-Hermano…- pronuncio asustado el menor, cosa que saco del trance e hizo volver a la realidad al mayor, que al darse cuenta de que estaba siendo apuntado con un arma de fuego, dijo:
-Deja de jugar, puedes herir con eso a alguien- y luego siguió pensando…
Dejando completamente anonados todos… incluso al mismo Reborn…
“¿Qué significa esto?...” se preguntaba Reborn, pues… cualquiera se pondría en pánico o se pondría en guardia por el hecho de que le apuntaran directamente con un arma, y más si se trataba de un asesino de la mafia, entonces… ¿por qué él solo se quedaba ahí… viendo en vació de la noche, perdiendo su mirada en las estrellas y respirando tranquilamente…?
El resto de la familia solo observaba, Reborn seguía apuntando con su arma a Ed y Ed, seguía igual de distraído como en el inicio, ni uno ni otro hacia movimiento alguno, por lo cual, lo demás tampoco se movían.
-Lo tengo…- dijo Ed llamando la atención de los presentes.
La familia lo miraba sin decir palabra y Reborn sin dejar de apuntarlo, pero todos poniendo especial atención en lo que iba a decir.
-¿Qué paso hermano?, ¿por qué acabamos aquí?- preguntaba muy interesado y preocupado por el hecho de que el tipo de la fedora no dejaba de atentar contra la vida de su Nii-San.
-Al, ¿recuerdas lo que te dije hace dos semanas?- decía muy pensativo, con una mano en su barbilla y mirando dos vasos de agua frente a él. Mirándolos como si mirara unos objetos extraños que jamás había visto.
-¿Te refieres a cuando dijiste que podíamos volver?- preguntaba sin entender del todo.
-Si… ¿Recuerdas el circulo de transmutación que encontré en Ishbal?- Pregunto posando su vista ahora, en unos cubiertos de plata junto al plato de porcelana a un lado de los vasos.
¿Ishbal?, ¿Circulo de transmutación?, ¿qué era eso?, eran cosas que todos los presentes, ajenos al tema del que hablaban los hermanos, se preguntaban, más no interrumpieron la amena platica que los dos llevaban.
-Si… ¿Qué pasa con eso hermano?- Preguntaba un tanto preocupado.
-En un viaje a Xing, encontré un pergamino prohibido, escondido en la tumba de los antiguos reyes del país y…
-¿Cómo sabías que estaba ese pergamino ahí?- Pregunto por el hecho de que había un documento en ese lugar, y más por el hecho de ser prohibido, y por otro lado, ahora los mafiosos tenían otra duda, ¿qué era Xing?
“¿Estarán hablando en clave?” se preguntaba Iemitsu.
-Lo comento el viejo rey, y la saquee para salir de dudas- dijo como si nada, y Al se quedó con esta cara O.O, al igual que Tsuna y otros cuantos, porque… ¿cómo que saquear una tumba para salir de dudas? , sin embargo, no dijeron nada, se limitaron a que les cayera una gotita estilo anime de la sien y siguieron escuchando.
-¡Hermano!, ¡no puedes saquear tumbas!
-Lo hecho, hecho esta- comentaba como si nada y con los ojos cerrados- no se puede remediar- se justificaba, y ahora había una segunda gota en la sien de los presentes- de igual modo, ese no es el punto.
-¿Entonces?- dijo con una carita tierna y ligeramente ladeada, acto que llamo la atención “Especial” de alguien en la enorme mesa.
-El pergamino tenía varios versos, parecían poemas, pero cada uno se relacionaba con una puerta, la llamaban “La Puerta de Limbo”, el poema trataba de un hombre, Haido Lee, era su nombre. Había perdido su amor, a manos de unos bandidos, a causa de ello, hizo magia negra, para pasar al inframundo, y encontrar a su amada. Se decía que en su pueblo, que al cabo de un año, de abrir la puerta, regreso, pero no regreso solo, lo acompañaba una mujer con un parentesco a su amada, con la diferencia de que esta, tenía cabello y ojos de diferente color. Las personas del pueblo creían que Haido había traído del inframundo aun demonio, por lo que los pueblerinos la asesinaron a sangre fría, Haido, envuelto en la pena, abrió de nuevo la puerta del Limbo, y trajo a una mujer similar a la anterior, pero sus fracciones eran diferentes a la anterior, pero sin perder las similitudes con la original. Los pueblerinos asesinaron de nuevo a la mujer, y de nuevo Haido trajo otra similar. Al Primer rey de Xing este hecho lo dejo con mucha intriga y miedo, por lo cual lo mandaron a arrestar, ya en la cárcel, el rey le exigió que le dijera como era que hacía esa brujería, Haido le explico que no era ninguna brujería, ni nada por el estilo, explico que no solo existía una oportunidad para alguien, que el mundo era un espejo infinito que permitía encontrar el amor de tu vida en diferentes situaciones y circunstancias, que el infierno, el cielo y el mundo terrenal, no podía terminar con su amor, decía que su amor era infinito, y que nunca podrían terminar de matar a su amada, pues al matar una, había un espejo detrás de ella. El rey, tomando sus palabras como las de un loco por el poder del demonio, los mando a decapitar. Lo sucedido, lo inmortalizo en un pergamino, contado como un poema para recordar los actos del diablo, luego de ello, se prohibió volver a hablar de eso, para que los demás blasfemos no quisiesen hacer lo mismo que Haido.
Después de terminar con su relato, guardo silencio por unos segundos, esperando que su hermanito lo entendiera, al final, aunque hubiera perdido la mayor parte de su memoria, seguía siendo un alquimista; y también esperaba que, posiblemente, las demás personas pudieran asimilar lo que pasaba.
-Eso… no lo entiendo- decía completamente confundido- ¿eso que tiene que ver aquí Hermano?
Bien, tampoco podía esperar mucho de una memoria borrada.
-En eso, su hermano tiene razón, por favor, explíquese- pedía con su amabilidad de siempre Romario.
-Déjate de rodeos y explícalo bien- Exigía molesta Lal, pues, odiaba mucho los rodeos, si iba a decir algo que lo dijera ya, ¿qué le importaban a ella los estúpidos cuentecitos de magia y esas cosas?
-Es cierto-kora
Apoyaba Coronello.
-Nufufu esto se pone interesante- Al parecer Byakuran estaba bastante interesado en eso.
-Verán… es muy fácil- decía levantando su vista, y recorriendo su mirada para verlos a todos son espejos.
Termino de decir con unos ojos seguros.
Continuara….
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