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Resplandor en la oscuridad por Helsic

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Nunca creyó que tendría que volver a ese pueblo, pero así era la vida, sobre todo si eres un inmortal y tienes un trabajo en el que te la pasas viajando por todo el mundo. En esos 17 años, JungSu el ángel de delicadas facciones y rostro pálido, también conocido como LeeTeuk en el mundo de los mortales (sólo por unos cuantos afortunados) había viajado por varios lugares del mundo. Pero quizás el más representativo y que de alguna manera había marcado su inmortalidad, había sido su visita a Francia, en la cual se había movido entre poetas malditos y prostitutas bohemias, se había deleitado con el único dulce elixir mortal que se le era permitido disfrutar; la literatura.

Y era que para un inmortal, el trasegar del tiempo sólo se afianzaba en el fascinante legado que los poetas y novelistas dejaban a través de los años y ser testigo de la evolución de la literatura, era como ver crecer a un niño con sus altibajos emocionales. A veces, JungSu creía que el mundo estaba a punto de llegar a la ‘adolescencia’, entrando en una pubertad llena de guerras y rebeldías.

Pero de nuevo en ese pequeño pueblo perdido en la inmensidad de ese bosque que en el pasado recorrió entre la nieve, no había pasado nada de eso. Korea tenía su propia evolución, ajena al movimiento cultural deslumbrante de los países Europeos, lejos de la cúspide orgásmica de la filosofía y las ciencias, Korea, desde su ingenuidad se mantenía intacta a través de los años. JungSu no podía evitar sentirse inquieto cada que regresaba a su país natal. Aunque ya hubiese olvidado por completo lo que era su vida antes de ascender como santo y posteriormente como ángel al complejo mundo superior, volver a su tierra le hacía sentir nervioso. Era completamente imposible encontrarse con alguien que hubiera tenido relación con su vida como mortal, debido a que había ocurrido hacía mucho tiempo, por esta razón se mantuvo alejado del país por muchos años, pero ahora, luego de tanto tiempo volver al mismo punto de partida no significaba peligro alguno.

Bueno, eso creía. Hasta que se encontró a Youngwoon.

Youngwoon vestía ese día una capa que cubría parcialmente su traje ceremonial de monje y JungSu tuvo la impresión de estar viendo a una creatura inocente y pura que busca su camino a ciegas en medio de la oscuridad, podía percibir sus pensamientos, sus miedos, sus preguntas. Era como ver un libro trasparente y sabía de antemano que lo salvaría una y otra vez si era necesario. En el momento en que la bala atravesó su hombro aquella tarde veraniega, 4 días atrás, sabía que intentaría salvarlo, lo había reconocido de inmediato, inclusive antes de verlo, había mantenido el recuerdo de aquel pequeño niño de ojos vivaces, el recuerdo de su voz era tan real, tan cercano.

Papito…

Que casi podía acariciar ese sonido con las manos cuando acudía a su mente en las noches solitarias de sus viajes. Estando allí, en medio del combate que se había desatado en el pueblo, JungSu se había movido tan rápido como le fue posible y había retirado el cuerpo de Youngwoon de la batalla, dejando a sus acompañantes solos, luchando contra el demonio y el humano que habían comenzado a disparar. Condujo a Youngwoon hasta la casa donde se estaba temporalmente quedando y lo depositó en su cama, la sangre corría con fuerza desde su hombro, manchando todo su pecho, la frente del menor estaba perlada de sudor y su respiración era irregular.

Se estaba muriendo. Y no había ningún tipo de medicina en ese maldito pueblo que pudiera ayudarle.

JungSu estaba herido, aquella bala había sido para él y por supuesto para sus compañeros, el demonio debió reconocer que eran inmortales detectando sus auras y había comenzado a disparar sin importar si mataba a inocentes. Esa bala debió ser suya, pero había impactado en el omoplato de Youngwoon. Una segunda bala había impactado en su pecho, pasando muy cerca de su corazón, la sangre había salido apresuradamente, pero JungSu había hecho caso omiso a ella y sólo había pensado en sacar a Youngwoon del lugar, ahora estando solos en la habitación, JungSu fue consciente de que si no curaba su propia herida era muy probable que tuviera que pasar un buen tiempo en letargo y pondría en peligro la misión, como justo ahora estaba haciendo. ¿Debía curarse a él mismo primero o atender al humano?

El humano no resistiría mucho tiempo, él si. Y con esta idea, JungSu puso sus manos extendidas sobre la herida de Youngwoon, invocando su energía con fuerza, de sus manos comenzaron a desprenderse hilos azulados que brillaban como si fueran de oro puro. Hilos de energía que corrían por sus ventas y salían através de las yemas de sus dedos. La energía comenzó a meterse en el cuerpo del humano a través de la herida abierta y por unos momentos el cuerpo de Youngwoon comenzó a convulsionar como un epiléptico. Se sacudió violentamente cuando la descarga de energía se expandió por su sistema y volvió a quedarse quieto y en silencio unos minutos después sobre la cama, su respiración aún irregular, pero la hemorragia se había detenido y eso garantizaría que por lo menos no se moriría en las próximas horas. Ahora JungSu sintió que la cabeza le daba vueltas, estaba mareado por la pérdida de energía y la sangre seguía escapando de su pecho y ahora la sentía correr caliente y espesa por entre sus pantalones. Debía curarse así mismo o podría quedar en letargo y eso equivaldría a poner un aviso luminoso sobre su cabeza que dijera “Mátame” para sus enemigos.

- Mierda…- Murmuró perdiendo el equilibrio, escupiendo sangre que salpicó la madera oscura y cayendo finalmente de rodillas. - Vamos concéntrate… JungSu… - Pero no pudo concentrarse, había perdido mucha energía donándosela a Youngwoon, prácticamente su cuerpo estaba seco, curar una herida de bala no era nada sencillo y se necesitaba grandes cantidades de energía. Como la que acababa de usar para curar a Youngwoon. Ahora estaba tan seco como las estepas africanas y la visión se hacía cada vez más borrosa y el dolor se esparcía por su cuerpo como una lengua de fuego. - Mierda… -

Entonces la puerta de la casa se abrió y JungSu pudo escuchar a alguien acercándose corriendo a la habitación, si era un enemigo estaba perdido, completamente, adiós vida inmortal. Dios ¡Era la primera vez que estaba en una situación tan deplorable! ¿Cómo era posible que hubiera llegado a una situación así de una manera tan irresponsable?

- ¡JungSu! - Exclamó el hombre de pie en la puerta. El ángel alzó la vista débilmente y lo reconoció, esa ancha espalda y esos enormes brazos pertenecían al hombre lobo que había sido asignado a la misión.

- Min…tra… Mintra… - Murmuró sintiendo que perdía el conocimiento. - No… tengo… energía - Agregó haciendo un esfuerzo más allá de sus expectativas por mantener la vista fija en el recién llegado.

- ¡Oh… mierda!- Exclamó Mintra y de inmediato se desató el talismán que mantenía atado al cuello y lo sostuvo entre sus enormes manos (que más parecían garras), cerró los ojos y comenzó a hablar en el lenguaje de la tierra, el que los lobos usaban para invocar las fuerzas de la naturaleza. 5 minutos después que para JungSu fueron como una eternidad, una energía verdosa lo rodeó por completo y lentamente comenzó a sentir como la respiración se hacía menos difícil y como el cuerpo comenzaba a tener fuerza otra vez, la energía cosquilleaba en su pecho conforme comenzaba a detener la destrucción de sus células. Cuando hubo terminado, la hemorragia en su pecho se había detenido y JungSu pudo ponerse de pie débilmente.

- Me haz salvado la vida - Musitó el Ángel con una sonrisa, Mintra no le devolvió la sonrisa, se guardó el talismán con un gesto de implacable seriedad.

- ¿En que demonios estabas pensando? - Le indagó Mintra.

- Yo… - Entonces JungSu fue conciente de que lo había entregado todo por salvar a Youngwoon - Yo… me quedé sin energía intentando salvar a este humano -

- E imagino que no te curaste a ti mismo primero - Objetó Mintra viendo el estado en el que se encontraba el humano, cuya herida parecía estar curándose.

- Pensé que sería demasiado tarde - Explicó JungSu sintiéndose cada vez más avergonzado de sus actos.

- ¿Sabes cuantos muertos hay afuera?- Exclamó Mintra con indignación - Un total de 5 inocentes - Agregó y JungSu arrugó el entrecejo dolido con la noticia.

- ¿Y el demonio? - Preguntó JungSu.

- Siwon se encargó de él personalmente - Explicó el hombre lobo - Y las hechiceras se encargaron del otro hombre, ahora están bajo control, pero en medio del ajetreo, no pudimos salvar la vida de nadie… - Agregó Mintra con expresión derrotada - Fue un ataque sorpresa… no pude tan siquiera llegar a mi fase de Crinos y tuve que luchar así -

- Bueno… si hubo un sobreviviente - Comentó JungSu aún avergonzado - Este joven monje - Finalizó. Mintra suspiró y finalmente esbozó una débil sonrisa. Era raro ver sonreír a Mintra, siempre con la seriedad que lo caracterizaba, pero si sonreía era porque todo estaba bien. Por lo menos por ahora - Lo llevaré al templo… allí se encargarán de él -

- JungSu… ¿Estás bromeando verdad? Si lo llevas allí ¿Cómo justificarás su mágica curación? - Replicó Mintra llevándose las manotas a la cintura.

- Lo cuidaré personalmente… - Respondió JungSu no muy seguro del as barbaridades que estaba diciendo - Es decir, hablaré con Siwon, si no hay ningún problema o si no tiene otro trabajo más urgente, cuidaré del humano hasta que la magia halla terminado de hacer su efecto, sólo serán 3 días -

- Haz lo que consideres correcto para la misión - Finalizó Mintra y salió por la puerta dejándolos solos.

JungSu esperó hasta que la presencia del hombre lobo se hubiera alejado lo suficiente para acercarse a la cama donde yacía Youngwoon inconciente y paseó su mano por la frente del muchacho, ardía en fiebre y su respiración era irregular a pesar de que la sangre ya no salía de su hombro.

- Youngwoon, eres fuerte, vas ponerte bien - Le susurró con una sonrisa afable - Mientras estés conmigo… nada malo te sucederá -

Entonces Youngwoon abrió débilmente los ojos y JungSu vio en esos ojos al mismo niño perdido en medio de ese pueblo destruido y una apremiante sensación lo sobrecogió.

- Donde… ¿donde estoy? - Comenzó a decir débilmente KangIn - ¿Eres un ángel? ¿Estoy muerto? - Agregó cerrando y abriendo los ojos con dificultad.

- No… no tuviste tanta suerte - Respondió el Ángel con una sonrisa - Ahora descansa, lo necesitas, debes recuperar fuerzas - Finalizó y depositó su mano sobre los ojos de Youngwoon, cerrándole los párpados enviándole a su cerebro una vibración eléctrica tranquilizadora para que continuara durmiendo y Youngwoon se quedó profundamente dormido.

Durante la noche, las hechiceras que habían sido asignadas a la misión y que apenas llevaban cinco años trabajando con él, le calentaron agua y lavaron su pecho, limpiando la sangre de la herida que comenzaba a cerrarse dejando paso a una cicatriz que JunSu sabía, al final de la semana estaría completamente borrada. La bala se había quedado incrustada entre sus costillas, pero había sido Siwon quien personalmente la había retirado haciendo gala de su posición como Arcángel, la curación de Siwon fue tan limpia y perfecta, que Jungsu casi ni sintió cuando le extrajo el artefacto metálico. Youngwoon por otro lado, había tenido bastante suerte de que la bala hubiera atravesado su hombro y hubiera seguido quien sabe a donde, por esta razón no hubo que sacársela y continuaba durmiendo apaciblemente en la habitación. Luego de lavarse y cambiarse las vendas por unas nuevas, Siwon lo había llamado con un ligero movimiento de la mano y lo había conducido a la terraza del refugio.

- JungSu - Comenzó a decir Siwon cruzando los dedos de las manos - Eres un buen ángel, siempre lo has sido y nunca he tenido quejas de tu trabajo desde que haces parte de mi jurisdicción, pero lo que hiciste hoy, fue una total sandez, antepusiste tus prioridades personales a las prioridades de la misión y aunque afortunadamente pudimos capturar al enemigo… pusiste en peligro la misión -

- Lo se - Aceptó JungSu quien mantenía la mirada fija en el suelo.

- Eres consciente de lo que significa esta falta de sensatez ¿verdad? - Preguntó Siwon y JungSu asintió inmediatamente - Sabes que me veo obligado a tomar medidas drásticas frente al asunto, como segundo al mando de la misión, no puedes permitirte tomar decisiones apresuradas y actuar de una manera tan irresponsable, sabes que cualquiera hubiera podido matarte, sabes que de haber pasado eso, la misión hubiese fracasado por completo -

- Soy consciente de ello… lo siento mucho - Replicó JungSu con las mejillas coloradas por la vergüenza.

- Decir lo siento no es suficiente, no necesito que me demuestres nada a mi, el cambio debe provenir de ti mismo - Explicó Siwon y suspiró - Lamentablemente y como Arcángel no puedo permitir que esto pase por alto y créeme que es difícil también para mi -

- Respeto tus decisiones y asumiré la responsabilidad de mis actos con humildad - Aceptó LeeTeuk alzando la mirada, perdiéndose en la de Siwon quien le puso una mano sobre el hombro y le dio palmaditas.

Y Cuatro días después, el arcángel Siwon, Mintra el hombre lobo y las dos Hechiceras se habían marchado del pueblo sin él. JungSu era completamente consciente de que su actitud era la única culpable de ese resultado y había aceptado el quedarse en el pueblo en el denigrante trabajo de vigilante temporal, mientras los demás se marchaban a Seoul a enfrentar la verdadera misión. El ángel había intentado ocultar la humillación que sentía, pero era imposible, había esperado por tantos años por la oportunidad de demostrar que estaba capacitado para ser ascendido como Arcángel, había luchado por más de 60 años para escalar esa posición y de repente con un solo movimiento lo echaba todo a perder. Siwon tenía razón aún no estaba preparado y era mejor para él quedarse ahí en ese pueblo maldito, perdido en medio de la nada, mientras los demás se enfrentaban al verdadero reto.

Esa tarde, se encofraba sentado muy al fondo del cochambroso bar, con una copa de licor sobre la mesa al lado de un libro que ojeaba distraídamente dejando escapar suspiros eventualmente. Entonces fue cuando una persona se paró a su lado, JungSu alzó la mirada desdeñosamente y entonces su corazón dio un vuelco dentro de su pecho, Youngwoon estaba ahí de pie mirándolo, tenía una sonrisa preciosa articulada en sus facciones y vestía un traje ceremonial que permitía ver parte de la venda que cubría su hombro derecho. JungSu intentó ocultar su sobresalto al encontrarse con el chico que había dejado inconciente en el templo el día anterior, pero le tranquilizó infinitamente el que estuviera ya tan curado como para caminar por si solo.

- Es usted ¿verdad? - Dijo Youngwoon con emoción. JungSu miró hacía todos lados como buscando a otra persona.

- Supongo que si - Respondió y con un movimiento de su mano le invitó a sentarse con él.

- Usted fue quien me salvó la vida - Exclamó Youngwoon con emoción - Me llamo KangIn - Agregó y le hizo una profunda venia - Estoy completamente a sus órdenes, pídame lo que quiera y lo haré, estoy en deuda con usted - Agregó. JungSu sonrió.

- Sólo hice lo que todo hombre sensato hubiera hecho en una situación así - Explicó con modestia - ¿Quiere un trago? -

- No… gracias, soy un monje y no bebo - Se negó KangIn - No cualquier hombre lo hubiera hecho, estoy seguro, usted es una buena persona, me han dicho que me sacó del lugar aún estando herido usted… que me curó… -

- Bueno… es verdad - Aceptó JungSu sin saber como mentir luego de que habían testigos oculares.

- Realmente… muchísimas gracias, le debo mi vida - Insistió KangIn - ¿Cuál es su nombre? -

- Yo… me dicen LeeTeuk - Respondió JungSu llevándose la copa de licor a los labios.

- Me gusta ese nombre…- Opinó KangIn - ¿Se está quedando en el pueblo? -

- Si… por una temporada… soy un viajero - Explicó vagamente LeeTeuk - ¿Y usted ha vivido toda su vida aquí? - Preguntó conociendo de antemano la respuesta.

- Así es - Aceptó KangIn sin dejar de sonreír - Hace mucho tiempo, un buen hombre me llevó al templo cuando aún era un pequeño, no recuerdo lo que pasó, pero dicen que me salvó, así que crecí en el templo -

- Debió ser difícil - Comentó LeeTeuk mordiéndose suavemente el labio, reviviendo el momento en que lo dejó en el templo y como se sintió al alejarse de esa pequeña creatura indefensa.

- Lo fue… en parte, pero… los monjes han sido muy buenos conmigo, ahora soy uno de ellos - Explicó KangIn amablemente. De repente era muy fácil hablar con ese extraño, era como si lo conociera desde hacía mucho tiempo pensaba KangIn mientras observaba los gestos del otro al hablar.

- Me alegro… ahora, si me disculpa, debo irme - Exclamó LeeTeuk y se levantó de la mesa, hizo una venia a KangIn - Que tenga una buena noche - Finalizó saliendo del lugar, en realidad ‘huyendo’ era la palabra más adecuada. Estar ahí frente a Youngwoon le hacía sentir extraño, los sentimientos se chocaban entre si haciéndolo sentir vulnerable e incómodo. Por lo menos el chico había dicho que no recordaba a la persona que lo había llevado al templo y eso era todo un alivio, si lo recordara pondría en peligro no sólo la misión, sino su secreto y si un humano descubría a algún inmortal, fuera la creatura que fuera, quebrantaba las reglas universales, sería una falta tan grave, que inclusive podrían destituirlo del cargo por cientos de años. Caminó rápidamente por las calles buscando llegar a su casa y alejarse lo más rápido posible de Youngwoon.

***

KangIn se quedó en la mesa luego de que el extranjero se marchara, sintió el impulso de seguirlo pero se contuvo, aunque estuviera lleno de preguntas, no quería ser grosero ni impertinente, se quedó observando la mesa pensativo hasta que con el rabillo de ojo notó el papel caído en el sueño. Se agachó y lo recogió con curiosidad, era una hoja amarillenta con un texto escrito en él, entrecerró los ojos intentando descifrar el mensaje pero estaba escrito en una lenguaje que jamás había visto. Miró hacía atrás como esperando que LeeTeuk regresara por la hoja caída, pero no había nadie allí.

Observó una vez más la hoja con el escrito sin entender y le dio la vuelta, en el reverso había un texto ¿Sería la traducción al coreano? Pensó por unos instantes antes de comenzar a leer:

¿QUÉ DIRÁS ESTA NOCHE, POBRE ALMA SOLITARIA?

¿Qué dirás esta noche pobre alma solitaria,
Qué dirás, corazón, marchito hace tan poco,
A la muy bella, a la muy buena, a la amadísima,
Bajo cuya mirada floreciste de nuevo?

-El orgullo emplearemos en cantar sus loores;
Nada iguala al encanto que hay en su autoridad;
Su carne espiritual tiene un perfume angélico,
Y nos visten con ropas purísimas sus ojos.

En medio de la noche y de la soledad,
O a través de las calles, del gentío rodeado,
Danza como una antorcha su fantasma en el aire.

A veces habla y dice: «Yo soy bella y ordeno
Que por amor a mí no améis sino lo Bello;
Soy el Ángel guardián, la Musa y la Madona.


KangIn terminó de leer con una extraña sensación en su pecho, con la certeza de que fuera lo que fuera, él debía descubrir quien era ese chico.

Notas finales:

Ahora si me emocioné escribiendo esta historia *A*! y no me pregunten aún de quien es ese ‘poema’ porq lo sabrán muy pronto :D
LOL!!! Mintra es el de Epik High xDD ¿de verdad q queda bien como hombre lobo?

xDDD


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