Aun no sabía el porqué de su reacción ante las palabras del ángel, después de unos instantes decidió darle el mensaje a su diosa y se puso en camino al templo de Athena.
-Mmm, me pregunto ¿cómo reaccionará la señorita Saori con la noticia de la visita de su hermana?- se decia a sí mismo el peli verde ya en camino a ver a la diosa Athena.
En un par de minutos llegó a las 12 casas del zodiaco, pero al llegar al templo de Aries lo encontró vacío era extraño pero no le dio importancia, siguió caminando hasta llegar al séptimo templo donde se suponía estaba Shiryu y su maestro mas no encontró a nadie tal como en los templos anteriores.
-¿Pero que pasa aquí?, ¿Acaso no hay nadie custodiando los doce templos?- se preguntaba el pequeño, se dispuso a continuar y a la mitad de las escaleras de libra hacia escorpio le pareció escuchar música y un relajo en grande, optó por acelerar el paso y averiguar de dónde venía tanto alboroto.
Al llegar a escorpio entendió porque no había nadie en los otros templos, Milo hacia otra de sus ya famosísimas fiestas pero algo que llamó su atención fue que en esa fiesta se encontraban Shiryu y Hyoga.
-¡Que viva la fiesta!- gritaba Milo subido en una silla que estaba puesta encima de la mesa y en su mano una botella de cerveza a la mitad.
-¡Que viva!- respondieron todos los presentes excepto Camus que siempre pasaba vergüenzas por culpa del bicho.
Todos parecían pasársela bien, incluso el antiguo maestro de libra que estaba con el patriarca Shion.
Dirigió su mirada a otro lado y vio que los gemelos competían por ver quien bebía más, mientras Mu tenía una cara de preocupación y los demás que rodeaban a los gemelos los animaban.
-¡Fondo!, ¡fondo!, ¡fondo!- gritaban los demás alrededor de los gemelos.
Shun decidió pasar a través del templo lo más rápido y discreto posible, entró con pasos ligeros pero a la vez rápidos tratando de no llamar mucho la atención, sin darse cuenta paso el octavo templo como si nada, después tras de él se escuchó un estruendoso sonido que lo hizo voltear.
-Jajajajaja- reían todos los presentes al ver a Milo tirado en el suelo ya que había perdido el poco equilibrio que le quedaba y cayó con todo y silla.
Al pobre Camus se le caía la cara de vergüenza, aunque ya estaban acostumbrados a los ridículos de Milo Camus no tanto y por eso se sentía así.
-¡Tranquilos!...-decía Milo levantándose rápidamente ante las risas de sus demás compañeros.
-¡La botella está bien!- dijo Milo felizmente y volviendo a tomar de ella.
Los presentes rieron una vez más y Shaka tuvo que ir a consolar al pobre Camus.
Shun también se había reído de las ocurrencias de Milo, pero una vez que se le pasó se puso en marcha para por fin darle el mensaje del ángel a su diosa Athena.
No tardó mucho en llegar, había apresurado el paso pues su hermano no tardaría mucho en llegar o al menos eso pensaba.
Athena estaba en su sala viendo novelas en su enorme pantalla de plasma y sentada en uno de sus lujosos sillones, frente a ella una pequeña mesita de sala de cristal en donde tenía chocolates, papitas, un yogurt bebible entre otras cosas para batanear mientras veía la T.V.
-Señorita Saori- llamó el peli verde.
-Shun, que bueno verte por aquí, vamos toma asiento- dijo Saori.
-Gracias- respondió el santo de Andrómeda y tomando asiento en uno de los sillones.
-Dime ¿a que se debe tu visita?, y más a estas horas- preguntó la diosa con algo de curiosidad.
-Hace un rato me topé con un ángel de su hermana- dijo Shun a Saori.
-¿Mi hermana Artemisa?- preguntó algo asombrada Athena.
-Sí, el nombre del ángel era Touma, me pidió que le dijera que su hermana vendría unos días de visita por el santuario, al parecer porque la extraña- dijo el peli verde a su diosa.
-Que emoción mi hermana me vendrá a visitar, ¿es todo Shun?- dijo Saori.
-Sí es todo lo que me dijo- respondió Shun.
-Bueno muchas gracias por avisarme Shun- dijo la diosa.
-Por nada, ahora si me disculpa tengo que irme- contestó el chico.
-De acuerdo, nos vemos- dijo Saori.
Shun salió del templo de Athena y se fue rumbo a su casa nuevamente, llegó justo a tiempo ya que momentos después llegaron Seiya y su hermano Ikki aunque al parecer ellos no tenían planeado dormir aun.
Al poco rato llegaron Hyoga y Shiryu, estaban tan borrachos que no le tomaron importancia a la regañada que les pegó Ikki por interrumpir su momento de intimidad con Seiya, el pequeño Shun se quedó dormido en su cama y en sus sueños aparecía ese ángel que había visto era algo que no podía evitar.
Los días pasaban y todo transcurría de lo más “normal” aunque Shun no parecía el mismo desde aquella noche que se topó con ese ángel. Ikki miraba que su hermano últimamente estaba muy pensativo y se la pasaba mirando al cielo como esperando algo era extraño pero no dio mucha importancia a ello.
Un día Athena mandó llamar a sus santos Dorados y de bronce, al parecer iban a una reunión o algo por el estilo. Una vez que todos estaba reunidos Saori les pidió se formaran en fila horizontal, los santos así lo hicieron y Athena se paró frente a ellos de espaldas y mirando al cielo.
Los santos dorados murmuraban entre ellos por qué hacía eso Athena, hasta que del cielo vieron descender a 4 luces brillantes que bajaban con rapidez.
Esas 4 luces se detuvieron justo frente a Saori.
-Al fin has llegado hermana- dijo Athena con una sonrisa y extendiendo la mano.
La luz que emanaban desapareció dejando ver a los demás santos que quienes habían llegado eran la diosa Artemisa y sus 3 ángeles Odiseo, Teseo y Touma.
Shun al ver a los recién llegados posó rápidamente sus ojos color verde esmeralda en el ángel que había visto aquella noche, el ángel también miraba al peli vede con una sonrisa un poco coqueta.
Ikki se dio cuenta de la mirada que dirigía Shun al ángel y como el ángel le sonreía a Shun.
-¿Pero que pasa aquí?- pensó Ikki.