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How To Save A Life por Sabaku No Ferchis

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Notas del capitulo:

¡Holi~~! OMG! ¿Cuánto ha pasado desde la última vez que actualicé? :c ¡Lo lamento mucho! He estado viendo lo de mi Univerisad y eso ha estado consuiendo todo mi tiempo (¡Lo juro! Tengo la cabeza llena de química, biología, matemáticas.... xO). En fin... ya había dicho que jamás abandonaré la historia, así que me puse a trabajar en tiempecitos libres para traer la continuación del fanfic con motivo del cumpleaños de mi bello Gaara n.n

¡Espero que lo disfruten!

N/A: El 80% del capi de hoy es puro lemon. Quería hacerlo, ¡tiene siglos que no hago uno! Así que pues... lamento si no avancé mucho en la historia, me pondré las pilas en cuento pueda :D

 

 [CAPÍTULO 16]




FALL FOR YOU

 

 

[…]Una vez y otra, haces que me enamore de ti. Una vez y otra, ¡ni siquiera lo intentas! […]

 

 

 

. . .

 

Alguna vez debió habérselo dicho. Quizá lo más conveniente hubiera sido confesársele una vez que estuvo seguro de sus sentimientos, pero tenía miedo de que Sasuke se alejara de él ante la absurda idea de una relación amorosa. Tal vez las cosas fuesen diferentes ahora, tal vez no hubiera nada por lo cual llorar… tal vez el Uchiha estuviese a su lado, correspondiéndolo con la misma intensidad  que él.

Pero se encontraba hecho con ovillo, a una esquina de su cama. La penumbra ocultaba parcialmente la expresión dolorida de su rostro normalmente alegre, lo cual hacía parecer que estuviese protagonizando una de esas depresivas imágenes en blanco y negro que circulaban en las redes sociales. Tenía lágrimas secas sobre la piel y todavía sentía cierto dolor en la garganta, producto de las manos de Gaara cerradas sobre su cuello hace ya unas horas.

Gaara… Ese maldito pelirrojo.

Desde que Naruto tenía memoria, jamás había tenido algún sentimiento negativo por alguien tan fuerte como para considerarse odio. Incluso antes de que el moreno comenzara a acercarse demasiado a Gaara, había ocasiones en las que consideraba hacerse amigo del taheño. Nunca llegó realmente a despreciarlo, pero no se acercó a él por los prejuicios.

Y sin embargo, ¿qué demonios importaba eso ahora? No tenía caso, se dijo frunciendo el ceño, apretando los puños, clavando la frente en la rodilla que le servía como soporte a la cabeza. El problema estaba en que Gaara había enamorado a Sasuke y él no. El rubio acababa de gritarle cosas que jamás pensó que saldrían de su boca; incluso se le hizo anormal escucharlas en su propia voz, empero, los celos lo habían dominado. Había experimentado una horrible sensación de desprecio cuando el pelirrojo llegó preguntando por Sasuke, y no pudo controlarse ante las ganas de hacerlo pedazos.

Ahora, durante el tiempo que llevaba encerrado en su habitación, se dio cuenta de las consecuencias que derivaban de aquel numerito: Sasuke estaba furioso. Lo notó por la manera en la que lo empujó cuando estaba golpeando a Gaara, la mirada tan llena de ponzoña y odio que le dedicó… Era como si él fuera pequeñito y un enorme Sasuke levantara un pie encima de él para aplastarlo como si de un insecto se tratase. El simple pensamiento le hizo gruñir y removerse, en el justo momento en que la luz se encendía e iluminaba la habitación en pequeñas fracciones de segundo.

En el umbral, se encontraba Deidara, observándolo de la manera en la que los hermanos mayores miran a los pequeños cuando éstos sufren por algo. El rubio tensaba los labios, lo cierto es que siempre había sido demasiado protector con el otro.

—Oh, ¿pero qué demonios pasó, hum? —inquirió, rodando los ojos, aunque genuinamente preocupado. Encendió la luz, cruzó el cuarto a grandes zancadas y se sentó en el borde de la cama—Mírate, parece que lloraste hasta quedar seco.

Naruto hizo un puchero, desviando la mirada. Hubo un momento de silencio que terminó por hartar al más grande.

— ¿Para qué me llamaste, hum? —preguntó finalmente, colocando una mano sobre el hombro de su hermano y haciéndolo voltear hacia él con poca delicadeza.

Naruto abrió la boca, pero ésta le tembló y la volvió a cerrar. Deidara no se acordaba de la última vez que el menor había llorado así, pues se había acostumbrado a la permanente sonrisa de su rostro.

Finalmente, el más chico tomó una gran bocanada de aire e informó a Deidara de lo sucedido: El rechazo de Sasuke, la pelea con Gaara y la preocupación del moreno hacia el de cabellos bermejos. Mientras, no pudo evitar el llanto.

— ¡Te golpeó! —Deidara se había levantado de golpe—. ¿¡Ese chico te golpeó y tú lo permitiste!?

—No podía detenerlo—dijo Naruto en su defensa.

Deidara tensó la boca. No le gustaba ver que el menor sufriera, y aunque Naruto había sido honesto en su versión de los hechos (diciendo que en efecto, él había iniciado la pelea), el otro lo miraba como la víctima de lo sucedido.

—Ya no importa—añadió del de cabello corto—. El año está por acabar, tomaré las vacaciones y cuando termine  la escuela no volveré a ver a ninguno de los dos… Quizá es lo mejor.

— ¿Qué? —Deidara no podía creer lo que escuchaba—. ¿Vas a rendirte? No, no puedes.

— ¿Por qué? ¿Qué más da, de todas maneras? —El tono de voz de Naruto se elevó, habiendo ya pasado el momento del llanto. Su rostro había adquirido una mueca determinada—. Sasuke no me va a perdonar por lo que hice… Debiste ver la manera en la que me miró, como si quisiera asesinarme… No puedo soportar eso, no creo siquiera ser capaz de verlo a la cara.

 

 

Sasuke se tomó algún tiempo contemplando a Gaara mientras dormía, con sus ojos negros entrecerrados y fijos en el rostro del taheño. No tenía idea de los minutos que habían pasado, pero en algún momento pensó que Gaara se sentiría más cómodo en la cama de su habitación que el la de la enfermería, que era rígida e incómoda (lo sabía porque se había acostado a un lado del chico y los resortes del colchón se le clavaban en la espalda). Así que largó un suspiro mientras se incorporaba y metía las manos bajo el cuerpo de Gaara para cargarlo. Tampoco había pensado en lo delgado que estaba desde aquel incidente del beso de Naruto; sus pómulos eran angulosos, la piel mucho más pálida alrededor de los ojos bordeados por negro.

—Eso no es bueno para ninguno de los dos—mustió el moreno mientras iba con todo y Gaara hacia la salida.

Antes de quedarse dormido, Gaara se quedó apunto de informarle al Uchiha sobre su… condición, y que había un producto derivado de todas aquellas veces que el moreno lo había poseído. Recordaba la expresión del pelirrojo, pulida ya por el sueño, al intentar decírselo. Había cierto miedo en sus ojos, como si temiera que Sasuke lo mirara con cara de asco y le dijera que era la cosa más repugnante del mundo; es decir, ¿un hombre que puede concebir? Eso es tan raro como encontrar a una mujer que produzca esperma.

La habitación del pelirrojo estaba exactamente igual a como Sasuke la encontró cuando tomó el diario de Gaara. El aire nocturno se colaba por la ventana abierta y ondeaba las cortinas, brindándole al lugar un ambiente fresco. Sasuke recostó al taheño en la cama con una delicadeza inusual en él, tratando al otro como una figura de porcelana que puede romperse con facilidad. Hizo que la cabeza bermeja se acomodara bien sobre la almohada, el moreno se inclinó tanto a Gaara que la cadena que le colgaba del cuello tanteaba sobre la nariz del pelirrojo. El mentón de Sasuke rozando la coronilla de Gaara…

—Te prometo que no voy a romperme—La voz adormilada de Gaara hizo que el de ojos negros se sobresaltara, incorporándose de golpe para mirar al taheño, ya despierto, haciendo una media sonrisa—. Así que deja de tratarme como el florero de tu abuela, ¿de acuerdo?

El Uchiha imitó la sonrisa de Gaara, suspirando en el acto. Lo había pillado en sus ensoñaciones; no sabía cómo reaccionar ante eso.

—Lo cierto—repuso—, es que el florero de mi abuela tiene menos tendencia a hacerse daño que tú.

Y dicho eso, él fue hacia la ventana para cerrarla, a pesar de que el aire no fuera lo suficientemente frío para causarle algún mal al taheño. Más bien, aquel comportamiento se debía a la especie de impulso sobreprotector que el moreno había desarrollado hacia Gaara, sobre el cual ignoraba la razón.

— ¿Por qué te comportas como si temieras que algo me pase, Uchiha? —Preguntó el de cabellos rojos, tomándolo por sorpresa. ¿Así que era tan evidente? Se sintió estúpido y se sonrojó inevitablemente, agradeciendo estar de espaldas a Gaara—. Estaba seguro que tú eras de ese tipo de personas que sólo procuran su bienestar—comentó  y el otro lo miró por sobre los hombros, todavía sin darse la vuelta, con una genuina mueca de curiosidad—. Y por ende, de aquellos a los que no les importa nadie más... como una especie de narcisista.

Sasuke no cambió su expresión, aunque la mirada se le notaba sorprendida. Fue a sentarse a un lado del pelirrojo, quien se incorporaba y quedaba sentado con la espalda pegada a la cabecera de la cama.

—Siempre trataste mal a todas las chicas que te seguían—continuó el otro—. No les hacías caso cuando te hablaban y tirabas sus cartas de amor sin que te importara hacerlo frente a sus ojos, a segundos de habértelas dado. Eso es muy cruel, ¿sabes?  Y no entiendo por qué lo hacías si ellas solamente querían una oportunidad contigo—hizo una pausa y tomó aire—. Debiste sentirte halagado.

El chico rió como si en la cara de Sasuke estuviera escrito el chiste más gracioso del mundo. Debía tener una mueca muy chistosa, pensó éste

—Sin embargo, eres todo lo que ellas esperaban de ti, pero conmigo. ¿Debería empezar a correr de tus admiradoras? —Continuó el pelirrojo. Soltó otra risa más pequeña, aunque Sasuke se percató de la sombra que todavía cubría sus ojos claros—. ¿Por qué?

¿Por qué?

El de ojos negros contempló por un momento el rostro de Gaara; el rostro del chico que todos odiaban. ¿Y por qué sentía las cosas que jamás sintió por otro u otra hasta que lo conoció? Se lo había dicho su hermano alguna vez: “Tú eres como un imán universal. La gente hace fila por ti esperando ser la indicada para ocupar el lugar de tu media naranja. Y podrías elegir a cualquiera, chica o chico, mayor o menor. Como tú quieras. Pero de tantas opciones jamás aprovechas alguna, aunque las mejores estén justo frente a ti”.Itachi se refería a Naruto con eso último; ahora lo sabía. Sin embargo, muy a pesar de su actitud ególatra, pensaba que no se le podía dar la oportunidad a una persona si se sabía de antemano que resultaría una pérdida de tiempo. Pero sabía que un rechazo sutil no serviría para hacer que ellas lo dejaran en paz. Por eso era así con sus pretendientes; le gustaba ser claro y directo.

—Porque tú no eres como ellas—dijo con simpleza, todavía no estaba seguro de lo que debería contestar. Era increíble como Gaara podía dejarlo sin palabras—. No  eres como todos, quiero decir.

El pelirrojo puso los ojos en blanco.

—Sasuke, es obvio que no soy como los demás—dijo—. Nadie es como los demás. Si todos fuésemos iguales, sería horrible.

El Uchiha hizo una sonrisa en forma de mueca.

—Digamos que son las cosas que te diferencian de los demás las que me atraen de ti. No sé…—cerró la boca y tomó una gran bocanada de aire. Nadie en la historia de la humanidad imaginó el día en que Sasuke Uchiha actuara como un chico enamorado. De pronto, aquella máscara fría, ególatra y arrogante se había roto. Pero, ¿cómo podía expresar en palabras lo que sentía, de manera que no sonara como un estúpido? Jamás creyó verse en tal dilema—. Soy un asco con esto. Pero si quieres una explicación, te diré que odio los lugares que están repletos de gente y mucho más a la gente ruidosa; prefiero los días de lluvia al calor del verano, un café cargado a diez latas de cerveza, y te prefiero a ti sobre todos los demás. ¿No te basta con eso?

Los ojos de Gaara eran grandísimos, la combinación perfecta de verde y azul. La sorpresa bailaba dentro, y tenía las mejillas pulidas de escarlata. De verdad, Sasuke no entendía cómo era que los demás veían al pelirrojo como si fuera un bicho.

Sintió una corriente eléctrica que lo impulsó hacia delante, acortando la distancia con el otro muchacho. Gaara no se dio cuenta, pero de pronto tenía los labios del moreno sobre los suyos y ya estaba correspondiendo el beso. La sensación, aparte de pillarlo con la guardia baja, hizo que su corazón saltara como niño en un trampolín. Tenía mucho desde que no se besaban de esa manera, calmada pero placentera.

Sasuke le mordió el labio inferior y atacó la boca del otro con la lengua, animando a la del contrario a colaborar. Mientras, los brazos del moreno tomaban a Gaara por los hombros hasta que no hubo ni un milímetro que separara ambos cuerpos. El taheño enrolló los brazos en el cuello de Sasuke inconscientemente.

Gaara jamás había pensado que un beso podía ser tan dolorosamente placentero, tan adictivo a pesar de quitarle el aire a sus pulmones. Suponía, en un pasado, que era un simple contacto de labios que aquellos morbosos lo convertían en algo más o menos vulgar al meter la lengua y hacerlo como si protagonizaran una película pornográfica. Sin embargo, ahora se daba cuenta de por qué la gente hacía tanto rollo por un beso: Era el calor que le proporcionaba, la corriente eléctrica en sus extremidades y la velocidad con la que latía su corazón. A pesar de que jamás había besado a nadie a excepción del moreno, se dijo que nadie podría hacerlo sentir como él.

El calor comenzó a molestarle, necesitaba deshacerse de la ropa, pero no quería romper el beso. Además, sentía que Sasuke lo acariciaba por sobre la ropa y eso le molestaba. Quería sentir las manos del otro directamente sobre su piel.

 —Sasuke—gimió (había veces en las que seguía avergonzándose por lo bochornosa que se escuchaba su voz al gemir). Puso las manos sobre el pecho del moreno para apartarlo y éste lo miró confundido.

— ¿Qué? —Soltó casi indignado. ¿Cómo se atrevía Gaara a interrumpirlo cuando estaba sintiéndose tan caliente?

—La ropa—dijo Gaara, mientras se sacaba la playera—. Quítatela.

Sasuke dejó crecer una sonrisa complacida sobre los labios, mientras obedecía las órdenes del más bajo. Se sacó la ropa tan rápido como pudo, y como el pelirrojo aún batallaba con los pantalones, decidió inclinarse hasta quedar a la altura de sus caderas.

Los ojos aguamarina se abrieron como platos.

— ¿Quieres que te ayude con eso?

El moreno le besó el miembro, que aún estaba bajo la tela de la ropa. Gaara cerró los ojos y suspiró ante la caricia, mientras el otro quitaba el pantalón, dejando al descubierto el problemilla de Gaara bajo la ropa interior. Sasuke se levantó y le extendió una mano al taheño para que imitara su acción. Una vez que ambos estuvieron a la altura, volvieron a besarse.

El sonido del beso era lo único que se escuchaba dentro del cuarto, y el frío que entraba por la ventana era neutralizado por el calor de ambos cuerpos. El Uchiha fue bajando las manos por la cintura del taheño hasta que se topó con el elástico de los boxers, donde metió la mano y de improvisto, dobló las rodillas, inclinándose y llevándose consigo la prenda.

Miró hacia arriba, los ojos de Gaara fijos en él con el ceño ligeramente fruncido y la notoria erección del muchacho. Dios, ¿habría acaso algo más erótico que eso?

Se incorporó y recostó a Gaara en la cama, mientras él le abría las piernas para colocarse entre ellas. El bermejo cerró los ojos con fuerza y se impulsó un poco hacia arriba, como diciendo: “Hazlo ahora, métetelo en la boca y chúpalo”.

Lo primero que hizo Sasuke fue darle una pequeña lamida a la punta, y sintió el cuerpo de Gaara estremecerse ante ello. Sonrió y tomó el miembro entre sus manos apretando un poco. Lo contempló como un niño contempla una paleta para luego engullirlo todo.

— ¡Oh, dios!

El gemido de Gaara terminó de encender a Sasuke, quien empezó la felación con gusto, metiendo y sacando, jugando con los testículos del contrario y deleitándose por las expresiones en el rostro del muchacho.

Mientras seguía con su trabajo, se acomodó mejor entre las piernas de Gaara e hizo que éstas quedaran sobre sus hombros. Pasó a acariciar sus nalgas suavemente, la piel tan deliciosa como la de sus labios. ¡Sentía tan duro su propio miembro!

Cuando introdujo el primer dedo, Gaara se vino en su boca. Sasuke se encantó con el gemido que soltó el otro al momento del orgasmo.

Decidió dejar que el pelirrojo se relajara para poder volver a la excitación. La respiración del otro era rapidísima. Tenía las mejillas al rojo vivo y el rostro lleno de sudor.

Pero entonces, sin previo aviso, Sasuke se encontraba espalda contra el colchón. ¿Cómo había llegado a esa posición? Había sido tan rápido que cuando reaccionó, Gaara estaba encima de él, sonriendo de medio lado en esa mueca torcida que tanto le gustaba. Sonrió también, acariciando las piernas de Gaara desde la rodilla hasta llegar a sus muslos.

— ¿A qué debo tu cambio de actitud? Ya me estaba extrañando que fueras tan sumiso—comentó en tono burlón. Sin embargo, se sonrojó ligeramente al recordar aquella que había sido su primera vez, cuando después de follar a Gaara, él invirtió las posiciones y Sasuke fue penetrado. ¡Rayos!

—Idiota—bufó Gaara poniendo los ojos en blanco, pero se inclinó a besarlo.

Al parecer, había llegado nuevamente a la fase de excitación.

El trasero del menor aplastaba el pene de Sasuke, que estaba dolorosamente duro. Era por eso que soltaba incontables gemidos durante el beso y dejaba que Gaara llevara el control, que metiera la lengua y chupara sus labios para luego morderlos. Por su parte, sumido en la meseta, acariciaba el cuerpo del pelirrojo de arriba abajo, por sus piernas, nalgas y espalda. Sentía la necesidad de apretar su cuerpo tanto hasta fundirlo con el suyo. No recordaba, dentro de sus experiencias sexuales, haber experimentado algo así.

—Me pones tan caliente—gimió guturalmente en el oído de Gaara, lamiéndolo. Llevó las manos hasta las nalgas del contrario y las abrió para acariciarle la entrada.

—Eres un cerdo—contestó el pelirrojo, su voz nublada por el placer al sentir el dedo de Sasuke introduciéndose en su interior—. ¡Ahh, ahhg…!

—Somos—repuso Sasuke, iba con el segundo dedo—. Sabes que te encanta.

El pelirrojo hizo una sonrisa ladina, mordiéndose el labio. Tomó el rostro del moreno y lo besó para luego separarse y quedar sentado. El otro hizo una mueca por la separación.

— ¿Ahora qué? —Quiso saber el de ojos negros—. ¿Vas a separarte cada que quiero penetrarte?

Gaara estaba derecho, aun sentado sobre su miembro. Seguía con el rostro ardiente y los labios hinchados; casi ni se notaban los hematomas que le había dejado Naruto. El chico seguía sonriendo ladino, sus ojos aguamarina eran intensos y traviesos.

 Se apoyó sobre las piernas y la mano izquierda, medio levantándose. El pene de Sasuke se levantó y le rozó las nalgas. Con la otra mano, Gaara tomó el falo del Uchiha y se lo metió en el ano de una sola vez.

— ¡Ahhhhhhgg! —Su gemido seguramente pudo haber sido escuchado hasta Marte. Realmente no le importaba, había sido la sensación más gloriosa.

Sasuke también gimió, tomado por sorpresa, por supuesto. Apretó las caderas del menor con fuerza, casi enterrándole las uñas, mientras el otro empezó a cabalgarlo lentamente.

No podía negar que el movimiento lento y pausado le fascinaba. Las estrechas paredes del menor le apretaban el miembro, y cuando Gaara se levantaba y volvía a dejarse caer sobre el falo, se hacía una fricción deliciosa, que volvía locos de placer a los dos. Pero Sasuke tuvo la necesidad de que esos roces fueran más rápido.

—Muévete más—pidió, su voz gruesa, sumida en el placer del sexo—. Hazlo más rápido, Gaara.

Sabaku sonrió. Por supuesto, Sasuke estaba de holgazán ahí acostado y quería que todo el trabajo lo realizara él. ¿Pero qué más daba? Apoyó ambas manos sobre el colchón, a los lados de Sasuke. Al momento de que el pene del otro quedó fuera de su entrada, volvió a hundirse en él, y las penetraciones incrementaron su velocidad al triple.

Lo que se escuchaba en la habitación ya no era solo el sonido de los besos, sino los gemidos de ambos y el rechinar de la cama. La expresión de Gaara valía por un millón; tenía la boca entreabierta, los ojos medio cerrados y la piel ardiente nivelándose con el color de su cabello, el miembro del pelirrojo de arriba abajo conforme los movimientos. Sasuke supo que se había equivocado: Esa era la expresión más erótica del mundo.

Llevó ambas manos a las nalgas de Gaara y apretó al momento que la meseta hubo finalizado, dando paso al ansiado orgasmo. Una punzada en su pene y todo su semen llenó el interior de Gaara.

El taheño gimió corriéndose también. Manchó el pecho y rostro del Uchiha, arqueando la espalda hasta un ángulo casi imposible. Se sentía caliente dentro de él, tenía líquido blanco escurriéndole por las nalgas.

Cansado, cayó sobre el pecho del otro, acomodándose para poder darle un beso en el cuello. No se había percatado de lo cómodo que se sentía cuando estaba así con Sasuke, como si el mundo se redujera solo a ellos. Era un pensamiento absurdamente cursi, sí. Pero no tenía otra manera de describirlo, pensó mientras el sueño lo dominaba.

 

 

Sasuke llegó a la conclusión de que tenía una manía por ver a Gaara dormir. No sabía por qué, pero le encantaba observarlo en su momento más vulnerable, donde podía besarle la cara sin que el otro se diese cuenta, como besos robados.

En ese momento, se había roto el encanto porque Gaara acababa de despertarse, con los ojos bajo la telaraña del sueño.

Empezaron una plática amena.

— ¿Y no  piensas hablar con Naruto? —preguntó el pelirrojo en una de esas, con un tono receloso en su voz que trató de ocultar. No le agradaba el chico, pero sentía algo de lástima. Estar años enamorado de una persona para que llegara otro y…. Bueno, de todas maneras había sido culpa del rubio callar sus sentimientos.

Sasuke se encogió de hombros.

—Tal vez—contestó—. Pero ahora no, hay que esperar que se calme. Es demasiado impulsivo, que tal si me secuestra y me obliga a casarme con él.

—Mmmm, ya te imagino usando el vestido de novia—bromeó el pelirrojo.

Posó la mirada en el techo y soltó un largo suspiro. Días atrás, no pensó que las cosas terminarísn así. Pensó que el Uchiha se había burlado de él de lo lindo y que todas las cosas que le dijo fueron mentiras deliberadas; que ahora seguramente estaba con Naruto burlándose de lo ingenuo que había sido por creer que alguien lo quería.  Sin embargo, ahí estaba Sasuke, a su lado. ¿Cómo podía la vida darle esa felicidad, cuando todo siempre fue dolor?

—Sasuke, hay algo de lo que quiero hablarte—mustió en un hilillo de voz.

Inconscientemente se llevó una mano al vientre. Al Uchiha no le costó adivinar lo que vendría a continuación. Sus labios se curvaron en una sonrisa de media luna.

—Lo sé.

 

 

 

Apenas había visto a Itachi la tarde anterior, y ahora el moreno volvía a estar frente a él, con la cara entre las páginas de un libro como si quisiera meterse en la historia. Cualquiera, pensó Sasori, diría que eso no era más que mera coincidencia. No era como si no pudieran coincidir en los pasillos o en la biblioteca (que era un sitio que ambos frecuentaban constantemente). Sin embargo, la sensación de tener la mirada del Uchiha sobre él era cada vez más fuerte.

El pelirrojo sonrió mientras se acomodaba en su asiento y cambiaba la página del libro que leía. Era gracioso el hecho de que Itachi, quien estaba a unas mesas de él, fingiera estar sumido en su lectura cuando sus ojos negros se desviaban cada cuarto de segundo hacia Sasori y luego, rápidamente desviaba la mirada cuando el pelirrojo se daba cuenta. ¿Qué demonios pasaba con ese Uchiha?

Habían pasado algunos minutos jugando a ese extraño juego, cuando de pronto, una chica de cabello negro se acercó a Itachi; tenía las mejillas algo ruborizadas y jugaba con sus dedos.

—Buenos días, Itachi-san—saludó ella lo suficientemente alto para que Sasori escuchara—. ¿Cómo estás?

Ahí estaba el Itachi Uchiha que todos conocían, se dijo el pelirrojo, dejando el libro sobre la mesa para prestar total atención a la escena frente a él. ¿Por qué lo hacía? ¡Quién sabe!

Itachi miró a la muchacha con una sonrisa amable.

—Buenos días, Hotaru—contestó él cortésmente—. Muy bien, ¿tú cómo estás?

La felicidad pulió el rostro de la chica, pero también estaba nerviosa.

—Muy bien, ¡gracias! —Tomó aire—. Me estaba preguntando desde hace un tiempo si… tal vez, tú y yo podríamos…. No sé, ir a tomar algo. Salir juntos…

Hubo un momento de silencio tenso luego de la confesión de la chica. La mirada de Itachi se desvió por un segundo hacia el pelirrojo, y cuando notó que éste estaba observándolos, tragó saliva audiblemente, regresando la mirada a ella.

—Eres muy amable, pero no estoy interesado. Lo siento.

¿Lo sentía? Sasori creía que no. El Uchiha había rechazado a tantas chicas que seguramente ya no se sentía mal por ello. La muchacha se vio claramente decepcionada. Hizo una reverencia diciéndole al moreno que no se preocupara, que todo estaba bien, para luego irse con la mirada baja.

En ese sentido, Itachi era muy diferente a Sasuke. Mientras que el menor alejaba a las muchachas de mala manera y voz agria, Itachi procuraba ser lo más amable para no lastimarlas demasiado.

Una vez que no hubo señales de Hotaru, Sasori se levantó y caminó hacia el Uchiha. No era como Deidara, pero había algo en él que al pelirrojo le gustaba; no sabía qué. Y por otra parte, Sasori tenía la necesidad de saber por qué el otro lo seguía tanto.

—Vaya forma de rechazar a tus pretendientes, Uchiha—comentó haciendo una sonrisa de media luna. Se cruzó de brazos y lo miró a los ojos—. Por lo menos, no las haces llorar como tu hermano, pero espero que a mí no me rechaces una invitación para tomar café.

Itachi abrió la boca y la cerró. Parecía haberse quedado sin palabras, pero era predecible que le diría que sí. Sin embargo, antes de poder contestar, una musiquita se hizo sonar por el lugar; su celular. Itachi le pidió disculpas con una mirada al taheño y contestó el aparato.

Sasori lo miró mientras hablaba. El rostro de Itachi se había tensado al intercambiar palabras en voz baja. Cuando colgó, toda su atención fue para Sasori.

—Lo siento…—dijo, y se escuchaba genuinamente sincero—. ¿Podemos dejarlo para otra ocasión? Mis padres están aquí, quieren vernos a mi hermano y a mí.

Itachi realmente detestaba el hecho de tener que rechazar a Sasori. Su corazón había latido a mil por hora cuando el otro lo invitó. Pero sabía que sus padres, en especial Fugaku, no vendrían por nada que no fuera importante.

Notas finales:

¡Espero que les haya gustado!

¡Hasta la próxima y feliz cumpleaños a Gaara! :3


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