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La lucha del amor por maxi anime

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Notas del capitulo:

Hola a todos 

¿Que tal?  Aqui maxi anime con un nuevo capitulo

La verdad esta vez si que me demore, perdonen, contratiempos inesperados me evitan poder escribir esta historia y las demas, que tengan un flujo constantes, XD, pero aqui esta el resultado despues de meses

Espero les guste.

 

Una fuerte ventisca azotaba la región donde se encontraban, no era para menos la región de Siberia de los hielos eternos llevaba su nombre debido al impotente clima que lograba que los enormes glaciares a su alrededor aumentaran de tamaño.  El frio inclemente lograba que los ciudadanos de pueblos cercanos se ocultaran en sus cabañas mientras aquellos caballeros de Athena que Vivian en aquellas zonas aprovecharan el clima para entrenar.


Pero para él era todo lo contrario, el caballero dorado Camus de Acuario se encontraba aislado en una cabaña, al cuidado de su hermano un Sanador obsesionado con la idea de tenerlos siempre a su lado, y llevando en su vientre a un pequeño que en el paso del tiempo pareciera un alma que quería matarlo.


La habitación donde se encontraba era un cuarto pequeño con solo una cama, un armario, una cómoda y un par de mesas de noche a cada lado de la cama de una plaza.  La ventana, única entrada de luz natural.  El único medio de entretenimiento eran un par de libros que su hermano Celine le dejaba a su alcance en las mesas de luz, que cambiaba cada vez que terminaba alguno por lo que podría decirse que fuera de esas cuatro paredes debía encontrar una biblioteca o algún librero.


— Me quiero levantar — exclamo en un tono autoritario Camus mirando hacia la ventana de la habitación, estaba completamente solo pero internamente ya sabía que diría su hermano ante aquel pedido, un no retundo hasta que aquel pequeño que llevaba dentro naciera, porque a su juicio el mas mínimo esfuerzo perdería el embrazo y moriría.


Dio un largo suspiro hasta que algo lo saco de sus pensamientos, un sonido que, provenía desde la ventana, como si algo hubiera chocado contra ella, una pequeña piedra. No le parecía algo fuera de lo normal, las ventiscas de la zona eran violentas por lo que sentir la ventana siendo golpeada por el viento no era algo fuera de lo habitual. Estaba por volver a centrarse en la lectura del libro sobre la mesa de luz cuando volvió a escuchar el mismo ruido, una piedra golpeando la ventana, dejo el pequeño libro a un lado antes de comenzar a prestar más atención mirando siempre hacia la entrada de luz natural de la habitación y volvió a sentir el sonido de la piedra contra la ventana, pero esta vez vio la piedra golpear, por lo que notaba la ventisca azotaba de lado pero la piedra no, esta iba directamente contra el cristal, lo que le causó sorpresa, nunca había visto un fenómeno semejante.


— ¿Qué? — se preguntó sorprendido, otra vez vio la piedra aventarse contra el vidrio, miro con cierta duda antes de levantarse, seguramente Celine podría entrar en cualquier momento y repetirle la misma palabrería sobre el porqué debía hacer reposo absoluto.


Otra piedra volvió a golpear, no podía ser coincidencia, era seguro que alguien golpeara la ventana, solo se podía ocurrir dos personas capaces de soportar una ventisca como la que azotaba la región, sus discípulos, a quienes entreno durante tantos años para superar el frio y emanar un poder suficiente para disminuir el movimiento de los átomos.


— Hyoga — dijo esperanzado, seguramente era el, Isaac no debía estar enterado de su desaparición al encontrarse con el avatar de Poseidón viajando por el mundo, y si bien sabía que Hyoga llevaba desaparecido un buen tiempo conocía lo suficiente a su discípulo. Fue a la ventana y la abrió, no se veía nada por fuera, hasta que algo entro de golpe.


Aquello era una persona, alguien completamente cubierto por una larga capa que le cubría de pies a cabeza, posiblemente para resguardarse de la ventisca. Rápidamente aquel se quitó aquella parte de la capa que cubría su cabeza y se levantaba con lentitud, ante la brusquedad con la que entro había quedado un poco adolorido.


— Milo — dijo con asombro mientras cerraba la ventana.


— Camus — exclamo rápidamente mientras se sacaba la capa y se abalanzo a abrazarlo. — Tardaste en abrirme ¿Qué paso? ¿No sentiste mi cosmos?


— Tu cosmos está más débil que de lo que recuerdo — se excusó nervioso, realmente no había sentido el cosmos de Milo, incluso llego a desconocerlo. — ¿Cómo me encontraste?


— Saga manda cartas a Kanon, Kanon le responde, Kiki es el mensajero — explico. — Kiki le mandó una carta a Kanon sobre lo que hizo tu hermano, escape del santuario en cuanto tuve oportunidad y encontré a Isaac buscándote aquí, el me ayudo a encontrarte.


— ¿Isaac está aquí? — pregunto sorprendido.


— Lo que importa es que te encontramos, ahora debemos irnos de regreso al santuario.


— Milo, estoy bien aquí — se separó del de escorpio bruscamente.


— ¿Quieres que Henri nazca aquí? Alejados de toda civilización humana, rodeados de hielo — pregunto inseguro ante lo que el acuario asintió con la mirada. No dudo más, levanto al de Acuario en sus brazos y lo llevo a la cama sin demora—   Veo que tu deseo se ha cumplido aún contra mi parecer, bien, será como gustes, aquí nacerá.


— Supongo ya puedes irte.


— No — negó firmemente. — Ya te lo he dicho y he de repetírtelo por si lo has olvidado, mi deber es estar a tu lado.


— Milo, no es necesario, tú no eres el tipo de hombre al que le van responsabilidades.


— Y me he de convertir en uno — replico seriamente. — Estoy a tu lado porque así deseo estarlo, y no me separare de tu lado nuevamente, fueron muchos días de angustia que me rehusó volver a pasar.


— Milo — exclamo conmovido quizás bajo los efectos del embarazo, o quizás solo quizás se sentía realmente conmovido, nunca creyó escuchar palabras parecidas de los labios del caballero de escorpio. Luego su mente comenzó a recapacitar las palabras, había algo que no estaba bien. — Hace un momento dijiste que escapaste del santuario ¿Cómo es eso?


— Es una historia muy graciosa — respondió desviando la mirada. — No querrás saber.


— Cuando dices que es algo gracioso suele ser al inverso, ¿Qué hiciste Escorpio? — pregunto mirando de manera acusadora.


— Para empezar, por orden de nuestra diosa y el patriarca Saga, no puedo salir del templo del Escorpión Celestial, y la historia prosigue con…


Flash Back, unos días atrás.


En el templo del escorpión celestial una reunión poco común se llevaba a cabo, cinco caballeros dorados incluyendo el guardián se encontraban con sus ropas de civil charlando seriamente, una reunión pedida por el caballero dorado de escorpión. Aioria de Leo miraba dudoso ante las palabras de su camarada, sin saber si aquel plan que estaba ideando para escapar seria benéfico o perjudicial, los más prudentes, Mu de Aries y Shaka de Virgo no se inmutaron, más bien parecían estar pensando aquellas palabras con detenimiento.


— El plan es sencillo — espeto escorpio con decisión. —  Para poder ir en busca de Camus debo pasar todos los templos debajo del mío, siete templos en total, Libra, Virgo, Leo, Cáncer, Géminis, Tauro y Aries.


— ¿Qué te hace pensar que vamos a rebelarnos contra la orden del santuario de evitar que salgas en búsqueda de Camus y su hermano? — pregunto Aioria con indignación. — Milo, debes pensarlo, siquiera sabes dónde comenzar a buscar.


— Siberia, es el único lugar en el mundo que Camus llamo su hogar y el hipócrita cumplirá su capricho — refuto.


— Milo, creo que todos estamos igual de preocupados por Camus al igual como te encuentras — interrumpió Aldebarán. — Pero si el patriarca y Athena consideran que no debes salir del santuario hay una buena razón.


— ¿Cuál es nuestra participación en tu huida? — pregunto Mu mirando con seriedad.


— Aprovechar las falencias en la seguridad del santuario, solo ustedes han de logar ser distracción para quienes impedirán mi paso, Shaka puedes demorar a DeathMask y Aphrodite en el inframundo mientras están en sus visitas diarias a Andrómeda, Mu distraerías al patriarca gracias a lo cercano que te has vuelto a él…


—   Yo me encargaría de distraer a mi hermano y Shura, aunque sabes perfectamente que Shura se encuentra colérico consigo mismo por permitir que en sus narices Camus fuera secuestrado — le interrumpió Aioria con enfado. — Milo, todo en ese plan saldría mal, incluso tardarías en encontrar a Camus, para cuando salgas del santuario todos se sabrá.


— Sin contar que nosotros cuatro seremos acusados de insubordinación


— No — refuto Shaka. — Mi salida como virgo ya es un hecho, en cuanto Andrómeda regrese yo he de cederle mi puesto como caballero dorado, de parte mía sería insurrección, pero no alcanzaría a ser juzgado por tal acto y Shun no saldría culpado por mi actuar al ser enteramente inocente.


— Cuando Shun vuelva al menos la mitad de nosotros renunciara a su posición — acoto Mu. — La orden de Athena en cuanto nos fue a buscar al refugio de los Apontropeos fue clara, debemos ceder nuestro puesto, sin importar si nuestros sucesores se encuentran capacitados o no.


Interrupción abrupta.


— Había olvidado eso, han pasado tantas cosas que aún no le he dado mi puesto a Hyoga oficialmente— recapacito el de Acuario. — Les he causado demasiados problemas a todos.


— Claro que no — le interrumpió tomándolo del mentón y besarlo. — No es tu culpa, además nos has dado la oportunidad a muchos de legar las armaduras con honores, imagina la cara de Hyoga cuando le cedas tu armadura en un bonito acto, con discurso incluido.


— Va a llorar — exclamo imaginándose al joven rubio, que al igual que otras veces lo vio derramar lágrimas seguramente ese día no sería la excepción. — ¿La mitad? ¿Quiénes son los que darán el paso al costado además de Aioria, Shaka, Aioros y yo?


— Mu le dará su puesto a Kiki y aunque el cangrejo no lo admita ha de heredarle su puesto a su discípulo que hizo traer, Mei creo que se llama, es otro de los hermanos de bronce ¿Lo imaginas? Seis de las doce casas custodiadas por hermanos.


— Las doce casas están en buenas manos, los demás ya deben tener en vista a sus sucesores, ¿Tienes a alguien en mente Milo?


— Mi deseo es y si el destino así lo permitiera, me gustaría Henri lo fuera, nacerá en Escorpio ¿No?  —  en ese instante su mirada se perdió, comenzó a imaginar a quien querría fuera su sucesor, un joven alto y esbelto, de buen parecido, galante y de caminar gallardo, con los cabellos ondulados resplandecientes al sol y una mirada filosa, una unión entre Grecia y Francia, un cuerpo que reflejaría un entrenamiento combinado frente al sol ardiente del mediterráneo y el frio polar de Siberia, y quizás con un poder que no solo llegara a alcanzar un aire frio que supere el cero absoluto, de ser posible, sino una ajuga escarlata más letal.


— Milo


— Su ataque sería algo así como, Ajuga de Diamante, o Ejecución Escarlata — continúo riendo imaginando aquel joven que llevaría con orgullos su armadura dorada.


— Milo.


Giro la cabeza sonriendo tontamente mientras volvía a concentrarse en el ahora, delante de si estaba Camus mirando su comprenderlo, quizás no se imaginaba absolutamente nada de la cuestión. Dio un largo suspiro antes de continuar con la historia de su escape, aún faltaba la mejor parte.


— ¿En que estaba Mon amour? Oh sí, Mi plan de escape infalible.


Continuación.


Era un plan algo precipitado, pero parecía el más cercano a poder ser llevado acabo, aunque tuvieron que pasar varios días para despistar cualquiera sospecha. Y fue puesto en marcha de manera cuasi cronometrada, en el mismo instante que Shaka comenzó su camino hacia la casa de cáncer y así dirigirse a su visita diaria con Shun, Mu comenzó el ascenso hasta el templo del patriarca, y Aioria al templo de Sagitario con tal de dar vía libre al escape de milo.


Shaka en el inframundo hizo lo propio, días anteriores había comenzado a aumentar el tiempo de entrenamiento a Shun, por lo que no levanto sospecha alguna que ahora duraría el doble. Mu en el templo del patriarca siguió con su rutina de preparar una taza de té y tener a Saga disperso en sus pensamientos sobre lo correcto e incorrecto en sus decisiones tomadas. Aioria en la novena casa aprovecho la presencia de Seiya para guiar al heredero de sagitario junto al guardián anterior en un entrenamiento extenuante. Y Aldebarán, no tenía nada más que hacer que estar fuera de su templo en la hora marcada, y con el camino libre Milo salió de su templo camino a Siberia oriental.


Interrupción


— Espera, ¿Y Shiryu? ¿Y el discípulo de DeathMask? ¿Y Kiki? — pregunto Camus curioso ante la forma en que Milo relataba todo.


— Shiryu no ha regresado de Asgard, y en cuanto a Kiki él se encuentra donde Mu— explico sonriendo antes de soltar una carcajeas por recodar lo que había pasado en casa de cáncer. — Y en cuanto a Mei, estaba muy ocupado


— ¿Qué? — pregunto sin comprender el motivo de la carcajada.


De regreso al relato…


Con las casas libres hasta Cáncer, Milo no tenía impedimento alguno en su avance, en plena luz del día, con la seguridad que los cosmos de sus cámaras estaban lejos y ocupados no tenía obstáculo en su salida, hasta llegar a la cuarta casa, Cáncer.


En la cuarta casa su guardián se encontraba en ese instante en el inframundo, acompañado de Aphrodite de Piscis y Shaka de virgo, pero en aquellos aposentos no solo vivía el guardián del cuarto templo. Ocupándose de guarecer la casa de Cáncer se encontraba Mei de Caballera de Berenice, discípulo de Deathmask y su pronto sucesor.


Milo no había visto mucho a aquel muchacho, era alto, quizás de la altura de Ikki de Fenix y podría decirse que tenía su edad igualmente.  Sus cabellos eran platinados, como los de su maestro, con raíces negras, y sus facciones de la cara no lo hacían muy parecido a sus demás hermanos, Seiya, Shiryu, Hyoga o Shun, mucho menos al resto de los caballeros de bronce. Curiosamente su personalidad era todo lo contrario a la de su maestro, uno podría especular que maestro y alumno tenían algunos rasgos del carácter iguales  o que uno lograba adoctrinan en el  otro como los casos más conocidos, Camus y Hyoga o Dohko y Shiryu, pero Mei era todo lo contrario a esa regla, era un joven entusiasta pero temeroso de su maestro, deseoso de demostrar sus habilidades a la vez pavoroso ante la idea de no cumplir con las expectativas de su institutor.


Milo entro a hurtadillas por el templo, pasándose entre los pilares de pie en un templo en ruinas ocasionado por las guerras pasadas y que aun su guardián no reconstruía, según este por estar muy ocupado. El cosmos de aquel discípulo se movía con velocidad de manera errante, al punto que el caballero de escorpio no podía imaginar o siquiera pensar una ruta de escape con la posibilidad más baja de ser visto, en un intento por ir a un lado el muchacho ya estaba en su camino y al moverse a otro lado ya se había movido.


Interrumpían Abrupta.


— Entonces un chico era más rápido que tú, algo nunca antes visto, pero siendo su maestro DeathMask no me sorprende.


— Espera a saber el resto de la historia.


De regreso a la historia…


Con movimientos tan erráticos de aquel caballero Milo no podía predecir cómo salir sin ser visto, tendría que esperar a que se calmara o mínimo gastara sus energías. Comenzó a ser presa de la desesperación al poco tiempo, el niño tenía una buena resistencia.


— Pasare igual — exclamo para sí decidido a salir de ahí enfadado, la casa de cáncer ya lo había entretenido bastante, la espera fue suficiente, sino se apresuraba los tres caballeros dorados acabarían regresando de su visita y encontrándolo en la huida.


Apenas dio unos pasos se dio cuenta de una verdad bastante interesante, algo por lo que había pasado por alto, había escuchado rumores en esos días mas no tenía certeza de la veracidad de aquello por estar encerrado en el templo. 


Ante sus ojos el discípulo de cáncer estaba muy ocupado en ese instante y lo estuvo antes y lo estaría hasta el regreso de su maestro, no estaba haciendo guardia, estaba cuidando a una bebé y no era cualquier, era la hija de DeathMask y Aphrodite.


— Una bebé — susurro ocultando una risilla que quería escapar.  El rumor de la existencia de esa pequeña entre los doce templos era algo que poco había escuchado y no viniendo de sus camaradas dorados sino de parte de los guardias que subían los doce templos.


— Ya Helena, mi maestro y el señor Aphrodite no han de tardar — exclamo nervioso el joven caballero de Coma de Berenice mientras se movía erráticamente en el templo, de un lado a otro, al parecer las altas velocidades o tele trasportarse eran del gusto de la pequeña, pero quedarse quieta en un solo sintió no lo era por lo que cuando sentía que estaba en un solo sitio, inmóvil, comenzaba a llorar.


— Si, tiene el carácter del cangrejo — susurro antes de volver a caminar rumbo a la salida.


Interrupción abrupta…


— Aphrodite y Deathmask tienen una hija — exclamo con sorpresa.


— Eso lo llamo celos — bromeo. —Cuando logré salir del santuario y agradecí a todos por su apoyo, con la ayuda de la telequinesis de Mu, Shaka me explico algo. Shun y Persephone la encontraron en el limbo un día camino a la salida del Hades, Shun acompaña a Shaka, DeathMask y Aphrodite hasta la colina del Yomotsu. Desde el primer día ella vive en Piscis con Aphrodite, no puede regresar al Hades cuando sus padres van de visita a Andrómeda, cosa que hacen a diario, ella queda al cuidado de Mei, le llamaron Helena. Se declaró el día de su nacimiento aquel en que llego al santuario, nació bajo el signo de cáncer.


 — Milo ¿Cómo crees que este todo en el santuario?


— Saga ha de querer matarme — respondió sonriendo en burla.


En el santuario la huida de Milo no había pasado desapercibida, la falencia de seguridad del santuario había sido notada y no sola por los caballeros dorados sino también por rangos inferiores, plata y bronce por igual.


 Todos, sin excepción, habían recibido una gran reprimenda de parte del patriarca Saga, era imperdonable que un caballero dorado saliera del santuario, en narices de todos, desobedeciendo una orden de la diosa y del sumo pontífice de permanecer en su templo hasta nuevo aviso.  El último grupo acababa de salir mirando con impotencia, no podían justificarse, nada habían visto, y las órdenes del patriarca eran absolutas, afortunadamente para ellos no había castigo como en el pasado, solo escuchar una larga charla, que en palabras del Pontífice unas cuantas horas al día escuchando un monologo sobre la seguridad del Santuario era suficiente.


En ese instante un nuevo grupo acababa de entrar, los caballeros dorados habían abandonado sus puestos para presentar sus respetos al patriarca y recibir ahora la reprimenda nuevamente sobre el escape, además de dar explicaciones por centésima vez o eso es lo que ellos pensaban.


— Patriarca — exclamaron todos arrodillándose ya cansados de esa rutina.


— Saga, es suficiente, se nos escapó — dijo Aioros con indignación. — No ha sido culpa de nadie, Milo seguramente tenia vigilado cada movimiento de todos y logro dar con el momento justo para escapar.


— Su cosmos sigue débil, podríamos esperar a que se recupere y buscarle, será más sencillo entonces — acoto Mu con serenidad.


—  No los he llamado para reprenderles y en efecto Mu, tienes razón, esperaremos que Milo recupere su cosmos para traerle de regreso — exclamo seriamente levantándose de su asiento. — Caballeros dorados, a pesar de la falla de seguridad causada por ustedes, hoy llega una buena noticia para nosotros, un regreso al santuario.


En ese mismo instante las puertas se abrieron de par en par, todos miraron hacia la entrada del templo del sumo pontífice y vieron brillar la armadura dorada cuyo portador se encontraba fuera del santuario desde hacía varios meses. Su armadura dorada brillaba de esplendor, llevaba su yelmo puesto impidiendo verle el rostro, pero su largo cabello negro sobresalía.


— Patriarca, he regresado de mi misión en Asgard.


— Lagartija  — dijo DeathMask en tono de burla.


— Shiryu — acoto con sorpresa el de Capricornio.


— Espero buenas noticias desde el norte, Libra.


— Las hay su excelencia — dijo con serenidad ante el recibimiento de sus camaradas dorados sacándose el yelmo. — La paz se encuentra instalada en el norte, no existen desertores entre los dioses guerreros, aun así, Hilda de polaris le ha dado permiso de ausencia de sus deberes a Syd de Mizard y su sombra Bud de Alcor, ambos se encuentran al cuidado de un par de bebés, gemelos hijos de la sombra de Z, y quien ha decidido no obedecer la tradición de asesinar a uno de los gemelos y criarlos a los dos, Hilda de Polaris acepto sin reparo.


— Eso deja entonces… — comenzó a contar DeathMask. — Diez guerreros para 7 zafiros ¿No?


— No son los únicos — acoto Libra. — Me disculpo por mi atrevimiento, pero en vista de los sucesos pasado y con permiso de la sacerdotisa Hilda de Polaris, he traído a Phenril de Aliohto como aliado, más el no cumple funciones como dios guerrero.


— Trajiste a un enemigo lagartija.


— No es un enemigo y considere su situación no debe ser tomada a la ligera, Phenril decidió seguirme, yo no lo obligue a venir conmigo ni a dejar de lado sus obligaciones como dios guerrero, fue su decisión.


— Sobran aun — continúo bromeando DeathMask.


— Cáncer, Silencio — grito el patriarca. — Bajo lo ocurrido, Libra, tu misión no será tomada como fallida, no ha sido descuido tuyo lo pasado. Cáncer ya que tienes tantos deseos de hablar, deberás poner al corriente a Libra sobre los sucesos ocurridos en el santuario en su ausencia.


— Patriarca, tengo que cuidar a Helena. — se excusó nervioso.


— No tardaras mucho entonces — sonrió con malicia.


— Se le prendió el malo otra vez — susurro DeathMask tragando saliva, viendo a Shiryu tomando su lugar como el primero en la fila del lado donde estaban Sagitario, Capricornio y Piscis.


— Por último y sin alargar más esta reunión, Shiryu te pido de manera clara que no uses la armadura de libra hasta nuevo aviso.


— ¿Por qué? — pregunto Shura dando un paso al frente para hablar por su compañero, quien miraba con asombro ante tal orden. — Tiene todo el derecho de usarla como nosotros.


— Ya hemos dispuesto una fecha para la sucesión— interrumpió la mandataria la reunión saliendo detrás de una larga cortina detrás del trono del patriarca. — Queremos que sea en un acto sencillo pero significativo para quienes tienen más que merecido su nuevo puesto, para ello Shiryu, aunque ya has tomado el cargo de caballero dorado de Libra queremos que seas parte del acto, junto con Seiya y los otros.


— Si — asintió sonriendo, comprendió todo apenas escuchar a su diosa.  De inmediato la armadura de libra le abandono para ir su caja de pandora, que esperaba sobre una repisa alta en la parte superior del templo junto a las demás cajas de pandora.


— Eso quiere decir que…


— Así es Aphrodite, afortunadamente pronto Shun junto a Ikki regresaran al santuario — le interrumpió mirando con amabilidad. — Y posiblemente Hyoga llegue con ellos.


— Esperamos que para el día de la sucesión todos los caballeros de bronce, plata y oro se encuentren en el santuario, merecen todos los honores por sus actos pasados, sus sacrificios y su dedicación — sentencio Saga —. Con esto la reunión ha terminado, todos regresen a sus templos a cumplir obligaciones— ordeno finalmente.


Un fuerte si se escuchó en el recinto y todos comenzaron el camino hacia abajo, sin más remedio DeathMask se acercó donde su nuevo camarada para poner al tanto de los últimos acontecimientos del santuario. En el camino la gran mayoría se aglomero para escuchar la dichosa charla, Shura con serias intenciones de golpear a Cáncer si este decía algo fuera de lugar.


— Están en Siberia — interrumpió Shiryu la explicación de DeathMask cuando este llego a relatar sobre el secuestro de Camus.


— ¿Cómo sabes eso?


— Ambos hermanos se entrenaron en Siberia, la región de los hielos eternos es reconocida por todo Asgard de igual modo como nosotros lo conocemos, no cualquiera puede estar ahí — explico manteniendo la mirada fija hacia adelante donde lo estaban esperando, en las escaleras sentado estaba el dios guerrero, mirando con una sonrisa de pocos amigos a los otros caballeros dorados que bajaba con Shiryu. — Son amigos Phenril — dijo con autoridad, recibiendo del otro un gruñido, por lo que Shiryu mirando resignado. — Es un poco reacio al contacto humano, solo confía en mí.


—Solo estas adivinando Lagartija


— No se llama Lagartija, se llama Dragón — dijo el dios guerrero con enfado.


— Phenril, hablamos de esto, no inicies un altercado.


— Debes ponerle una correa a tu perro, Lagartija.


— Te insulto


— Suficiente — interrumpió Aphrodite agarrando a DeathMask del cuello de la armadura. —  Helena nos espera en mi templo, andando, mucho gusto jovencito y disculpa a esté bocaza.


Todos rieron ante lo ocurrido, incluido Shiryu, aunque Phenril no entendía que estaba pasando. Pronto todos comenzaron a dispersarse, Shiryu seguía su camino hasta el séptimo templo, seguido de Phenril, hasta que se dio cuenta que Shura lo estaba siguiendo, ya habían pasado la casa del Escorpión Celestial cuando se percató.


— Shura ¿Ocurre algo?


— No, me alegra que estés de regreso.


— Dragon.


— Phenril, es un amigo…discúlpale Shura, él es


—  Por quien te jugarías— exclamo colocando su mano en el hombro del dios guerrero.


De regreso a Siberia oriental el clima no había cambiado en absoluto, la tormenta se había vuelto mas violenta y su intensidad parecía aumentar mientras pasaba el tiempo. No era para menos que todos los pobladores presintiendo el inclemente clima tiempo atrás se habían reabastecido para pasar una larga temporada sin salir de casas, al igual que las cabañas alrededor del pueblo.


El calor que emanaba de la chimenea mantenía amenamente a quienes se encontraban dentro de la cabaña. Celine estaba terminando de preparar la bandeja del almuerzo, aunque había tenido contratiempos, Isaac, el joven discípulo de su hermano había llegado y entrado por la puerta de enfrente de un solo golpe, rompiéndola, por lo que había tenido que hacer una puerta improvisada con los restos de la madera y algunos muebles para evitar que el calor se escapara.


Isaac no le había dicho mucho de su presencia, según sus palabras había sentido el cosmos debilitado de su maestro y pesando que se encontraba en peligro irrumpió para entrar a ayudarlo, pidió disculpas por su brusquedad y su accionar cientos de veces, tantas que Celine dejo de contar. Y desde que había irrumpido ayudo lo más que pudo con la puerta que había destruido en un solo ataque.


Su llegada a Siberia había sido algo premeditado, apenas Kanon leyó la carta de Kiki sobre la desaparición de Camus comenzó a buscar a su maestro, escapando de sus obligaciones junto con el resto de sus camaradas. Comenzó su búsqueda en Siberia, conocía aquellas estepas de hielo mejor que cualquiera, en su búsqueda se topó con Milo, quien también buscaba a Camus y su hermano, y así llego a encontrar la cabaña donde se encontraban los dos hermanos separados por los dioses.


Milo había ingeniado un plan algo apresurado, en sus palabras solo entraría al único cuarto que divisaba, agarraría a Camus y se irían al Santuario, Isaac solo debía distraer a Celine, y no muy de acuerdo con ello Isaac accedió. Entro dando un solo golpe a la puerta rompiéndola en el transcurso, encontrando al Apontropeo cocinando, Milo entro por la ventana de la habitación y solo tenía que distraer a Celine mientras Milo se encargaba de su maestro, pero ambos cosmos, débiles, nunca se movieron de la habitación.


— Llevare el almuerzo a Camus — dijo con seriedad, interrumpiéndole en sus pensamientos.


— Puedo llevárselo yo — le interrumpió.


— Si quieres ver a Camus, eres libre de hacerlo, no te detendré, eres su discípulo, como su hijo después de todo.


— Quiero hacerlo yo, por favor.


— Vamos juntos.


— No, espere — intento detenerle.


Celine decidió hacer caso omiso a las palabras del General de Marina, como Apotropeo él no era tonto, sabía perfectamente que alguien de cosmos débil había irrumpido en la habitación de su hermano, y supuso que seguramente todo había sido una treta del Kraken para llevarse a Camus de su lado, pero al parecer Camus se negó o había convencido al visitante de no salir. Al entrar a la habitación encontró una visión no muy agradable.


— ESCORPIO — grito tirando la bandeja con comida. — ¿Qué crees que estás haciendo?


Milo se encontraba en una posición comprometedora, su torso desnudo, sobre Camus besándolo apasionadamente en los labios, mientras el onceavo guardián se encontraba recostado en la cama boca arriba y solo con su ropa interior puesta.


— ¿Qué crees que hago hipócrita? Voy a hacer el amor a MI CAMUS — grito levantándose de la cama, sin demostrar pudor, dejando ver su cuerpo desnudo.


— Maldito degenerado, no vez que esta embarazado.


— Maestro — se tapó los ojos Isaac antes de entrar a la habitación. — Me alegra se encuentre con bien, señor Milo lo siento mucho no pude detenerle.


— Así que dejarías que este degenerado viole a mi hermano…


— Yo no violaría jamás a Camus, todo es con su consentimiento.


— Esto es violación.


—  Y lo que hiciste es secuestro.


— Esta mejor conmigo — gritaron los dos a la vez.


— BASTA LOS DOS — grito Camus.


— Maestro, no se exalte, debe estar tranquilo, por él bebe — irrumpió Isaac preocupado, ya no le importaba lo que viera.


— Basta, Isaac no debiste meterte en las locas ideas de Milo, hermano no es violación, quería hacerlo, Milo no fue secuestro yo quería venir a Siberia — dijo con autoridad logrando que todos se callaran. — Quiero quedarme aquí.


—  Ya escuchaste Escorpio, vete.


— Milo se queda — sentencio mirando con aquella mirada fría que lo caracterizaba.


— Ya escuchaste, ahora es mi turno de decirte Fuera de aquí.


— Yo me quedo.


— Dejen de gritar — exigió Isaac poniéndose firme entre el caballero dorado de Escorpio y el Apotropeo de la convalecencia. — Mi maestro no necesita está clase de situaciones.


— Isaac, ven acá — dijo Camus con calma, tomándolo del brazo y acercándolo donde él. — No nos escucharan, necesitan pelearse.


— Maestro — dijo con pesadez. — Si intentan hacerle daño los congelare.


— No lo dudo.


Isaac se sintió aliviado ante las palabras de su mentor antes de deviar la mirada a donde estaban discutiendo, casi gritándose el uno al otro, el caballero de Escorpio y el Apontropeo de la Convalencia. Como había dicho Camus ambos necesitaban gritarse el uno al otro, ninguno levantaba su puño en pos de golpear al otro, Milo no se atrevería y Celine mucho menos, era un sanador, por lo que solo era una acalorada discusión que el general de Marina enfriaría congelando a los dos si llegase a volverse más violenta.


Continuara

Notas finales:

Si llegaron hasta aqui muchas gracias por leer

Buenas noticias sobre este fanfiction: Ya estamos cerca del final,  solo adelantare no me gustan los numeros impares y este fanfiction se conviertira en el mas largo que he hecho hasta ahora

Gracias a todos quienes aun leen este fanfiction, los espero en los proximos capitulos

Besos y abrazos, nos leemos pronto


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