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El sexo no lo es todo... o sí por Misakiyeah

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Notas del capitulo:

¡Ya está listo el capítulo! 

 

 

Ya hay portada oficial para la novela, en wattpad la podéis ver, allí siempre publico los capítulos antes que aquí ^^

 

http://www.wattpad.com/41958754-el-sexo-no-lo-es-todo-%C2%BFo-si-cap%C3%ADtulo-18-la-primera

-Así que es eso... ¡este es tu nuevo acompañante, por ese me cambiaste! -nos giramos y vimos a un chico un poco más mayor que yo, más alto, más esbelto de figura, con el cabello rubio y sedoso, largo y unos ojos extraños, pequeños.

Me quedé estático, no sabía que decir ante esto, claro que no éramos nada, ni lo hubiese visto si él no nos hubiese hablado a RiRi y a mí, ¿A qué venía? Miré a Alexander, intentando que me echara una ayuda, pero solo tenía un rostro de indiferencia en su cara.

-¿No ves que estoy ocupado? -preguntó arqueando una ceja, ¿serían pareja?

-Bueno, creo que lo mejor es que yo me retire, además es tarde, tengo que dormir y despertarme temprano, mucho gusto conocerte -me despedí apresuradamente, mintiendo como un bellaco, pero no encajaba en esa situación, no quería problemas.

-No, oye, ¡espera! -exclamó Alexander a lo lejos, pero solo atiné a hacerle un gesto de despedida con mi mano hasta que lo perdí de vista, quería salir lo más rápido de allí y volver a lo que era mi casa,o lo que fuese. Al girarme choqué de pleno con alguien, dolíendome la nariz me la sobé un poco.

-Anda, mira a quien tenemos aquí -esta vez si, esta vez si que era él. Levanté la vista y ahí estaba, con su planta que cualquiera diría que era modelo, mirándome burlesco, a la vez que enfadado. Estaba muerto.

-Antes de que digas cualquier cos...-no pude terminar la frase, ya que me cogió fuertemente del brazo, arrastrándome hacia la salida del centro comercial. La noche había caído, hacia luna llena, estaba oscuro, igual que su estado de ánimo-. ¡Oye, espera, me haces daño! -grité intentando zafarme del agarre, pero era imposible.

-¡Cállate! -rugió, congelándome con la mirada, me quedé estupefacto, su ceño estaba fruncido y su cara era de rabia. Me dejé llevar por su brazo hasta el audi que traía, callado y haciéndole caso, no me atreví a contestarle más.

Dentro del coche reinaba el silencio, él no despegaba su pie del acelerador mientras agarraba con fuerza el volante, mientras que yo solamente miraba por la ventana, con un poco de miedo en el cuerpo, nunca lo había visto tan enfadado como ahora.

Al llegar al hotel, ya no quedaba nadie más que la recepcionista en la planta baja. Subimos por el ascensor callados, mi único intento de hablar se desvaneció al ver que ni me dirigía la mirada, ¿por qué me sentía culpable? No había hecho nada, ¡el único perjudicado en todo esto había sido yo! Pero tampoco podía hablarle sobre la jugarreta que me había hecho RiRi, no la podía traicionar, si le contaba a Bill sobre ella, seguramente le arruinaría la vida.

Caminé detrás de él por el pasillo de la última planta, con la cabeza gacha, no sabía que pasaría. Entró en el apartamento suite, seguido de mí, sin decir nada subió las escaleras...¿se estaba yendo así sin más?

-Bill -llamé, intentando que se detuviera, pero no lo hizo-. Oye Bill -lo intenté nuevamente, pero volvió a ignorarme como si no existiese-. ¡Oye Bill te estoy llamando! ¿Te vas a dormir sin decir nada? -lo seguí por las escaleras, entró en su habitación cerrándome la puerta en las narices.

Por un momento me quedé callado, no sabía que hacer ahora. Toqué un par de veces la puerta sin respuesta, me estaban entrando ganas de llorar y no entendía porqué. Al otro lado oía un poco de ajetreo, así que decidí entrar dispuesto a solucionar lo que sea que le pasase, pero no esperaba encontrarme eso.

-Bill, ¿qué haces? ¡para! -estaba echando toda mi ropa en una maleta, no entendía nada. No me hacía caso, así que lo detuve de los brazos para que parara, pero me echó hacia un lado, lo volví a intentar y esta vez me cogió de las muñecas, estampándome contra la pared de la habitación.

-¡Si no puedo protegerte volverás a casa con tus padres! -gritó-. ¿Qué coño hacías zorreando con el putero ese? ¿Acaso sabes lo que es la moda en Nueva York? ¿Lo sabes? -seguía rugiendo, intenté desvíar la mirada, pero notaba como la suya me perseguía-. ¡No voy a dejar que sigas con las drogas! -¿era eso? ¿se pensaba que era drogadicto?-. Y si no vuelves juro que te voy a encerrar en este apartamento y no saldrás jamás -volví a mirarlo, con una mezcla de susto y sorpresa, pero solo sentí como su cabeza se apoyaba en mi hombro-. Jamás, ¿me oíste?

-Bill... -susurré, ahora si que me sentía culpable de verdad, le había estado mintiendo estas últimas semanas y había llegado a esa conclusión él solo, es normal que estuviese enfadado, al fin y al cabo, solo se preocupaba por mí.

-Sam, no quiero que estés con nadie más, no quiero que hables con nadie más, ni si quiera que mires a nadie más que no sea yo, desde que nos conocimos he intentado abosrber tu mundo, y aunque lo superficial lo he conseguido, me falta absorberte a ti, quiero que seas parte de mí, y yo ser parte tuya, no quiero nada más, te quiero -no me dio tiempo a responderle nada, recibí un cálido beso por parte de él, posó sus manos en mi rostro, acariciándome lentamente-. Solo déjate llevar.

Dicho y hecho, me cogió entre sus brazos, tiró la maleta al suelo, esparciendo toda la ropa por este mismo, y me lanzó encima de la cama, poniéndose encima de mí, sentado en mi cadera. Su cara de enfado se había esfumado, ahora solo quedaba su libido notorio entre sus pantalones de traje negros, y sus ojos verdes mirándome con ansias.

-El rosa te sienta bien -rió mientras se aflojaba la corbata, tirándola al aire-. Te quiero devorar tan rápido y lento a la vez, que creo que me voy a volver loco -susurró mordiéndome la oreja, haciéndome gemir, mientras sentía como desabrichaba mi camisa-. Quítate esto -ordenó, sacándome la chaqueta y la camisa rosa la vez.

Mis manos estaban apegadas a las sábanas de la cama, sintiendo con mis ojos cerrados y mis labios siendo mordidos por mí mismo, el camino de besos que depositaba Bill sobre mi abdomen, bajando lentamente, parándose a lamerme cuando quería. No le miraba, pero sabía que tenía su mirada clavada en mí, lo notaba.

-Creo que algo despertó -ronroneó, mientras bajaba el cierre del pantalón con sus dientes, me estaba sonrojando más de lo que estaba, sobretodo cuando por un segundo le miré a los ojos, viendo lo que hacía.

-Bill, no es el momento -intenté persuadirlo, poniendo mis manos en su cabeza para apartarlo, pero este dio un pequeño mordisco en mi boxer, a mi líbido, que me arrancó un gemido más agudo de lo que me esperaba.

-No hay otro mejor momento para hacerte mío que este, Sam -dijo, quitando mis pantalones por completo, dejándome solamente en ropa interior-. Ahora es tu turno.

-¿Mi turno? -pregunté sonrojado.

-De desvestirme, ven -en un segundo se acostó la lado mío, me cogió de las caderas sentándome encima de él, lo que no esperaba es que el se sentase también en la cama, quedando los dos de frente-. Desabróchame la camisa.

-Idiota, ¿acaso no sabes? -pregunté fingiendo enfado, no podía quitarme el sonrojo de encima.

-Lo único que sé es que estás conmigo -contestó pícaro, depositando un beso en mis labios. Lentamente posé mis manos en su primer botón, desabrochándolo con torpeza, seguido del otro, comenzando a ver su fornido cuerpo delante de mis ojos, al terminar, él mismo se la quitó para después cogerme de las caderas y comenzar a besarme, siendo correspondido tímidamente por mí, me comenzaba a sentir extasiado, comencé a acariciar su cabello, sintiéndome absorbido por su boca-. Sam, necesito quitarme los pantalones o los reventaré.

Me levante sonrojado lo más rápido que pude, echándome hacia un costado de la cama sin saber muy bien que hacer. Solo pude quedarme embobado viendo a Bill en ropa interior, con sus hombros anchos y esa constitución devorable, solamente me cohibían.

No sé si es mi imaginación pero puedo distinguir un brillo en su mirada, se acerca lentamente a mí, como si fuese un león arrinconando a su presa, me coge del pantalón y comienza a estirarlo para sacármelo, mientras se muerde el labio inferior. Sin darme cuenta se posiciona encima de mí, depositando besos cada vez más bruscos por mi cuerpo, me siento como si estuviera flotando, y no quiero dejar de sentirme así.

-Ahora eres todo mío, solamente mío -gruñe mientras me acaricia el abdomen son su mano derecha-. ¿Sabes? No puedo creer que tenga algo tan bonito entre mis manos.

Por dios, no hace más que sonrojarme. Me doy la vuelta tímidamente, intentando romper el contacto, pero me abraza por detrás, besándome el cuello con ganas, tanto que no puedo reprimir un gemido que él calla cogiéndome del mentón para besarme, demandante, carnal, comienza a frotar su tremenda erección sobre mis calzoncillos, solo puedo corresponder.

Salto al percibir su dedo acariciándome suavamente el trasero, comienza a trazar pequeños círculos alrededor de mi entrada, sin darme cuenta arqueo la espalda para profundizar el contacto pero no me deja, solamente oigo una risita ahogada provenir de él.

-¡Bill no te rías de mí! -digo malhumorado, con mi cara completamente roja.

-Solo quiero admirarte de todas las maneras posibles -sin aviso, su dedo me penetra lentamente, sacándome un quejido pequeño, pero logro acostumbrarme, esta sensación es nueva, es extraña, pero me gusta, me gusta estar a su lado.

Comienzo a jadear un poco más demandante, quiero más y él no se ve por la labor de avanzar, no pensaba que las tornas cambiarían. Para por un momento para girarme y ponerse nuevamente encima de mí, con su lengua recorriendo todo su labio inferior, se baja sus bóxers, dejándome ver su miembro erecto, era mucho más grande que el mío. Como un acto reflejo lo miré directamente, topando con sus ojos lascivos, tenía esa expresión chulesca que no me gustaba nada, pero que ahora me provocaba. Comienza a frotarse contra mí, mientras coge, ya no da, coge de mis labios los besos más profundos que puede, dejándome extasiado completamente.

-Sam, esto te puede doler un poco -oigo decir, mientras acomoda mis piernas en sus hombros, sacándome rápidamente mis calzoncillos-. Pero no creo que pueda aguantar más -susurra en mis oídos, dando pequeños empujones a mi entrada con su pene erecto-. Quiero meterla, ¿puedo? -pregunta, deslizando su lengua por mi pezón, sin dejar de mirarme.

-Idiota -gimo jadeante.

Me toma de la muñeca, mientras me mira con una expresión tierna, conocida, me sonaba, pero extraña en él. Deposita un beso sobre mi frente mientras separa un poco más mis piernas, noto la cabeza de su pene entrando lentamente por mi agujero, mi aliento desapareció mientras que el deja escapar un gemido seco.

Grito mientras clavo las uñas en su hombro, tratando de resistirme un poco al invasor que estaba poseyendo mi cuerpo.

-Sam, ¿te encuentras bien? Si no puedes soportarlo lo dejamos -dice suavemente, mientras besa mi mejilla.

-No... no pares -logro alcanzar a decir, mirándole tímidamente.

Sonríe introduciendo todo su miembro dentro de mí, su mano acaricia mi mejilla, mientras que sin dejar de mirarme comienza con unas lentas embestidas. No puedo parar de gemir, sus ojos verdes me dominan y solo puedo agarrarme en sus hombros.

-Eres caliente -susurrá mordiéndome el cuello, acelerando un poco el ritmo, sacándome gemidos ahogados que calma con besos fugaces-. Estrecho -su mirada es ardiente, su boca está entrecerrada dejando salir pequeños jadeos mientras sigue con el vaivén.

Acomodo mis caderas como puedo, quiero hacerle sentir que estoy bien, que me gusta y no tarda en captar mi llamada de atención, comienza a masajear mi miembro palpitante a ritmo lento, mucho más lento que sus embestidas. Suspiro intentando soltar las olas de placer que me proporciona, las estocadas se aceleran de manera brusca y choca sus labios contra los míos, haciéndome sentir lleno, su aroma, su piel, su alma estaba desnuda enfrente de mí en esos momentos, podía notar como la atmósfera era diferente, mis uñas en un acto reflejo se clavan más en sus hombros, nos miramos con ternura y excitación, levanté un poco más mis caderas mientras sentía como Bill eyaculaba en mi interior.

-Te quiero Sam... -susurró antes de dejarse caer encima mío, sin salir de mi interior.

 

Mis pensamientos ya no existían, mis palabras se habían desvanecido y mi mirada solo veía a un adonis recostado sobre mí. Era placentero, hacer el amor, con la persona a la que...uno amaba. Con esta última reflexión mis músculos se relajaron... ya no quedaba nada más.

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Quería usar este pequeño espacio para agradeceros todo el apoyo que tiene la novela, que la sigáis leyendo cada viernes y que aún quedan muchas cosas por vivir para nuestros protagonistas: Sam y Bill. 

¡Leo todos vuestros comentarios y sois puro amor, me animan a seguir escribiendo!

Notas finales:

¡Ya está listo el capítulo! 

 

 

Ya hay portada oficial para la novela, en wattpad la podéis ver, allí siempre publico los capítulos antes que aquí ^^

 

http://www.wattpad.com/41958754-el-sexo-no-lo-es-todo-%C2%BFo-si-cap%C3%ADtulo-18-la-primera


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