Quizás iba a explotar pronto, para Ranma esto no estaba siendo sencillo, miraba desde lo alto de las escaleras como ahí junto al árbol del patio Ryoga conversaba con un grupo de chicas y chicos, parecía que para su novio era bastante sencillo hacer amigos, el problema es que ninguno de todos esos chicos alrededor del amante del amarillo sabía que Ryoga ya tenía un novio a quien rendir cuenta de sus acciones. En lo que iba de la semana –y apenas era miércoles- Ryoga ya había recibido un paquete de chocolates y tres cartas llenas de oloroso perfume y escritas con excelente caligrafía. Ryoga no prestaba atención a sus rabietas, parecía tranquilo y se había sentado a su lado a leerle las cartas completamente cursis que había recibido mientras comían los chocolates.
Ranma bajó las escaleras, se detuvo al pie de estas esperando pacientemente a que Ryoga se percatara de su presencia, luego se despidiera de sus amigos y corriera hasta su lado.
- No me acabo de acostumbrar a que seas tan popular – aceptó Ranma mientras caminaban de vuelta a casa
- Yo no me acabo de acostumbrar a no volver con Akane a casa ¿seguro que ella va a estar bien sola? – preguntó con curiosidad Ryoga mientras caminaba a casa leyendo otra carta tonta
- Seguro, la mayoría de los locos la atacaban porque era mi prometida, me sorprende que ninguno de ellos intente meterse contigo ahora que tú y yo somos pareja – dijo Ranma arrebatándole la carta para comenzar a leer
- Eres un niño… - suspiró Ryoga y le tomó de la mano para caminar a casa
Hacía poco tiempo relativamente hablando que para Ryoga se había tornado un poco más sencillo no ponerse a sí mismo trabas para decir sus sentimientos, de hecho era bastante más complicado para Ranma ahora decir abiertamente lo que sentía por el más bajito.
- ¡no soy un niño! Solo me ponen de malas todos esos aduladores que te rodean y que creen que pueden pasar sobre mí para conseguirte – dijo Ranma algo irritado pero apretando con fuerza la mano de Ryoga quien solo rio bajo
- Ya pronto será verano y vendrán las vacaciones y ya no tendrás que preocuparte de mis amigos, por cierto…ellos ya saben que tú y yo somos pareja si es eso lo que te molesta, Aria nos vio el lunes en el techo mientras nos besábamos, ella me lo dijo muy discretamente aunque parecía dolida…entonces yo se los dije a todos – dijo Ryoga amablemente
- Eso me gusta, espero que se corra el rumor y todas esas niñas rosas quieran dejar de entregar sus cursis y perfumadas cartas – dijo Ranma aún con rabia
- Oh, no la tomes con ellas… pensaba que estas vacaciones querrías ir conmigo a entrenar… quisiera volver a las montañas por un tiempo y eso nos alejaría de Akane y su locura para tener tiempo de nosotros…tú sabes lo mucho que aprecio a Akane pero ya no nos deja ni sentarnos juntos a la mesa y es…francamente intolerable – dijo Ryoga con toda su sinceridad
- Creí que habías dicho que ella siempre iba a ser especial – dijo Ranma aun hablando por sus celos
- Lo es, pero sabemos que ella no nos cree especiales, al menos no a mí por ahora y no lo creerá en un buen tiempo, puede que seas despistado o solo finjas pero ella en verdad se hizo a la idea de casarse contigo y eso era bueno para ella, tendría un esposo guapo y fuerte capaz de seguir con el dojo, ahora debe seguir en la búsqueda de ese alguien…y bueno, me temo que no será fácil, somos los más fuertes y estamos juntos – dijo Ryoga
- Somos…”somos” suena mejor a “quiero ser” – dijo Ranma reflexionando
- Es la solución, no pelear entre nosotros por ser mejor que el otro o la relación no funcionaría… - dijo Ryoga antes de entrar a la casa ¿Cuándo habían llegado?
Después de la cena ya no había muchas cosas que hacer, los deberes estaban hechos, Ryoga ayudaba un poco a recoger la cocina como pago por la hospitalidad y la verdad era bastante bueno con los deberes, ahora mismo caminaba a la cocina con una pila de platos, tazones, tazas y vasos sobre su cabeza y sus manos, la pila era bastante alta y el no parecía ni preocupado.
- Ryoga es de mucha ayuda, deberías aprenderle algo… - dijo Akane con veneno a Ranma
- Ryoga ha vivido solo demasiado tiempo, es más independiente que nuestros padres, no hay muchas cosas que pueda hacer por ayudarlo, es del tipo solitario… - dijo Ranma mientras se levantaba para ir a entrenar al dojo
¿Del tipo solitario? Bueno, no lo parecía cuando lo pensaba, Ryoga hacía amigos con facilidad, le agradaba a la gente, a los vecinos les parecía un niño muy tierno y si Ranma no supiera lo letales que podían ser sus manitas quizás lo tomaría solo como un niño dulce y agradable… ¡NO! Ryoga no era del tipo solitario, Ryoga era un niño obligado a vivir solo durante demasiado tiempo, solo entre un lugar y otro, vagando…con un par de crueles maldiciones encima… “pobre” fue el pensamiento que cruzó por la mente de Ranma y sin embargo al recordarlo riendo solo pudo sonreír, era…el más fuerte de los dos sin duda alguna.
Después de que los trastos de la cena estaban todos lavados a Ryoga le gustaba ir al dojo a entrenar un poco, estuviera o no estuviera Ranma ahí era divertido practicar, ese día estaban ahí ambos entrenando a la par una nueva kata.
- El…padre de Akane me pidió un favor especial…me temo que no habrá viaje a las montañas estas vacaciones… - dijo Ryoga cuando ejecutaban
- ¿Qué clase de favor especial? Yo…yo en verdad quería ir y tener tiempo para ambos… - dijo Ranma deteniéndose, Ryoga continuó solo
- Quiere que atendamos el curso de verano del dojo, que le enseñemos a niños…creo que debo hacerlo, pagar de vuelta lo buenos que son todos conmigo…así que acepté, si tu no quieres tomar un grupo puedo tomar ambos… - dijo Ryoga
- ¡¿Qué!? ¡nada de eso! ¿Qué pasó con nosotros?
- Esperaremos, yo no me iré y tampoco creo que te vayas…
Ranma sin embargo apretó sus puños con fuerza y estrelló uno de ellos contra un muro cercano haciendo un gran agujero.
- ¡Repáralo, idiota! – gritó Ryoga algo escandalizado
Ranma acabó reparando el agujero con tablas nuevas mientras que Ryoga iba a tomar un baño, tomó un tibio y relajante baño tibio para después ponerse su pijama e irse a la cama a descansar, las luces se apagaron en el pasillo y aún podía escuchar el ruido del martillo de su novio, sonrió, la vida le daba al fin algo bueno, le gustaba demasiado tener buena fortuna al fin.
El sueño venció a Ryoga sin que este opusiera la más mínima de las resistencias, se quedó perdido buscando la magia de los sueños y despertó tan pronto y tan abruptamente que sintió que solo habían sido minutos sin embargo quien de puntillas cerraba la puerta de su habitación no era otro que su novio ya bañado y posiblemente apenas regresando de las reparaciones nocturnas, Ryoga volvió a recostarse y se hizo a un lado en su cama para dar espacio a que Ranma se acomodara a su lado, no era la primera vez que lo hacían, habían descubierto las horas en las que Akane ya no estaba al pendiente de sus actividades y empleaban bien ese tiempo.
- ¿sigues molesto? – preguntó Ryoga en tono bajo una vez que Ranma se acomodó a su lado
- No, ya desquite un poco de mi furia clavando las maderas…ahora solo quiero un poco de compensación, no puedo creer que de verdad vayas a cambiar un poco de tiempo a solas tu y yo por un montón de incontrolables niños que no saben nada y que estarán bravuconeando entre si toda la clase – dijo Ranma acomodando a Ryoga sobre su pecho
- Mah… es un favor – respondió el más bajo sin mucho problema mientras sentía como una mano traviesa comenzaba a bajar de su espalda a zonas más íntimas, esta vez a diferencia de muchas otras veces lo dejó pasar, la razón era obvia…el también necesitaba un poco de Ranma