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La lucha del amor por maxi anime

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Notas del capitulo:

Hola a todos ¿Como estan?

Perdonen la demora, espero esten bien 

H eestado atareada, pronto sabran porque, no se si resistire decirles la novedad o no ya vere si me gana lo anciosa que soy o no.

Espero les guste

 

Desde su trono el fuerte cosmos de Athena dio un llamado, este particularmente se dirigía a los caballeros de Cáncer, Virgo y Piscis, sin intención de reprenderlos, su única intención era detener al patriarca Saga, quien ante el pedido de explicaciones por parte del dios guerrero de asgard, estaba dispuesto a bajar nuevamente a Aries, cuando acababa de llegar, siendo ya la tercera ocasión en que abandonaba el templo del patriarca.


Los tres santos dorados no tardaron en aparecer y detrás de ellos el santo de Cabellera de Berenice, aunque con una  grata sorpresa en los brazos del santo de Piscis. Sin lugar a dudas ninguno se lo espero, pues Aphrodite tenía en sus brazos una bebe envuelta en una manta color blanca. Saga miraba sin poder creerlo, al igual que Surt, Athena solo sonrió.


— Aphrodite, DeathMask, Shaka — miro manteniendo su semblante sereno. — ¿Cómo están Shun e Ikki?


— Se encuentran muy bien, diosa Athena — respondió Shaka.


— Yo espero que el cuerpo de Hades tarde más en recuperarse — acoto DeathMask. — Esto es cosa de Minos, quien creyó manipular el alma bondadosa de Andrómeda.


— Diosa Athena, le presento a Helena — se acercó el santo de piscis con la pequeña en brazos. — Se encontraba en el limbo, Shun y Perséfone mostrando su bondad como reyes del inframundo nos han permitido traerla de nuevo al mundo de los vivos.


— Solo que nosotros si hemos cumplido con la condición que nos impusieron, en nuestro caso fue de no mirarla hasta llegar a mi templo — acoto DeathMask.


DeathMask comenzó a relatar como todo aconteció, comenzando con el viaje de regreso en la barcaza de Caronte y terminando en su llegada al templo del gran cangrejo.  Resulto que cuando todos se embarcaron en regreso cruzaron el Limbo, las palabras de Minos a Shun, quien siempre les acompañaba hasta la gran entrada, habían sido salude a Caronte en el Limbo y curioso fue encontrar a la pequeña beba en aquel mar de almas en pena. Sin más que decir Shun vio a la pequeña y de inmediato recordó aquellas palabras que DeathMask le dijo antes que saliera rumbo al inframundo tiempo atrás, Perséfone solo asintió a los deseos del avatar de su marido y así recogieron a la bebé  dándosela a la DeathMask ya que Shaka junto a Aphrodite no prestaban atención.


La condición para que la pequeña regresara al mundo de los vivos fue sencilla ninguno de los tres debían mirar a la pequeña hasta que estuvieran en el templo de cáncer, para prevenir cualquier fallo DeathMask debía sostener a la pequeña en todo momento, y Perséfone también puso una segunda condición DeathMask no debía decirle nada a sus compañeros ante cualquier pregunta que tuvieran.  Shaka y Aphrodite no comprendieron nada hasta que estuvieron fuera del averno y por más que preguntaron acerca de aquel acto de recoger aquel bulto en el mar de almas no obtuvieron respuesta, y DeathMask supo porque en cuanto llegaron a la casa de cáncer sobre la razón a la curiosa condición que Perséfone le dio y las preguntas de sus camaradas.


Resulto ser que Shaka junto a Aphrodite usaban tapones de oídos que ocultaban con el uso de sus yelmos para no escuchar la canción de Caronte. Así, disimuladamente, podían hacer pasar el tiempo en la barcaza del espectro, quien cantaba a alegremente todo el trayecto y evitar conflicto,  aun así esto les jugo en contra. Al no escuchar lo que pasaba no supieron porque Shun levanto algo del Limbo, tampoco porque no podían ver aquello y mucho menos porque solo DeathMask debía tenerlo en brazos hasta llegar a cáncer.


— Así que usaban tapones de oídos para no escuchar al barquero — exclamo Saga sorprendido de la gran revelación de los menores santos dorados a su vista. — Ustedes dos pudieron ocasionar conflicto contra Hades en este tiempo de paz.


— Por lo visto Shun usa su sabio juicio, me alegro mucho — interrumpió la diosa. — Continuaran visitando a diario a Shun, como debe ser, pero la pequeña debe quedarse en el santuario para evitar disputas con Hades y Perséfone.


— Mei, te asiendo de mocoso a niñero oficial, puedes sentirte honrado.


— Si maestro, prometo cuidar con gran afán a la pequeña Helena en sus ausencias — exclamo mostrándose emocionado. Tras dar una rápida mirada alrededor del recinto noto al dios guerrero y lo señalo. — Perdonen  mi indiscreción pero ¿Ese quién es?


— El dios guerrero Surt ha venido a preguntar sobre dos de sus compañeros que Odín no regreso de vuelta a la vida, Balder de Hraesvergr y Fafner de Nifhogg.


— Fafner se encuentra enterrado en la colina del Yomotsu bajo el castigo que le impuse — explico cáncer. — Por los experimentos que hizo, por las vidas que tomo, esta donde debe estar.


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Despertó sintiendo una gran ventisca que azotaba la región, podía sentir el viento dando golpes contra la venta, haciéndola crujir.  A su alrededor aquel lugar se le hizo muy familiar, y lo era, era la cabaña donde había vivido seis años entrenando a sus discípulos.


— ¿Qué? — se preguntó sentándose, notando en ese preciso instante que todo malestar que sintió en los días pasados y lo dejo postrado en una cama no se encontraba. — ¿Cómo?


En ese momento la puerta de la habitación se abrió, estaba dispuesto a levantarse y ponerse en guardia para atacar, aunque no sentía un cosmos amenazante. Su sorpresa no fue para menos al ver quien entro, con una bandeja entre sus manos, una sonrisa que emanaba la gran bondad del corazón de aquel y una mirada que brotaba gentileza.


— Me alegra que despertaras, hermano. — exclamo sonriente poniendo la bandeja en el regazo de Camus.


— Celine — miro con gran asombro, aunque su rostro palideció. — Deberías estar en Asgard, es peligroso, los dioses quieren matarte.


— ¿Matarme? Hice las cosas tal como los dioses ordenaron, ¿Ahora quieren matarme? — exclamo mostrando su indignación en sus ojos. — Que intenten lo que quieran, me deber está en cuidarte, no te encuentras con bien en este momento.


— Me encuentro perfectamente.


— Intentabas escapar del templo de la vasija y tus fuerzas eran escasas cuando te encontré, mi deber para contigo es acompañarte hasta que te recuperes de tu dolor, como Apotropeo y como tu hermano mayor.


— Henri no es un padecimiento o una enfermedad.


— Henri, es un bello nombre ¿Tú lo has decidido? — pregunto amablemente mientras se sentaba a un lado de la cama.


—Milo y yo decidimos su nuevo nombre — le interrumpió serio. — ¿Él no está aquí?


— No, no lo necesitas — respondió cortante levantándose. — Solo me necesitas a mí.


— Hermano, Milo es el padre de Henri. — exclamo mirando con enfado.


— Ninguno necesita a Escorpio, él te ha causado más daño que ninguno, solo me necesitas a mí — le interrumpió mirando con severidad. — Desayuna, no debes perder fuerzas.


— Hermano.


— Quizás no lo sepas pero el alma de Mortimer es un alma que ya ha vivido, un alma con grandes deseos de vivir y que vivió años prisionera sin haber cometido pecado alguno.


— No me digas algo que ya se — le interrumpió el de Acuario mirando seriamente. — Es un alma de un pequeño, que consume mi cosmos y energía de igual modo que aquel hijo dentro del vientre de su madre, no necesito saber más. Henri nacerá, llevare este embarazo al final aunque me cueste la vida


— Eso no pasara — ahora le interrumpió el mayor.


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En el templo de la hermosa vasija Kiki corría alegremente, acababa de llegar después de una siesta que tomo después de su última misión.  Con gran alegría entro dando saltitos y de un salto llego hasta los hombros de Shura, quien estaba haciendo guardia en la onceava casa.


— Kiki ¿Qué haces? — pregunto intentado bajarlo, pero de inmediato este volvió a saltar hasta estar delante del décimo guardián.


— Vengo a visitar al señor Camus.


— Él no puede recibir visitas Kiki, no se siente bien — le dijo poniéndose a su altura.


— Lo sé, el señor Celine dijo que lo curaría — le interrumpió mostrando gran entusiasmo. — Por eso me pidió que lo trajera y que para no alarmarlos a ustedes lo dejara a las afueras del santuario, para curar al señor Camus y darles a ustedes la sorpresa.


— ¿Qué? — exclamo alarmado. — ¿Cómo es eso Kiki? Dime que paso.


— En asgard el señor Celine me pregunto por el señor Camus y yo le dije que se sentía mal, él me explicó que solo él puede curarlo, y lo transporte cuando regrese de mi misión de traer la carta de Shiryu — conto sonriendo. — Seguro el señor Camus ya está bien ¿Verdad?


Shura a toda prisa corrió a la habitación principal del templo al escuchar aquel relato, encontrando a Milo profundamente dormido rodeado por un polvo blanco frio que formaba una especie de lámina, parecido a la escarcha, pero sin rastros de Camus cerca. Se acercó a despertar a Milo pero nada paso.


Salió del cuarto buscando ayuda de los otros dos Apotropeos quienes entraron al cuarto al sentir el llamado, y casi de inmediato Aioros llego desde la salida de Acuario donde estaba custodiando. No paso mucho tiempo cuando llegaron a la habitación también Saga que venía bajando al sentir el cosmos de alarma de capricornio, DeathMask y Aphrodite que venían de los aposentos del patriarca tras su reunión con el pontífice y la diosa.


— Esto es un sedante — exclamo la apontropea después de examinar el polvo.


— Kiki me dijo que trajo a Celine y que este le dijo que solo él puede curarlo — interrumpió Shura.


— Mocoso ¡¿Qué hiciste?! — grito DeathMask.


— DeathMask no le grites — interfirió Saga llevando a Kiki  detrás de él. — Kiki vio que Celine curo a Camus la primera vez, a sus ojos puede curarlo otra vez.


— ¿Por qué nadie lo noto? — pregunto Shura mirando pensativo. — Debió aprovechar cuando encontré a Surt de intruso.


— Yo no quería hacer daño su santidad — interrumpió Kiki.


Saga se dio vuelta al escuchar aquellas palabras del pequeño, de inmediato noto que su tono era más bajo, claramente estaba arrepentido de aquello que hizo, conmovido el pontífice se agacho para ponerse a su altura, en pos de demostrarle su apoyo ante aquel acto — Claro que no, tienes un corazón bondadoso y bienintencionado, no tuviste malas intenciones, prefiero que prevalezca eso en ti, nunca te arrepientas de tus buenas acciones, ¿Has entendido? — Manteniendo su temple sereno se levantó y miro a todos a su alrededor. —  Celine no debe estar lejos, todos den aviso a los demás caballeros de plata y bronce, que busquen a Celine y Camus.


 — Si — gritaron todos los presentes a unísono para luego salir corriendo.


La apotropea del tratamiento se quedó junto a su compañero, el apotropeo de la prevención, ambos en una ardua labor para despertar a Milo, quien dormía muy profundamente.


Más rápido de lo que algunos creyeron esperar los santos de bronce y plata comenzaron la búsqueda, el cosmos de Camus no se sentía en el santuario. Kiki tan pronto bajo a Aries fue directo a Cabo Sunion donde dejo un pequeño escrito para alentar de lo que había ocurrido a los generales de  Marinas de Poseidón.


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Mientras todo ocurría en el santuario, en el inframundo   Shun se encontraba junto a Perséfone, Ikki y los tres jueves en un prado de flores, el único lugar con vida en todo el inframundo.  Podría decirse estaban en un día de campo, Shun y la diosa se habían hecho muy cercanos,  y la diosa estaba decidida a no escatimar en nada para mantener la sonrisa sincera de Shun viva a pesar de tener que soportar el inframundo.


De vez en cuando a la diosa le gustaba llevar al avatar de su marido a aquel prado, ya que veía en los ojos de aquel muchacho una gran alegría entre tanto sufrimiento y dolor que soportaba.


 Para los espectros aquella salida no era algo que les fuera de su agrado, se notaba en sus miradas, aunque Minos estaba mostrando una sonrisa burlesca al recordar su treta sobre los caballeros dorados, Aiacos bostezaba cada tanto sin dar importancia y Radamanthys estaba enfadado, pero no con Shun o Ikki, quien estaba de guardaespaldas de Shun, sino con algo que estaba pasando en la tierra.


— Me voy — grito molesto, lo que causo que todos lo miraran. — Tengo cosas más importantes que hacer que perder mi tiempo aquí.


 — ¿Qué le pasa? — pregunto Shun sin comprender aquella reacción tan repentina mientras el juez se alejaba. — Hice algo malo.


— No Shun — dijo Ikki cruzándose de brazos.


— No querido — acoto la diosa. — Radamanthys tiene otras cuestiones sin resolver.


El juez salió tan enfadado que quien pasara cerca y lo viera juraría que estaba echando humo de su cabeza, caminaba enardecido. — Maldito Kanon — grito en cuanto sintió que nadie estaba cerca, o eso pensaba. Tan pronto dio un paso más noto el rubio cabello de un joven que reconocía por la mirada, estaba oculto, apenas si lo miraba, pero este estaba concentrado en mirar a prado. — Cisne


Hyoga estaba por dar un paso atrás cuando escucho una risa, la risa de Shun, por lo que evadió al juez que estaba a su lado y volvió a mirar hasta el prado. — Maldición — dijo para sí. — Yo debería estar ahí.


— ¿Y porque no estás ahí? — se preguntó cruzándose de brazos.


— No te interesa — respondió mirando fijamente.


— Llevas en el inframundo el mismo tiempo que ese par aquí — espeto petulante. — ¿Qué pasa valiente caballero? No tienes el valor.


— Tú tampoco tienes valor para acercarte a Kanon, te escuche hace un momento, seguramente ya te enteraste que Kanon está con mi amigo Isaac, y con todo lo que paso están muy juntos, después de todo viajan con Poseidón reparando los daños que el causo.


— Cállate — dijo tomándolo por el cuello.


— Te enfada porque es la verdad.


— Tengo demasiadas cosas que hacer para fijarme en ridiculeces. — dijo soberbio soltándolo. — En especial la relación adúltera que tiene el maldito de Kanon.


— No lo parece — dijo el rubio.


— No estoy de humor para que un mocoso cobarde me venga a dar lecciones — espeto enfadado.


— No soy cobarde


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Milo despertó no mucho después de que todo el santuario cambio drásticamente, la paz reinante se trasformó en un gran alboroto con todos los caballeros buscando a un joven sanador con un caballero en sus brazos, y no cualquiera sino uno de los doce caballeros dorados.


Llegada la noche a cada escuadrón camino a presentarse ante el patriarca a informales sobre los resultados negativos de su búsqueda. El último grupo, conformado por Perro de Caza y Lobo. Milo miro con gran impotencia y rabia ante la negativa del último grupo de búsqueda, Celine había salido del santuario.


— Maldición — exclamo seriamente. — El hipócrita se escapó, y con Camus en un estado delicado.


— Milo.


 — Athena, permítame salir en su búsqueda.


— No en tu estado Escorpio — le interrumpió Saga con seriedad. — Llevas días con el tratamiento usando tu cosmos con Camus, necesitas reponer fuerzas.


— ¿Cómo quieren que descanse al saber que Camus y mi hijo no están? Descansare cuando Camus este de regreso en el santuario — refuto envalentonado.


Una negación de parte de los líderes del santuario fue lo único que obtuvo inclinado ante aquellos y una advertencia, no podía salir de las doce casas hasta nuevo aviso y de hacerlo sería gravemente castigo. Impotente se retiró, a su paso y sin medir sus fuerzas golpeo un pilar que con tan solo un golpe se desquebrajo. — Maldición


— Milo — le interrumpió Aioros mirando conmovido por su acción.


— Aioros


— Debes de descansar Milo, has usado tu cosmos de manera tal que me sorprende continúes de pie.


— No me pidas algo imposible, Camus y mi hijo están ahí afuera, quien sabe dónde, enfrentándose a las inclemencias — negó mostrado en sus ojos aquella preocupación que lo invadía, estaba acongojado. — ¿Qué harías en mi lugar?


— Saldría a buscar a Shura, sin medir las consecuencias de mis actos, pero mi pasado habla por mí, no soy un buen ejemplo — exclamo en burla.


— Aioros


— Ve a descansar, Camus se encuentra en buenas manos, su hermano ha hecho tanto con tal de tenerlo a su lado, el no permitirá que nada le pase — dijo con serenidad.


— No justifiques a ese hipócrita.


— No lo justifico, Milo, pero los hechos hablan por sí mismos, donde se encuentren es seguro que Camus se encuentra bien — aseguro sonriendo.  Se acercó con lentitud hasta el de escorpio y coloco su mano en el hombro— Deja que la almohada tome la decisión, siempre buscara la correcta.


— No estoy seguro — refuto enfadado, se dio media vuelta y se alejó molesto, directo a su templo.


El de sagitario se quedó mirando a su compañero alejarse con lentitud, podía sentirse aquel cosmos vengativo e impulsivo rodear al guardián de la octava casa. Dio un largo suspiro antes de darse media vuelta, ahora debía ir hasta el décimo templo para aplacar la culpa que carcomía al décimo guardián, hasta la reaparición del onceavo caballero dorado el santuario pasaría por una época de gran tensión.


— Quizás Shion y Dohko hubieran tenido una mejor idea o hasta una mejor perspectiva de lo que acontecía — se dijo Saga para sí mismo sentado frente al escritorio de su recamara. — Ellos seguramente hubieran tenido una mejor propuesta.


— Mi maestro y Dohko decidieron descansar, confiando que el santuario está en buenas manos — le interrumpió Mu adentrándose a la recamara del patriarca con una bandeja con una taza de té, se acercó con lentitud hasta el ahora mandatario y lo miro son serenidad mientras colocaba sobre la mesita. — Saga, tienes la mala costumbre de expresar tus pensamientos en voz alta a fin de aclarar tu mente.


— Perdona ¿Qué es esto? — pregunto mirando la taza delante de sí. — No es necesario este tipo de atenciones.


— Una buena taza de té aclarara cualquiera duda que tengas— le respondió mirando con amabilidad. —Un buen pontífice no duda de sus decisiones, nunca lo hiciste en el pasado ¿Por qué comenzar ahora?


— No puedo evitar sentir que mis decisiones han sido desacertadas, que han causado conflicto. — refuto tomando un sorbo de té, el cual inmediatamente escupió. — Esta amargo.


En casa del escorpión Celestial Milo apenas se había recostado a descansar, aunque sus deseos eran salir a toda prisa a buscar a Camus claramente seria detenido casas abajo, nadie lo dejaría escapar.


La mente de Milo no se permitía descansar, divagaba en las posibilidades sobre que estaría pasando con Camus. Por cualidades del pasado eran, en cierto modo, no eran tan fatídicas como podrían ser, sabía que se encontraba con su hermano mayor, quien nunca le haría daño además de que era un sanador, Celine claramente no permitiría que Camus saliera dañado físicamente pero si lo alejaría de él, por lo que solo podía imaginar a Celine hablándole sobre no necesitarlo, teniendo alejado de él.


— Maldición — exclamo sintiéndose impotente. Se sentó en la cama de golpe antes de comenzar una nueva imagen mental, una más bien soñada, Camus en una cama sosteniendo en sus brazos a un recién nacido lo que causo en él una mueca de desagrado. — Maldición, tengo que encontrar a Camus.


Se levantó abruptamente de la cama para ir hasta la cocina en busca de algo que lo calmara, lo que fuera que hubiera, sin importar si solo era agua. Apenas entro abrió cada mobiliario, alacena, la heladera encontrándolas vacías, no era algo que no se esperaba pues el ya no vivía en Escorpio como antes, se sirvió un vaso de agua del grifo y se sentó pesadamente en la silla de la cocina.


— ¿Está todo bien? Milo — pregunto Aioria. — Vengo de casa de Capricornio, Shura se encuentra colérico por lo que paso.


— Tengo que salir en busca de Camus. — le dio un largo sorbo al vaso de agua.


— ¿Tienes alguna idea de donde pudiera haber ido?


— No.


— Tendrías que tener al menos un destino de donde pudo habérselo llevado, no llegarías a nada sin saber dónde buscarlo, Camus ahora no tiene uso de su cosmos por lo que no puedes guiarte de ello ¿Dónde crees que lo llevaría?


— A un lugar donde los dioses no puedan acercarse y donde Camus se encuentra a gusto — respondió pensante y de inmediato se levantó. — Aioria eres un genio, gracias. — sonrió con entusiasmo ante sus propias palabras, ahora estaba esperanzado. — Con los últimos acontecimientos no es novedad saber que el santuario tiene un grave problema de seguridad, lo aprovechare para ir en busca de Camus, y tú mi buen amigo me ayudaras en ese cometido, igualmente necesitare más ayuda para lograrlo.


— Milo — miro sorprendido ante aquel ánimo que el de escorpio demostraba en ese momento. — ¿En que estas pesando?


— En traer de regreso a mi Camus y a mi hijo, o en su consecuencia estar a su lado, como debe ser.


Continuara

Notas finales:

Espero les gustara

Lo senti corto cuando lo escribia pero el siguiente es mas largo, palabra de maxi anime porque el capitulo ya esta escrito y listo para ser publicado, solo le falta ser pulido un poquito

Nos leemos pronto gente


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