-Unnie… Unnie…- Una voz familiar me llamaba con un tono ligeramente adormilado. ¿En qué momento me quedé dormida? Me tallé entonces lo ojos con gesto perezoso, estirándome un poco, antes de enfocar mejor a mi pequeña hermana. Jiyeon se hallaba acostada boca abajo. Yo me había quedado dormida en una posición poco cómoda y me duele el cuello un poco ahora. Jiyeon me miró con gesto divertido, picando mi mejilla con su dedo índice de manera juguetona. –Haces caras tan graciosas cuando duermes…- me dice con una sonrisita en los labios, yo solo atino a tomar un cojín y aporrearle sin fuerza sobre la cabeza. Se queja al instante, pero su suave risa no se desvanece.
-Tengo hambre- anuncia, mientras se acomoda mejor, quedando en posición de loto sobre el sofá, yo apenas puedo enderezarme, tengo adormecido el cuerpo. Miro por la ventana y puedo ver que el cielo se ve totalmente oscurecido. ¿Qué hora será? Mi mirada busca pronto el reloj sobre la pared. Cuarto para las nueve. Aún es medianamente temprano. -Fue mala idea dormir toda la tarde…-
-Pero mira quien lo dice, si has sido tú la primera que se ha puesto a dormir a pierna suelta- le miro entonces de manera acusadora, y ella solo forma una adorable mohín con sus labios. Adoro cuando hace esa cara de patito.
-YAH! Pero bien pudiste despertarme…- no cejará en su intento de hacerme la total culpable. Esto puede tornarse en una verdadera batalla, si lo dejo seguir, y sé que de estar aquí In Jung, eso pasaría; pero ahora no está, y el papel de responsable y “madura” hermana mayor me corresponde a mí.
Me pongo de pie y me siento a su lado, tomando su mejilla y estirándola en un gesto que parece ser cariño, y que sin embargo, sé perfectamente que lo detesta. ¿Qué puedo decir? La verdad es que no puedo evitar meterme con ella, la quiero mucho. Me protesta con sonidos extraños provenientes de su garganta y que no logran armar frases coherentes, o al menos, entendibles –No puedo hacer tal cosa, te ves tan adorable como una bebé cuando lo haces, que siento que es como profano hacerlo. Además, quien sabe que me hubieras hecho por despertarte estando tan cansada como parecías. No me gustaría perder una mano, sabes?
Jiyeon comienza a sonrojarse, y baja la guardia. Es una chica bastante tierna, así, tímida y todo, me gusta su peculiar forma de ser, que puedo decir, me siento orgullosa de mi pequeña hermana. – Como eres exagerada… Si te muerdo, podría morir envenenada.- me replica, dándome un leve golpecito en el brazo. Yo solo atino a sonreírle y ponerme de pie de nuevo.
-Anda, ¿Qué te parece si esta noche, comemos fuera, eh? –Una enorme sonrisa es lo que tengo como respuesta
*-*-*-*
-Al fin, aquellas dos se han ido…- susurro para mí, antes de dejarme caer sobre el sofá, abrazando uno de los cojines, el más suave, el de color naranja con motas verdes. La verdad es que siento el cuerpo totalmente desgastado. Y ni falta hace falta decir, que no tengo ánimos para nada. La verdad que no puedo culpar a Tae y Fanny; Tae es mi amiga desde hace años, y bueno, desde que sale con la joven Hwang, ella también se ha hecho cercana a mí. Se preocupan por mí, más de lo merezco.
Dejo escapar un suspiro, y sonrió de manera resignada. No podía seguir rechazando sus atenciones. ¿Y cómo decirle que no a esas dos, sobre todo cuando Tiffany usaba su arma secreta? Esa adorable sonrisa de ojos. Que suerte tenía esa enana pervertida.
Miré a mí alrededor, no es un lugar exageradamente grande, como Taeyeon lo ve… Y sinceramente, no sé qué clase de animal consideren regalarme. ¿Un conejo? ¿Un perro? ¿Peces? Como sea, espero que no sea un animal especialmente grande; no poseo un enorme patio, y me gustaría que pudiera sentirse cómodo. Subo mis piernas al sofá, abrazando mis piernas. Y escucho. Apenas el sonido de los aparatos de la cocina y el “tic tic” del reloj junto al librero.
Que… triste ambiente. Que sombrío. ¿Esta soy yo?
*-*-*-*
-Comes demasiado Jiyeon, quien te viera diría que soy una mala hermana y que no te alimento como es debido…- le dije mientras le daba un manotazo cariñoso en el brazo. Ella me miró de nuevo con un puchero ofendido. Y siguió avanzando sin decir nada. Al final, habíamos tomado el autobús, y dejar que avanzara paradas. Al azar nos bajamos en una. Y como no hallamos nada que se nos antojara por aquel barrio… terminamos alejándonos de nuevo. Como fuere, ahora regresábamos a casa, caminando, a paso lento. Jiyeon iba sujeta a mi brazo, pegada completamente a mí. ¿Tenía miedo?
-Hoy… hay luna llena… lo olvidé- me dijo con un hilillo de voz. Me detuve en seco. Yo también lo había olvidado. Maldije, y mi expresión se endureció. Aún así, procuré mantenerme serena. – Hay que llegar pronto a casa, unnie… No conozco este barrio. No debimos tomar aquel atajo tuyo.
Sus pupilas brillaban preocupadas. Yo acaricié su brazo y traté de reconfortarle. –Descuida, mira, vez aquellas calles? Si, ya sé que se ven tenebrosas, tan oscuras… pero, seguro que salen a las calles principales… y entonces, tomaremos un taxi directo a casa, que te parece?
Jiyeon me miro no muy convencida de querer aceptar mi propuesta. –No llegaremos a tiempo… No debimos salir… Sabes que no me gusta… esto…- dijo con una voz que delataba que sentía una extraña mezcla entre frustración y temor. - ¿Cómo pudimos pasarlo por alto?- volvió a decir, pero esta vez con tono más débil, mientras, a pesar de su mirada, seguía caminando a mi lado.
Tampoco me gusta pasar por calles así, pero, no teníamos alternativa. No dijimos nada más. Solo se escuchaban nuestros pasos. Sentía su agarre fuerte. Dí un beso en su cabeza, para demostrarle que estaba allí. Que no la dejaría. Pero…
-Pero mira nada más lo que me he encontrado…- Aquella voz rasposa, hizo que Jiyeon se paralizara a mi lado, y que mi cuerpo se tensara. Correr, claramente, no era prudente. ¿Entonces, que debería hacer?