-¿Cómo llegaron aquí?- le pregunto el de patillas.
Perfecto, lo que le faltaba, preguntas tontas, ni siquiera la sabia.
-no se- le contesto con sinceridad, pero el azabache pareció enojarse… esa sería una tarde larga o noche, apenas comenzaba a ponerse el sol.
-¡No te hagas el tonto con Reborn-San y contesta de una buena vez!- grito la tormenta bastante molesta, por el hecho de que el intruso quisiera hacerse el idiota.
Cosa que molesto en sobremanera a Ed, ya que, en verdad, él no sabía cómo habían llegado a ese mundo.
///POV de Ed///
Maldita sea… ¿Cómo llegamos a esto?, si no fuera por el maldito de envidia, ahorita Al y yo estaríamos en Central.
Me afligí un poco al pensar eso, en verdad pensaba que podríamos volver a casa, le había vuelto a fallar a mi hermanito otra vez.
///Fin del POV///
-Seguimos esperando tú respuesta carnívoro.
-No soy un animal, para ser denominado con ese nombre, si te consideras uno, llámate a así a ti mismo- le regaño Ed, pues… ¿qué se creía ese tipo?
Mientras que ED pensaba en una forma creíble de explicar todo aquel malentendido, todos en la mesa se encontraban atónitos, pues nunca imaginaron que habría alguien tan tonto o valiente como para hablarle así a la nube y seguir perdido en sus pensamientos tranquilamente.
-¿Qué dijiste?- Hibari había sacado sus tonfas. Todos se asustaron por un momento (menos Reborn y los monstruos de la mafia que se encontraban presentes). Pero antes de que su miedo se expandiera más, paso algo que dejo a todos peor que en el primer momento.
Ed había aplaudido y tomado las tonfas de Hibari, acto seguido, estaba reducida a pequeñas partículas, dejando a un Hibari desarmado y sorprendido.
-Cállate…- le dijo en un tono mordaz y una mirada afilada, más que la de Reborn- si quieren que les explique esto, quédense callados y déjenme pensar.
Todos, absolutamente todos, se quedaron en silencio.
“¿Quién es este tipo?” se preguntaba Reborn, era obvio, que por la forma en que actuaba y la aura que emitía, no era normal “Deberé tener cuidado con él”
Y no solo él, todos en la azotea lo pensaban, menos los niños y las mujeres de pensamientos inocentes.
Hibari solo se sentó de nuevo sin decir palabra, aun no entendiendo como obedecía a un ser tan insolente como él.
Por otro lado Ed seguía pensando, pararon 1… 2… 6… 8 minutos y…
-¡vale ya es suficiente para estar pensando bastardo!- exclamo la tormenta golpeando con ambas manos la mesa, derribando uno que otro plato y vasos.
-Gokudera-kun, calm…- el cielo no pudo terminar su oración, pues su tutor lo interrumpió.
-No hables Dame-Tsuna, tu tormenta tiene razón, es hora de una explicación, así que empieza antes de que te mate- convirtiendo a León en una pistola verde y apuntando a Ed.
Todos contuvieron el aire, esperando lo que iba a pasar, pero Ed ni siquiera se inmuto al tener el arma cargada en su frente, seguía con la mirada perdida, en algún lugar lejano que nadie podía ver.
Ante esto Reborn se molestó en sobremanera y los demás comenzaron a rezar por la pobre alma que había sido tan osada como para retar al mejor hitman del mundo, que aunque al inicio este le hubiera acertado varios golpes, todos sabían que era solo suerte, no había forma de ganarle a esa máquina de matar y pronto se daría cuenta el tipo frente a ellos de eso.
-Hermano…- pronuncio asustado el menor, cosa que saco del trance e hizo volver a la realidad al mayor, que al darse cuenta de que estaba siendo apuntado con un arma de fuego, dijo:
-Deja de jugar, puedes herir con eso a alguien- y luego siguió pensando…
Dejando completamente anonados todos… incluso al mismo Reborn…
Continuara…
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