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SD2: Are You Ready For This? por Khira

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Notas del capitulo:

Perdón, perdón, perdón por la demora -_-!

Are you ready for this?

 

Por Khira

 

Capítulo 19. Relaciones difíciles

 

La música estaba demasiado fuerte para su gusto, y el ambiente estaba demasiado cargado: apestaba a humo de tabaco y a saber a que cosas más. Pero tenía que admitir que la discoteca estaba muy bien, al menos lo que se veía de ella, ya que las lucecitas rojas, naranjas y azules que le bombardeaban los ojos sin parar le estaban mermando la capacidad visual. Era muy grande, había mucha gente, y la entrada no había sido muy cara. No le extrañó que desde que se inaugurara pocas semanas antes fuera el local de moda.

 

Y el nombre de la discoteca estaba más que bien elegido: Carpe diem. Aprovecha el día. Una clara invitación a disfrutar del presente sin preocuparse del futuro. Tal y como hacían la mayoría de los que estaban allí.

 

—¿Quieres algo? —le preguntó un amigo.

 

—¡¿Cómo?! —Debido al volumen de la música apenas oía nada más.

 

—¡Que si quieres algo!

 

—¡¿Algo como qué?!

 

—¡Algo para beber, que va a ser!

 

—¡Ah, vale! ¡Pídeme un agua!

 

—¡¿Un agua?!

 

—¡¿Sí, que pasa?!

 

—¡Que se pensarán que tomo pastillas!

 

—¡¿Y a mí que más me da?! ¡Ya me la pido yo, pues!

 

—¡No, es igual! ¡Ahora vengo, espérame aquí!

 

«Cómo si tuviera ganas de adentrarme en esta selva...», pensó el muchacho moreno mirando a su alrededor. La pista se empezaba a llenar de chicas vestidas como si fuera pleno agosto e hiciera un calor abrasador, pues apenas llevaban un par de trapos encima, y los chicos las rondaban cuales buitres dispuestos a acechar a la primera que les dedicara una sonrisa, o tal vez una simple mirada.

 

Y observando con algo de desagrado a aquella masa de jóvenes que bailaban frenéticamente al compás de una música demasiado comercial para su gusto, de pronto vio a alguien conocido, y para más sorpresa aún, que se movía con bastante soltura.

 

Al principio le hizo gracia descubrir lo bien que bailaba el que estaba seguro sería en un futuro uno de sus mayores rivales, pero después de fijarse más atentamente en su comportamiento, empezó a preocuparse...

 

«Sakuragi, ¿qué haces...?»

 

xXx

 

Después de casi dos semanas y media de encierro, Rukawa no aguantó más y el miércoles por la mañana decidió volver al instituto a pesar de la oposición de su madre, quien le hizo prometer que al menos esperaría un par de días más a regresar a los entrenamientos.

 

Para su alivio, parecía que los ánimos se habían calmado en el instituto con respecto a él. Mientras cruzaba el patio después de dejar la bicicleta nueva en el aparcamiento, no distinguió ninguna mirada reprobatoria hacia él, ni de chicas ni de chicos. Más bien al contrario, pues las primeras le miraban con clara preocupación. Supuso que se debía a que al fin y al cabo había estado desaparecido desde el festival de otoño.

 

Caminó solo, como siempre, en dirección al aula donde tenía su primera clase, sin dejar de sentir sobre él el peso de las miradas de los demás alumnos. Un anuncio colgado en uno de los tablones del pasillo le llamó la atención y se detuvo a contemplarlo.

 

—¿Vas a comprarte otra bicicleta, zorro?

 

El corazón le dio un brinco en el pecho al escuchar esa voz, pero apenas se movió unos milímetros, lo mínimo y necesario para contemplar esos amados ojos miel.

 

Rukawa desistió de contarle a Sakuragi que en realidad aquella bicicleta que se vendía en el anuncio se parecía sospechosamente a la suya...

 

—No —respondió más seco de lo que pretendía.

 

Sakuragi se quedó mirando unos segundos a Rukawa antes de seguir hablando. Ya no se le notaba el morado del ojo.

 

—Bueno, ¿qué tal la costilla?

 

—Bien.

 

—Ok... Bueno, me voy a clase. Adiós.

 

Rukawa se quedó mirando a Sakuragi alejarse pasillo abajo. Era la primera vez desde que se conocían que tenían una conversación sin insultarse, a excepción del ‘zorro’, que Rukawa no sabía aún si considerarlo un insulto del todo. Aunque también era cierto que esa había sido de sus conversaciones más cortas...

 

Lamentablemente Sakuragi no le había visitado de nuevo en esas dos semanas que habían transcurrido desde la cena. Pero no debía extrañarse, ya era raro que le hubiera visitado una vez como para repetir. Además, él no le había invitado a volver...

 

Continuó su camino hacia su aula, pero entonces fue Mitsui el que se le acercó casi corriendo.

 

—¡Hola Rukawa! Por fin has vuelto.

 

Rukawa alzó la ceja como diciéndole que no entendía a que venía ese recibimiento tan caluroso.

 

—Siento mucho lo que pasó con Ryu y su banda. De verdad —se disculpó el chico de la cicatriz.

 

Rukawa negó levemente con la cabeza.

 

—Tú no tuviste la culpa, sino ellos.

 

—Gracias, pero no cuela. En fin, ¿cómo estás?

 

—Bien.

 

—¿Sabes que te atendió mi hermana?

 

—Algo así me contaron... —Mitsui supuso que se refería a Sakuragi.

 

—Menos mal que Sakuragi accedió a ir a verte, yo no podía. Y te llamé varias veces pero siempre comunicaba. ¿Habéis cambiado de número de teléfono hace poco o algo así?

 

—Eh... sí —respondió Rukawa algo ausente, todavía pensando en la primera frase.

 

«Menos mal que Sakuragi accedió a ir a verte.»

 

Entonces... no había sido idea suya...

 

Pero Sakuragi era Sakuragi, seguro que no había accedido así como así a ir a visitar a su peor enemigo sólo porque Mitsui se lo había pedido. Pero quizás lo que había pasado era que el pelirrojo le debía un favor a su sempai o algo así...

 

—¿Rukawa, me escuchas?

 

Kaede le miró un momento a los ojos y después siseó un frío ‘Tengo prisa’ y le pasó de largo.

 

A Mitsui empezaba a cabrearle que todo el mundo le dejara siempre con la palabra en la boca. Primero Sakuragi, ahora Rukawa, y encima Izawa seguía evitándole desde la cita...

 

No entendía por qué seguía dándole vueltas al asunto. No pasaba nada porque una chica le rechazara, mientras no se enterara nadie de ello, claro.

 

Sin embargo sin apenas darse cuenta ya se encontraba en el pasillo de segundo, buscando con la mirada a la chica de ojos claros. Recordó la vez que se la cruzó por el pasillo y el aula donde entró. El timbre todavía no había sonado de manera que había mucha gente por el pasillo y pudo asomarse por la puerta disimuladamente.

 

La localizó más rápido de lo que se esperaba, hablando animadamente con Miyagi. Demasiado animadamente.

 

—Venga, no te hagas de rogar... —le decía Ryota a Miuyo.

 

—¿Pero a qué viene tanto interés? —preguntó la chica.

 

—Me han contado que lo haces muy bien y sólo quiero comprobarlo.

 

Mitsui sintió de pronto una quemazón en el pecho. ¿De que demonios estaban hablando? ¿No sería de... eso?

 

«Miyagi, como le pongas un dedo encima a Izawa te corto las pelotas», pensó el escolta.

 

—Vale, está bien —accedió Miuyo para sorpresa y desespero de Mitsui—. ¿Cuándo?

 

—Ahora.

 

—¿Ahora?

 

— Sí, ahora. Canta algo.

 

— Pero es que hay mucha gente... y me da vergüenza...

 

— Hay mucho ruido ambiente, seguro que no te escuchan...

 

— Si tú lo dices...

 

Miuyo miró hacia un lado y al otro del aula no muy convencida, pero al final se aclaró un poco la garganta y empezó a cantar con la mirada perdida y una voz tan cálida y suave que dejó a Mitsui de piedra.

 

 Every time I think of you

I get a shot right through into a bolt of blue
It's no problem of mine but it's a problem I find
Living a life that I can't leave behind

 

(Cada vez que pienso en ti

recibo un disparo dentro de mí, una ráfaga de tristeza.
No es problema mío pero es un problema que encontré
viviendo la vida que no puedo dejar atrás)

 

There's no sense in telling me
The wisdom of a fool won't set you free
But that's the way that it goes
And it's what nobody knows
And every day my confusion grows

 

(No me responde ningún sentido.
La sabiduría de un tonto que no quiere dejarte en libertad,
pero ese es el camino que sigo
Y es que nadie sabe,
y cada día crece mi confusión)


Every time I see you falling
I get down on my knees and pray
I'm waiting for that final moment
You'll say the words that I can't say


(Cada vez que te veo alejarte
me arrodillo y rezo.
Estoy esperando el momento final,
tú dirás las palabras que yo no puedo decir)

 

—Bueno, ¿qué tal? —preguntó Miuyo.

 

—Muy bien... pero no he entendido ni papa... —rió Ryota.

 

—¡Uy, perdona...! —exclamó de pronto un chico atemorizado por haber empujado sin querer a uno de los chicos más peligrosos de Shohoku cuando entraba.

 

Miuyo alzó la vista y se encontró a Mitsui en el umbral de la puerta de su aula. El muchacho la miró también un instante sin decir nada, después se dio media vuelta y continuó su camino pasillo arriba.  Miuyo tuvo un impulso y le siguió.

 

—¡Espera! —le llamó justo cuando Mitsui empezaba a subir las escaleras.

 

Mitsui se detuvo y la miró desde unos cuantos escalones arriba.

 

—¿Qué?

 

—¿Me buscabas? —preguntó Miuyo sin poder evitar que se le escapara una sonrisa.

 

—No —mintió el chico.

 

—Ya... —musitó ella un poco decepcionada—. Bueno, pues nada. Nos vemos.

 

Esta vez fue Mitsui quien la detuvo.

 

—Espera.

 

—¿Qué? —preguntó Miuyo deteniéndose y dándose otra vez la vuelta.

 

—Siento lo del otro día —dijo Mitsui mientras bajaba las escaleras—. No debería haber ido tan rápido.

 

—No es eso lo que me molestó... —suspiró la muchacha.

 

—¿Entonces?

 

Miuyo suspiró de nuevo.

 

—Tú... has salido con tantas chicas que no estás acostumbrado a que te digan que ‘no’. Me di cuenta de eso y me sentó bastante mal...

 

Una pequeña sonrisa, casi imperceptible, apareció en los labios de Mitsui.

 

—¿Te molesta que haya salido con otras chicas?

 

—Claro que sí... —confesó molesta.

 

—Pero no puedo hacer nada para remediar eso... —dijo Mitsui—. Sólo prometerte que a partir de ahora no habrá nadie más aparte de ti.

 

Miuyo le miró entre sorprendida y confundida.

 

—¿Qué quieres decir?

 

—Quiero decir... —Mitsui terminó de bajar las escaleras y se colocó frente a ella—. Que me gustas, y que me gustaría conocerte mejor. ¿Quieres salir conmigo?

 

La chica pensó por un momento que sería incapaz de contestar sin desmayarse.

 

xXx

 

Después de varias semanas meditándolo, Haruko se había decidido a hablar otra vez con Yohei costara lo que costara. Para ello había tenido que esperar bastantes días para pillarlo a solas. Pero ahora que el timbre ya había sonado y por una ventana vio venir a Yohei solo desde el patio supo que era el momento.

 

Le esperó al final de las escaleras, decidida a que no se le escapara. Yohei la vio pero no aminoró el paso.

 

—Yohei, tenemos que hablar —dijo la muchacha jalándole de un brazo.

 

—Llegamos tarde a clase, Haruko —dijo él sin mirarla.

 

—¡Me da igual! —exclamó la chica—. Por favor, ven.

 

Yohei no pudo resistirse a esa mirada llorosa de la chica que amaba y se dejó arrastrar hacia el cuartito de la limpieza que había al comienzo del pasillo.

 

—Aquí nadie nos molestará —dijo Haruko cerrando la puerta tras ella y prendiendo la luz.

 

—Haruko...

 

—Sólo quiero hablar —repitió la chica acercándose a él.

 

—Pero es que no tenemos nada de qué hablar. —Yohei intentaba ser borde pero no lo conseguía.

 

—¿Cómo que no? Yohei, tú me dijiste que yo te gustaba... No puedes pretender que haga como si nunca me lo hubieras dicho.

 

—¿Y qué si me gustas, Haruko? —exclamó el moreno—. No puedo hacer nada, Hanamichi es mi amigo.

 

—Lo sé, y también es mi amigo —replicó ella—. Pero yo ya le he rechazado, y tendrá que hacerse a la idea de algún día verme con otro chico.

 

—¿Con su mejor amigo? Ni de coña, Haruko. No lo entendería.

 

—¿Y entonces que quieres hacer? ¿Olvidarme?

 

—Que remedio...

 

—¡Yohei, no puedes estar hablando en serio! —sollozó Haruko—. Con lo que nos ha costado llegar hasta aquí... Y tú vas a rendirte sin ni siquiera intentarlo...

 

Aunque a Yohei le dolía en el alma ver así a Haruko, no pudo evitar pensar que estaba preciosa con los ojos tan brillantes por las lágrimas.

 

—Hanamichi es mi amigo... —repitió obstinado—. Y hasta que no le vea enamorado de otra chica...

 

—¿Y si no quiero esperar? —saltó Haruko.

 

Yohei no respondió.

 

—Comprendo... —Haruko ya iba a rendirse cuando de repente se le ocurrió algo—. ¿Y si salimos en secreto?

 

—¿Qué...?

 

—Pues eso, que salgamos en secreto hasta que Sakuragi haya superado lo mío...

 

De primeras Yohei tampoco dijo nada.

 

—¿Qué dices? —insistió esperanzada.

 

—No, Haruko. No es buena idea. Podría descubrirnos y sería peor.

 

La muchacha ya no sabía que más hacer. Levantó una mano para acariciarle la mejilla a Yohei pero este se apartó. Haruko bajó la mano y se puso a llorar en silencio.

 

—Lo siento Haruko...

 

Ya no soportó más verla así, por lo que Yohei decidió salir del cuartito.

 

Haruko se quedó sola, llorando y maldiciendo su mala suerte.

 

Pero de pronto la puerta del cuartito volvió a abrirse y por ella apareció Yohei, con la expresión completamente cambiada. Se acercó a Haruko, la abrazó por la cintura y le plantó un largo beso en los labios.

 

Continuará...


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