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~ Recuérdame ~ por Mirnest2

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Notas del capitulo:

Solo para darlo a entender, cada canción es una historia diferente. No quiero que hayan confusiones.

Lo otro es agradacer las lecturas en el poco tiempo que lleva este proyecto publicado y los reviews... bueno, no me los esperaba pero me hicieron muy feliz. Gracias, gracias, gracias :)

Les dejo el link de la canción: http://www.youtube.com/watch?v=jtUKuHIQIoI

P.D: las traducciones no son 100% literales de los videos, hay algunos errores en ellos :P

-CAPÍTULO II: One and Only-

 

 

Este no era un día distinto, al contrario. Ya era el tercer fin de semana en que era prácticamente sacado de su cama a medianoche, vestido a la fuerza y arrastrado a un bar por un par de copas.

Aquel día se había propuesto acostarse a ver los resúmenes deportivos de la semana, luego de tener días bastante ajetreados en el trabajo. Tan solo quiso llegar a casa, cenar en su cama, beber una copa de vino e irse a dormir temprano. Pero cuando su celular sonó puntual a las 11 de la noche y vio quién le llamaba, quiso literalmente arrojarlo por la ventana de su dormitorio y que cayera al vacío desde el piso octavo en donde vivía.

 

-          No… - dijo sin saludarle -…buenas noches Jjong

 

-          ¡Hey! – exclamó - ¡Ni siquiera me has dejado decirte para qué te estoy llamando!

 

-          No es necesario, sé lo que dirás… - interrumpió -…a si que NO es mi respuesta

 

-          ¡Minho!

 

-          No Jjong, en serio, hoy no quiero… - insistió anticipando un dolor de cabeza que le convenía sentir en ese momento -... verás, tengo una vida ¿sabes? Tengo un trabajo, tengo un jefe al que se la tengo que mamar todos los días y después de eso, solo quiero llegar a casa a descansar, por lo que tus invitaciones son lo último que necesito ahora…

 

-          1 copa, te juro que será 1 copa… - continuo el otro tratando de convencerlo -…además hoy tenemos pases VIP para el bar de los padres de Onew hyung, prometimos ir…

 

-          Lo sé, lo sé… pero no prometimos ir HOY exactamente… además, ¡me dejarás en la quiebra hombre! El dinero no solo se usa para beber… hay que pagar la renta, comida, gas, luz, agua…

 

-          Bla, bla, bla… - se bufó -…eres jodidamente aburrido Minho, por eso no me extraña que…

 

-          Que, ¿qué, ah? – le interrumpió cuando se percató de que la conversación tornara ese giro inesperado.

 

-          Nada, olvídalo… - añadió su amigo arrepintiéndose mentalmente por haber casi insinuado lo que estaba para ellos zanjado como, un tema prohibido – Está bien, quédate en casa… buenas noches Minho…

 

Agradeció por un mínimo instante que las palabras pronunciadas por su amigo se acabaran al colgar el teléfono, el cual arrojó golpeándolo con el muro de la habitación. Aunque no lo había dicho, Minho sabía a lo que se refería. Sabía que aquellas palabras tenían un destinario, alguien que las cargaba consigo y que hacía golpear ese peso en los hombros del moreno, agotándolo.

 

Has permanecido en mis pensamientos

Y cada día te voy apreciando más.

Me pierdo a mí mismo en el tiempo

Solo pensando en tu rostro.

Solo Dios sabe, por qué me ha costado tanto

Dejar a un lado mis dudas: tú eres el único al que yo quiero

 

De pronto la televisión no le pareció tan divertida, ni el vino de su copa. De pronto todo se volvió de un sabor amargo, agridulce. Se incorporó con una ira que lo embargó completamente, cegando sus sentidos, nublando su mente y que le hizo desahogar ese fuego interior con todo lo que pilló a su paso: la copa, el control remoto del televisor, la lámpara de la mesa de noche, la ropa de cama, el televisor; todo quedó hecho añicos bajo sus manos. Y luego se halló solo, sentado en el suelo de su dormitorio con el cuerpo apoyado en su cama, la cara escondida entre sus rodillas y con un mar de lágrimas que no pudo, no quiso y supo cómo controlar.

Lloró solo, cansado, con esa misma punzada en el pecho que abría viejas heridas y que le hacían recordar que no había pasado tanto tiempo; 1 año no era demasiado tiempo. Entonces el sonido de la grabadora del teléfono de su departamento lo distrajo y le hizo estremecer al darse cuenta nuevamente que eso era lo único que le había quedado de él; su voz grabada, dejando el más bochornoso de los mensajes que pudo dejarle, pero ¡mierda cómo le gustaba escucharlo!

 

-          ¡Hola, este es Taemin y usted está llamando a Minho hyung, MI Minho hyung. Él no está en casa, fue al trabajo a hacer dinero para comprarme regalos…

 

-          ¡¿Hey, qué crees que haces?!

 

-          ¡No, no hyung, no cortes!... ¡Jajaja!... ¿está grabando, sigue grabando?

 

-          ¿Qué dijiste? Cuando la gente oiga eso no van a atreverse a dejar ningún recado Taemin, debe ser algo más serio…

 

-          ¿Debo decir algo más serio? Mmmm…

 

-          Creo que se cortará, no alcanzarás a decir nada más… esto dura, mmm ¿1 minuto? ¿cuánto llevas grabando esto?

 

-          ¡MINHO HYUNG TE AMO!

 

Y un bip.

 

-          Minho, soy yo, Sully… - le hablaron luego -… Minho, sé que estás ahí, llamé temprano al hospital y dijeron que te habías ido a casa…

 

Y un silencio, y alguien que le oye desde lejos.

 

-          Minho… contéstame, mamá está preocupada por ti… - insistió luego de un ahogado suspiro – Minho, por favor…

 

Otro silencio y alguien que se pone de pie y camina hasta la sala, quedándose estático junto al teléfono.

 

-          Jonghyun llamó preocupado por ti, habló con mamá y eso la asustó… ¿oppa estás bien? – preguntó cambiando la táctica para ver si así al menos conseguía que le hablara -… Minho no tienes que estar solo, ven a casa, sabes que puedes hablar conmigo…

 

Más silencio y una mano temblorosa que duda.

 

-          Minho, Jonghyun vio a Taemin en Seúl…

 

¡Mierda!

 

-          Creí que debías saberlo… - continuo -… como sea, llámame cuando quieras. Cuídate, te quiero…

 

Y nada más. No había más palabras de su hermana en aquella conversación, ni tampoco ideas que Minho pudiese asimilar para ¿entenderlas? En el fondo se sentía vacío, después de enterarse de aquello había quedado aún más vacío, como si fuese posible. Apretó el botón de “play” de la grabadora, reproduciendo nuevamente aquel mensaje, deteniéndose una, dos, tres e incontables veces en aquella frase que le había quedado repercutiendo en la cabeza: Minho, Jonghyun vio a Taemin en Seúl… y la repitió, y la repitió y la volvió a repetir cuando tomó la grabadora en sus manos y se la llevó al pecho, sentándose en el suelo de la sala y quedándose toda la noche así: asimilando que Taemin estaba ahí, que Taemin había vuelto.

En la profundidad de su sueño pudo sentir que aún abrazaba la grabadora contra su pecho, pero ya no decía nada; no había palabras repetitivas. Tan solo estaba él en una oscura soledad, con la presencia de Taemin de pie frente a él. Lucía igual que la última vez que lo vio, pero estaba serio, parecía enojado con él, no tenía esa sonrisa que tanto le gustaba. Ahora lo miraba como si estuviera reprimiéndolo, como si pensarlo estuviese mal, como si fuese un error.

 

-          ¡MIERDA! – gritó cuando pudo al fin abrir la puerta luego de casi echarla abajo a golpes - ¡MINHO, MALDICIÓN, ¿ESTÁS BIEN?!

 

De pronto el moreno reaccionó y vio a Jonghyun agachado frente a él, a la altura de su cuerpo, con un rostro que salía de si y más desesperado de lo que solía estar. Tras de él vio pasar a Key quien pasó directo a su habitación para inspeccionar qué había ocurrido con él: por qué no había estado contestando su celular ni atendido su puerta en la última hora que estuvieron golpeando por entrar y saber de él.

 

-          No hay nada, está solo, solo encontré esto… - le dijo a su novio mostrándole el celular desecho entre sus manos -…ahora sabemos porque no podíamos contactarnos con él…

 

-          ¿Qu-qué, qué ocurre? – preguntó el moreno saliendo de su aturdimiento y siendo ayudado por su amigo para sentarse en el sofá de la sala - ¿Cómo es que entraron…?

 

-          El conserje nos dio la otra llave… - habló ofreciéndole un vaso con agua - ¿Qué pasó Minho? estuvimos llamándote por horas a tu celular y no sé cuánto tiempo estuvimos ahí afuera esperando a que nos abrieras la puerta… estábamos preocupados por ti, pensábamos que te había pasado algo…

 

-          ¿Cómo, cómo es que…?

 

-          Sully nos llamó… - habló Key sentándose junto a él, mientras que con una servilleta secaba el sudor de su frente -…ella está preocupada por ti, pensó que te había pasado algo, Minho ¿estás bien?

 

-          Sí, ¿por qué no debería de estarlo…? – dijo mirándolos a ambos.

 

-          Minho, Sully nos contó que te dijo que…

 

-          Que Taemin volvió… - interrumpió incorporándose del sofá -…lo sé, ella me dijo. Lo que no entiendo es como tú Jonghyun, siendo mi amigo, no me dijiste aquello, ¿hace cuánto tiempo que está aquí?

 

-          Minho, yo, yo no quería que lo pasaras mal ni hicieras nada ridículo…

 

-          ¿Hace cuánto Jonghyun…?

 

-          Minho por favor… - interrumpió Key yendo tras él -…trata de entender, no queríamos lastimarte…

 

-          ¡¿Lastimar, lastimarme?! – ironizó - ¡Vaya, no sé cuánto más daño me pueden hacer ocultándome el hecho de que la persona que más me hirió, está de regreso en Seúl después de tanto tiempo! ¡¿Hace cuánto volvió?!

 

-          Minho… - susurró nuevamente Key.

 

-          ¡¿HACE CUÁNTO JONGHYUN?!

 

-          4 meses… - respondió con un dejo de amargura, anticipando que lo peor estaba recién por comenzar -…Taemin hace  4 meses que está viviendo aquí, Minho…

 

Entonces sintió un hielo calarle los huesos, perforándole la piel y todo su cuerpo. Tal vez no por el hecho de que tuviese que quizás recordar memorias pasadas y que aún dolían, sino porque sentía que sus amigos, quienes le habían acompañado durante el tiempo que más sufrió, lo abandonaran para irse con ese alguien más con el que ahora debía compartir su amistad.

 

-          ¡¿Y esperaron 4 meses para decírmelo?! – añadió sin lograr entender qué le molestaba más: que no le hubiesen dicho que Taemin estaba de regreso, o asimilar que el chico estaba ahí; respirando su mismo oxígeno - ¡Dios, quizás deba darles las gracias por ocultarme esa información chicos!

 

-          Minho, no es tan simple…

 

-          ¡¿Qué, que no es tan simple?, Jajaja! – no me hagas reír Jonghyun -…no es algo tan difícil ¿o sí?

 

-          Minho, él nos pidió que no te dijéramos – dijo Key.

 

-          O sea, eso quiere decir que ¡¿se han estado viendo con él a mis espaldas?! – exclamó sorprendido, pasando ambas manos por su cabello mientras procesaba toda la información que recibía de golpe - ¿qué, acaso ahora también toman té y juegan a las muñecas?

 

-          ¡Minho!

 

-          ¡NO, no digas nada Jjong! – le interrumpió ya no queriendo oír más de aquello; dolía demasiado – No te atrevas a decir nada más…

 

En aquella sala la tensión se sentía tan fuerte, que el aire apenas se hacía respirable. Jonghyun sabía que ocultarle aquella información a Minho no había sido una gran idea, así como Key se debatía entre la petición de su tan apreciado amigo y el dolor del amigo de su novio, confundiéndolo.

 

-          Minho, trata de entendernos… - habló el rubio tratando de capturar la atención del chico – Tanto tú como Taemin son nuestros amigos, no nos hagas estar entre la espada y la pared, sin saber a quién apoyar o a quién dejar de lado…

 

-          Taemin es amigo de Key, pero tú también… - continuó Jonghyun apoyando a su novio – Además, Taemin, él…

 

-          ¡JJONG! – interrumpió el rubio volteándose hacia él, dándole a entender que había dado ya demasiada información – No…

 

-          Key, debe saberlo…

 

-          ¡Jonghyun no! – insistió tomándolo por los brazos – Taemin, él no querría que…

 

-          ¿No, qué…? – preguntó Minho interesándose en aquello que le ocultaban - ¿Hay algo que no me están diciendo?

 

-          No… - mintió Key.

 

-          Taemin, él… -  habló Jonghyun -… él, está…

 

-          ¡Jonghyun! – musitó el novio del chico, suplicándole casi al borde de las lágrimas – Por favor no…

 

-          ¿Qué, ¡mierda! qué pasa? – preguntó Minho desesperado de estar en medio de una plática de la que no era parte por algún motivo.

 

-          Taemin, él…

 

 

De pronto no hubo más palabras que pudiese procesar, tan solo reaccionó cuando se vio en su automóvil manejando casi al borde de lo ilegal al lugar al que nunca antes en su vida pensó que tendría que entrar. Un par de veces quiso tan solo ir y ver qué tal era, cómo funcionaba ese sistema, pero no tuvo ni necesitaba hacerlo, él no era esa clase de persona que frecuentaba esos sitios; le repugnaban.

Se detuvo entonces en un callejón demasiado abandonado, medio muerto, sin nada que diera atisbos de que algo más había ahí, salvo una puerta negra de acero con un cartel de neón que apenas funcionaba sobre ella, con el nombre del lugar: “Vicious”.

Entró de golpe al sitio que contrastaba con lo sucio del sitio en donde se encontraba, por dentro era mucho más grande de lo que parecía; frente a él había una especie de salón, con asientos de cuero y luces tenues, un bar inglés con un hombre de demasiada edad atendiendo, un par de hombres bebiendo. Entonces se volteó hacia el otro extremo, en donde su vista se perdía en un pasillo que parecía no tener final, pero cuando quiso ir allá, sintió cómo alguien le hablaba.

 

-          Te ves perdido… - le dijo una mujer con ropas extravagantes y demasiado maquillada - ¿estás seguro que quieres estar acá? Parecía que es primera vez que entras a un sitio como este…

 

-          ¿Cuánto es…? – preguntó ignorando las palabras de la mujer, sin despegar su vista de aquel pasillo con demasiadas puertas que daban a él. Se volteó entonces y se percató que ella lo miraba sin entender lo que quería decirle -…por el sexo, para acostarme con alguien, ¿cuánto es?

 

-          ¡Vaya, vas al grano! Me gusta tu estilo, pero déjame decirte que este es solo un bar para caballeros, joven… - le dijo mirando de reojo a ver si alguien más había oído aquello. Entonces le hizo un gesto con la mano para que se acercara hasta el mesón en donde ella estaba – Será mejor que te vayas, no todas las personas que nos frecuentan son como tú… ya sabes, que saben lo que quieren… no queremos tener problemas…

 

-          ¿Cuánto…? – insistió arrojando frente a ella un fajo de billetes atados en un elástico que le hicieron perder el aliento de tan solo verlos frente a ella.

 

-          Esto… estará bien… - tartamudeo tomando rápidamente el dinero, guardándolo en el escote de su vestido -… veamos, creo que Ricky está libre… - dijo leyendo lo que parecía ser un libro de registros.

 

-          Taemin… - le interrumpió, descolocándola -…quiero a Taemin…

 

-          Lo siento, aquí no trabaja nadie con ese nombre…

 

-          Lee Taemin, sé que trabaja acá, quiero que él me atienda… - insistió - …ahora – continuo poniendo sobre la mesa otra fajo de billetes casi igual al anterior -…creo que ahora podrá recordar quién es, ¿cierto?

 

-          Thomas… acá es Thomas – añadió volviendo a guardar el manojo de dinero por entre sus ropas -… sígame…

 

Caminó entonces detrás de la mujer que de vez en cuando lo miraba de reojo verificando que tan solo fuera un cliente curioso y no un policía encubierto; ya habían tenido problemas antes, por lo que no era simple confiar en cualquier cliente que derrochase tanto dinero en alguno de los chicos que trabajaban ahí. Llegaron al final del pasillo, doblaron a la izquierda y ahí vieron una puerta blanca. La mujer se acercó abriéndola para él: dentro todo era blanco; los muros, las cortinas, la ropa de cama. Había también un gran espejo en el techo, mesas de luz, un mini bar, un sillón y un baño con un jacuzzi. Todo el lugar lucía demasiado lujoso.

 

-          Thomas es nuestra estrella, él sabe lo que hace… - le dijo incitándole a que entrara al lugar -…le avisaré que su próximo cliente le está esperando, no tardará en llegar… que tenga un buena velada señor…

 

-          Gracias… - dijo sin mirarla, sintiendo como se iba y lo dejaba solo.

 

Minho se quitó la chaqueta dejándola al borde de la cama, mientras los minutos eran más largos de lo que creía. Inspeccionó el lugar, culpándose una y otra vez cómo es que había dado a parar ahí. Pensó en las circunstancias que lo llevaron a ese sitio, sin comprenderlas: abusaron de él en Londres Minho, eso lo destruyó… recordó las palabras de Jonghyun que le explicaban el motivo de por qué Taemin había regresado de su intercambio a Europa, sin terminarlo. Él creyó que cumpliría su sueño, pero la vida… la vida fue demasiado cruel, le quitaron todo, se quedó en la calle, añadió Key conteniendo sus lágrimas. Tuvo, él tuvo que hacer cosas horribles para poder conseguir el dinero para volver a Corea. Y no fue capaz de enfrentarte, estaba demasiado avergonzado… pensó en la explicación que Key y Jonghyun le daban para poder entender lo que había ocurrido. Y se perdió, él cree que hacer eso el resto de su vida es su destino, que es para lo único que lo consideran demasiado bueno… se convenció de aquello. Hemos, hemos tratado demasiado de hacerle cambiar de opinión, pero está envenenado de toda esa mierda… Minho, Minho por favor sácalo de ahí, rescata a mi Taeminie de ese lugar, por favor…

Cerró sus ojos con aquella verdad que le punzaba el corazón y que aún no lo hacían convencerse de que Taemin, el mismo Taemin que era demasiado hermoso y perfecto para el mundo, que era demasiado tierno y frágil como para no querer protegerlo, que era la razón de su vivir y el sol de su universo, estuviese ahí: ensuciando su cuerpo, vendiendo su alma al vicio de quienes se atrevían a marcar su piel, de quienes en cada beso le quitaban la dignidad y todo lo hermoso que tenía.

 

No sé por qué estoy asustado

Ya he estado aquí antes

Cada sentimiento cada palabra; lo he imaginado todo

Nunca lo sabrás si nunca lo intentas,

Olvidar tu pasado y simplemente ser mío

 

Apoyó ambos brazos en el ventanal que estaba frente a él, esperando el momento que tuviese que enfrentarlo, que tuviese que verlo después de tanto tiempo. Entonces sintió que la puerta se cerraba tras suyo, alcanzando solo a levantar su cabeza para mirar por el reflejo del vidrio a quien fuese que entró al cuarto con él. No pudo siquiera voltearse cuando sintió cómo un cuerpo se apegaba al suyo por detrás, mientras que unas hábiles manos comenzaban poco a poco a abrir los botones de su camisa, desnudándolo.

 

-          No, no te voltees cariño… - le susurró en un hilo de voz mientras se dejaba invadir, mientras su tacto tembloroso rozaba la piel de su pecho -… deja complacerte…

 

No pudo hablarle, ni siquiera salir de ese agarre, estaba petrificado, sin poder creer que Taemin, su Taemin, el mismo chico que era demasiado bueno y dulce estuviese haciéndole eso, tan pervertidamente. Su corazón se apretó dentro de su pecho cuando de reojo notó marcas en la lozana piel de su brazo izquierdo, cicatrices circulares y moretones que de seguro eran hechos una y otra vez. Lo miró de nuevo por el reflejo de la ventana, mientras el menor continuaba con su tacto por sobre su entrepierna, y pudo darse cuenta de su mirada perdida y desorbitada.

Lo tomó entonces por su brazo, quitándoselo de encima y volteándose hacia él para poder mirarlo, y al hacerlo, sintió como mil cuchillos le clavaban hondo, haciéndole sentir una dolorosa pena al verlo así después de tanto tiempo: estaba semidesnudo solo con su ropa interior puesta, mostrando su cuerpo débil con varios kilos menos. Sus costillas resaltaban por encima de su piel, sus brazos marcados, sus piernas delgadas, su rostro demacrado, sus labios secos, ojeras y sus ojos que parecían denotar que se encontraba en otra órbita, lejos de la realidad.

 

-          ¡¿Qué mierda es esto?! – le gritó agitando su brazo frente a su cara, soltándolo bruscamente - ¡DIME, ¿QUÉ ES ESTO?!

 

-          ¿Esto…? ¡Jajaja! – rio mostrándole aún más lo drogado que estaba -…esto – continuo posando una mano sobre las marcas de inyecciones clandestinas de su brazo -…esto es el dinero… aquí va a pagar mi salario cariño, y lo… aprovecho muy bien…

 

-          ¡Mierda Taemin, ¿qué mierda estás haciendo?!

 

-          ¿Taemin…? – repitió balanceándose sobre sus pies mientras se sentaba al borde de la cama junto a la mesa de luz. Sacó una bolsa por dentro de su ropa interior, arrojando todo el contenido en el lugar, aspirándolo sin darle chances de poder evitar que lo hiciese -… Taemin no se encuentra… él está fuera de servicio… hoy, solo es Thomas… - dijo pasando una mano bajo su nariz, limpiando los residuos.

 

-          ¡¿POR QUÉ, POR QUÉ HACES ESTO?! – le gritó tomándolo por los hombros, sacudiendo su cuerpo como esperando a sacarlo de su estado de inconsciencia - ¡¿POR QUÉ MIERDA TE DESTRUYES ASÍ, POR QUÉ LO HACES?!

 

-          ¿Qué…? ¿Acaso pretendes salvarme…? – ironizó quitándoselo de encima, caminando hacia el otro extremo del cuarto - ¿Quién eres… el Papa acaso?

 

-          ¡Mierda Taemin, soy yo, Minho!

 

-          ¿Minho…? Jajaja – dijo sosteniendo el peso de su cuerpo en las paredes, logrando a penas caminar – Minho está muerto, yo lo maté… cuando vendí mi cuerpo… él murió… mi Minho hyung jamás vendría a un lugar como este… nunca lo haría…

 

-          ¡MALDICIÓN, TE DIGO QUE ESTOY AQUÍ, MÍRAME TAEMIN, MÍRAME! – insistió tomándolo por el rostro y tratando que sus miradas coincidieran y que a pesar de lo dopado que estaba, pudiese reconocerlo - ¡MI AMOR, SOY YO, MÍRAME, SOY MINHO, SOY TÚ MINHO HYUNG!

 

-          Sí, eres  tan lindo como él… - susurró arrastrando las palabras, cada vez parecía perder más la conciencia -… pero no eres él, yo nunca le entregué mi cuerpo a Minho, jamás… pero tú estás aquí, ¿cierto?...

 

-          ¿Qué, qué quieres decir con eso…?

 

-          Que hagas de una vez por lo que pagaste tanto… 10 mil dólares es mucho dinero por esto – continuo apuntándose a sí mismo -… ahora ven – le dijo mientras se quitaba la única prenda que le quedaba, dejándose caer de espaldas en la cama, abriéndole las piernas -…ven acá y métemela, que para eso pagaste tanto dinero… prometo que te gustará, yo soy la estrella del lugar…

 

¡Mierda, Taemin…!

 

-          Ven amor… ¿qué no ves que cuanto más te demoras más caliente me pones? – le dijo mientras se tocaba a sí mismo, rompiéndole en mil pedazos el corazón al tener que soportar el verlo humillarse de esa manera -… apúrate que no tengo toda la noche, tú no eres el único que paga tanto por mi… ven y cógeme de una vez…

 

-          ¡CÁLLATE! – le gritó desesperado y harto de oírle hablar y actuar así, por lo que solo se fue sobre él para acallarlo con un golpe de su mano en su rostro, arrojándolo nuevamente sobre el colchón, manchando el edredón con un hilo de sangre de su labio - ¡BASTA YA, BASTA DE ESTO TAEMIN!

 

-          ¡Bastardo hijo de puta! – exclamó tomándose el rostro con su mano, mientras se ponía de pie para írsele encima y comenzar a golpearlo - ¡Ya verás, cuando la Gran Mamá se entere que me has golpeado te molerá a combos! ¡Maldito, ¿cómo te atreves a golpearme?!

 

-          ¡SI, PÉGAME, PÉGAME Y MÁTAME PARA IRME AL INFIERNO CONTIGO! – decía Minho sin eludir los combos que el castaño le arrojaba, incitándole a que lo golpeara una y otra vez -¡GOLPÉAME MÁS FUERTE, QUE ME DUELA COMO TE HA DOLIDO A TI ESTAR ASÍ, COMO VIVES AHORA! ¡GOLPÉAME PARA SENTIR UN POCO DE TU MIERDA Y NO DEJARTE TAN SOLO EN ESTO! ¡MÁS FUERTE, QUE ME PEGUES MÁS FUERTE, QUIERO QUE ME MATES SI ES POSIBLE!

 

-          ¡CÁLLATE, CÁLLATE IMBÉCIL! – le gritó Taemin zafándose de él, alejándose de su cuerpo, mientras se miraban uno al otro, tratando de aniquilarse con la mirada, tratando de ver quién ganaría esa batalla.

 

Te reto que me dejes ser para ti, el único

Prometo que valgo la pena,

Que me sostengas en tus brazos.

Así que vamos y dame una oportunidad,

Para probar que soy el único que puede caminar esa milla

Hasta que comience el final

 

Fue el castaño quien tomó la iniciativa para dejar de lado aquella discusión y comenzar a buscar su ropa para vestirse. Minho tan solo permanecía estático frente a él, viéndolo desesperado, como si eso pudiese remediar algo lo que había pasado.

 

-          Toma… - le habló entregándole la chaqueta al moreno -…póntela, sal de aquí y no vuelvas más. Gran Mamá vendrá pronto, vete si no quieres meterte en problemas…

 

-          ¿Taemin…?

 

-          ¡Cállate! – le interrumpió arrastrándolo hasta la puerta, en donde se podía sentir ruidos desde el otro lado – Ya te dije, Taemin no existe… ahora vete, vete y no vuelvas más…

 

-          ¡No, no me iré sin ti! – insistió el moreno haciéndole entender que si había llegado hasta ese lugar, era para no irse solo, era para llevárselo consigo – Ven conmigo, no necesitas hacer esto, yo puedo mantenerte, puedo darte todo lo que necesites, no tienes que seguir haciendo esto…

 

-          ¡¿Se puede saber qué mierda ocurre aquí?! – hablaron de pronto cuando abrieron la puerta de golpe y del otro lado la misma mujer que lo había recibido tan amablemente lo enfrentaba con una postura desafiante, junto a otro hombre que le duplicaba el cuerpo de Minho y un sujeto que parecía ser el cliente que Taemin tenía que atender; era gordo, viejo y asqueroso con solo verlo vestido en esa bata de sauna, fumando un cigarro y desnudando con la mirada al castaño – Thomas cariño, ¿hay algún problema con este tipo?

 

-          No, Gran Mamá, nada… - mintió sonriéndole -…es otro cliente prendado por mí, nada fuera de lo común…

 

-          Taemin, no… - le susurró acercándose de modo que solo él pudiese oírlo -…déjame ayudarte, regresa conmigo, vamos a casa…

 

Entonces Taemin lo miró, sabiendo que ya no quedaba nada más de él que pudiese seguir destruyendo. Se perdió en su mirada suplicante, en su mirada que le rogaba porque se fuera con él, esa misma mirada que tantas veces lo vio como lo más hermoso del mundo y ahora lo miraban de la misma manera; confundiéndolo y sintiéndose el ser más despreciable de todos.

 

-          Gran Mamá, ya he terminado con el señor… - añadió sin dejar de mirar los ojos angustiados del moreno -...escóltelo fuera y prohíbale la entrada, no quiero volver a verlo aquí…

 

-          John… - dijo la mujer dirigiéndose al hombre que venía con ella y que parecía ser un guardaespaldas -…haga lo que él dice

 

-          ¡TAEMIN, NO, NO HAGAS ESTO! – gritó cuando el tipo lo agarró por la nuca, tironeándolo fuera del dormitorio, mientras se lo llevaba por el pasillo, tratando infructuosamente de librarse de él - ¡TAEMIN POR FAVOR, NO HAGAS ESTO, VEN CONMIGO! ¡TAEMIN POR LA MIERDA, NO SIGAS CON ESTO!

 

-          Limpia tus lágrimas… - le susurró su jefa, llamando su atención -…no quiero saber qué tipo de relación tuviste con él, ahora eres mío y harás lo que te digo… toma – continuo entregándole otra de esas bolsas plásticas con un tenido blanco en su interior -…si necesitas más te la traeré… Señor Yung – dijo mirando al otro cliente que parecía ajeno al alboroto -…pase, que tenga una buena velada…

 

-          Señor Yung, bienvenido… - dijo el castaño antes de perderse en la privacidad del cuarto.

 

Cuando atravesó la puerta por donde había ingresado al lugar, solo notó cómo un combo en su rostro le hacía caer al piso, para luego ser golpeado en el estómago y en sus costillas por unas patadas que le hicieron perder el aire y botar sangre por su boca.

Se repuso adolorido, con el cuerpo ardiéndole por las magulladuras, poniéndose lentamente de pie al reaccionar. Entonces se dio cuenta que había fallado, que lo había estropeado todo. El propósito por el cual había llegado a aquel sitio, se le había ido por entre sus dedos: Taemin estaba preso de ese mundo al que no supo cómo había ido a parar. Perdido en las adicciones y en lo deplorable que significaba que todas las noches 2 o 3 tipos manosearan su cuerpo, arrebatándole lo mejor de él.

Entonces sintió rabia, demasiada ira que le hizo llorar desesperado sin saber qué más hacer, qué más podía hacer para poder traerlo de vuelta consigo y darle otra oportunidad. Minho no pensó demasiado, solo se limpió los restos de sangre de su ropa y volvió a entrar topándose al mismo tipo que lo había echado a patadas fuera, del otro lado de la puerta.

 

-          ¡¿Pero qué…?! – y no hubo nada más, con toda su furia lo noqueó de un golpe certero, arrojándolo al piso.

 

-          ¡¿QUÉ DEMONIOS CREES QUE HACES?! – le reclamó la mujer del otro lado del mesón, yendo hacia él con la intensión de hacer que se largara como fuese.

 

-          ¡NO SE MUEVA DE AHÍ SEÑORA! – interrumpió apuntándole - ¡NO SE MUEVA SI NO QUIERE QUE LLAME A LA POLICÍA POR TENER MENORES DE EDAD PROSTITUYÉNDOSE!

 

-          ¡No te atreverías, tú también estuviste aquí, si caigo yo, te vienes conmigo!

 

-          ¡ATRÉVASE A PONERME A PRUEBA!

 

Ella lo miró sabiendo que el chico hablaba en serio, estaba fuera de sí, como un energúmeno que no razonaba, solo actuaba por instinto. No hizo mucho, solo dejarle el camino libre para que el moreno pasase junto a ella y fuera corriendo por el pasillo en busca del menor.

Abrió la puerta de un solo golpe, encontrándose con la peor de las escenas que pudo ver; en la cama estaba Taemin desnudo, totalmente ido por lo que parecía ser otra dosis de drogas en su cuerpo, y sobre él, un hombre que prácticamente podía ser su padre, manoseándolo, dejando besos salivosos por sobre su piel.

 

-          ¡QUÍTATE DE ENCIMA VIEJO ASQUEROSO DE MIERDA! – le gritó tomándolo por los hombros, para luego arrojarlo al piso y sobre él golpearlo en el rostro. Cuando notó que ya no era un peligro para él y le vio huir del lugar, fue hasta la cama en donde estaba el menor inconsciente de todo lo que pasaba a su alrededor - ¡Taemin, Taemin reacciona!

 

Pero nada pasaba. Bajo sus manos yacía sin moverse, sin dar atisbos de querer o poder reaccionar. Con las mismas sábanas de la cama envolvió su frágil cuerpo, arropándolo en ella, y tomándolo por entre sus brazos se lo llevó sacándolo de ese antro que lo estaba matando y que se estaba llevando su vida.

 

Si yo he estado en tus pensamientos,

Te quedas en cada palabra que digo.

Te pierdes en el tiempo, cuando mencionan mi nombre.

¿Podré yo alguna vez saber cómo se siente tenerte cerca?

¿Y que me digas, que cualquier camino que yo elija, tú me seguirás?

 

Entre sus sueños sintió como la luz del sol que pegaba en su rostro lo hacían sentir cálido. Se removió perezosamente, despertándose, cuando notó como sobre su frente colocaban una compresa fría. Abrió lentamente sus ojos, acostumbrándose a la claridad. Miró a todos lados y no pudo reconocer en dónde estaba.

 

-          No te muevas… - le susurraron secando el sudor de su rostro.

 

-          Agua… agua por favor… - pidió en un hilo de voz, soportando a penas el dolor de su garganta seca – Gracias… - dijo cuando aquella persona le saciaba la sed.

 

-          Tranquilo, descansa…

 

-          Gran Mamá… - murmuró – Donde, ¿dónde está Gran Mamá…?

 

-          No te preocupes por eso, no tienes que volver a verla más… - le respondió acomodándolo para que volviera a dormirse.

 

-          ¿Cuánto he dormido?

 

-          Una semana… - añadió refrescándolo con aquel paño frío.

 

Se miró entonces y se vio vestido, con un suero puesto en una de sus manos, lo que lo mantenía hidratado y nutrido. Aquella cama se sentía suave y tenía un exquisito aroma que causaba sinapsis en sus sentidos. Se volteó hacia su costado y pudo tan solo ver una sombra sentada junto a él, mirándolo compasivamente, sosteniendo su mano. Hasta que se dejó vencer por los meses de excesos que tenía su cuerpo, durmiéndose nuevamente.

Un aroma penetrante lo trajo nuevamente de regreso. Sintió las especias entrar por sus fosas nasales y hacerle recordar a su estómago lo que era tener un buen plato de comida dentro de su organismo. Despertó entonces, sintiéndose con más fuerzas que días anteriores y se halló en el mismo sitio que antes, solo que ahora sí supo dónde estaba.

Se incorporó de la cama, quitándose el suero de la mano, antes de ir hacia la ventana y dejarse asombrar por aquella vista que hace demasiado tiempo no veía; y seguía igual de hermosa que antes. Caminó hasta el baño, en donde se miró al espejo, desconociéndose por primera vez en todo ese tiempo: sus ojos habían recuperado ese brillo que a todos encandilaba, sus mejillas tenían de regreso ese tono rosáceo al igual que sus labios. Se vio bien y se sintió del mismo modo. Buscó en el mueble baño bajo el lavabo un cepillo de dientes, mientras se quitaba la ropa para introducirse en la ducha que comenzaba a crear un vapor que se iba aromatizando con las especias del shampoo y el gel de cuerpo.

Salió luego con la toalla en su cintura dirigiéndose hacia el clóset, en donde se terminó de convencer que sí estaba ahí, que esa casa sí era la que recordaba y que en aquel sitio vivía la misma persona. Vio sus trajes perfectamente colgados, sus camisas aromatizadas y penetradas con ese perfume que tanto le gustaba. Abrió sus cajoneras notando el orden peculiar que tenía para guardar su ropa interior, y entonces se sorprendió al ver cómo todavía estaba la ropa que no se había llevado, guardada en el mismo sitio que antes. Eligió un bóxer, calcetines y se los colocó, rociando por su cuerpo su desodorante y un poco de su perfume. Abrió después otra cajonera, inspeccionando el resto de su ropa, y cuando notó que también habían prendas que pertenecían a él, solo tomó una de las poleras que sabía era una de sus favoritas, unos pantalones deportivos y terminando de vestirse salió del dormitorio en su búsqueda.

Se asomó por el pasillo hasta llegar a la sala, mirando de reojo si es que era él es que estaba ahí, pero al parecer no había nadie. Caminó asustado hasta la cocina y ahí su mundo culinario dio vueltas. Sobre la mesa había arroz recién preparado, carne, verduras salteadas, sopa, kimchi y todos los platos que recordaba eran sus preferidos. Se sentó sin dudarlo mucho y tomando los palillos comió desesperado todo lo que encontró frente a él.

Cuando volvió al departamento, fue directamente hasta el dormitorio para ver si finalmente había despertado. Pero cuando no lo encontró ahí se desesperó: lo buscó en el baño, en su oficina, en el resto de los dormitorios, pero no estaba. Corrió hasta la sala pensando en qué quizás no lo había visto al llegar, pero no estaba. Abrió entonces la puerta de la cocina y pudo respirar aliviado cuando ambas miradas coincidieron sorprendidas: uno porque lo había encontrado cuando creyó que se había ido y el otro porque había sido capturado in fraganti luego de devorarse toda la comida servida y con medio cuerpo asomándose dentro del refrigerador.

 

-           ¿Hambriento…? – le preguntó conteniendo las ganas que tenía de reírse por lo adorable que se veía de esa manera.

 

-          L-lo shiengto… - dijo tapando su boca con una de sus manos, evitando que los restos de pastel que se estaba comiendo a escondidas escaparan.

 

-          Ten… - añadió acercándole un vaso con agua -…olvidé que no tenía agua, por lo que tuve que salir a comprar…

-          Gra-grashiasg… - respondió recibiendo el vaso, bebiéndolo en un solo trago -… estaba sediento…

 

-          Veo que te gustó mi almuerzo… - continuo mirando los platos vacíos en el mismo lugar en donde él los había dejado - ¿Comiste bien?

 

-          Sí, estaba delicioso… - le habló cerrando el refrigerador y limpiando torpemente su boca con el torso de su mano, luciendo una de sus poleras. Cuando Taemin notó que el moreno le miraba sonriente por darse cuenta que usaba su ropa, solo pudo taparla con sus manos y bajar su cabeza para esconder su sonrojado rostro -… lamento comerme tu almuerzo, te lo pagaré. Y también usé la ducha, y tu cepillo de dientes…

 

-          …y mi ropa – le interrumpió acercándose hasta donde estaba el menor, quien permanecía apoyado en la puerta del refrigerador -…y mi perfume

 

-          Lo siento, te compraré otro…

 

-          No he dejado de usar este perfume desde que me lo regalaste para esa Navidad que pasamos en Busán… - le dijo acortando sutilmente esa distancia que lo estaba desesperando -…desde entonces cada vez que se me acaba, compro el mismo… me encanta…

 

Taemin notó como su cuerpo comenzaba a reaccionar ante esa presencia que no podía creer que aún fuese real, que estuviese ahí, tan cerca de él, aturdiéndolo lentamente. Incómodo se removió de su lugar, apartándose hacia el otro extremo.

 

-          Te haré llegar el dinero por los gastos, gracias por tenerme aquí… - acotó tomando los platos y cubiertos sucios, dejándolos sobre el fregadero.

 

-          Taemin deja eso, no tienes que hacerlo…

 

-          Deja pagarte lo que has hecho por mí de alguna manera, no tengo el dinero aquí, pero al menos dejar limpiar este desastre…

 

-          No tienes que pagarme nada, sabes que lo que hice fue por ti – le dijo tomando la esponja de lavar de sus manos, quitándosela y tratando de buscar esa mirada que le había estado ocultando - ¿Podrías mirarme?

 

-          No puedo, estoy demasiado avergonzado… - murmuró en un hilo de voz, apartándose nuevamente de él -…no merezco mirarte a la cara Minho, no puedo…

 

-          Tae, por favor… - insistió tomándolo del mentón y haciendo que sus miradas se encontraran -…no tienes que sentir vergüenza conmigo, no tienes que hacerlo…

 

-          Minho, me viste ahí, yo… - cerró sus ojos tratando de organizar en su mente todas las cosas que quería decirle, sin saber cómo hacerlo exactamente; estaba perdido, Minho lo tenía deambulando en un camino del cual se había salido hace demasiado tiempo, y por el cual no sabía cómo caminar nuevamente – Lo siento, debo irme… - y se volteó para desaparecer por la puerta de la cocina, dejándolo petrificado sin entender lo que estaba haciendo.

 

-          ¿Taemin… qué, por qué? – tartamudeo Minho, mirándolo cómo iba hasta el cuarto y tomaba su billetera que estaba sobre la mesa de luz - ¡¿Qué haces…? Taemin!

 

-          Minho, no hagas esto más difícil, sabes que terminaríamos así…

 

-          ¡¿Taemin?! – Minho estaba asombrado de ver cómo lo ignoraba y tan solo arrancaba de él para poder salir de aquel lugar - ¡Tae, para, no es divertido, esta broma no es divertida!

 

-          ¡¿Broma, crees que esto, crees que mi vida es una broma Minho?! – lo encaró de pronto, dejándole ver lo asustado que estaba, mientras limpiaba torpemente las lágrimas que mojaban su rostro - ¡Lo perdí todo, allá…! Yo creí que iba por mi sueño, por nuestro sueño y me lo arrebataron, me lo quitaron todo y me quedé solo… solo y sin ti… ¡¿Qué mierda hacía yo en un país al que recién había llegado sin tener cómo regresar a casa?! ¡Es que maldición solo quería salir de esa pesadilla y volver contigo, y que me dijeras que todo estaría bien!

 

-          ¡Todo está bien ahora Taemin, ya todo se terminó!

 

-          ¡NO, NO, NO! – le gritó perdiendo la poca compostura que parecía quedarle - ¡NADA A TERMINADO! ¡MÍRAME MINHO, SOY UNA MIERDA, UNA BASURA DROGADICTA QUE SOLO SIRVE PARA QUE VIEJOS ASQUEROSOS Y MÁS MIERDAS QUE YO ME LA METAN Y ME REVIENTEN POR DENTRO! – añadió llorando desesperado por tenerlo ahí en frente, igual de asustado que él - ¡ESO ES LO QUE SOY, ESA ES MI VIDA!

 

-          ¡No mi amor no, no digas eso! – dijo tomándolo de pronto por entre sus manos, apegando sus frentes e impidiéndole que emprendiera esa huida que no quería que sucediese - ¡No eres una mierda, no eres basura, no eres nada de eso! Mírame por favor, mírame… - continuo cuando logró que le escuchara – Yo, esta mi vida que tú ves, esto es mierda, esto es basura… yo sin ti, sin ti no he logrado ser nada… te llevaste todo de mí, me dejaste vacío y ahora solo quiero tenerte de regreso para no sentirme así…

 

Sé que no es fácil, entregar tu corazón.

Nadie es perfecto.

Sé que no es fácil, entregar tu corazón.

Confía en mí, yo aprendí a hacerlo.

Sé que no es fácil, entregar tu corazón.

Nadie es perfecto.

Sé que no es fácil, entregar tu corazón…

 

¿Cómo fue que su corazón volvió a revivir en ese palpitar que comenzó a drenarle tantos sentimientos por todo su cuerpo? ¿Cómo fue que sus pulmones le hicieron suspirar tan profundo que sintió que se ahogaba? ¿Cómo es que sintió su cuerpo debilitarse haciendo que Minho lo tuviese que sujetar para que no cayese? No entendió cómo pudo soportar tanto desastre interior, cómo no fue que murió con tan solo oírle decir “mi amor…”.

Minho permaneció apegado a él, sosteniéndolo en su pecho mientras lo abrazaba sin dejar que se le escapara, sin dejar que huyera y lo abandonaran de nuevo.

 

-          Nunca, nunca debí dejar que te fueras… - le habló perdiendo sus manos en su cabello -…si hubiera sabido que algo así te iba a pasar, no habría permitido nunca que te fueras…

 

-          ¡Hey, no fue tu culpa!

 

-          Yo, no sabes las ganas que tengo de matar a esos imbéciles que se atrevieron a tocarte mi amor… - gruñó aferrándolo aún más a su cuerpo -… no sabes la rabia que sentí cuando ese, ese viejo te estaba, te estaba….

 

-          ¡Ya basta, no digas nada… por favor no lo hagas! – le rogó acariciando su rostro, consolándolo de esa rabia injustificada – No quiero que odies a nadie, ni sientas esta rabia… nada fue tu culpa, tú me habrías protegido…

 

-          ¡Pero es que me duele que te hayan hecho daño Taemin por la mierda! – insistió aferrándose de él, yéndose hacia la sala para ver si cambiando de aire apaciguaba la rabia que estaba sintiendo - ¡¿Cómo puede haber gente tan maldita que es capaz de hacerle eso a un niño?! ¡No entiendo, yo pienso y pienso, y no logro entenderlo!

 

-          La vida es así Minho, esas cosas pasan…

 

-          ¡PERO NO DEBÍAN PASARTE A TI POR LA CRESTA TAEMIN! – le gritó perdiendo la paciencia, hundiéndose en un llanto desesperado, como si sus lágrimas fuesen capaces de limpiar el pasado – No a ti mi vida… tú, tan hermoso… si yo pudiera vivir lo que tú tuviste que vivir para librarte de aquello, lo habría vivido una y otra vez con tal de mantenerte a salvo… - añadió dejándose caer de rodillas en el piso – Habría vendido mi alma y más, con tal de protegerme mi Taeminie…

 

-          ¡No Minho, no, no sabes lo que dices! – le dijo dejándose caer en el piso frente a él, para tomarlo por los hombros y apegarlo nuevamente a su cuerpo. Necesitaba calmarlo y hacerle entender que él tampoco habría permitido jamás que algo así le pasase, que a pesar de lucir más frágil, todo lo que vivió, lo que sufrió y lo que abusaron de él, no fue nada más porque era lo que el destino había trazado para él, y aunque pudiese evitarlo, no habría podido porque las innumerables veces que trato de huir de su vida, la misma vida lo había traído de regreso a ese mundo en el que estaba metido – Yo tampoco habría permitido que nada te pasase a ti, hubiera preferido matarme antes de verte sufrir…

 

-          Si tan solo pudiera retroceder el tiempo…

 

-          …pero no puedes, no puedes Minho – Taemin al menos de eso estaba seguro, su pasado ya estaba trazado, y no podía hacer nada para cambiar esa parte de su vida -… no vale la pena seguir con eso, ya no…

 

-          Yo… yo no podía creer lo que Jonghyun y Key me dijeron… - le dijo recordando dolorosamente la conversación que había tenido con sus amigos y que le explicaban el por qué Taemin estaba donde estaba actualmente -… perdóname, perdóname por no haberte protegido Taemin… yo nunca, nunca me perdonaré a mí mismo lo que te hicieron…

 

-          Minho…

 

Y se abrazaron mutuamente, consolándose el uno con el otro por lo injusta que era la vida. Por lo triste que podía ser el destino. Por lo lastimados que estaban porque el pasado había sido demasiado cruel con ellos. Se habían separado buscando rumbos que los pudiesen hacer felices estando lejos, pero solo consiguieron volver a reencontrase y darse cuenta que lo más felices que podían llegar a ser era estando así: él abrazado a su cuerpo, inspirando ese dulce aroma que creyó perdido por la vida que llevaba, sintiendo el calor de su cuerpo y la melodía de su corazón rebotarle en el pecho.

Los trazos de fuego que se dibujaban en el cielo al ocultarse el sol, transformó el dormitorio en una obra de arte iluminando las paredes. Sus manos acariciando tiernamente su rostro, eran el pincel, y su piel el trozo de tela que se dejaba poco a poco llenar con hermosos esbozos de esa pintura que ambos estaban creando.

Estaban de pie, uno frente al otro, diciéndose con la mirada todas las cosas que las palabras no eran capaces de interpretar; cosas que eran dichas con la voz de sus corazones.

 

-          Eres lo más hermoso que he visto en mi vida… - le susurró perdiendo su mano por el borde de su rostro, rozando levemente su cuello y la línea de sus hombro -… tan perfecto

 

Se acercó precavidamente hasta rozar su nariz con la de él, y cerrando sus ojos se dejó llenar por ese aroma a hierba buena y vainilla que emanaba su cuerpo y que tanto había extrañado. Era la esencia que necesitaba para sentir que todo estaba bien, que se sentía completo otra vez.

 

-          Minho, yo… - murmuró bajando su rostro -…yo no tengo nada, nada que darte… mi cuerpo, yo…

 

-          Tienes todo lo que necesito… - le interrumpió buscando nuevamente sus ojos, mientras alzaba su mano hasta su pecho -… esto es lo que quiero – continuo cuando posó su mano en el lugar exacto en donde palpitaba su corazón -…no me hace falta nada más…

 

 

Te reto que me dejes ser para ti, el único

Prometo que valgo la pena,

Que me sostengas en tus brazos.

Así que vamos y dame una oportunidad,

Para probar que soy el único que puede caminar esa milla

Hasta que comience el final

 

 

Movió su cuerpo sintiendo un calor sofocante que lo aplastaba. Abrió sus ojos, encontrando al culpable apegado a su espalda, aferrado fuertemente a su cintura en una colisión de cuerpos desnudos que le hicieron sentir la tibieza de su piel sobre la suya. Se volteó lentamente para evitar despertarlo, quedando frente a frente.

En ese silencio lo contempló sin saber por cuánto tiempo: sus cejas; las cuales rozó sutilmente con la yema de su dedo. Sus pestañas, las que contó para asegurarse que estaba todas las que recordaba que tenía. Su nariz perfilada, su rostro, sus labios que soltaban leves suspiros entre sueños y sonrisas perdidas. Cerró sus ojos acercándose aún más a él, inspirando ese olor a menta y a bosque después de una lluvia que brotaba de su cuerpo. Se dejó llenar nuevamente por todas esas memorias que creyó perdidas entre sus desgracias, reencontrándose con los buenos recuerdos y los momentos como ese; momentos que le dieron a entender que no estaba todo perdido, que estaba nuevamente vivo y que podía otra vez, volver a empezar.

Notas finales:

Denle amor <3


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