, pensando que esa pesadilla había resultado ser el mejor sueño que jamás había tenido.
Gracias a ella había descubierto que su hermano le amaba con toda su alma, tanto que estaba dispuesto a anteponerlo a todos sus sentimientos. Era la persona más importante de su vida, con la que quería compartir la suya, todo el tiempo que les permitieran estar juntos.
Puede que no vivieran eternamente, pero su amor jamás moriría. Se amarían más allá de las fronteras, entre las nubes, a la luz de las estrellas.
Cada vez que mirara el cuello de su hermano, esa pequeña cicatriz que le quedaría, la marca que le hizo, sabría que su hermano le pertenecería.
Que era suyo para siempre.
Que estarían juntos eternamente.
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